Mi hermana había sido honesta al expresar su deseo de que volviéramos a estar unidos, realmente… muy unidos. Decidió acompañarme a muchos de los lugares a los que iba, comíamos uno al lado del otro siempre que teníamos la oportunidad, y me hacía preguntas constantes sobre mi vida en Hogwarts: qué hacía, qué planeaba. No diría que se volvió pegajosa, pero pasar de nuestro conflicto a verla comportarse como si fuera una madre que me vigilaba y cuidaba en todo momento, era… extraño.
Sabía que no estaba siendo completamente sincera en algunas cosas. Sus preguntas parecían tener un propósito, sobre todo porque también había hablado con las chicas sobre mí. Estaba ocultando algo y, aunque discretamente intentaba averiguarlo, no quería ser invasivo. Me gustaba cómo iban las cosas en comparación con antes, y no quería arriesgarme a volver al conflicto.
Aun así, no era demasiado molesto. Pasar tiempo con Ginny y Luna resultaba emocionante, sobre todo por la oportunidad de mostrarles todo lo que sabía sobre el castillo, los pasadizos secretos y las personas que lo habitaban.
Por otro lado, me esforzaba por mantener una apariencia de normalidad en la escuela. Asistía a clases, con la excepción de las de Lockhart, igual que el año pasado; no perdería el tiempo en esa asignatura inútil. Pasaba mucho tiempo en la biblioteca y, cuando no, estaba en la guarida o el nido.
Hablando del nido, ahora tenía horarios, sí, ya no se podía ir en cualquier momento. Lo que le prometí a mi hermana y a Cho era algo que iba a cumplir. Discretamente pasé la información por todas las casas sobre un evento importante en el nido, destinado a todas las chicas interesadas en el Quidditch.
La reunión se convirtió en una serie de entrevistas privadas con cada una de las que vinieron. Las hacía pasar de una en una, realizándoles preguntas y luego estableciendo un [pacto de sangre]. Este pacto las comprometía a unirse a un nuevo grupo de Quidditch que entrenaría para convertirse en profesionales y a guardar todos los secretos del grupo, o bien, si no querían comprometerse, perderían la memoria de la reunión... pero recibirían un helado a cambio.
Necesitaba formar un equipo de Quidditch, pero uno que pudiera guardar secretos, y mi magia era perfecta para hacerlo. Si aceptaban el pacto, no podrían revelar nada sobre nuestros entrenamientos, planes o sobre cómo las mejoraría como jugadoras. Si se negaban, simplemente creerían que habían venido por un helado gratis.
El evento duró tres días, y al final conseguí reunir a varias personas interesadas en unirse. Había muchos que querían postularse para Quidditch, pero con solo 7 puestos en el equipo, muchos quedarían fuera o serían suplentes que quizás nunca jugarían. Al final, casi 30 personas lograron pasar mi estricto examen, aunque sospecho que ese número disminuirá, por una razón sencilla: no todas tienen el suficiente talento para este deporte y, cuando lo descubran, probablemente decidirán marcharse.
Reconocí a varias caras conocidas en este nuevo grupo. En Gryffindor, además de Ginny, estaban Angelina Johnson, Katie Bell, Alicia Spinnet y otras siete chicas más. De Ravenclaw, tenía a Cho y otras cuatro. De Slytherin, estaba Tracey, que más parecía querer probar que jugar en serio, junto a otras tres chicas. De Hufflepuff, había ocho chicas. Era un grupo diverso, con diferentes edades, aunque la mayoría estaba en quinto año o menos.
Organicé los horarios de práctica y les prometí algunas sorpresas si mostraban una buena actitud en los primeros días. No eran un mal grupo y, con la creación de estos espacios, se formaron relaciones bastante cordiales. No hubo problemas en que siguieran mis indicaciones, que se enfocaban más en técnicas de vuelo y entrenamiento físico que en el Quidditch en sí. Las chicas que ya jugaban Quidditch parecieron perder interés en estos entrenamientos adicionales, pensando que sería demasiado esfuerzo y que solo les quitaría tiempo. Pero entonces les presenté la sorpresa.
"Espero que les guste su sorpresa", dije, haciendo levitar un grupo de cajas largas frente a ellas. "Serán sus nuevas herramientas de entrenamiento."
Todas mostraron curiosidad, y sus ojos se abrieron con una mezcla de sorpresa y decepción. Las cajas contenían escobas, muchas, todas completamente nuevas. El problema era que reconocieron el modelo: Silver Arrows, una escoba antigua que, por su estado impecable, parecía un tesoro de coleccionista. Si bien recibir escobas nuevas las habría hecho sonreír, al ver el modelo todas suspiraron abatidas. Sabían que no podrían usarlas en un partido sin ser el hazmerreír. Las Silver Arrows eran conocidas por su velocidad... en su tiempo. Pero sus demás características dejaban mucho que desear. Las chicas pensaron que, al no saber mucho sobre Quidditch, yo había sido estafado por algún vendedor astuto, pero estaban muy equivocadas.
