Adam resistió el olor y observó como poco a poco su brazo se iba curando, volviendo a la normalidad.
—¿Y por qué dijiste que estábamos en riesgo todavía?—Preguntó Adam con dudas
—Se suponía que la última parte era la más complicada—Respondió el oso con cierta pena—Pero más complicado que esto no va a ser, así que no te preocupes tanto y disfruta.
Adam hizo caso y decidió no preguntar más cosas, espero a que su cuerpo se curará y salió de la piscina. Inmediatamente, el chico de madera volvió a aparecer con una túnica blanca.
—Ten, tu nueva túnica—Dijo el chico de madera mientras le entregaba la túnica a Adam.
—¡Muchas gracias! Es mucho más cómoda esta túnica—Comentó Adam mientras se probaba su túnica nueva=
—No agradezcas, esto lo ganaron tus antepasados—Dijo el chico de madera con una sonrisa.
Adam se quedó pensando un buen rato. Nunca se había planteado que en cierto modo la vida cómoda en la cueva fue gracias a los bibliotecarios que ascendieron, igual que la escuela y montón de cosas que siempre utilizó de modo gratuito. Tal vez este servicio fue tan exageradamente bueno que le hizo plantearse más a fondo qué tan importante eran los ascensos para la sociedad en la que vivía.
Pero antes de que Adam pudiera seguir reflexionando, el chico de madera se acercó y le entregó un libro.
—Un regalo de la casa—Dijo el chico de madera con una sonrisa—Para que se haga más cómodo tu camino hacia el ascenso.
Adam vio que el libro era bastante chico, tenía el tamaño de un cuaderno de mano y sus tapas parecían estar hechas con piel humana, mientras que el lomo del libro estaba cubierto de cabello negro.
—¡Muchas gracias!—Dijo Adam, este libro debía ser un libro mágico por la apariencia tan inusual. El oso miró el libro en la mano de Adam por un buen rato, pero no dijo nada.
Con su nueva túnica, Adam salió del hexágono 8 y corrió hacia el hexágono 6 para salir lo más rápido posible de este piso. Al llegar a las escaleras, el oso dio las nuevas instrucciones:
—Vamos al piso inferior 2 de 5, hexágono 7 de 18. No hay nada raro en ese piso, salvo algunos dementes, mientras bajemos te explicaré de la criatura a la cual nos enfrentamos.
Adam asintió y continuó bajando por las escaleras, junto con el oso, ya cuando llegaron a la mitad el oso continuó hablando:
—La criatura es un 'Corruptus', es decir, un bibliotecario que perdió la cabeza del todo y se convirtió en una criatura rara. Este en particular es ciego y está siendo protegido por la estantería del piso donde vive, por lo cual solo podemos tratar de no llamar su atención.
El oso vio que el chico se había detenido a preguntarle a su padrino cuando escucho el nombre de la criatura, ignorando la respuesta del padrino de Adam, el osito continuó explicando el plan:
—El hexágono donde vive el Corruptus está infectado con el olor a personas corrompidas. Es por eso que necesitábamos el aroma para camuflar tu presencia.
—¿Únicamente necesito entrar y salir con la caja?—preguntó Adam con dudas, su padrino solamente le deseo suerte y no le dio ningún consejo.
—Mientras que la criatura no te encuentre, estarás bien…— Respondió el osito con calma—El aroma únicamente te protege del olfato de la criatura, pero tienes que tratar de no hacer mucho ruido o llamarás la atención de la criatura.
Con el plan armado, Adam y el oso bajaron hasta el piso inferior 2. Al salir, corrieron hasta la puerta del hexágono 7, pero para sorpresa de Adam: La puerta se hallaba tapiada o mejor dicho el marco gigante de mármol que daba entrada al hexágono 7 estaba tapado con tablones de madera.
Era la primera vez que Adam veía uno de estos marcos gigantes ser tapados. El joven ni siquiera sabía que se podía hacer eso, para él eso podría ofender a la estantería que cuidaba el hexágono.
—¿Cómo entramos?—preguntó Adam viendo los tablones de madera.
—Hay un tablón flojo que se puede mover—Respondió el oso nadando hasta uno de los tablones que tapizaban el marco gigante—La pareja que trajo la caja, movió este de acá.
—¿Estamos robando?—preguntó Adam con muchas sospechas de este oso.
—No, no para nada. De hecho los estamos ayudando, créeme…—Respondió el oso moviéndose por el tablón, como insistiendo a Adam para que lo moviera—¡Recuerda no hacer ruido dentro y seguirme! Si vemos al Corruptus, solo quédate quieto y no te muevas.