Demonios, mi hermana puede ser tan adorable como odiosa al mismo tiempo.Había empezado a vagar temprano por el castillo, pensando en cómo abordaría nuestra charla. ¿Debería ser amable o rudo al principio? ¿Cómo continuar después? Pero todo se fue al diablo.
Mientras caminaba, me topé con Ginny y Luna por los pasillos. Al cruzarnos, intenté poner mi mejor mirada seria e intimidante, como la de mi madre. Sin embargo, Ginny respondió de una manera que no esperaba. Corrió hacia mí y apoyó su cabeza en mi pecho mientras me abrazaba.
"Perdón" dijo, antes de que yo pudiera siquiera reaccionar.
"¿Qué?"(Red)
"Perdóname, te quiero, hermano" repitió, frotando su rostro contra mi pecho y apretándome más fuerte.
"Y-yo... también" dije, completamente confundido y sin entender qué estaba ocurriendo.
"Todavía no te perdono, sigues siendo una puta, pero te quiero y no quiero que nos separemos."(Ginny)
"¿Ooookeyyyy...? "respondí, algo aturdido.
"Podemos volver a ser como antes, como hermanos... juntos. Intentaré no mostrar tanto mi desprecio por lo puta que eres, y trataré de no llevarme mal con tu novia."(Ginny)
"Me encantaría... pero sigues llamándome puta" le reproché, mirándola a los ojos, tratando de adivinar qué estaba pasando. A pesar de que soy empático, me costaba descifrar a mi hermana.
"Porque eres una puta."(Ginny)
"En serio, ¿por qué pides tregua pero sigues llamándome puta?"(Red)
"Porque te lo mereces... pero eres la puta de mi hermano, y te quiero."(Ginny)
"¡Ey...! bueno, sí, no sé por qué lo dices, pero probablemente me lo merezca.(Red)
"Mucho."(Ginny)
"Sí, sí, bueno. Vas a tener que explicarme toda esa actitud de antes. Entiendo que te moleste lo de Hermione; yo también odiaré a tu novio, pero las cosas empeoraron. ¿Estás ocultando algo?" le pregunté, tanteando el terreno.
"No" respondió con seguridad, aunque la conocía bien. Estaba nerviosa, ocultaba algo que la aterraba.
"No tienes que mentir. Sabes que soy tu hermano, no importa lo que hayas hecho. Te perdonaré y te ayudaré a solucionarlo" le dije, esperando que confiara en mí y revelara lo que escondía el diario.
"No es nada" dijo, aún más nerviosa.
"¿Estás segura? ¿No tienes en tus manos algo que no te pertenece?"(Red)
"¿Qué?" Ahora era ella quien me miraba confundida.
"¿No tienes un libro muy especial?"(Red)
"¡Ikk!" soltó un chillido de miedo "¡¿Luna te lo mostró?!" se giró hacia su amiga.
"No" respondió Luna, sacando de entre su ropa ese regalo de Navidad: ese libro que almacenaba recuerdos.
"Yo no hablaba de ese libro... ¿y por qué te asusta tanto? ¿Qué hay ahí?"(Red)
"¡Nada!" gritó antes de darme una patada en la espinilla y zafarse de mis brazos.
Ginny corrió hacia Luna y la agarró del brazo antes de salir disparada hacia el gran comedor. Yo me quedé arrodillado, agarrándome la pierna. Las vi correr y les grité:
"¡¿No habíamos vuelto a ser hermanos amorosos?!"(Red)
"¡A partir de ahora!" me gritó sin detenerse "¡Nos vemos luego!"
Negué con la cabeza y solté un suspiro. A pesar de todo, me sentía feliz. Incluso esa patada fue familiar, la pequeña agresividad que podíamos tener sin el odio que ella había estado mostrando. Mi linda hermana estaba volviendo a ser quien era... pero maldita sea, ahora estoy frustrado. Me había preparado mentalmente para un conflicto y ella salió con esto... desperdicié mis esfuerzos. ¡Maldita sea, Ginny! Déjame ser el hermano estricto de vez en cuando.
...
Seguí caminando por Hogwarts, decidiendo cuál sería mi siguiente paso. La presencia o ausencia del diario podría cambiar muchas cosas en mi vida. Tengo varias metas, algunas bastante arriesgadas, pero necesarias para el camino que he decidido tomar. Necesito fortalecerme, mejorar a mi gente, fortalecer el feudo y crear un lugar próspero para mis chicas y futuros hijos.
