—¿Día pesado en la escuela, muchacho?—preguntó alguien desde la espalda de Adam.
Adam se dio vuelta y vio a la persona que le había hablado. La persona estaba vistiendo una túnica negra y era bastante flaca, tenía el pelo negro y los ojos negros. Por el libro rojo en la cintura de la persona, Adam supuso que se trataba de un guardia que se encontraba cambiando de turno.
El niño no sabía bien qué responder al guardia, o mejor dicho, su boca estaba abriéndose y cerrándose constantemente, mientras trataba de buscar alguna excusa para que el guardia no lo llevará preso por tener la túnica blanca llena de sangre. Pero por mucho que Adam pensara, no encontraba una respuesta correcta para este acertijo.
Por otro lado, luego de que Adam se diera la vuelta, el guardia pudo reconocer al niño, no había muchos y este niño pelirrojo siempre se paraba en la puerta de las escaleras a estudiar y se quedaba ahí un par de turnos. Cuando vio que las túnicas de Adam estaban cubiertas con sangre, el guardia supo que es lo que había ocurrido y dijo con mucha pena:
—Ya todo está bien, chico, lamentablemente las estanterías siempre son crueles con nosotros.
Al escuchar al guardia, Adam lo entendió, la respuesta al acertijo era tener paciencia y dejar que la mente del guardia cree una buena excusa para vos.
Al ver que el chico parecía volver a entrar en razón, el guardia puso su mano en el hombro de Adam y agregó:
—Pero escucha bien niño, es también por eso que no podemos tenerles miedo a las estanterías. Ya son muchos los que tuvieron miedo antes de nosotros, ahora los que vivimos tenemos que ser valientes por la sangre que mancha cada uno de los secretos de esta biblioteca.
Adam se sintió bastante motivado por las palabras de aliento y siguió al guardia que lo acompañó hasta la salida de las escaleras del primer piso medio. De hecho, fue una fortuna que Adam se encontrará con el guardia en las escaleras y decidiera acompañarlo, ya que los guardias de las escaleras del primer piso medio eran los más serios de todos.
Estos guardias no lo dejarían pasar tan fácilmente como los demás, pero por suerte para Adam, el guardia que lo acompañó se tomó la molestia de hablar con los guardias del primer piso en nombre del niño y logró que dejaran pasar a Adam sin preguntarle mucho.
Cuando el guardia vio que el chico se marchaba con normalidad volvió a subir las escaleras, parecía que el guardia se tomó la molestia de bajar unos escalones de más para ayudar a Adam.
Algo más tranquilo, Adam se dirigió hasta la estantería del viejo sin ojos, pero antes de que pudiera llegar el viejo sin ojos salió con alegría y le grito resonando por todo el pasillo:
—¡Pero miren quien llegó! ¡El héroe pelirrojo! ¡El famoso aventurero de la biblioteca que derrota la maldad a su paso!
Adam no sabía donde esconderse, se suponía que no tenía que llamar la atención de las estanterías, pero el viejo sin ojos estaba arruinando todo, con algo de apuro corrió hacia la estantería y dijo en voz baja:
—¿Pero por qué gritas? ¡Nos oirá todo el hexágono!
Una sonrisa se mostró en la boca del viejo y con orgullo dijo:
—¿Por qué no miras mis estantes para averiguarlo?
Adam miro los estantes del viejo sin ojos y se sorprendió: ¡El libro negro era mágico! Sin embargo, el libro tenía un aspecto muy normal para que el niño se diera cuenta. Pero Adam estaba demasiado nervioso para celebrarlo, el viejo notó el problema y dejó entrar al niño.
Una vez adentro, Adam se tranquilizó, lo primero que hizo fue contarle todo el asunto a su padrino para pedir su opinión, mientras tanto el viejo sin ojos comentó:
—Adam, mi muchacho, nunca dejas de sorprenderme. ¡Dos libros mágicos, eres el primer héroe que me trae tanta alegría en tan poco tiempo! Sabía que un lunático como vos, desesperado por sobrevivir, sería una buena inversión, pero esto realmente es una agradable sorpresa.
Adam ignoró los delirios del viejo sin ojos y leyó atentamente la respuesta de su padrino:
'Te guste o no, ya estás adentro de la guerra, niño. Ahora solo puedes sacarle provecho a la guerra o morir en el intento. Busca que el viejo sin ojos te vea como algo valioso o las cosas podrían ponerse complicadas'.
La última frase únicamente apareció unos segundos antes de desaparecer, por lo que solamente Adam pudo leerla.
El viejo sin ojos noto que Adam seguía hablando con su padrino, por lo que se fue afuera a apreciar el nuevo libro en su estante, buscando en cuál posición el libro lograría llamar más la atención de los bibliotecarios. Luego de un rato, el viejo sin ojos volvió aparecer en la cueva y con una voz muy preocupada le comentó a Adam:
—Lamentablemente, el libro está escrito en el idioma de los entrepisos o como lo llaman ustedes: el de las criaturas. No muchos bibliotecarios pueden leer este idioma en estos pisos tan seguros, pero es el primer libro en este idioma que obtengo, así que puede ser útil para atraer trotamundos o misioneros.
Adam escuchó atentamente y abrió el libro, efectivamente no entendía nada, este era otro idioma y tendría que dominarlo si quisiera leer el libro. Con mucha molestia, Adam preguntó:
—¿Sabes que puedo hacer para aprender este idioma o traducirlo?
—¡Sí, ve para abajo, muy abajo!—Respondió el viejo sin ojos con un entusiasmo inédito—Hasta encontrar una serie de pisos infectados y sin bibliotecarios. Las estanterías de esa zona te mimarán para que aprendas el nuevo idioma. ¡Créeme, las pobres desgraciadas que viven en esa zona están desesperadas por bibliotecarios!
Adam se molestó aún más, no sabía bien que era un piso infectado, pero el nombre sonaba horrible.