Por suerte en el baño de la casa efectivamente se encontraba un baúl lleno de bidones de agua de tres litros, por lo que Abel solo tuvo que agarrar uno de los bidones y agradecer que sus impuestos se convirtieran en el presupuesto de gastos culturales que cubría los gastos de los que visitaba este patrimonio histórico del país.
Por lo demás, el joven se preparó un guiso con una lata de lentejas y porotos, usando la olla que había tomado de la cocina y un poco del agua del bidón, para calentar la comida se tenía que usar una estufa de leña bastante bonita y pintoresca.
Toda esta ambientación histórica realmente lograba que uno se divirtiera, sobre todo la experiencia de cocinar utilizando el fuego de los troncos de madera en la cocina era sumamente reconfortante para viudo. Tras unos pocos minutos la comida estaba preparada y Abel tomó uno de los platos de metal y una cuchara de la cocina y salió al patio de la casa para comer la comida caliente disfrutando del hermoso paisaje del lugar.
Al salir de la casa, el viudo noto que el pájaro continuaba su diligente tarea de picotear unos de los postes de madera, por lo cual el hombre decidió sentarse en la puerta de la casa y disfrutar su comida en silencio mientras veía al pajarito picoteando y de vez en cuando le echaba un vistazo al pueblo fantasma.
Ciertamente la comida fue en silencio, al punto que le terminó resultando algo incómodo a Abel, si bien era cierto que era raro ver a alguien en el pueblo fantasma a estas horas de la tarde, aún debía haber unos pocos turistas y también estaban los guías que mantenían el sitio. Sin embargo, en todo el tiempo que estuvo cocinando e investigando la casa, Abel podía jurar que no pudo escuchar ningún alma haciendo un solo ruido en este pueblo además de la suya, lo cual poco a poco dejó de ser raro, hasta transformarse en algo incómodo.
Irritado por la sensación de estar completamente aislado de cualquier otro ser humano, Abel trató de contemplar al pajarito trabajando , hasta que finalmente se le ocurrió algo mejor para matar la sensación de soledad abrumadora y sacó de su bolsillo el papel amarillento finamente doblado.
Al abrir el mapa e inspeccionar con más precaución, el viudo comprobó que el mapa realmente estaba armado con mucho cuidado, ya que alzando la cabeza y viendo el pueblo en la distancia, Abel pudo comprobar que la gran mayoría de detalles del pueblo estaban de alguna forma representados en el mapa. Haciéndolo bastante cómodo de usar como una guía, lo único un poco molesto era el hecho de que el mapa estuviera bastante marcado, puesto que la gran cantidad de cruces rojas impedían un poco reconocer estos detalles.
—Supongo que comenzaré esta travesía en el lugar que me es más significativo…—Murmuró Abel, planificando su futuro , mientras miraba la mansión de los Fisher marcada con un círculo rojo en el mapa. El viudo levantó la cabeza y trató de divisar la mansión, no obstante siguiendo el mapa y sus recuerdos la misma estaba un poco alejada del pueblo donde vivían los mineros, por lo que uno debía atravesar el pueblo para llegar a ella y no podía verse desde la entrada.
El viento sopló enfriando la comida del hombre que comida con lentitud, finalmente tras unos cuantos minutos el sol se había puesto en el horizonte y cuando ya faltaba poco para que la oscuridad reinara el mundo, el viudo había término de comer y se levantó para tratar de aprovechar los últimos rayos de sol que se escapaban en el horizonte para tratar de limpiar el plato sucio y dejar todo como lo recibió, para así poder despertar mañana a la mañana y partir se aventura nomas el salga nuevamente.
Dándole una última mirada al pajarito picoteando, Abel se preguntó si tendría a este amiguito arruinando el sueño toda la noche o dejaría de picotear cuando la noche llegará. Y si bien podría asustarlo, la belleza del pájaro carpintero hacía complicado que los hombres obraran mal con ellos , por lo que con bastante paciencia el viudo entró en la casa esperando que cuando vaya a dormir el pájaro finalmente logrará cazar al insecto que tango había esta persiguiendo en ese poste de madera.