Estaba perdido en mis pensamientos cuando, de repente, recibí una notificación: había adquirido una nueva habilidad. Fue raro, ya que no había hecho nada específico para merecerla, pero la sorpresa fue mayor cuando vi de qué se trataba: otra magia de sangre.
[Magia de sangre: "Forma Sangrieta" adquirida]
Hacía mucho que no obtenía una habilidad de magia de sangre que no fuera simplemente un aspecto emocional para usar con mi [Control de Sangre]. Mi curiosidad aumentó al leer la descripción, que era extremadamente simple, casi vaga: "Cambio de forma".
Decidí probarla de inmediato. No había nadie en el pasillo, y aunque sabía que sería más seguro experimentarla en mi [Feudo] con un clon, opté por usar mi cuerpo principal. No estaba seguro del costo en magia de sangre, y no sabía si los clones podrían manejarlo.
Activé la habilidad y...
*¡Splash!*
"¿Qué demonios?" pensé, mirando a mi alrededor y tratando de percibirme a mí mismo. "¡Soy un maldito charco de sangre!" Grité internamente, porque efectivamente, me había convertido en un charco de sangre… sin poder hablar.
No sentía nada en el sentido convencional. Percibía el entorno de alguna manera, pero sin ojos para ver, sin nariz para oler, ni oídos para escuchar. Sin embargo, podía asegurar que veía y escuchaba. No tenía músculos para moverme ni esqueleto para sostenerme. No tenía idea del propósito de esta habilidad que solo me había convertido en líquido. ¿Tendría algún uso especial?
Me calmé un poco después de la transformación y empecé a analizar mi nuevo cuerpo, prestando atención a los detalles que antes, en mi exaltación, había ignorado. Intenté moverme, y después de varios intentos, logré asociar la sensación necesaria con la acción. Desplazarme era extraño, como si fuera un líquido deslizándose por una pendiente, aunque podía moverme incluso en superficies niveladas.
Traté de ir hacia la pared. Llegué a ella, pero no pude treparla, solo logré que parte de mi cuerpo se adhiriera mientras el resto seguía tocando el suelo. Intenté dividir mi masa en porciones más pequeñas, lo cual fue relativamente sencillo, pero manipular ambas partes al mismo tiempo fue extremadamente difícil, mucho más que la primera vez que hice un clon y tuve que manejar doble percepción.
Aunque no era la habilidad más excepcional, veía en ella un gran potencial, al menos para situaciones específicas. Entonces me pregunté si mis otras habilidades seguirían funcionando. Intenté usar [Manipulación de Sangre] para controlarme a mí mismo, ¡y funcionó! Sin embargo, era increíblemente difícil. Controlar sangre externa ya era complicado, pero hacerlo sobre mí mismo requería una concentración inmensa. Tenía que mantener el control tanto de mi cuerpo como de la habilidad, lo que hacía que fuera fácil perder el enfoque.
Tras unos minutos de práctica, decidí moverme. Usé mi [Manipulación de Sangre] para empujar mi cuerpo. No lo suficiente como para levitar (lo cual habría sido genial), pero sí para hacer que mi masa de líquido saltara por el suelo. Me transformé en una especie de masa alargada, como una serpiente de agua sin forma definida, que rebotaba torpemente de un lado a otro. Aún no dominaba del todo el movimiento, y cualquiera que me viera pensaría que era el andar errático de un borracho, desplazándome de un sitio a otro.
...
Usando mi nueva forma y la habilidad de invisibilidad, logré llegar a mi clase extra de Cuidado de Criaturas Mágicas, aunque fue extremadamente difícil mantener ambas habilidades activas al mismo tiempo. Retomé mi forma cerca del bosque, revisando rápidamente si todo estaba en su lugar, y por suerte, no me faltaba nada. Había otras cosas que probar, pero eso sería más adelante.
Caminé hacia la clase, donde ya había varios alumnos de otras casas reunidos. También vi al profesor Kettleburn y a Matheus conversando antes de iniciar la lección. Me presenté ante el profesor, quien me saludó cordialmente, recordándome que le avisara si tenía algún problema. Era curioso ver a alguien con tantas extremidades perdidas asegurándote que estarías a salvo, pero lo acepté.
