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Chapter 4 - Cap. 3: Por supuesto, tengo poderes únicos.

Desperté en completa oscuridad, con el cuerpo tremendamente dolorido, notando cómo me chillaba cada una de las células de mi piel. Un aroma suave a flores, a tierra húmeda y a plantas aromáticas que apenas podía reconocer me acompañaban en la oscuridad, mientras en la lejanía algunos pájaros conversaban en la distancia. ¿Se estarían riendo de mí?

Cerca de mi lecho notaba un ligero movimiento, unos pies livianos caminando suavemente arriba y abajo, movían el aire suavemente al pasar.

Me palpé lentamente y vi que mis ropas habían cambiado a unas ligeras y suaves, probablemente seda. Mi rostro lo cubría en parte unas vendas del mismo material.

Tentando a la oscuridad, estiré mi brazo en busca de algo que me ayudase a incorporarme y encontré lo que parecía un mango de madera pulida. Al usarlo para incorporarme el agarre cedió un poco y algo emitió un gemido de sorpresa.

-¿Shaena? ¿Eres tú?

-N...No señor, soy... Soy Dandel. -Su voz sonaba suave y profunda, con una entonación más solemne de lo que correspondía a su timidez.

-¿Dónde estoy?

-En... En el bosque de Vasarde, concretamente en un pequeño asentamiento llamado Vaerned... Señor. - Decía cada palabra como si no supiera si podía compartir esa información o no.

-¿Y mi compañera? -dije mientras intenté quitarme las vendas que me cubrían los ojos.

-¡Ah! ¡No hagas eso! Te quedarás ciego si el bálsamo que te he puesto toca la luz del sol... Tus amigas están esperando cerca de aquí. Las llamaré. - «¿En plural? Extraño»

-Una pregunta, lo que he usado para incorporarme...

-Hmmm, era parte de mi cornamenta, señor. Soy una dríade. -Su tono fue ligeramente más grave ¿Supongo que por vergüenza? Era difícil entender su estado de ánimo sin verle el rostro. Tal vez volví a hacer algo socialmente indebido... , «¿Tiene este mundo el peor chiste recurrente de la historia?»

* * *

Me ayudó a levantarme y me guió de la mano en un silencio interrumpido ocasionalmente por su voz susurrándome dónde había un escalón o un tronco caído.

Su tacto era extraño, como si un manojo de ramas hubiera cobrado vida y se aferrase a mí. Aún así, me tocaba con delicadeza, aunque no sabría decir si por vergüenza o por miedo a clavarme alguna astilla.

-Baja... Baja la cabeza un poco, vamos a pasar por un arco. - cuando pasamos el sonido de los pájaros se quedó al fondo. El suelo parecía madera tratada, así que puede que hubiéramos entrado en una casa o algo similar.

-¡Tesoro! ¡Estás vivo! - la voz de Ziev retumbó con felicidad por la sala y antes de procesar nada de lo que estaba pasando un abrazo que más bien podía ser llamado placaje me hizo trastabillar, en silencio, la mano de Dandel me agarró con firmeza para tirar de mí si fuera necesario. - Shaena ha ido a hablar con la líder de las dríades, ¿qué tal te encuentras?

-Ziev, ¿Qué haces aquí? Lo último que recuerdo es que estábamos peleando en el camino.

-Ah... Sí, bueno, al parecer cuando te lanzaste delante de mi llamarada para salvar a Shaena te desmayaste. -Al decir eso debió notar mi dolor, o mis vendajes, así que me soltó y se apretó contra mi brazo -. Decir desmayarse es poco. Prácticamente te calciné. Decidí traerte aquí volando, pues sé que las dríades tienen capacidades curativas y me debían un favor.

Retomamos el camino hasta lo que parecía un banco de madera, donde me ayudaron a sentarme.

-¿Y Shaena? ¿Por qué decidiste unirte a nosotros?

-¡Esa elfa! -siseó.- Tras ver tu poderío aguantando mi llamarada y tu valentía decidí que mi tesoro serías tú, ¡pero ella se empeñó en venir también para ver si estabas bien, y no tenía tiempo para discutir o retomar nuestra pelea!

Al fondo de la sala escuché unos pasos y a Shaena gritar con felicidad "¡Demonio!". Sus pasos aceleraron hasta mí pero evitó tocar mi maltrecho cuerpo.