"No pongan esas caras, ¿por qué no las prueban?" dije con una sonrisa pícara.
Las chicas no sabían cómo decirme que había sido engañado, así que se quedaron calladas. Ginny fue la primera en acercarse, tomó una de las escobas, y las demás la imitaron. Al fin y al cabo, era un regalo, y sería descortés no aceptarlo o al menos probarlo. Algunas de las más experimentadas notaron algo inusual al montarse, pero fue cuando empezaron a volar que la sorpresa se confirmó para todas.
Hubo algunos casi accidentes debido a la aceleración repentina de las escobas, pero por suerte, tan rápido como aceleraban, también frenaban. Notando lo peculiar de las escobas, las chicas empezaron a volar con entusiasmo, ya fuera en línea recta o a través de la pista de obstáculos, emocionadas como si fuera la primera vez que volaban.
Tras varias vueltas, todas regresaron hacia mí, flotando a un metro del suelo, con miradas inquisitivas.
"Red, ¿cómo lo hiciste?"
"Mi madre tenía una Silver Arrow, y no se compara en nada con esto."
"¡¿Modificaste las escobas?!"
"¿Cómo conseguiste tantas?"
"¿Cuánto gastaste? ¿Dónde las compraste?"
Las chicas me bombardeaban con preguntas, intrigadas y emocionadas, algunas incluso preocupadas por mis gastos. Yo solo sonreí, las calmé y esperé a que guardaran silencio para explicar.
"Aquí está la cuestión: estas no son Silver Arrows."
"???" Me miraron confundidas, hasta que una de ellas tuvo una idea.
"¡Ohhh! ¿Es un modelo nuevo? ¿O tal vez uno que nunca salió a la venta?" dijo con emoción, pensando que sería un artículo de coleccionista aún más valioso.
"No. Lo que quiero decir es que estas escobas solo tienen la apariencia de una Silver Arrow, pero son completamente diferentes." Les aclaré, haciendo que todas miraran las escobas entre sus piernas, aún más confundidas.
"¿Por qué?" preguntó una, expresando la duda que todas compartían.
"No queremos que los demás sepan que tenemos escobas nuevas que ni siquiera están en el mercado, ¿verdad? "dije, logrando que todas abrieran los ojos con sorpresa "Tengo un amigo que nos consiguió estas escobas. Es nuestro patrocinador."
"¡¿Tenemos un patrocinador?!" preguntó Alicia Spinnet, sorprendida. La mayoría de las chicas, si no todas, pensaban que esto era solo un pequeño club escolar, no imaginaban que llegaríamos a tener un patrocinador. De repente, todo parecía mucho más serio.
"Así es. Aunque este patrocinador se mantendrá en el anonimato. Es un patrocinador en lo que respecta a equipo: escobas, trajes, materiales de práctica, y cosas por el estilo. Nos puede proporcionar herramientas que no solo están a la altura del mercado, sino que son mejores. Pero no puede ayudarnos en temas como publicidad, técnicas de entrenamiento o la organización de partidos. Su apoyo se limita a los recursos físicos."(Red)
"¡Es... GENIAL!" gritó una de las chicas.
El ambiente se volvió ruidoso, todas estaban emocionadas. El simple hecho de tener un patrocinador elevó el ánimo del equipo por los cielos. Lo que parecía una actividad más pasó a ser algo de mayor relevancia, un paso gigantesco hacia convertirse en jugadoras profesionales de Quidditch. Aunque, con ello, también aumentaba la presión y la responsabilidad. Tener patrocinadores significaba que esto ya no era un simple juego.
"Chicas, ahora tenemos escobas nuevas, las mejores que existen. Y no solo eso, también estoy gestionando un lugar para que entrenemos: una cancha de Quidditch real. Pero llevará un poco de tiempo." Les informé, viendo la emoción en sus rostros.
"¿En serio?"
"¿Un estadio real?"
"¿Dónde?"
"Eso es un secreto. En realidad, está en construcción, y solo falta resolver algunos detalles de financiación. Si todo va bien, entre unos meses y mediados de año, debería estar listo para que lo utilicemos. Por ahora, tendrán que conformarse con este lugar" dije, mientras algunas de ellas no podían ocultar su emoción desbordante "Por cierto, también tengo un acuerdo con 'Los Dragones de Albión', un restaurante/bar en el Callejón Diagon. Ya saben quiénes son ustedes y recibirán comida y bebida gratis, hasta cierto límite. En el futuro, podríamos tener que promocionarlos.
