Nos alejamos del castillo y nos refugiamos en el bosque, no demasiado lejos, pero lo suficiente como para evitar ser descubiertos. Conversamos un rato hasta que se acercó la hora del almuerzo y regresamos discretamente al castillo.
Cada uno se dirigió a su mesa correspondiente, excepto mi hermana, Luna y yo, que nos quedamos en la mesa de Gryffindor para preguntar a los gemelos qué había sucedido. Al vernos, ellos fingieron una expresión de enojo, pero rápidamente rompieron en risas y comenzaron a alabar mi último ataque, apodándolo "La Gran Limpieza de Serpientes Weasley." Aunque algunos no estaban muy contentos por haber recibido "fuego amigo", el entusiasmo de los gemelos y las chicas del equipo contagiaron al resto, que consideró la pelea una victoria contra Slytherin, quienes pretendían robarles el campo de práctica.
Todo eran risas hasta que apareció la profesora McGonagall con una expresión que anunciaba que la situación no iba a ser nada divertida.
"¡No puedo creerlo! ¡Una pelea en el campo de Quidditch!" exclamó, tratando de mantener la compostura, aunque su tono era severo "Madam Pomfrey me ha informado de varios heridos. ¡Incluso Ronald Weasley está todavia en la enfermeria! No puedo estar más decepcionada." Suspiró, visiblemente irritada "¡Todos, levántense y síganme a la oficina del director!"
El ánimo de los leones de Gryffindor se desplomó al instante. Los rostros, antes eufóricos, ahora mostraban resignación, y uno a uno comenzaron a levantarse, aceptando las consecuencias. Las chicas a mi lado también hicieron ademán de levantarse, pero me apresuré a ponerme de pie y apoyarme en ellas para detenerlas.
"Las señoritas que lo acompañaron también, señor Weasley" agregó la profesora, mirándome con severidad "Ya se me ha informado de que no solo los dos equipos estuvieron involucrados."
"¿Qué? ¡Pero si ellas no tuvieron nada que ver!" protesté, sorprendido y angustiado "Ni siquiera participaron en la pelea; solo estaban observando desde las gradas."
"Eso no es lo que han dicho sus compañeros de Slytherin" replicó ella con una mirada incrédula.
"¡Ahí vamos otra vez!" respondí con resignación e impotencia "Están mintiendo, profesora. Usted sabe que no les agrado, y ahora, con Ginny, seguro solo quieren meterlas en problemas. Por favor, pregúntele a cualquiera aquí presente. Ellas no estaban involucradas."
Los miembros del equipo de Quidditch captaron de inmediato la indirecta, y mis hermanos también se sumaron, queriendo proteger a Ginny del castigo.
"Tiene razón, profesora. Las chicas no estaban peleando."
"No sé por qué habrán dicho lo contrario."
"Así es, profesora. Solo Red se metió porque Malfoy lo insultó."
Las tres chicas del aquipo rapidamente me apoyaron y luego, uno tras otro, los miembros del equipo respaldaron mi historia, guiados por el impulso grupal, apoyaban la misma versión. Mientras tanto, yo me aseguraba de preparar otra evidencia, en caso de que todo aquello no funcionara.
"Lo siento, señor Weasley, pero aun así deberán venir. Es su palabra contra la suya" respondió la profesora, manteniéndose firme.
"Pregúntele a alguien que tampoco estuvo involucrado en la pelea" dije, dirigiendo la mirada hacia un punto cercano donde estaba sentado Colin Creevey "Colin Creevey, tú también estabas allí. Dime, ¿las chicas participaron en la pelea?"
Todos miramos hacia el niño, quien giró la cabeza con cierto temor y algo de rigidez, pero después pareció relajarse y negó con la cabeza. En realidad, varios clones invisibles lo sujetaban sutilmente para forzar la negación, mientras le aplicaba [Calma] para que pareciera natural, evitando así un comportamiento sospechoso.
Me acerqué lo suficiente para susurrarle en voz baja y activar mis auras solo sobre él, de forma que la intimidación no fuera evidente para los demás.
"Apóyanos o es posible que no encuentren tus restos, Colin" le murmuré suavemente "No quieres pasar el resto de tus dias en Gryffindor como un traidor, ¿verdad? Ahi no les va muy bien."
Aunque estaba invadido por el miedo, el efecto de [Calma] lo ayudó a no exteriorizarlo tanto. Cuando la profesora McGonagall le habló directamente, su respuesta salió temblorosa, pero no alarmante.
"¿Es así, señor Creevey?" preguntó la profesora con el ceño fruncido.
