Estaba con mi hermano Saul en la chimenea muy felices por la navidad decorando el árbol, mi madre haciendo sus deliciosas galletas, y Juana y Tomás (los trabajadores de mansión desde antes de mi nacimiento) decorando la casa, era lo de todos los años, pero nunca creí que desde ese día mi vida comenzaría a cambiar. Tocaron la puerta y Juana fue a abrir.
Juana: pase Señor. (era mi padre)
Leonardo: Tomás ve y guarda mi auto en la cochera.
Tomás: si Señor (toma la llaves de las manos mi padre y se va)
Leonardo: (entra enojado a la sala) ¡Que es esto!
Sofia: (inocente) es el árbol de navidad para santa.
Leonardo: quita esto Juana.
Juana: (confundida) si Señor.
Sara: (entra a la sala porque escucho los gritos) ¿ Que pasa ?
Leonardo: ¡esto pasa! (señala el árbol y las decoraciones) no te dije que no quería volver a ver esto en mi casa.
Sara: creí que no hablabas en serio.
Leonardo: (gritando) ¡claro que hablo enserio! (toma a mi madre fuerte del brazo) tu debes obedecerme y respetarme soy tu esposo y el hombre de esta casa ¡ aquí se hace lo que yo diga!.
Sara: (asustada) Juana lleva a los niños arriba.
Saul: pero...
Leonardo: (interrumpe) obedece (suelta el brazo de mi madre).
Mire a mi hermano confundida y el me agarro de la mano y Juana nos llevo a mi cuarto y se quedo contándonos historias para calmarnos, pero se escuchaban los gritos de mis padres.
Leonardo: ya entendiste en esta casa no hay mas fiestas, ni decoración sin mi autorización, aquí ya se acabo la alegría (se refería a la muerte de mi abuela que había muerto hace 8 meses) ahora quita todo esto que no lo quiero ver. - Sube las escaleras y se va.
Desde ese día entendí que mi padre ya no era el mismo, pero aun lo amaba, era muy pequeña, solo tenia 4 años así que no podía saber ni ver la verdad detrás de todo lo que había pasado.