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Chapter 4 - CAPITULO 3 - EL REY SONRIENTE

Lo vio todo… no solo lo vio, lo escucho, una persona que estaba algo lejos de la multitud había presenciado de ambas maneras dicho encuentro.

"Increíble… impactante… asombroso… NO, era eso y mas" pensó aquella persona quien estaba encapuchado, emocionado e impaciente, en verdad esa persona cual por los gritos que escuchaba de las personas amontonadas en masa se llamaba Zoul, era en verdad bastante fuerte, y sabía perfectamente que aquella persona muy apenas y fue en serio.

—ahora si estoy ansioso por pelear. – repitió en voz baja la persona encapuchada deduciendo de inmediato que Zoul estaba en Treisol por la misma razon que él.

El encapuchado ya no tenía más que hacer en el lugar, pues en su cabeza tenía lo necesario para analizar diferente patrones de combate en contra de los movimientos que vio.

comenzó a alejarse de la gente que aún estaba amontonada para poder irse por una calle en cruz que estaba a su izquierda, a punto de llegar a la división entre calles escucharía un llamado que en verdad no lo quería escuchar,

—¡HEY JEZIHAL!, ¡AL FIN LO ENCONTRAMOS!

Dos personas hablaron desde atrás, hablándole directamente al encapuchado quien no volteo debido a que reconoció las voces y era de hecho la razon del porque esconde su rostro en una capucha.

Ambos sujetos fueron en dirección al nombrado Jezihal, cual seguía sin voltear.

—Mi señor. – dijo uno de los hombres prosiguiendo a hacer una sutil reverencia donde agachaban un poco la cabeza con su brazo en el pecho.

—Lo estuvimos buscando por gran parte de Treisol, pensamos que lo habían secuestrado o inclusive peor. – expreso el otro hombre.

—eh… disculpen joven- ¡agh!, de que me sirve fingir ser un anciano, ustedes ya se saben ese truco. – expreso el encapuchado… quien en un acto de enojo hizo su capucha hacia atrás revelando su rostro… cual rostro dejaría asombrados a las personas cercanas, pues bien Jezihal era algo conocido, cabello rubio largo y alborotado que le llegaba hasta sus hombros, ojos rojos como los de una escarlata, y unos colmillos tan afilados que sobresalían un poco de su boca como los de un oso, ese era Jezihal.

—ese truco y otros más mi señor.

—señor, ¿porque huyo?, solo lo estamos cuidando.

Jezihal comenzó a notar a las personas su alrededor susurrándose entre ellos, después del paso de unos cuantos segundos exhalo fuertemente para dejar escapar el aire por su nariz mostrando su enojo.

—Tulivar, Kateniar, chicos, aprecio su ayuda, pero pido dos cosas.

—dígalas, mi señor. – enuncio Tulivar.

—Si… no me digan señor, sé que nuestra orden los nombro mis escuderos reales, pero no necesitan decirme "mi señor", nos conocemos desde que tenemos memoria chicos.

—p-pero mi-

—¿eh?

—está bien mi-… está bien Jezihal.

—y cual es a segunda cosa que nos quiere pedir mi re- Jezihal. – preguntaría esta vez Kateniar.

—si… ¿pudiesen dejarme un rato solo?

—NO – dijeron ambos guardianes al mismo tiempo.

—hey, pero les recuerdo que soy su re-

—si, es nuestro rey, pero la orden nos pidió que de ser necesario diéramos nuestra vida por su bienestar, y para lograr eso necesitamos estar con usted.

—…ósea… ¿Qué no me deja-

—NO.

—agh… al menos lo intente… ¿mh?, pero que es eso.

—¿Qué?, ¿sucede algo mi se- Jezihal?

—¡Mh!, ¡Un francotirador!

Jezihal gritaría fuertemente, grito y palabras que alarmaron a los dos guardianes presentes junto a las personas que estaban a su alrededor.

—¡Donde!

—¡cúbrase mi señor!

Jezihal entonces aprovecho que no estaba siendo visto para volverse a poner su capucha y…

—¡Donde estas bastardo!, ¡baja y pon cara! – exclamaba Kateniar a los aires.

—Kateniar…

—¿Qué sucede Tulivar?

—Kateniar… no hay francotirador.

—¿Qué?

—No hay, no existe, fue una distracción de Jezihal…

—¿y como sabes eso?

—bueno… ¿será por la razon de que se ha ido?

—…

—…

Mientras tanto con Jezihal, él ya estaba lo suficientemente lejos de esos dos como para dejar de correr, sabía que tenía que irse una larga distancia, pues sus guardianes, aunque no lo pareciesen por las armaduras que traían, eran bastante rápidos, y lo podrían encontrar en el momento menos esperado, como hace unos momentos.

—uff… lo siento chicos, pero necesito estar un rato a solas… además, necesito memorizarme los movimientos de aquel sujeto llamado Zoul, aunque probablemente, no sean todos sus movimientos que el tenga, pero si los perfecciono quizás… a quien engaño, ni siquiera se si estará en ese tal torneo… meh, soñar no cuesta nada. – todo eso lo dijo Jezihal en voz baja sin que nadie lo lograra escuchar.

Paro por un momento de pensar en las cosas que habían pasado y las que podían pasar para al fin poder enfocarse en lo que quería… las personas.

Es algo complicado, digamos que Taldenur, reino donde proviene Jezihal, no ha estado ubicado en un mismo lugar, no hasta hace unos 7 años, y esto se debe a que el primer lugar donde estaba ubicado Taldenur fue el objetivo de muchos ejércitos con ideales fascistas que querían conquistar e reino, o simplemente inmensas cantidades de ladrones y bandidos que querían simplemente ver arder todo, y así fue, la infancia de Jezihal no fue la mas linda, y no podía siempre ver a su gente feliz, si no es que nunca lo fue, pues desde que tiene memoria estaban en cambio constantemente… hasta hace 7 años, que gracias a un poderosa e increíble nueva defensa lograrían poner un alto a todos los bandidos que querían acabar con los Talderianos.

Así que… para Jezihal, ver a niños correr mientras jugaban tranquilamente, familias pasando el rato, comercios simples y amistosos, y amigos pasando el rato, era algo que lo tranquilizaba bastante.