-¿Cómo estás? He estado hablando con Protea, la líder de este asentamiento. Quiere verte... - Había un tono de preocupación en su voz.

-¿Ahora?

-Ahora, sí.

-Pues si me guías...

Dandel y Ziev me ayudaron a levantarme otra vez y me guiaron de nuevo. El silencio era tenso... demasiado tenso.

Volvimos por dónde había aparecido Shaena y unos minutos después cruzamos una puerta.

* * *

-¡El heraldo ha despertado! -Una voz de mujer desconocida pero imponente se hizo notar por encima del resto de sonidos- haced que se siente, haced que se siente... ¿Sabes por qué estás aquí, muchacho?

-Porque aquí Ziev casi me convierte en un pollo asado. -Quería haber respondido "porque soy el protagonista, así que todo me tiene que pasar a mí", pero me contuve.

-Eso es sólo una parte, heraldo... ¿Qué sabes sobre la magia?

-Muy poco, si te soy sincero. - «Ah, aquí viene toda la información sobre el sistema mágico, ya verás»

-Bien... Por lo general los humanos no saben hacer magia, o está limitado a cuatro movimientos básicos para el día a día. Sencillamente, les cuesta mucho. ¿Sabes por qué Ziev no te destruyó? -Siguió hablando antes de que pudiera decir "no" - porque conjuraste un escudo de viento que disipó gran parte de la bocanada de fuego que te debería haber volatilizado. Y verás, que un joven humano de tu edad sepa lanzar conjuros a ese nivel es raro, pero además que sepa usar el viento... ¡Es más raro aún! -Parecía más emocionada que yo.

-¿Por qué es tan especial?

-De verdad que no sabes nada, ¿eh? -Oí suspirar a Shaena con desaprobación «perdóname, pero me caí en un río literalmente hace dos días y desde entonces sólo me he llevado palizas» -. Los elementos se aprenden y controlan por separado. Feur, Acua, Plantae, Vita... Y cada elemento tiene sus pros y sus contras. El principal problema de Vento es que sirve un poco para todo, pero no tiene un elemento especializado, así que no puedes ir "más allá". -debió ver mi cara de idiota porque se apresuró a explicar:- Cada elemento posee una especialización. Feur, el fuego, puede acabar condensándose en magma. Acua tiene el hielo como especialización, donde tu amiga destaca por su especie... Las únicas excepciones a esto son Vita y Morte, que se complementan y excluyen entre si y Vento, que o no tiene o nunca se ha descubierto.

-O sea, ¿que tengo afinidad a una magia en desuso, desconocida e inútil?

-¡No, no, no! Todo lo contrario. Verás: muchas cosas del día a día puedes realizarlas con diversos elementos, y en eso Vento es la más versátil de todas. Sólo... Tienes que ser imaginativo. Y registrar todos los avances, por si algún día eres el que descubre su especialización.

-Entiendo... ¿Y por qué me estás contando todo esto? - «¿alguna misión estúpida, verdad?»

-Cuando dispersaste el fuego con tu escudo de viento, el bosque casi se prende fuego. -Lo dijo con cierta inquina y noté a Ziev temblando ligeramente en mi brazo- Las dríades estamos muy ligadas a nuestro bosque y rápidamente subsanamos el estropicio. Lo cual nos deja en paz de favores con Zievypharrynth... Pero no contigo. Ya que te hemos acogido, cuidado y sanado, te queremos pedir un favor a cambio.

-Usted dirá.

-Queremos que nos ayudes a replantar y esparcir semillas usando tus poderes de viento. Así de paso te enseñaré las nociones básicas de la magia. Serás nuestro Heraldo de las Cosechas, un cargo honorífico pero vitalicio.

-Trato hecho, aunque quisiera pedir otra cosa.

-Dime, heraldo.

-Si la medicina que me han untado para las heridas es tan potente como para curar quemaduras graves, quiero llevarme más, puede ser útil en nuestros viajes. -Según dije eso la mano de Dandel se aferró a mí con fuerza, y tras otro silencio incómodo, escuché la respuesta.

-Está bien. Ayúdanos con la tarea que te hemos encomendado y ya negociaremos lo demás. -Su voz había pasado a tener un semblante duro, aunque no supe por qué.

* * *