Mis palabras fueron dinamita. Cada cosa que dije desarmaba las expectativas que tenían sobre este grupo. Había conseguido mucho más de lo que jamás imaginaron. Cuando les mencioné que las convertiría en profesionales, pensaron que solo sería un entrenamiento para mejorar sus habilidades, un grupo de refuerzo para las jugadoras escolares. Pero lo que hice fue realmente prepararlas para ser jugadoras profesionales. Patrocinios, promociones, un estadio para practicar... estaban a un paso de comenzar una carrera en Quidditch sin ni siquiera haber terminado la escuela. De hecho, ya casi podían considerarse un verdadero equipo.
"Bueno, chicas, dejen de estar en las nubes y prepárense para llegar a ellas. Tenemos que empezar a entrenar. Quiero ver cómo estas niñas se convierten en verdaderos monstruos de los cielos en poco tiempo. Tengo muchas expectativas sobre ustedes, espero que las cumplan. Hoy es para que se acostumbren a sus nuevas escobas: vuelen, practiquen, jueguen entre ustedes, lo que quieran. Pero mañana, prepárense para sudar y sufrir. ¿Entendido?" dije con firmeza.
"¡Sí!" gritaron varias, mientras se elevaban en sus escobas, emocionadas.
Estaba a punto de irme cuando Angelina se cruzó frente a mí, deteniéndose un segundo para poner su mano en mi hombro.
"Perdóname, Red. Dudé de ti. Pensé que esto sería solo un juego para ti, pero me tapaste la boca. Gracias por todo esto" dijo con solemnidad y sinceridad.
"No tienes por qué. Aunque quizá quieras agradecerle a Ginny, estoy haciendo todo esto para cumplir sus deseos y sueños."(Red)
"Entonces tendré que hablar con ella. Quién sabe, tal vez si le cuento algunas de mis ambiciones se le peguen, y todas podamos disfrutar de ellas" bromeó, guiñándome un ojo.
"Está bien, espero un buen desempeño de todas. Realmente quiero que lleguen a superar a cualquier profesional."(Red)
"Eso intentaremos" dijo Angelina, mientras se alejaba volando hacia el grupo, que ya había comenzado un partido improvisado.
Sonreí mientras salía del nido, dirigiéndome hacia la guarida. En mi interior, no pude evitar reír pensando en cómo sería Angelina desnuda, su cuerpo seguramente lleno de músculos. La idea de esa belleza de chocolate me hizo tragar saliva, pero disipé el pensamiento rápidamente para centrarme de nuevo.
Esas escobas que conseguí no fueron baratas, pero valió la pena. Realmente son superiores a las que hay actualmente en el mercado, porque le pedí a Merk que me dieran una combinación de los puntos fuertes de todas las escobas disponibles, pero con el aspecto de las Silver Arrows. Velocidad, aceleración, frenado, maniobrabilidad, comodidad, estabilidad… Son extraordinarias. Hasta que aparezca la Saeta de Fuego, no habrá nada que las supere, y cuando llegue el momento, también conseguiré escobas con las características de esa.
Lo del estadio también fue costoso. El [feudo] se puede dividir en espacios separados, de manera que no se pueda acceder de un lugar a otro sin mi permiso. Estoy construyendo un estadio de Quidditch en uno de esos subespacios y planeo llevar al equipo allí. Aunque no será un estadio común, será uno muy... peculiar.
Sí, estoy gastando mucho, pero también estoy equilibrando mis recursos. Los negocios van bien, el feudo sigue creciendo y produciendo más, los intereses del banco, y lo más importante, la producción de oro gracias al poder de la piedra filosofal. He alcanzado un extraño equilibrio de crecimiento continuo. Gastar en el deseo de Ginny no me parece mal, especialmente después de ver el brillo en sus ojos cuando les mostré todo lo que conseguí. Quiere ser una arpía, así que durante este periodo de preparación podríamos considerar al equipo como las "arpías bebés".
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4to Capítulo Adicional
¡Hola chicos! Espero que estén bien. Quiero avisarles que, a partir de ahora, reduciré un capítulo adicional de Red, ya que publicar cinco capítulos semanales consume mucho de mi tiempo. La serie seguirá funcionando igual si las donaciones persisten, pero con un capítulo menos, quedando de la siguiente manera:
Red: 4 capítulos semanales máximo (incluyendo el gratuito)
Riuz: 2 capítulos semanales máximo (incluyendo el gratuito)
Además, estaré publicando algunos capítulos de mi nuevo libro original, Monstervania. Si les interesa, ¡pueden echarle un vistazo! No es un fanfic, o al menos no uno habitual.
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