La vida que siempre soñó para su gente.

"¡DEJEN A MI HIJO POR FAVOR!"

"¡DEJEN A LOS PEQUEÑOS, NO SBEN NI SIQUIERA LO QUE ESTA PASANDO!"

"¡JEZIHAL!"

"¡MAMA NO ME DEJES!, ¡MAMA!"

—MAMA… ¿eh? – Jezihal no se dio cuenta, pero al estar tan calmado se quedaría profundamente dormido sentado en la orilla de una fuente durante unos 3 minutos aproximadamente.

Nada había cambiado, todo seguía igual poco antes de que cayera dormido, en fin, decidió quedarse unos cuantos minutos mas observando a la gente pasando el rato.

Después de aproximadamente 10 minutos, el rubio se levantaría de la orilla de la fuente para comenzar a caminar, ¿A dónde?, pues a decir verdad en su cabeza no tenía ningún lugar en mente, al menos no por ahora, mientras tanto solo sentía que debía de caminar.

Y así fue, camino durante un largo rato, cruzando una de las tantas calles que como se dijo, son en cruz, era interesante que pareciesen que no tenían limite, o bueno, eso hasta que llegaba un punto donde comenzaba a subir la altura, pues es cuando se llegaba al palacio real. Pero ese no era el lugar donde quería ir a dar el rubio, no ahora, no aun…

En fin, el lo prefería así, se sentía muy en calma a pesar del ruido de los niños jugando, de los comerciantes hablando en voz alta, de los amigos charlando como si no hubiese un mañana, en fin… era música para los oídos de Jezihal, quien solo tenia una gran sonrisa en su rostro mientras se imaginaba a su gente de esa manera.

Y su camino hubiera sido el mismo… pero en todo mar de paz y tranquilidad, tiene que estar su punto amargo, y Jezihal lo había encontrado.

—¡VAMOS QUIEN ES EL SIGUIENTE!, ¡SOLO EL MAS FUERTE PUEDE HACERLO!

El joven rey escucho esas palabras atentamente, "solo el mas fuerte", nadie quien este libre de ego y arrogancia diría eso, no debería de haber ese tipo de personas en Treisol.

Jezihal giro hacia el lugar donde provinieron esas palabras, y en efecto, había muchísima gente reunida, no tanta como la ola de personas que vio con anterioridad, ni de lejos se podían comparar, pero si era una cifra considerable de gente que estaba reunida. Entre murmullos el rubio escucho: "WOW; ese tipo es muy grande", "¿Grande?, olvídate de eso, sus músculos", "pff, ninguna de las dos, miren la fuerza que tienen para levantar esa cosa y arrojarla al aire como si na-

Entonces miraría hacia arriba, y vio como una gran bola hecha a base de tenial (metal) era arrojada como si de una pequeña piedra se tratase, entonces, Jezihal comenzó a deducir de que se trataba todo esto.

Ahora motivado, tomo la decisión de poner cara, no sin antes decirse una palabras a ti mismo.

"…soy fuerte… lo sé desde que nací, pero no por ser fuerte, significa ser el más fuerte, porque nadie es el más fuerte, pues la fuerza no se consigue sola, si quieres ser más fuerte, debes crearla por ti mismo, y si ya la tienes, mejorarla, y, aun así, seguiré sin ser el más fuerte, porque nadie es el más fuerte…"

Dicho esas palabras en voz para sí mismo mientras se acercaba lentamente a la pequeña multitud, para así mezclarse.

Al mover unas cuantas personas y llegar al frente, lo vio, debía admitir que tenía mucha masa muscular, era un tipo alto, robusto, con una interesante barba, unas cuantas partes de una armadura que cubrían sus piernas, pero nada que cubriera su torso y brazos, en si, era un presumido.

—vamos gente de Treisol, he oído a muchas personas de afuera que ustedes son el reino más fuerte, que su ejército se conforma por los Treisolianos y Treisolianas más fuerte de todos, eso sin mencionar que también decían que eran los más fuertes tratándose en general, además, si logran hacerlo, se ganaran todo este oro que está en mis pies.

El tipo claramente estaba tratando de burlarse de los Treisolianos que eran prácticamente el 96% de las personas que estaban amontonadas, y con respecto al oro, si, lo es, estaba entre sus pies, parecía ser que esto era una simple estafa.

—¡yo lo hare!, te voy a demostrar que los Treisolianos podemos hacer eso y más.

—alto ahí Treisoliano, antes de que actúes, déjame mostrarte lo que tienes que hacer antes… te lo dejare fácil, no la lances, te podrías lastimar al intentar atraparla… o lanzarla, en fin, solo la tienes que empujar en círculos alrededor de mi, si lo logras en menos de un minuto, te llevaras el oro que ves en mis pies, no debería de ser difícil para un Treisoliano.

—¡ya lo veras!, en verdad no fue la mejor decisión poner todo ese oro en juego, pues será mío…

El sujeto entro al área del "juego", si es que así se le podía llamar, era un Treisoliano más, un poco robusto, tal vez eso le dé una ventaja.

—bien, ¿estas listos?

—desde que vi de que se trataba sé que esto será fácil.

—bien… comienza… ¡YA!

El Treisoliano junto todas sus fuerzas para impulsarse de lleno a aquella bola de tenial puro.

Muchos pensarían que la empujaría, pero no fue nada de eso, el Treisoliano salió volando por la fuerza del impacto, quien miraba atónito lo que acababa de suceder.

—p-pero como es que…

—¡JA!, ¡JA!, ¡JA!, ¡JA!, Vamos Treisoliano, no me digas que no puedes mover una simple bola de tenial.

—gh- gh- ¡claro que no!

Entonces volvió a abalanzarse contra la bola, esta vez evitando que saliera volando, ahora solo quedaba moverla, solo había una cuestión… no era tan fácil como pensaba, la intento empujar con todas sus fuerzas concentradas en sus piernas, pero ni con todos los trucos que tuviese pudo moverla, apenas y si quiera un centímetro.

—¡BANG!, el tiempo se agotó, vamos Treisoliano, dime que por lo menos lo intentaste.

diría aquel sujeto robusto con una sonrisa burlona en su rostro.