"S-sí, profesora" respondió Colin, tartamudeando ligeramente, lo cual podría interpretarse como simple nerviosismo ante la profesora.
"Tiene fotos, profesora. Las estuvo tomando durante el combate" añadí, después de haber revisado sus cosas para eliminar cualquier foto donde aparecieran las chicas participando.
McGonagall inspeccionó las fotos proporcionadas por el Colin manipulado, y aunque la evidencia no era concluyente, la noté algo insegura. Sin embargo, aún mantenía una ligera duda sobre nuestra historia, así que se dirigió a su alumna favorita, buscando un testimonio definitivo.
"Señorita Granger, ¿es cierto?"preguntó en un tono autoritario, como el de una madre ante un hijo sorprendido haciendo algo mal, ejerciendo bastante presión sobre Hermione.
"Profesora, yo..." Hermione parecía sentir el peso del castillo entero sobre sus hombros. Miró con ansiedad a sus compañeros antes de dar un largo suspiro, y finalmente, como rindiéndose, dijo "Sí quería participar, pero Red no nos dejó; nos dijo que nos quedáramos atrás" Contestó con total naturalidad, aunque todos sabíamos el esfuerzo que le costaba.
La profesora abrió los ojos sorprendida, y al fin dejó de presionar a Hermione, lo que hizo que varios soltaran un suspiro de alivio. Hermione realmente había aprendido a mantener secretos desde que estaba conmigo, como con sus padres respecto a como sucedio nuestra relacion.
"Bien, entonces parece que solo usted, señor Weasley, y el equipo de Quidditch deberán acompañarme a la oficina del director" suspiró McGonagall, claramente poco entusiasta sobre tener que lidiar con todo esto.
"¡Red Weasley!" una voz sonó desde no muy lejos llamándome "¡Tiene que acompañarme a la oficina del director!"
"Severus..." McGonagall se volteó para ver a Snape acercándose rápidamente "Estaba a punto de llevarlos ante Dumbledore."
"Lo lamento, profesora, pero este asunto deberá manejarlo usted sola. Puede restar puntos o sancionar a Gryffindor y Slytherin como considere" dijo Snape, apoyando una mano firme en mi hombro "El director ya le dio libertad para ocuparse del tema de la pelea... pero debo, llevarme al señor Weasley debe presetnarse por asuntos mas urgentes."
Todos, incluida la profesora, miraron sorprendidos, pero no tuvieron tiempo de reaccionar, pues Snape me arrastró rápidamente lejos de ellos, propinándome un leve empujón en la cabeza mientras los demás nos observaban desconcertados.
...
Frente a la gárgola que protegía la oficina del director, observaba a Snape con resentimiento por los golpes en la cabeza que me había dado cuando nadie miraba. Por un momento, pensé en decirle algo insolente, pero su expresión seria me convenció de guardar silencio.
Al entrar en la oficina, vi a Dumbledore, acompañado de Fawkes y de dos personas más: un hombre y una mujer de mediana edad, ambos con túnicas de alta calidad y un poco extravagantes, ademas de una expresión severa.
"Señor Weasley, es un gusto verlo" dijo Dumbledore cordialmente, aunque su tono indicaba otra cosa.
"¡¿Es él?!" preguntó el hombre, con voz autoritaria y un dejo de irritación.
"Él es el señor Red Weasley, amigo de su hija" confirmó Dumbledore.
"¿Qué quieren de mí, director?" pregunté, sin entender.
"¡Dime, ¿dónde está mi hija?!" exigió el hombre.
"Disculpe, pero no sé quién es usted ni quién es su hija" respondí.
"Soy Kain Farley, cabeza de la familia Farley. Ahora, dirás todo lo que sepas sobre el paradero de mi hija, Gemma Farley" insistió, golpeando su bastón en el suelo con furia.
"Calma, señor y señora Farley. Red, deberias mirar esto" dijo Dumbledore, extendiéndome un papel.
Me acerqué bajo las miradas hostiles de los Farley, quienes claramente no me apreciaban. Tomé el papel en mis manos y lo reconocí inmediato. Era una nota familiar, y comencé a leer en voz alta:
"Perdonen, pero tengo que irme; no puedo decir a dónde. Lamento los problemas que pueda causar, pero esto es algo que debo hacer, no tengo opción. Papá, mamá, lo siento, pero no puedo dejar que me encuentren con la vida que ahora crece en mi vientre. Sé que no lo entenderán, y por eso he decidido escaparme con la persona que amo. En unos años podríamos volver a vernos, y espero que puedan aceptar a mi hijo y a mí. A todos en Hogwarts, gracias por todo lo que me enseñaron y cuidaron de mí, especialmente al profesor Snape, jefe de mi casa. Aprendí mucho de usted; gracias. A mis amigos de la Guarida, espero un pronto reencuentro. Gemma Farley."
