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Chapter 4 - CAPÍTULO 04

Estaba tan sumida en mis pensamientos, que tarde un poco en darle una respuesta, cuando reaccione mi respuesta fue muy clara y firme. —Te agradecería infinitamente que dejes de buscarme pareja. No necesito una relación en estos momentos…

Mientras hablaba, Marcos me regreso mi celular colocándolo en frente de mí, había logrado distinguir la notificación de que tenía un mensaje de WhatsApp nuevo, el mensaje era de un número desconocido y estaba en inglés. De momento solo lo ignoré, tenía un asunto de vida o muerte que atender.

Espera, espera, te juro que esta vez no es un imbécil como Óscar… Bueno, eso creo.

Solo pude verlo con cara de sorpresa. No sabía bien si se había vuelto loco e idiota o estaba fingiendo ser un loco idiota.

¿Qué? Espera, ¿hablas en serio? No puedo creer que hables en serio, debe ser una de tus putas bromas. Lo que menos necesito son problemas de a gratis… Otra vez.

Hablo en serio, princesa. Créeme que dude mucho en preguntarte algo como esto, y principalmente por lo que sucedió hace cuatro años…

¿Y entonces?

¡¿Realmente no has notado nada fuera de lo normal durante tooodo este tiempo?!

¿Y a ti se te olvida con quién estás hablando?

Ok, en eso tienes razón.— Soltó un suspiro, tomo asiento y comenzó y servirse un trago. —Aunque, ¡Todo es tan obvio! Tan obvio como ver que ya no hay casi nadie en el bar, que somos uno de los pocos grupitos que queda en un establecimiento que permanece abierto toda la noche, como para echarle la culpa a la hora, en una de las zonas más transitadas de todo San Miguel de Allende. Tal vez si prestaras un poco más de atención a tu alrededor…

Ese pequeño detalle no lo había tomado en cuenta. Al mirar alrededor solo pude notar a una pareja dispuesta a marcharse, solo estaban a la espera de la cuenta para pagar y retirarse. Justo al lado, un grupito que aún no terminaba de consumir, pero que seguramente ya no tardarían en retirarse del lugar. La parte superior del sitio ya estaba completamente vacía y donde nosotros nos encontrábamos también ya estaba sin gente. Nuestra mesa era la única ocupada.

¡Espera, eso no es justo!— Paris ya nos había puesto al tanto, y nos había explicado que mientras no dejáramos de consumir, no tendríamos ningún problema por quedarnos toda la noche, aunque no queríamos vernos encajosos, y logramos pagarle un aproximado. —Pero no pienso regalar mi dinero, ahorita me arreglo con ellos…

Estaba a punto de ir a echarle pleito a Paris y a su padre, cuando de la nada Mark me obligo a sentarme de nuevo. El sentón me había dolido bastante, pero a él no parecía importarle.

A ver, en primera; no, no nos van a correr del lugar, y yo que tú mejor ni abría la boca, el señor no nos cobró tanto por la "reservación". En segunda, ¿Recuerdas que hace medio año hablábamos y fantaseábamos con conocer a nuestros artistas favoritos?

Sí, ese día nos habíamos pasado de tragos.— Me empecé a reír, había sido algo divertido, más porque era algo que realmente no existía. Nos habíamos puesto a tomar desde la tarde, y para la noche ya no podíamos más, empezado a idealizar a una pareja perfecta y sin defectos.

Tome un vaso y lo llene de refresco, brindando a lo lejos con los muchachos.

¿Solo eso, en serio?

¡¿Qué?! Ese día no hicimos nada más, solo nos quedamos tomando, hablando del hombre perfecto y de la vida perfecta, y al final caímos rendidos y nos quedamos durmiendo en tu casa hasta el otro día.

Ok, sí, pero dentro de toda esa conversación y planificación, mencionaste a alguien. Alguien que a tus ojos consideras el hombre perfecto, por quien lo darías todo. Por quien harías lo que fuera con tal de verlo feliz.

Estaba a punto de tomar un trago, cuando lo menciono a él, podía sentir como empezaba a hervirme la sangre, y estaba segura de que mi rostro empezaba a delatarme. Me quedé en pausa por un momento, y luego solo me ataque de la risa por los nervios.

¡Oh por Dios! ¿En serio te acuerdas de todo eso? Y yo que tenía la idea de que te habías quedado dormido antes que yo. Pero que poca madre tienes, me ignoraste mientras te estaba contando mis penas.

No, no te estaba ignorando, y realmente me quede dormido…

¡A chinga!, pero…

¡Peeeero! No recordaba que tenía una cámara activa esa noche. La estaba probando y la dejé encendida. Al revisar lo que había grabado…— Mark hizo una pausa y antes de continuar me dio un golpe algo fuerte en la frente usando la palma de su mano.

¡Oye!

Calla, qué derecho a quejarte no tienes. ¿O sí?

En cierta forma tenía razón, aquella noche cuando me di cuenta de que se había quedado dormido sobre la mesa intente de cualquier forma despertarlo, primero lo había empezado a zangolotear, luego empecé a hablarle con más fuerza, y al final, lo levante de los cabellos y lo deje azotar sobre la mesa, pero nada funcionaba.

Lo más gracioso de aquella noche, fue el chichón que se le había formado en la frente debido al golpe. Intentaba con todas mis fuerzas no burlarme de nuevo, pero me era imposible.

Lo que hace el alcohol. Vale, tienes razón, me lo merecía por todo lo que te hice. Lo siento. Pero aún no entiendo a donde va todo esto.

Bueno, digamos que, realmente, algunos sueños pueden llegar a cumplirse, de la forma más inesperada…

Si los sueños se hicieran realidad, Dios ya me habría mandado un billón de dólares, así me olvidaría de trabajar, de mis deudas y sería muy, muy, pero muy feliz… ¡Ese es mi mayor sueño!

¿Puedes dejar tus pendejadas para luego? Con esa forma de hablar vas a espantar a cualquiera. En serio, a veces dudo que estés soltera por voluntad propia.

¡JA! Si eso fuera cierto ¿Por qué ustedes aún siguen conmigo?

¡Hablo de una pareja!— Marcos me dio un pequeño zapé, y antes de lograr terminar de hablar, Héctor llego corriendo y de golpe tiro de mi brazo para ir a la pista de baile, sin darle la más mínima oportunidad a Marcos de reaccionar.

Por más que le daba vueltas al asunto, no lograba encontrar algún tipo de respuesta a su extraña actitud. Tal vez andaba sentimental aquella noche y solo necesitaba desahogarse con alguien. Trate de disfrutar del resto de la noche, hasta que de nuevo volví a sentir aquella extraña sensación. La mirada persistente de una persona.

Quien diría que aquella noche cambiaría por completo mi vida.