El Treisoliano solo se resignó a decir otra palabra, y se comenzaría a retirar.

Las personas alrededor pensaban que no logro mover aquella bola porque simplemente era débil y un simple hablador…

"avaricia"

Pero para cierto rey encapuchado no era eso, sino algo más complicado, verán, aquel Treisoliano tenía algo de fuerza, pero si intentas hacer algo que solo será para tu beneficio la fuerza que esperas nunca llegara, y así fue, el Treisoliano no iba ni a defender a su gente, solo quería el oro, aquí, la avaricia había ganado.

—Vamos, quien más quiere intentarlo, ¡sé que quieren!, ¡vamos!

Jezihal estaba decidido a ponerle fin a esto, pero alguien intervino otra vez en sus planes

—¡YO LO HARE!

Era un pequeño… algo peculiar, una breve explicación antes de continuar, muchos de los animales que existieron hace miles de cientos de años evolucionaron, o al menos algunos lo hicieron, teniendo un cuerpo más humano que nada, a estos seres se les conocía como los Klutsas, aunque nunca se les vio como un error, había algún reino que otro que simplemente en vez de verlos como un error, los veía como una creación del mal antiguo… cual no era cierto, solo querían esconder su odio sin sentido contra esa gente.

—mh… y a ti quien rayos te dijo que podía pasar a estas tierras.

Y lamentablemente, aquel tipo robusto, venia de uno de esos reinos con ideales algo turbios.

—¡CALLATE!, tu aquí no tienes poder sobre nosotros, tu aquí no puedes hacernos algo.

—como si quisiera dejarte mordiendo el polvo otra vez… literalmente.

—¡LO HARE SI ES NECESARIO!, con tal de recuperar ese oro que no te pertenece.

Las personas comenzaron a murmurarse entre sí, pues al parecer aquel oro que estaba en los pies del sujeto robusto le pertenece a aquel joven.

—si me a sincero contigo, siento que ustedes ni siquiera deberían de tener acceso a vivir, un mal creado por el primer mal, simplemente con eso basta.

—¡A MI ME IMPORTA UN FELO (palabra que se usa para insultar en estas nuevas civilizaciones) TUS ESTUPIDOS PENSAMIENTOS CONTRA MI RAZA!, lo que si me importa es que regreses ese oro a quien le pertenece.

—mh… no lo se.

—competiré con esa maldita bola si te apetece…

—…mh… si, bueno… Nah.

El sujeto robusto se movería rápidamente para dar un golpe de lleno en el rostro de aquel joven.

—Espero y te quedes esta vez dormido para siempre.

—gh, gh… d-devuelve ese o-oro… – exclamaría el joven aun en el suelo sin siquiera poder levantarse.

—que jovencito tan insistente.

El tipo robusto estaba acercándose al joven Klutso, y Jezihal actuaria eta vez sin pensarlo, pero nuevamente, alguien se metió en su camino.

—¡ESPERA!, ¡DEJALO EN PAZ POR FAVOR!

Un chica de la misma raza se interpuso en el camino del sujeto robusto y el Klutso, esta era notablemente una Klutso femenina, por el largo cabello, y su busto.

Y algo que resalto en ella que notaron todas las personas alrededor que se hacían mas cada vez, y el rey, fue que ella estaba llorando sin mostrar signos de parar.

—por favor… déjelo en paz, lo perdimos de vista un momento y se había ido, es solo un niño que no puede admitir que… que…

—h-hermana… no lo d-digas….

—que usted ahora es el nuevo dueño de ese oro.

—mh…

—se lo imploro, por favor, perdónele la vida…

—…de acuerdo, porque no, hagamos un trato… mueve esa bola de tenial, y lo dejare vivir.

Todos alrededor quedaron impactados, ¿acaso aquel sujeto está poniendo la vida de una persona en juego?, por lo que uno que otro Treisoliano se separó de la multitud para ir a avisarles a los oficiales reales más cercanos.

Jezihal por su parte, tenía que ver esto, y ver a que punto podía llegar el amor por alguien de tu propia sangre, por alguien con el que creciste, por una vida de un familiar…

—Italtzi, no hagas esto y vete, yo vine por mi cuenta y tú sabes porque lo hice, ahora ve-

La Klutso femenina tomo de los hombros a su hermano para volverlo a poner en el suelo, y empujarlo hasta donde estaban las demás personas, más exactamente, delante de Jezihal.

—s-sé que es mucho pedir, p-pero… ¿podían cuidar de el un momento?

Los Treisolianos comenzaron a apartar la mirada con pena, pues tenían miedo de salir lastimados, todos menos el aun encapuchado.

—Yo lo hare, estará bien. – diría Jezihal mientras sujetaba de los hombros al Klutso.

—s-se lo agradezco mucho, e-en serio.

—no hay nada que agradecer, ahora ve, que ese engreído esta impaciente porque muevas esa bola, y aquí entre nos, tengo fe en que lo harás.

La chica quien aún no se podía ver su rostro por completo debido a un capucha solo sonrió ante el apoyo inesperado, a punto de retirarse, fue sujetada del brazo por el joven que estaba comenzando a llorar.

—hermana… por favor no vayas.

Ella solo quito el brazo de su hermano gentilmente para después dedicarle unas palabras.

—eres mi hermano, y que no haría por mi hermano… todo estará bien, Kalitza.

así Italtzi se retiraría al área del "juego", estando delante del sujeto robusto.

—¿todo listo?, pensé que sería una táctica sucia para huir.

—déjeme decirle algo de nosotros, los Klutsas podremos ser poco estratégicos, algo despistados, testarudos, tercos…pero si hay una vida de alguno de nosotros en riesgo, siempre damos la cara, y siempre será con honor.

Así la joven comenzaría a quitarse la capucha revelando su rostro, un hocico de los viejos y antiguos leones, pero fuera de eso, todo lo demás era humano, ya sea por los ojos, orejas, y cuello, y obviamente el cabello que ya se había visto antes, se pensaría que debería de ser rojo, pero en realidad era blanco, después se quitaría el resto de la capucha que ocultaba su cuerpo, revelando un traje negro hecho para ajustarse, con algunos detalles hechos a base de tenial, al igual que una peculiar cola.

