Sabes que un matrimonio eventualmente llegará a la ruina, cuando el marido es un completo inútil, que no sabe el como comportarse al mínimo toque de poder que se le otorgue, pero afortunadamente, la comunicación abierta y la disposición para trabajar juntos pueden ayudar a superar los desafíos.
Ares Everett Hana, sabía perfectamente por cada apellido en su nombre que ella no era la "esposa", que estaba buscando su ahora prometido, ciertamente lo que él había hecho durante el baile fue una completa burla a su familia y reputación. Aún así debía afrontar a la familia de su prometido y a él mismo, la consecuencia de si quiera cruzar palabra con el príncipe imperial es una sentencia de muerte para una mujer comprometida con un candidato tan querido como Evan.
Las estrategias y los planes de ella comenzaron el día que fue comprometida, tenía que haber sangre de por medio para lograr vivir al final de la elección de su majestad, eso significa que ciree el riesgo de pasar por asesinatos a su familia, golpes, envenenamiento, violaciones, abortos y cualquier otra tortura y humillación que puede pasar una consorte para salir viva ante la coronación del nuevo príncipe heredero.
Hay puntos importantes dentro del gran imperio de Salem Di Andromeda, estos son los cuatro poderosos duacados, norte, sur, este y oeste, son llamadas la estrella de cuatro pilares del emperador, Los Braco son el ducado del Norte; La familia Laurent son el gran ducado del Sur; En el Este se encuentra la duquesa Moreau; Por último el Oeste esta conformado por los Abato. Todo el imperio sabe de ellos cuatro, con tanto poder reinan cada ducado, y mucha influencia dentro de los círculos más cercanos al emperador, aún así hay un vínculo fuerte e irrompible que solo conforman tres familias.
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Un rostro sereno, una vestido encantador, un peinado recatado, las joyas finas y el olor fresco provenía de ella, mientras esperaba en la sala de té que había preparado meticulosamente Evan, sumida en sus pensamientos, pudo escuchar levemente pasos, pero no como los de su prometido firmes y fuertes, sino más delicados, un ritmo suave y lento, dio un pequeño suspiro, con la intención de no ser escuchada por la persona que ahora estaba por sentarse delante de ella.
"Delicado" un color de ojos amarillo vibrante, largo cabello plata, delgado, y nuevamente "delicado", tal como los santos que se mencionan en los libros de cuentos y las biblia misma del imperio. Cruzaron miradas, cuando tomó asiento, se miraba nervioso, podría parecer un imbécil inofensivo, claro que para ser el amante de su prometido no era ningún imbécil que solo dejaba llevarse por amor a un hombre.
— S-se que no tuve el honor de presentarme antes... — bajo la mirada simulando timidez, y nuevamente con un tono aún más agudo y bajo dijo. — Mi nombre es R- Rubielle Leroyspi, mi familia viene del sureste, mi padr.
— Rubielle. Debes dirigirte a mi como Duquesa, soy de un rango mucho más alto que tú, tal vez a mi prometido sueles llamarlo tan informalmente, pero a mí no. — Tajantemente cortó la frase del joven, no tenía algún interés en él y mucho menos involucrarse tan directamente.
— Yo lo siento mucho Duquesa, mi intención no era faltarle al respeto.
Un silencio perturbador se formó después de terminar la oración, el corazón de Ares sintió una ligera presión, en lo profundo sabía qué la había traicionado desde el primer momento donde la falsedad de sus palabras y acciones comenzaron, no importaba si la amaba o no, pero, la sensación de que después de este encuentro entre los tres, traería el olor a sangre, que cualquier cazador astuto se aprovecharía de ello.
Una vez más, pasos apresurados se aproximaban a la sale de te, finalmente Evan, Rubielle y Ares estaban frente a frente, en ese matrimonio la posición de ella, estaba completamente en duda, ella no debía ser la concubina, lo miro firme y Evan sabía que debía disculparse o incluso tratar de arreglar las cosas. Respiró profundamente y se preparó para hablar, sabiendo que el perdón y la comprensión de Rubielle eran fundamentales para el futuro de su relación con Ares.
— Ares, él es Rubielle, después de nuestro compromiso volví a verlo, su familia es de una región cerca del Sur, lo conocía desde que mi familia solía visitar esa zona cuando yo era niño, en ningún momento tenía la intención de nada más que una amistad con él, si embargo volví a verlo recientemente, quedé cautivado con su belleza, es tan hermoso antes mis ojos, y lo elegí como mi concubina, es completamente válido en nuestro matrimonio que existan concubinas para mí Ares, espero que puedas perdonarme y que juntos podamos avanzar hacia el futuro cuando sea coronado príncipe imperial.
— Estoy bastante sorprendida, con tu nueva concubina. Estoy al tanto de saber las reglas de nuestro compromiso y futuro matrimonio Evan, pero, ¿Él puede dar a luz cierto? — Muchas de las concubinas hombres, pueden dar a luz por medio de magia que cambia algo dentro de ellos en su infancia y algunos nacen como esa habilidad por ser de una raza llamada "dalias blancas".
— Tu... Si, es una dalia blanca, hay rumores que tú no tienes un cuerpo fértil a tu edad, también hay otros rumores que desprestigian tu sangre sucia, por no tener alguna habilidad de tu familia aún, mi heredero debe tener una buena mezcla de sangre y poder, que yo y Rubielle podemos darle.
— Esto es una gran falta para mí familia y sabes que el castigo es más allá de la muerte, tú no tienes el poder para hacer esos comentarios, mucho menos ofenderme. — El aura entre ambos definía mucho, el ambiente tenso y la mirada ahora fria de ella sobre él, cambiaría el rumbo de las cosas. — No voy a criar a tu bastardo, como un hijo mío Evan, si quieres acostarte con él y vivir feliz en matrimonio con Rubielle puedes hacerlo, solo recuerda que la que tiene el poder de llevar el nombre de emperatriz soy yo, no él.
Se retiró inmediatamente después de terminar su frase, el enojo, la tristeza, la irá de no poder hacer nada la consumían, era hora de llevar a cabo la boda, y vivir el infierno de estar con la familia de su prometido. Había un límite de tiempo para la boda de cada candidato, pero después de cada ceremonia, comenzaba la verdadera guerra, incluidas las consortes y sus posibles muertes, y nuevos candidatos que podían surgir.