A algunos metros de distancia se divisó la cabaña que, aunque por fuera lucía normal e incluso un poco opaca, por dentro era muy confortable.
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Cuando entraron a Rony se le dibujó una 0 en su boca, pues le sorprendió lo similar que era este hogar donde residían espíritus, a un hogar humano. Era increíble.
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Su sorpresa no era para nada exagerada, pues la cabaña por dentro era espaciosa, de paredes pintadas color beige y cuadros familiares flotando en ellas. El sofá era extremadamente elegante, de tela tersa color café oscuro y cojines que combinaban.
La mesa y cocina en general eran elegantes, sus colores tierra encajaban completamente con el diseño del hogar.
Sin duda un lugar genial y moderno. Algo raro de ver en el mundo espiritual.
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Nina recostó a Aran en el sillón y lo tapó con una cobija suavecita, tocó su cabello y miro su rostro un poco hinchado por tantas lágrimas.
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------------ 3 horas después ----------
**Shu, hijo, es hora de volver al orfanato, es mejor que estés antes a que llegues con poco tiempo**Dijo en señas Anty
** Claro papi** Contesto Aran
**Mañana podemos regresar y preparar cosas que llevarás a la escuela, recuerda que es en 1 semana**
Shu asintió y después de haber tenido un postre para calmar el hambre todos salieron de la cabaña, Anty abrió el portal y volvieron al orfanato de mala muerte.
Caminaron hasta llegar al portón y entraron, vieron la gran puerta rectangular vieja y pensaron que este periodo sería el más pesado que pasarían.
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Los cuatro seres, 3 invisibles y Aran, caminaron en línea recta pasando el cuarto con paredes rojas y el pasillo gris hasta llegar a la sección B5, la recamara de los niños de edades entre 6 y 7 años.
Pasó algo de tiempo, ninguno supo cuánto, pues parecía eterna la espera para la merienda. Un eterno esperar…
De repente, sonó una alarma de timbre tan fuerte y agudo que nadie podría decir que no sonó. Sin embargo, Aran era sordo, por lo cual el no lo escucho.
**Shu, acaba de sonar un tipo de sonido, estoy seguro que es para la merienda que menciono la señora de la tarde. Prepárate y sigue a los demás**
Todos los niños del ala B5 se levantaron de sus camas y fueron directo al comedor.
Cuando todos llegaron se acomodaron de pie en orden a los asientos de los tablones. La encargada de cocina hizo un ademán con las manos, como si hablara con perros, para que se sentaran.
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<<¿Está señora cree que pequeñitos como estos se van a llenar con esto?>> Comentó Anty de forma exasperada.
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En aquel lugar horrendo niños y jóvenes menores de edad comían lo que la caridad les daba. El pedazo de pan no era suficiente y muchos de ellos derramaban lágrimas pensando en qué habían hecho para merecer este trato por parte de los adultos. ¿Acaso por ser abandonados no merecían amor?
Pronto todos terminaron y se fueron a sus respectivas áreas a descansar.
**Papis, ¿me podrían contar un cuento antes de dormir?** Pregunto en lenguaje de señas el niño.
**Claro amor**
En la parte de debajo de una litera, un niño pequeño de invisibles ojos de colores, invierno a su alrededor y presencia como primavera era recostado para descansar de un largo día. Con sábanas grises desgarradas que ni del mínimo frio protegen, el pequeño era cubierto.
No obstante, Anty hizo magia, con aquella hermosa magia colorida cubrió a Aran en un fino manto cálido como el sol en su punto perfecto dónde no quema y entibia el cuerpo. Gracias a la magia, el frío no era ningún enemigo que no se pudiese derrotar, y las sábanas frías no eran más finas y desgarradas. Aquella cama cutre, llena de recuerdos y años se volvió sí no el lugar perfecto para dormir, al menos un sueño placentero.
Nina comenzó a esbozar dibujos hechos de magia brillante que mostraban el transcurso de una historia fantástica, mientras tanto, el niño disfrutaba de ella. Poco a poco el sueño lo venció y quedó dormido.
Así terminó el primer día en el orfanato, el lugar más triste de los alrededores.