—información que olvidare en… ya, no viniste aquí a hablarme de sus costumbres, viniste aquí a mover esta bola de tenial, ¿no?, y por si acaso, debo recordarte que la vida del jovencito está en juego

—eso ya lo tengo en mente.

La chica se estaba comenzando a estirar para no tener lesiones después de esto.

Mientras que, con el muchacho, estaba haciendo lo posible por que Jezihal lo soltara.

—¡idiota!, suéltame ya, te advierto que saldrás lastimado.

—primero, estas muy débil como para poder si quiera lanzar un golpe, segundo dudo mucho que puedas hacerme daño, y tercero, bebe esto.

Jezihal le extendió una pequeña botella hacia el muchacho, quien solo pregunto.

—¿Qué rayos es esto?, ¿veneno?

—para nada, es Yulaj, lo has de conocer, sirve para tratar heridas desde externas hasta internas, además de que alguna manera te hace sentir mejor emocionalmente.

el chico volteo hacia arriba, y se topó con el rostro del encapuchado, o bueno, una parte, apenas y noto la sonrisa que le estaba dando, por lo que con más calma y seguridad tomo aquella botella para beberse el líquido que tenía dentro, a decir verdad, no sabía nada mal.

Jezihal lo volteo a ver una vez más, y ahora la botella estaba vacía pero el muchacho seguía con su mirada de preocupación por su hermana, y el en estos momentos solo podía consolarlo.

—…ella estará bien.

—¿Qué?

—que estará bien, no tienes porque tienes porque preocuparte… solo ten fe.

El muchacho entonces después de un cruce rápido de miradas con el encapuchado volvería a ver a su hermana ahora con una mirada un poco más neutral, aunque seguía estando preocupado por el bienestar de su hermana.

—puedes comenzar cuando tú quieras, no te voy a presionar…

—…

Todos estaban en silencio esperando lo que fuera a pasar, ya sea bueno o malo.

Y entonces Italtzi actuó.

Llego de lleno contra la bola de tenial puro, la sorpresa fue grande cuando no fue sacada volando en su primer intento, ahora lo importante era moverla.

El sujeto robusto noto algo que no le gusto para nada, y fue que la Klutso había logrado mover un poco la bola con ese primer impacto de lleno, así que haría un acto de cobardía, pero que en definitiva sería un beneficio para él.

Se acerco a la oreja de la Klutso para decirle lo siguiente.

—sabes, veo que se te está complicando esto, siempre puedes rendirte, no hay deshonra en eso…

—tal vez no haya deshonra... pero es la vida de mi hermano… ¡LA QUE ESTA EN JUEGO!

Italtzi aumento su fuerza de manera impresionante, y para desgracia del sujeto robusto, la Klutso había logrado comenzar a mover más aquella bola, y ahora si, los demás lo notaron como la bola comenzaba a moverse.

Pero ese aumento de fuerza le costaría caro, pues justo al comenzarla a mover, Italtzi se comenzaría a cansar pues dio toda su fuerza en el primer impacto, y cuando comenzó a empujar la bola.

—¡VAMOS HERMANA!, ¡NO TE RINDAS! – grito el hermano de la Klutso.

—¡SI!, ¡DEMUSTRALE A ESE BIGOTON QUE NO ES EL MAS FUERTE!

—¡BAJALO DE SU NUBE!

Y más comentarios así se estaban haciendo presentes, pero lo que motivo a Italtzi a seguir, fueron las palabras de su hermano… justo lo que necesitaba.

Jezihal solo contemplo como la Klutso dio un fuerte grito seguido de un rugido que impuso respeto, para después de una manera impresionante comenzaría a mover aún más la bola, el sujeto robusto solo podía mirar de manera incrédula, el cómo la Klutso estaba avanzando cada vez más, acercándose al punto donde inicio… lo que significaba solo una cosa, que ya estaba a nada de terminar.

—No… no… ¡NO!

El sujeto robusto viendo que solo faltaban unos cuantos centímetros para que ella acabase, la sujeto de su pelo para que con furia la lanzase al suelo.

—¡gh!, ¡que rayos fue eso!, estaba a punto de terminar. – la chica se intentó incorporar, pero el desgaste físico se lo interpuso.

—lo siento tanto… pero se te acabo el tiempo.

—¡eso no es cierto!

—¡sí!, ¡al muchacho que se fue le diste el doble y no lo pudo completar!, ¡mientras que ella con menos tiempo lo logro!

—¡embustero!

—¿embustero?, no, es un ¡ladrón!

Y as así más inultos se hicieron presentes, insultos que provocaron que el tipo robusto se frustrara, inclusive le palpitaban unas venas.

—…si, lo sé, veo que la gente de Treisol, si no es que el reino mismo está podrido, como es posible que ustedes… tengan el descaro de defender a esta creación proveniente del mal…

—eso es estúpido, incluso la misma diosa desmintió eso. – aclaro una persona de las que estaba atrás, aunque fue escuchada con claridad.

—patrañas.

—no… no lo son… mi abuela me lo conto, un día los ataques fueron de temer, había roto las puertas que resguardaban el reno que aún estaba creciendo… según por sus palabras estuvieron a punto de mataros… pero se interpuso la gran diosa, quien aterrizo desde los cielos, y viendo el caos que se había generado por un simple rumor, puso como orden jamás dejarse llevar por lo que bocas sucias dicen, todo lo verídico saldrá solo de Treisol… con eso obviamente también quiso decir que nos dejaran en paz, pues mi abuela redacta como la diosa espero hasta que el último soldado en nuestra contra se fuera.

Todos los que escucharon lo que dijo Italtzi sabían que era cierto, pues hasta el diade hoy se sigue propagando la información de que los Klutsas son seres que evolucionaron.

Pero para unos tercos… o más bien, seres inconformes que quieren provocar el caos, esa propaganda no existía.

—Tu... miserable criatura que intenta lavar el cerebro de estas personas.

—pss, Kalitza, ¿cierto?

—¿eh?, ¿s-sí?

—¿porque te metiste en este lio?

—…

—solo dilo.

