Chapter 252 - 248) Otro pecado

En Hogwarts, los días siguientes fueron ligeramente más tranquilos. Mis acciones durante la cena lograron reducir la tensión generada por el asunto de la Cámara de los Secretos, lo que parecía un alivio general para todos.

Sin embargo, eso no significó que mi vida fuera más sencilla. Hermione no perdió tiempo en regañarme por mis comentarios frente a todo el comedor. Lo hizo con tanta vehemencia que cualquiera pensaría que había puesto en peligro la integridad de la escuela. Por supuesto, sus reprimendas no hicieron más que provocar risas entre las demás chicas, quienes parecían disfrutar de la escena.

Pero más allá de la broma, Hermione y el resto estaban preocupadas, una aguja en el pene no era ninguna broma. Aunque lo que dije fue una mentira descarada, ellas no podían estar seguras, y tuve que gastar tiempo y energía en tranquilizarlas. Al principio, costó un poco convencerlas de que todo estaba bien, pero con algo de paciencia y encanto, finalmente lo logré.

El asunto más peculiar, sin embargo, fueron mis hermanas: Ginny y Luna. Aunque ninguna mencionó directamente lo ocurrido, había algo diferente en su comportamiento. Parecían más... cautelosas y nerviosas, como si tuvieran miedo de mí. Al mismo tiempo, su actitud hacia mí se volvió extrañamente cariñosa y, para ser honesto, un poco pegajosa.

Luna fue la más obvia. En un momento, literalmente envolvió mi torso con sus brazos y mi piernas con las suyas, como si fuera un koala decidido a no soltarse jamás. Se quedó así durante un rato, pegando su cara a mi pecho con esa expresión enigmática que siempre llevaba. Ginny, aunque menos intensa, tomó mi mano y se negó a soltarla, caminando a mi lado como si fuera...

No es que el afecto entre nosotros fuera algo raro; siempre hemos sido cercanos. Lo extraño fue que estas muestras fueran tan públicas y prolongadas. Aun así, debo admitir que su estrategia funcionó. Con ellas siendo tan cariñosas, incluso dándome de comer durante las comidas, no pude encontrar la voluntad de idear un castigo adecuado por lo que habían hecho.

Además de eso y de la notable ausencia de McGonagall, las cosas en Hogwarts no cambiaron demasiado. En cuanto a los asuntos menores, aproveché para hacer un pequeño favor. En secreto, le sugerí a Lavender que, si necesitaba una amiga con quien charlar sobre ciertos temas, podría visitar a Myrtle. Pero, por supuesto, dejé en claro que no podían causar problemas. 

...

En el feudo, mi tiempo estaba completamente ocupado. Mis experimentos, lo de Elise, las misiones, el tiempo con mis chicas, las lecciones para las hermanas Evans... y muchas cosas más. Sin embargo, en este momento, todo eso había quedado atrás. No había clones en Hogwarts ni en ningún otro lugar. Solo estaba mi yo real, sentado en meditación en medio del bosque, con Elise recostada a poca distancia, observándome con atención.

"¿Cuándo empezarás?" preguntó Elise, su voz era una mezcla de preocupación y aburrimiento.

"Pronto... Estoy calmando mi mente. Ni siquiera sé si esto funcionará, pero si lo hace, quiero estar preparado mentalmente. La última vez ocurrió de manera natural; esta vez no será así. Tengo que tener cuidado de no causar problemas."(Red)

"¿Por eso solo estamos los dos?"(Lys)

"Así es. Nuestra conexión... No creo que nadie, además de ti, sea lo suficientemente cercana como para hacerme entrar en razón si llego a perderme." Le respondí mirándola con ternura, transmitiéndole mis emociones telepáticamente.

Pude notar cómo su expresión cambiaba. Sus emociones fluctuaban entre alegría y timidez, casi al punto de levantarse a dar pequeños saltos de felicidad. Ser reconocida de esa manera parecía hacerla increíblemente feliz, más especial incluso que la chica que esperaba un hijo mío. Era sorprendente cómo, con el paso del tiempo, Elise se volvía cada vez más humana en su actitud y emociones.

Respiré profundamente una última vez antes de empezar. Sentí mi interior, mi magia completamente cargada, cada tipo de magia que dominaba resonando dentro de mí. En este momento, sin clones ni distracciones, estaba en uno de mis estados más fuertes, sin considerar las bonificaciones adicionales.

"Bueno, voy a empezar. Siempre que no haga daño a nadie, no necesitas intervenir. Aunque si las cosas tardan más de un día, hazlo de todas formas." Le expliqué a Elise, asegurándome de que entendiera la importancia de su papel.

