Aran estaba siendo acompañado por la señorita amargada a dar el recorrido forzado que le habían impuesto. Dentro de la grandiosa mansión ningún árbol se podía ver, era como si el edificio estuviera construido sobre algún desierto, de verdad deprimente. Caminando por el lugar Aran no pudo evitar ver a los niños y jóvenes que residían en el lugar, su apariencia que, aunque no era de típicos pobres definitivamente daba mucho que desear pues sus ropas y semblantes indicaban una vida nada feliz o agradable.
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El silencio cayó sobre los 3, ellos sabían que lo dicho era verdad, no obstante, creer que Aran estaba pasando por una situación sumamente abrumadora para él simplemente era mucho que digerir. Tantas emociones que podían dañar a su preciado niño les asustaba.
De repente, los 5, 3 invisibles, Aran y la señorita amargada entraron al edificio. La puerta era un viejo rectángulo de madera que definitivamente tenía años de ver niños entrar y salir por ella. Seguida de ella se encontraba una recepción al infierno de niños, las paredes pintadas de rojo hacían parecer al lugar cualquier cosa menos un orfanato en el cual habitaban niños, los cuadros colgados eran de mal gusto además de las simples cortinas. En general, la primera impresión era malísima, un lugar horrendo en todo aspecto.
Atravesaron el pasillo llegando al comedor, nuevamente el lugar mostraba un aura triste pues en esta ocasión ni siquiera las paredes estaban pintadas, era un simple lugar gris lleno de hambre y sueños rotos.
-Pues como puedes ver niño, este es el comedor. Reluciente ¿cierto? Aquí vas a tomar la merienda hoy eso es cada día a las 8 pm así que más te vale no llegar tarde, porque no se sirve después de esa hora. -Dijo la señorita claramente molesta por la situación.
-S,si. Entiendo. -Respondió Aran sin haber comprendido en su totalidad todo lo que ella había dicho.
Al ver esto, Anty se acercó y le dijo con lenguaje de señas que le explicaría el resto más tarde.
La larga caminata continuó, ahora se dirigían hacia las recamaras. Después de cruzar un par de puertas por fin llegaron al destino, era un espacio con una puerta principal que daba a más puertas que contenían recamaras con literas, cada recamara podía contener a 15 niños.
-Esta es la sala B5, aquí están los niños dentro del rango de edad. Escoge una cama que esté desocupada. ¿Ya tienes algunas ropas? Si no es así en la noche te daré más. Por cierto, entrarás a la escuela en 1 semana, el lunes que viene. Asi que prepárate. Ah, puedes hacer lo que quieras en tu tiempo libre, incluso salir del orfanato, solo debes recordar las horas de comida. -Diciendo eso, salió del lugar.
-Gracias señorita. -respondió el niño en voz baja.
**Hijo, salgamos de aquí, la mujer dijo que estaba bien. Recorramos el lugar** - Dijo Nina intentando animar al chico.
**Si**
Los 3 salieron del orfanato, en el camino nadie dijo nada, sabían que la vida de Aran sería menos pesada en algunos aspectos pero peor en algunos otros. La verdad es que pareciese que el niño había nacido con su estrella rota.
Cuando por fin cruzaron el horrible portón y dieron con la calle principal continuaron su camino sin rumbo. De repente, mientras pasaban por un lugar lejos de la gente, de los preciosos ojos de Aran salieron lágrimas, lagrimas silenciosas de las que nadie se había dado cuenta. Su llanto de a poco fue aumentando sin llegar a ser exagerado.
**Mi vida, ¿Por qué lloras? Tranquilo cielo, todo estará mejor, aquí ya no habrá monjas que te maltraten. Yo seré tu guía y tu apoyo. ** -Dijo Nina levantando al pequeño y abrazándolo con todo el amor que un padre sabe dar.
El llanto silencioso denotaba la más profunda tristeza de la cual solo los niños abandonados y vulnerables saben, una amargura que no se supone los niños sientan. Los ojos coloridos de Aran soltaban todo lo que había sufrido por años. De hecho, aunque nadie lo supiera una de las cosas que lo ponían triste era que a pesar de tener con quien contar, en esta vida nadie le creería que tenía unos grandes padres adoptivos que lo amaban con locura.
Anty sabía que debía hacer algo para calmar el dolor del pequeño asi que soltó su magia mientras acariciaba su cabello. Esa magia le hizo sentir el calor que necesitaba, el calor de su otro padre que estaría para el en las buenas y en las malas. En amor incondicional que los humanos no saben dar. De a poco, después de todo ese llanto se quedó dormido en los brazos de Nina.
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<< ¿Dónde queda?>> Preguntó Rony
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<< ¿Qué le daban de comer? Ustedes no tienen comida para humanos.>>
<< Bueno, al inicio creímos que nuestra comida lo le ayudaría en nada ya que no es comida humana, pero aun asi lo intentamos y para nuestra sorpresa la comida siempre fue saciante para Aran>> Dijo Anty
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Anty abrió el portal que daba hacia la cabaña en medio del bosque, una cabaña que al inicio solo era de esos 2 solitarios amigos y termino siendo un hogar en el que un bebé, su hijo, viviría y sería criado con amor.
Cuando los 4 cruzaron el portal se toparon con una hermosa vista, el lugar seguía sin cambiar. De las ramas de los árboles colgaban casitas y en las verdes copas había casas aún más grandes en las que habitaban otros seres. La luz natural del sol se reflejaba en un rio cercano lo que lograba dar un brillo espectacular a todo el lugar. Por su parte, los sonidos de las aves daban alegría al lugar. De hecho, todo era mágico.