—ese oro…

—¿si…?

—veníamos en dirección hacia Treisol, todo estaba tranquilo desde que salimos de nuestro, hasta que ese mal nacido y su gente salieron de la nada, no mataron a nadie, pero se llevaron nuestro oro que le daríamos al rey de Treisol, diciendo una y otra vez que ni siquiera teníamos derecho a tenerlo, ni si quiera de respirar…

—…interesante.

Mientras Jezihal recapitulaba la información de los hechos, el tipo robusto seguía dando un monologo un tanto… perturbador.

—ustedes no merecen estar en este reino, no merecen estar en otro, no merecen ni siquiera ir en el mimo camino por donde los demás pasan… simplemente no merecen vivir… y ahora, espero y la gente que este viendo esto comprenda lo que pasara… es una muestra de lo que uno debe de hacer al toparse a una de etas cosas.

Entonces, sujeto la boa de tenial con ambas manos, poniéndose delante de Italtzi con unas claras intenciones.

—¡HERMANA!

La gente alrededor al comprender lo que iba a hacer, intento meterse, pero para cuando dieron un paso al frente, el tipo ya estaba agarrando empuje… para lanzar la bola en contra de la Klutso… aunque cierto rey decidido que ya era momento de actuar.

"PUM" resonó en el lugar, todos estaban pensando lo peor para la Klutso, pero quedaron asombrados al dispersarse el polvo que se generó por la presión del impacto… era Jezihal, quien recibió de lleno aquella bola en su cabeza… y gracias a aquel impacto en su cabeza su capucha se había hecho hacia atrás, dejando en visto su rostro siendo al instante reconocido por toda la multitud.

—no puede ser…

—es…

—Jezihal… – hablo impactado el sujeto robusto.

—hola tú, y tu… ¿estas bien?

—E-Eh, si mi re- – intento hablar el tipo robusto siendo silenciado por Jezihal al instante.

—No te hablaba a ti… si no a ella, Italtzi, ¿no? – pregunto mientras le daba la mano en forma de cortesía.

—s-si… estoy bien.

—me alegra oír eso. – respondió con una gran sonrisa en su rostro que parecía nunca esfumarse.

—¡hermana!, ¿estas bien? – pregunto Kalitza quien ya podía ponerse de pie.

—s-sí. – diría sin apartar la mirada del rubio, cual este último solo volteara en dirección al tipo robusto.

—mientras tanto... tu, tipo robusto, largo. – declaro Jezihal.

—¿Qué? – pregunto indignado el tipo robusto.

—ya me oíste, escucha, sé que no es tu culpa crecer con ideales como los que tienes en este momento, no podías hacer nada para no poder escucharlos… pero lo que, si podías evitar, era tu avaricia, y tu placer que generas al hacer débil a los demás… así que por eso largo.

El tipo robusto se quedó con una mirada incrédula ante las palabras del rubio, quien todo eso lo dijo sin quitar la sonrisa que traía desde que su rostro se revelo, y ahora estaba rodeado de la multitud. El tipo, comenzaría a apretar sus dientes fuertemente, enojado… o bueno, furiosos por las palabras que escucho, él no era un rey… él era un traidor", pensó.

—tu sonrisa… – diría en voz baja el tipo robusto.

—¿Qué? – pregunto Jezihal mirando de reojo al tipo robusto

—yo… ¡VOY A BORRAR ESA SONRISA TUYA!

El tipo robusto paso de tener una sonrisa engreída, a una cara con solo una intención, asesinar.

Jezihal vio cuando el robusto se acercó rápidamente hacia él, cual muchos pensaron que se pondría en guardia, pero no, simplemente se quedó quieto, y espero el primero golpe del robusto… de los tantos que haría.

El primer golpe resonó en el lugar, y cayo de lleno en el rubio, quien seguía sin inmutarse, el tipo robusto no se detuvo ahí, pues con su otro brazo lanzo otro golpe, y después vino otro, y así sucesivamente lanzo golpes consecutivos contra Jezihal quien seguía sin moverse.

Y solo era Jezihal quien no se movía, pues la presión que liberaba cada golpe era suficiente como para mover a las personas alrededor.

Fueron 30 segundos de puros golpes consecutivos si ninguna pausa, golpes que cada vez que se daba uno solo aumentaban de potencia y velocidad, al momento que dejaron de cesar aquellos ataques consecutivos tuvieron que pasar otros 30 segundos para que el polvo se dispersara por completo.

Y lo que vieron las personas alrededor fue tan impresionante que solo podían exaltarse del asombro, pues ahí seguía, de pie y con esa sonrisa que lo caracterizaba, y que por esa sonrisa, se le conocía como "el rey sonriente"… y con ninguna señal de daño físico.

Eso y sumando a que estaban Italtzi siendo cubierta por su hermano, atrás del rubio usándolo como defensa.

—¿terminaste? – le pregunto Jezihal al tipo robusto quien seguía con esa cara de matón… aunque pareciese que quisiera hablar, pero debido al impacto de ver al rubio intacto muy apenas y movía los dientes.

—p-pero ¿cómo?, y-yo te ataque con toda mi fuerza… – Pregunto el tipo robusto.

—bueno… lo único que puede salir de esta boca y de esta persona… entrena más…

—¿Qué?

—sí, entrena más, no eres aun lo suficientemente fuerte, aun, además de que un cambio de actitud también te serviría.

—…

—…y ustedes, ¿están bien? – pregunto Jezihal a los dos Klutsas

Ambos Klutsas estaban nerviosos, pues no todos los días le hablas y además ser cuidado por el "rey sonriente".

—…e-e-es el rey… sonriente. – hablo entre tartamudeos la Klutso.

—¿mh?, oh si, mis más sinceras disculpas Sra.… Italtzi, ¿no? pero debía de mantener mi identidad en secreto para mantener un perfil bajo.

—y usted… ¿se lo rebelo a mi hermana... solo así?

—Bueno… no "solo así", ya que ustedes estaban en peligro… además no todos los días conoces a una bella dama con la que puedes hablar. – esto último lo diría mientras le daba la mano a Italtzi para ayudarla a ponerse de pie, cual ella terminaría levemente sonrojada por esas últimas palabras del rubio.