"La señorita Farley desapareció desde ayer en la mañana" dijo Dumbledore con tono grave "No la hemos encontrado en los terrenos de Hogwarts. Parece que ha huido…"
"¡Mi hija no huyó! ¡Es una mentira! Alguien debe haberle hecho algo" gritó Lord Farley, interrumpiendo "Esta nota es una falsificación. Es imposible que ella haya escrito algo así."
"Pero parece su letra" añadí.
"¡Mentiras! Esta nota no es real" replicó Kain, apuntándome con su bastón. De hecho, estaba a punto de golpearme si no fuera porque Snape intervino, sujetándolo firmemente por el hombro.
"Puedo confirmar que fue escrito por la señorita Farley" dijo Snape con tono autoritario.
"¡Mi hija no es una puta que se escapa! Esto es falso" vociferó Kain.
"Mi niña jamás haría algo así" lloró la señora Farley, visiblemente afectada.
"Cálmense todos; el asunto ahora no es si la nota es auténtica o no, sino el paradero de la señorita Farley" alzó la voz Dumbledore, con un tono autoritario que llenó la sala "Red, te llamamos aquí porque sabemos que eres un buen amigo suyo. ¿Debes saber algo, verdad?" me miró con esa penetrante mirada suya.
"Algo…" asentí, haciendo que todas las miradas se fijaran en mí. Si no fuera por la presencia de Snape, el señor Farley habría saltado sobre mí en ese momento "Hace unos días, Gemma me preguntó si había algún pasaje secreto que saliera de Hogwarts, y se lo revelé. También noté que actuaba algo extraña desde el comienzo de este curso" respondí, adoptando un tono solemne.
"¿Te comentó algo más? ¿Algún lugar al que planeaba ir?" preguntó Dumbledore, con seriedad.
"No, no tengo idea de adónde podría haber ido."(Red)
"¡Mientes! ¡Seguro sabes algo y lo ocultas! ¿Dónde está mi hija? Todos dicen que pasa el tiempo contigo. ¡Seguro tú le hiciste algo!" gritó Kain Farley, mientras corría hacia mí y me agarraba del cuello, como si intentara estrangularme. Pero de pronto, salió disparado hacia la pared. Dumbledore, sin levantarse de su escritorio, tenía ahora su varita en mano y una mirada mortal.
"Será mejor que se calme, señor Farley. Esa actitud no ayudará a encontrar a su hija" le advirtió Dumbledore con un tono amenazante que hizo que Kain se encogiera en el suelo "Gracias por tus palabras, Red. Si sabes algo más, o si la señorita Farley se contacta contigo, deberías informarnos de inmediato."
"Sí, director."(Red)
"Severus, acompaña al señor Weasley" ordenó, manteniendo su tono dominante y observando a la pareja Farley, como si esperara a que saliéramos para discutir en privado.
Snape me guió fuera de la oficina, pero en lugar de llevarme a la sala común, me condujo hasta su despacho en las mazmorras. Una vez allí, se sentó en su silla y me dirigió una mirada severa.
"¿Sabías algo de esto?" preguntó.
"Sí…" asentí, con una actitud relajada, distinta a la que tenía en la oficina del director.
"¿Es cierto lo que dice la carta? ¿Está embarazada?"(Snape)
"Si no me mintió, debería serlo."(Red)
"¿Y el padre?" me miró con ojos aún más inquisitivos. Había una chispa de sospecha en su expresión, como si considerara que yo pudiera estar involucrado. Algo en su interior le decia que yo era muy capaz de hacer algo asi
"No me mire así; no puede culparme por eso" le reproché.
"¿Entonces no sabes quién es?" replicó, aún dudoso.
"Mire, lo único que puedo decirle al respecto es que, si Gemma me dijo la verdad, su hijo no será del todo humano" respondí.
Snape guardó silencio, procesando mis palabras, conectando pistas y llenando los huecos en su mente. Empezaba a vislumbrar por qué Gemma habría decidido huir, y lo que eso significaba para su familia, quienes jamás tolerarían semejante deshonra. Aunque no lo mostrara abiertamente, podía ver que estaba preocupado por su alumna.
Salí de su oficina aguantándome una sonrisa de triunfo.
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1er Capítulo Adicional
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