Con todo listo, coloqué mi mano sobre mi pecho, cargándola con energía hasta el límite, y empecé a liberar mi poder. Sentí cómo mi magia de sangre comenzaba a desbordarse, casi incontrolable, y tan pronto como detecté una pérdida, apliqué mi [Control de Sangre] a su máxima potencia.

Mis ojos se volvieron rojos cuando un torrente de emociones intensas empezó a consumir mi mente, lenta pero abrasadoramente, sin límites. Hice un esfuerzo sobrehumano para seguir inyectando mi poder en mí mismo, aferrándome con desesperación a la cordura... si es que aún podía llamarla así.

'¿Por qué el pasto puede ser verde... por qué puede hacer fotosíntesis y yo no?'

'¿Por qué el aire puede estar en todo el mundo y ser necesario para los seres vivos? No es mejor que yo, yo soy más necesario.'

'¿Por qué Elise puede tenerme como su pareja? Yo me merezco más que ella...'

Ideas cada vez más oscuras y retorcidas invadieron mi mente, distorsionando mi percepción al punto de perder de vista quién era realmente. Y no fui el único afectado.

Elise, conectada emocionalmente conmigo, sintió el peso de cada pensamiento, de cada emoción que emanaba. Aunque no estaba directamente afectada por el poder desbordante, su conexión con mis sentimientos la obligó a enfrentarlos. Pude sentir cómo su interior luchaba, pero no pudo evitar que el asco y el miedo se apoderaran de su mirada. Sus ojos reflejaban horror ante lo que yo me estaba convirtiendo, su expresión cargada de un desprecio que nunca había sentido hacia mí antes.

En ese estado, apenas podía continuar con mi experimento. Sin embargo, ya fuera por una reacción física involuntaria o el propio poder que me envolvía, algo me impulsaba a seguir. Era como si el desprecio por mí mismo, la idea de que otros pudieran lograrlo y que yo no, me obligara a no detenerme. Usar todo mi poder en [Envidia] no era ninguna broma.

Sentí cómo mi mente comenzaba a desdibujarse, como si una llama fría estuviera consumiendo mi cerebro desde el exterior hacia el interior. En medio de ese proceso, un aviso apareció frente a mí, flotando como un mensaje divino, y al mismo tiempo, una calma antinatural me invadió.

De repente, dejé de sentir mi poder; simplemente lo había detenido. Pero tampoco sentía miedo, ira, ni siquiera dolor. No sentía absolutamente nada. Era como si todo dentro de mí estuviera vacío, un abismo aterrador que, paradójicamente, no podía asustarme. Miraba el mundo con una indiferencia absoluta. Incluso cuando mis ojos se posaron en Elise, quien me miraba con una mezcla de miedo y preocupación, no sentí nada. Sin embargo, noté algo: cada vez que observaba a los demás, lo único que parecía captar mi atención era todo aquello que ellos poseían y yo no.

[Habilidad: "Esencia de la Envidia" obtenida]

[Esencia de la Envidia (Nivel 1)]

-Cuando presencies una habilidad o característica que no poseas y sientas envidia genuina por ello, podrás copiar dicha habilidad. Solo funciona si la habilidad es presenciada directamente. Puedes copiar una sola habilidad a la vez. Al obtener esta habilidad por primera vez, puedes copiar una característica de forma permanente.-

Leí el mensaje con una mente clara, aunque mi cordura regresaba lentamente, pieza por pieza. Sin embargo, no pude evitar sentir desprecio hacia mí mismo. No solo tenía que depender de las habilidades de otros, sino que apenas podía copiar una a la vez. Era patético. Seguramente alguien más podría hacerlo mejor, pero... entonces los copiaría, y nadie sería mejor que yo.

Me quedé atrapado en ese remolino de pensamientos mientras Elise intentaba desesperadamente comunicarse conmigo a través de nuestra conexión telepática. A pesar de que le había dicho claramente que no interviniera a menos que fuera estrictamente necesario, su preocupación la empujó a ignorar mis palabras.

Elise había estado observándome atentamente durante todo el proceso. Pudo ver cómo mi rostro pasaba de un torbellino de emociones a una indiferencia absoluta. Pero también vio algo más, algo que sucedió justo cuando alcanzaba ese estado vacío.

Una figura espectral comenzó a proyectarse sobre mí. Podría describirse como una mujer, calva y sin rasgos faciales, pero solo por la forma de su cuerpo. No era humana. Su figura carecía de bordes definidos; no tenía líneas rectas ni ángulos, salvo en sus brazos y piernas. Su piel, si es que podía llamarse así, era como la superficie de un espejo, reflejando todo lo que la rodeaba con una precisión inquietante.