—e-eh, ¡sí!, …¿claro? – hablo con confusión la Klutso con el sonrojo aun en su rostro.

—…muchas gracias mi re- ¡cuidado!

Antes de que Kalitza hiciera una sutil reverencia, logro ver como el tipo robusto estaba a nada de golpear a Jezihal quien este último solo volteo sin ningún tipo de preocupación hacia atrás, logrando ver aquel golpe prácticamente en su rostro, mas Jezihal solo quito aquella sonrisa de sus labios ante la acción que estaba presenciando.

No se supo que paso, pues antes de que el golpe impactara ya había generado una cortina de polvo más grande que la anterior, a la vez que una onda de presión mucho más potente que la de los golpes del tipo robusto, y esta vez pasaron dos minutos para que el polvo se dispersara.

Mientras que los hermanos Klutso estaban preocupados por Jezihal, los Treisolianos intentaban ponerse de pie.

Y nuevamente el rostro del impacto estaba en las cara de todos los presentes, pues Jezihal seguía intacto, solo que una pequeña diferencia, su brazo estaba estirado, mientras que su mano estaba cerrada, justo en la boca del estómago el tipo robusto.

—…te dije que te faltaba entrenar más… y no han pasado ni 5 minutos de lo dicho – diría Jezihal en el oído del tipo robusto quien se estaba hincado del dolor, aunque el puño del rubio en su estómago se lo impedía.

El tipo robusto intento abrazar a Jezihal para poder apretarlo en un abrazo de oso, pero solo termino recibiendo una pata lateral que lo mando volando, el tipo robusto muy apenas y se pudo mantener de pie, pero fue otro golpe en su estómago por parte del rubio que lo terminaría dejando de rodillas.

Jezihal detendría la caída del tipo robusto sosteniéndolo de su hombros.

—inclusive pretendía reponer todo lo que te les robaste con el oro de mi reino y así te fueras sin problemas… pero mira a lo que tu tonto pensamiento te llevo, a una humillante derrota… y la oportunidad de irte con el oro… pero ahora, quiero escuches bien esto, tomaras el oro que le robaste a los Klutsas, y se los devolverás a los mismos, luego les pedirás perdón de la manera más humillante que pienses, y después harás todo lo posible para cambiar ese pensamiento terco tuyo si no… te buscare para dar el remate. – diría Jezihal mientras recuperaba nuevamente su sonrisa que momentos antes se había ido.

—s-si... – repitió temerosamente el tipo robusto.

—oh, y, por cierto, ¿Cuál es tu nombre? – pregunto Jezihal como si nada hubiese pasado.

—…Ite-

—¡ITELA!

Mientras Jezihal estaba por escuchar el nombre del susodicho, fue interrumpido por unas personas que comenzaron a nombrar un nombre poniéndose alrededor de ellos.

—¿mh?, lo siento, pero aquí no se encuentra ningún Itela…

—…soy yo. – hablo finalmente el tipo robusto.

—¡QUE LE HAS HECHO A NUESTRO HERMANO! – hablo uno de los dos hombres que estaban allí por Itela.

—antes de que te quejes, él se lo busco.

Antes de que Jezihal pudiera decir algo más, recibió un puñetazo en su rostro, aunque muy apenas había sentido el impacto.

Luego el rubio sintió que algo más lo golpeo en su espalda, siendo una patada del otro sujeto.

—¡I-IDIOTAS!, ¡AL QUE ACABAN DE GOLPEAR ES A-

—¡HEY JEZIHAL! – gritaría no muy lejos el acompañante/guardián del rubio junto al otro acompañante/guardián, yendo hacia el a gran velocidad.

—¿y ellos quiénes son?, ¿tus paya-

Antes de que uno de los dos sujetos que golpeaban a Jezihal siguiera hablando, recibió tremenda tacleada por parte Tulivar.

—¿pero que rayos?, ¡her-

Y antes de que el otro sujeto intentara ayudar a su hermano, le fue plantada una fuerte patada en su rostro por parte de Kateniar, cual sumado a su armadura le fue suficiente para dejarlo inconsciente.

—mi señor, ¿está bien? – preguntaría Tulivar mientras tenía en sus pies inmovilizado a sujeto quien tacleo anteriormente.

—Yo si… y quítale el pie de encima, lo estas asfixiando. – ordeno el rubio.

—si mi señor.

—y como me encon-

—vimos la nube de polvo a lo lejos, supondríamos que estaría aquí… y así fue.

—oh… en fin, así que, ¿ITELA?, ellos son…

—son mis hermanos… le pido por favor que los perdone. – diría ITELA ahora hincado ante el rubio.

—si, como quiera no les iba a hacer nada. – diría el rubio viendo como uno estaba inconsciente y el otro estaba recuperando la respiración.

—"¡QUE!" – gritaron ambos guardianes del rubio.

—p-pero mi re-… Jezihal, no puedes solamente dejarlos ir así como si nada hubiera pasado, el golpeo a un rey, y si usted no hace nada, no mostrara nada de seriedad como rey. – diría Tulivar mientras Kateniar asentía dándole la razon a su compañero.

—…yo no diría que los dejaría ir así nada más… pues a este grandote que está aquí ya sabe lo que tiene que hacer, además de que le di de alguna manera un castigo físico… ¿no es así Itela?

—…si, mi señor. – diría el tipo robusto mientras alzaba un poco su rostro que hasta ahora estaba escondido con una mirada al suelo, mostrando grandes moretones en su rostro.

—¿lo ven?, del alguna manera deje que se mostrara algo de respeto ante mi…

Ambos guardianes se miraron algo indecisos por la decisión de Jezihal, pero no pudiendo exigirle nada aceptaron la orden de Jezihal.

—bien chicos, hora de irnos, no quiero quedarme a esperar a más guardianes Treisolianos y perder tiempo, que Treisol es grande y aún nos queda mucho camino por recorrer.

diría el rubio comenzando a retirarse del lugar mientras era observado por las personas, pero entonces, sintió una mirada en específico, una algo triste y que la vez se sentía pesada, el rubio volteo a donde sentía dicha sensación de ser observado, y dio con una en particular, eran los Klutsas que había ayudado con anterioridad, al verlos pudo notar como la mirada de la chica Klutso volteo a otro lado repentinamente al ver accidentalmente a los ojos a Jezihal, quien este último paro en seco su caminata, para regresar en dirección hacia los Klutsas.