La clase comenzó, y Kettleburn nos guió hacia donde se encontraba la criatura que estudiaríamos ese día: un leucrotta, una especie de alce con la capacidad de imitar sonidos y voces, además de abrir su boca a un tamaño descomunal, lo que resultaba bastante intimidante. Esta leucrotta en particular era bastante dócil, ya que el profesor la había domesticado. Los alumnos podían acercarse a estudiarla, siempre y cuando no cometieran alguna estupidez.
La clase fue bastante entretenida, y al profesor le habría encantado darme puntos por mi desempeño excepcional. Con mis habilidades de druida y experiencia en criaturas mágicas, comunicarme y llevarme bien con el leucrotta no fue ningún problema. Incluso logré resolver un incidente cuando unos kneazles invadieron el cobertizo donde el profesor nos indicó que buscáramos comida para la criatura. Usé mi habilidad para comunicarme, controlar auras y calmar emociones, lo que me permitió negociar con los kneazles de manera pacífica y casi teatral. Logré que salieran en fila, como un ejército, a cambio de algo de comida.
El profesor Matheus se mostró impresionado por mi habilidad. Como alguien de Castelobruxo, acostumbrado al contacto constante con criaturas mágicas, notó la fluidez con la que me comunicaba con los animales, sin saber que en realidad podía hablar con ellos. Esta habilidad seguiría haciéndose evidente con todas las criaturas que aparecían en las futuras clases, y Matheus me comentó que encontraría fácilmente mi lugar en su escuela si me cambiara a Castelobruxo. Me repitió varias veces que era una lástima que el intercambio solo durara un año, ya que veía mucho potencial en mí y sugirió que considerara transferirme para "desarrollar mis talentos al máximo".
...
En el [Feudo], mi clon estaba dentro de una casa, la más bonita y completa de todas. Tenía dos pisos y varias habitaciones en cada uno, una mezcla de tecnología y magia. Estaba sentado en el sillón, con Andra y Eileen frente a mí, debatiendo la situación.
"Son dos niñas" Expliqué "Espero que las cuiden y les enseñen magia... aunque una de ellas es muggle, tengo planes para ella." Les detallé lo que esperaba de ellas" Tengo muchas cosas en mente y, aunque puedo tener un clon con ellas, cuando no esté necesito que las acompañen. No estoy seguro de cómo irá nuestra relación, así que, si pueden asegurarse de que estén lo suficientemente felices, se los agradecería. No quiero que uses tus encantos para corromperlas, pero si logran mantener su amor por mí en los momentos difíciles, sería lo mejor. ¿Pueden hacerlo?
"Creo que podré" respondió Andra "Aún me cuesta controlar mi poder, pero debería poder hacerlo."
"Bien, vamos a ello. Espérenme aquí."
Salí al exterior, cerca de l monte, donde presenté a Tonks y Elise. Activé el menú y vi las notificaciones para retirar personas de una de las campañas que realicé. Seleccioné a Lily y Petunia, quienes, al ser mis parejas en esa campaña, no requerían ningún costo para invocarlas.
Dos niñas se materializaron frente a mí, mirando alrededor con sorpresa y nerviosismo, al menos hasta que se vieron entre ellas y luego a mí. Corrieron hacia mí y me abrazaron.
"¡Red!"exclamó Lily.
"¿Dónde estamos?" preguntó Petunia.
"Hola, chicas, ha pasado mucho tiempo" respondí con una sonrisa al volver a verlas.
Ambas me miraron confundidas.
"Es cierto, para ustedes solo han pasado unos instantes, unos días como máximo" recordé "Bueno, ¿qué les parece si vamos a casa y allí hablamos?
Las niñas miraron el pueblo en construcción con asombro y me siguieron mientras les explicaba la situación. Se miraban entre sí con cierta incomodidad al verse abrazando mis brazos, algo de lo que ya les había advertido, pero era la primera vez que estaban involucradas al mismo tiempo.
Las llevé a la casa que había preparado, donde estaban Eileen y Andra, y se las presenté como amigas, o más bien, como familia. Les expliqué todo hasta bien entrada la noche, cuando las llevé al restaurante a cenar y luego de vuelta a la casa para dormir. Mañana continuarían las explicaciones, pero por ahora, solo quedábamos Andra y yo en las calles nocturnas.
"¿Crees que puedas insinuarles que los tríos están bien y que son muy agradables?"le pregunté con una sonrisa traviesa.
"¿Cachondo?" respondió ella con una ceja levantada.
"Un poco" admití, mientras pensaba en la mamada que Gemma me estaba haciendo a mi cuerpo real en Hogwarts.
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3er Capítulo Adicional
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