No era solo esa figura lo que había cambiado. Mi propio cuerpo parecía diferente. Mi piel reflejaba la luz de manera extraña, como si tuviera cierta transparencia combinada con una textura brillante y reflectante. Parecía que yo mismo me estaba volviendo un reflejo.

Sin embargo, nada de eso era lo que más preocupaba a Elise. Lo que la aterrorizaba era que, por primera vez desde que nos unimos, no podía hacer que su voz llegara a mí. Nuestra conexión, que siempre había sido inquebrantable, ahora estaba bloqueada por una barrera invisible. Por primera vez, se sintió completamente alejada de mí, y ese miedo era más profundo que cualquier otro que hubiera experimentado antes.

En realidad, no es que no pudiera escucharla del todo. Podía sentirla, punzante en mi mente, una presencia persistente. Pero otras cosas demandaban mi atención. Al final, fue ella quien me ayudó a enfocar lo que estaba ocurriendo. Mis ojos se dirigieron a Elise, y en ese instante, se convirtió en mi objetivo. Durante todo este tiempo, había estado mirando a mi alrededor, considerando qué habilidad o característica podría copiar de manera permanente. La clorofila... las células vegetales de las plantas... la corteza de los árboles... la dureza de una roca... la inmensidad del cielo...

Todo parecía absurdo, y a la vez, increíblemente deseable.

Cuando finalmente me concentré en Elise, incluso en ese extraño estado de claridad distorsionada, sabía que era alguien importante para mí. Aunque no podía evitar cuestionarme el porqué. La observé y me pregunté: ¿qué podría envidiarle? En este estado, la respuesta parecía ser todo. Pero debía elegir.

"¿Copiar su raza? ¿Ser un unicornio? Tal vez no sea tan malo, aunque sería extraño montarla después..."

"¿Su género? ¿Ser una mujer? Sería interesante, pero... perdería la posibilidad de follar con mis chicas... aunque tal vez no con Tonks..."

"¿Su indiferencia hacia la civilización? Podría vivir cómodamente en la naturaleza junto a ella... No, todavía tengo asuntos pendientes en la sociedad humana..."

Las opciones se agolpaban en mi mente, y en el momento en que sentí que ese estado de claridad maligna empezaba a desvanecerse, una idea tomó forma. No era necesariamente mejor que las otras, pero parecía igual de válida. Temiendo perder la oportunidad, me aferré a ella y la elegí con determinación.

Justo cuando esa elección quedó grabada en mi mente, el extraño estado que me había consumido desapareció de golpe, como una burbuja reventando. Al mismo tiempo, un nuevo mensaje apareció frente a mí:

[Alineamiento: "Bueno" obtenido permanentemente]

Sentí un cambio en mi interior, como si dentro de la oscuridad absoluta que me definía apareciera una pequeña luz blanca, empujando hacia atrás las sombras. Pero no era suficiente. La luz no podía disipar toda la oscuridad. Podía sentirlo con claridad: la bondad de Elise no era tan poderosa ni pura como mi alineamiento maligno. Había un desequilibrio.

Dentro de mí, sentía un 40% de esa bondad y un 60% de mi maldad. Aunque la luz no era dominante, tampoco estaba siendo completamente derrotada. Por cada diez golpes de oscuridad, cuatro eran retenidos por esa nueva presencia luminosa.

El cambio no era solo interno. Podía notar sutiles transformaciones en mi cuerpo. Había un dolor persistente en mis encías, y al investigar con mis poderes, descubrí que las líneas de mis colmillos ocultos estaban cambiando. Estaba ganando molares y se fortalecieron mis dientes falsos. Si Newt estuviera aquí, probablemente diría que mi dieta acababa de cambiar.

No sabía qué otros cambios experimentarían mi cuerpo o mi mente, pero intuía que no serían drásticos. La bondad de Elise no era tan pura como para reestructurarme por completo. Tampoco hubo un mensaje detallando beneficios concretos, como ocurrió cuando obtuve mi alineamiento maligno. Sin embargo, sentía que ahora podía hacer más, como si ambas fuerzas, aunque con dificultad, se complementaran en lugar de cancelarse.

Levanté la mirada tras esta introspección, fijándola en Elise. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y lágrimas contenidas.

"Todo está bien, Lys... ya todo está bien" dije, extendiendo mi mano para acariciarla.

Pero no esperó. Se lanzó sobre mí antes de que pudiera reaccionar.

No puedo decir que sea cómodo tener a un enorme unicornio aplastándote, pero podía soportarlo después de lo que acababa de hacerle pasar. La abracé con fuerza y deslicé mi mano por su brillante pelaje, consolándola.

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