Tulivar y Kateniar solo miraron entre si algo confundidos para después comenzar a acercarse al rubio, aunque no lo suficiente como para que les dijera que se alejaran.

—yo-

Jezihal al momento de intentar dirigirles la palabra a los dos Klutsas ahora frente suyo, fue interrumpió por el acto de estos, quienes al ver que Jezihal estaba frente suyo, se hincaron por mero instinto.

—MI REY, GRACIAS POR SU AYUDA, NO SE COMO PAGARSELO. – exclamaría Italtzi

—Eh…

—Y YO LAMENTO HABERLO INSULTADO – diría Kalitza hincado implorando perdón.

—pero-

—¿¡Qué insultaste a quien!? – volvería exclamar Italtzi ahora molesta con su hermano dándole un golpe que en la cabeza de su hermano quien ni quejarse pudo.

—¡fue un accidente! – diría Kalitza en su defensa.

—PAREN… y levántense.

Ambos hermanos se miraron entre si confundidos, pero terminaron por obedecer la orden del rubio.

—Yo… yo lo siento. – diría el rubio con una mirada triste que solo veía el suelo.

—¿Qué? – pregunto Italtzi confundida al igual que su hermano.

—lo siento, si tan solo hubiera intervenido antes no hubieran salido lastimados.

—mi rey, no tiene que discu-

—sí, tengo que hacerlo, fue una imprudencia de mi parte, y es algo que ni yo mismo puedo permitirme, así que, mis más sinceras disculpas…

—…

—…en todo, yo también le pido que me perdone, por haberle gritado… pensé que era una persona más… yo no tenía idea de que fuese usted…

—mph… – - bufeo levemente el rubio. - —sabes… eso no me molesto… la verdad, me gustan las personas con coraje, y tú tienes mucho de eso, y de sobra…

Kalitza con la mirada aun baja escucho esas palabras, y al entenderlas, sintió lo mismo que siente por su hermana, admiración.

—y bueno… yo… e-bueno, este, quería pedirle perdón. – diría Jezihal ahora hablándole a Italtzi.

—pero ya lo hizo mi re-

—otra vez entonces… por dejar que un rostro tan bello como el suyo se dañara…

Estas últimas palabras del rubio lo hicieron sonrojar tanto a el como a Italtzi, quien solo respondió.

—¿e-eh?, d-digo, no hay ningún problema… mi rey.

—gracias, y …antes de irme, quisiera saber… tu… ¿estarán aquí más tiempo?, tengo entendido que viven en otra gran isla (así ahora son definidos los continentes). – preguntaría el rubio haciendo lo posible por mantener sus nervios ocultos.

—y-yo. – Miro a Jezihal quien tenía su mirada apenada hacia otro lado, por lo que solo dio una gran bocada de aire para soltarla y responder. – —…claro, de hecho, no somos los únicos Klutsas que vinieron aquí, solo que mi hermano se separó, al igual que yo para poder buscarlo, nuestro objetivo es algo más complicado… tiene que ver con algo que ahora es sec-

—¿el torneo? – termino las palabras de Italtzi en voz baja.

—¿eh?... ¿tu conoces de eso?, pero si solo se le aviso a los participantes y a los mejores constructores… a menos que tu seas… – Jezihal solo asentiría con su cabeza, a la vez que le taparía la boca para que no gritara la susodicha que en ese momento tenía una gran cara de asombro.

—solo no lo digas en voz alta, quiero seguir manteniendo un perfil bajo… al menos ahora.

—si mi re-

—por favor… solo Jezihal…

—…de acuerdo, Jezihal… supongo que entonces nos volveremos a ver, porque no pensamos irnos hasta que el torneo concluya. – diría la Klutso de melena blanca.

—Jezihal, hora de irnos, más guardias reales se acercan. – diría Kateniar alertando al rubio.

—bien, es hora de irme, fue un gusto conocerlos, nos veremos después. – diría Jezihal a los Klutsas y al tipo robusto, quien ya estaba dándoles el oro que había robado cual antes estaba en sus pies.

Kalitza solo tenía la mirada baja, pero sabía que esas palabras de despedida eran también para él, mientras que Italtzi solo lo miraría con gran dificultad.

Entonces, así el trio de Taldernus se retiraría a una velocidad considerable para no ser alcanzados.

Ya un rato después de asegurarse que nadie los seguía, se pararían en una de las tantas curvas que había, solo que esta estaba algo en subida, por lo que los tres se sentarían en una gran pared, que en realidad era un jardín, pero por la subida de la curva, esta aparentaba ser una gran pared.

—…vaya, pensé que solo sería un caso del tipo con ego alto… pero me llevé una sorpresa…

diría el rubio mirando lo mismo que hace minutos cuando aún estaba "solo" en aquella fuente, gente vendiendo cosas, ya sea comida o pociones de dudosa legalidad, junto a niños corriendo y amigos pasando el rato.

—¿sorpresa? – preguntaría Kateniar.

—si… esa chica, Italtzi, en verdad que era hermosa, y su determinación… simplemente impresionante… y su hermano, ese coraje solo me hace querer entrenarlo… en verdad espero eso…

—mhh… veo que le agradaron mucho los Klutsas… – agregaría Tulivar.

—Y con razon…

Así, el trio de chicos solo se quedaron allí, mirando, pero algo impaciente se hacía grande en Tulivar, una duda, que, sin más ya no poder guardarla, pregunto.

—…mi se-… Jezihal, tu… ¿nos odias? – preguntaría repentinamente el guardián Tulivar, quien solo se quitaría el casco, revelando su rostro moreno con su pelo corto anaranjado.

—¿Qué? – voltearía a verlo con una mueca de desagrado.

—quiero preguntar lo mismo. – preguntaría ahora Kateniar quitándose igualmente su caso, revelando un rostro igual de moreno, solo que su peinado era más largo, y blanco.

Jezihal solo voltearía a verlos sucesivamente a ambos, hasta que lentamente voltearía a ver directamente a la nada, para agachar su cabeza, y decir.

—No. Por supuesto que no los odio, son prácticamente mis hermanos… solo que… mph… hay veces en las que quiero momentos para mi solo. – contestaria el rubio mientras seguía caminando.

—…Jezihal, sabemos que te gusta tu privacidad… pero

—pero nos preocupamos por ti, no es un secreto lo que sucedió hace años…

—eso…

—…lo siento chicos, perdónenme por querer evitarlos, sé que solo quieren lo mejor para mi… y yo solo los hago a un lado, prácticamente rechazo su ayuda… yo pido per-

—NO, no lo haga mi señor. – pediría Kateniar.

—así es, no lo debe hacer, solo procuremos abrirnos un poco más la próxima vez… y también, creo que se lo debemos por no respetar su espacio… tal vez nos alejemos un poco la próxima vez, lo suficiente como para observar y que usted no nos note, si a usted le parece claro está. – agregaría Tulivar poniendo un brazo en el hombro de su… amigo.

—de hecho… eso suena genial… yo- chicos, gracias, lo aprecio mucho.

—lo sabemos…

—…con que una Klutso, ¿eh? – diría Kateniar cambiando de tema rápidamente, mirando de reojo al rubio quien se encontraba en medio.

—sí, yo siempre pensé que tenías algo con Rozelie – agregaría Tulivar dándole leves codazos a su amigo cual se ocultaba en la capucha que traía consigo para poder ocultarse de los chistes románticos de sus amigos.

—chicos… ya se los eh dicho, Rozelie es más una hermana para mí que otra cosa… como ustedes. – diría el rubio aun escondido en su capucha.

—¿debería de sentirme alagado o seguirme preguntando por qué la Klutso? – preguntaría Kateniar.

—bueno, es algo que igual quiero saber.

—…ya se los dije… es hermosa…

—la belleza no es algo que tú siempre tomes en cuenta. – refutaría Kateniar antes lo que dijo Jezihal que bien es algo cierto.

—…también se los dije... su determinación, y ni hablar de su coraje… a cualquiera lo cautivaría…

—ay Jezihal… si tan solo los demás tuvieran tus ojos.

—hey, al menos el físico no es algo que pase por mi cabeza…

—¿en serio?, todos sabemos que tienes un cierto fanatismo por las féminas con algo de masa muscular. – diría Tulivar burlándose del rubio.

—¡hey!, no veo nada de malo en que te atraigan féminas musculosas.

—paren los dos, además, veamos el lado amable… Jezihal hará ejercicio si quiere ir a visitarla, hará más del que ya hace, pues esta vive en otra isla – diría Kateniar con un tono cómico.

—ay, pero todo sea por el amor. – diría Tulivar haciendo una simulación de besos…

Luego siguieron unos cuantos segundos de silencio… solo para que después, los tres comenzaran a reír a carcajadas.

—…saben, esto me gusta más a que solo me anden siguiendo procurando que no allá nadie, aunque no negare lo cómico que fue verlos intentar protegerme del "francotirador"

—bueno… – hablaría entre palabras Tulivar.

—¿Qué?, ¿paso algo?

—vera… unos segundos después de que usted se diera a la fuga, resulto ser que…

—que en verdad había un francotirador.

—así es, y estaba en busca de su cabeza…

agregaría Kateniar mostrando un decodificador mostrado su rostro… el "decodificador" es un cierto aparato creado por los Xenovianos exclusivamente para los caza recompensas y técnicamente es un producto ilegal.

—…vaya, al parecer si que hay algunas sorpresas en Treisol, bueno, al menos no será aburrido… ¿mh?

En lo que Jezihal y compañía, se estaban sentando de mejor manera para estar mas cómodos, escucharon cierto sonido de campana, uno que era muy similar al de otros reinos cual era para anunciar el medio día.

—vaya, y yo que me estaba poniendo cómodo. – diría Kateniar.

—Ni que lo digas, y justo cuando me había quitado mi casco para tomar un respiro. – se quejaría Tulivar.

Mientras que Jezihal sin decir nada, salto de aquel gran muro directo al suelo.

Sus dos guardianes reales vieron esto solo para que unos segundos después hicieran lo mismo.

—no se quejen chicos, que Treisol es demasiado grande, y para donde tenemos que ir falta mucho por recorrer, así que… en marcha… ¿y que tal si vemos algunos puestos de paso?, tengo mucha hambre. – propondría Jezihal mientras los volteaba a ver con su gran sonrisa.

Los dos guardianes se miraron por un par de segundos solo para voltear a ver al rubio y asentir con su cabeza, poniéndose en marcha.

.

.

.

Mientras tanto, a las afueras de Treisol, en el bosque antes de llegar, se encontraba una carroza, meno moderna como en la que venia Zoul, pero en definitiva era mucho más elegante y fina, siendo arrastrada por un espécimen que es de los pocos que siguen aquí de la antigua civilización, por un caballo, y uno grande, en vez de solo ser una caja que se mueve mientras levita. El caballo era manejado por alguien encapuchado, vistiendo totalmente de negro.

Dentro de la carroza se encontraban otras tres personas, una se encontraba leyendo… si, leía mientras la carroza estaba en movimiento, en fin, otro que se encontraba recargado en la ventana mientras veía los arboles que cada vez se hacían menos, y el ultimo, siendo una persona tan bien vestida como los dos muchachos quienes vestían cada uno un Coskey negro.

El trio iba callado, sin decir ninguna palabra… hasta que-

—…

—…

—…¿MH?

—también lo oliste, ¿eh?

—¿eh?, ¿sucede algo príncipes?

—…Trival – hablaría la persona que leía hace unos momentos para mirar a la persona que estaba a su lado.

—si…

—príncipes, debo decirles que no puedo entender de que hablan…

—…Torrijos… es cerca. – diría ahora Trival mientras se comenzaba a acomodar en su asiento.

—¿Qué?, ¿Qué es cerca?

—tranquilo, Daldenur, es solo que…

—huele a que alguien… quiere pelear…

Y entonces, la carroza se paró de golpe.

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THE

WORLD

OF

TORTAS