Andrea sintió miedo al ver a Jaume y Marcus, pero también sintió alivio al saber que Jaume seguía vivo, había estado pensando en él todo el día y sintiéndose culpable porque creía haberlo matado.
Andrea y Sofía estaban horrorizadas por lo que había pasado, por un lado se sentían aliviadas de que no hubieran venido más vampiros y que no se las pudieran volver a llevar al poblado vampiro pero, por otro lado, estaban preocupadas por lo que les pudiera pasar a Jaume y Marcus.
Se fueron a la cama pero las preocupaciones no les dejaron apenas dormir. Al día siguiente, se despertaron tarde, ya era medio día cuando se levantaron, querían saber que había ocurrido con Marcos y Jaume así que fueron a buscar a Nero.
Nero las invitó a comer cuando las vio aparecer, había una gran mesa con muchas sillas alrededor, sobre la que había mucha comida y bebida para toda la manada, allí lo compartían todo y comían siempre todos juntos. Andrea y Sofía se sentaron a la mesa junto a Nero, también había dos chicos más jóvenes que se sentaron a su lado. Se parecían bastante a Nero, eran grandes y fuertes como él y también llevaban el pelo largo y sus ojos eran oscuros, como los de Nero.
— Andrea y Sofía, os presento a mis hijos mayores, Noé y Darek— dijo Nero y sus hijos las besaron en la mano—. Son los solteros de oro de la manada, me gustaría que los conozcáis. Si al final decidís formar parte de la manada creo que podríais congeniar, mis hijos buscan esposa, creo que seríais unas perfectas candidatas…
— Te lo agradezco Nero, de verdad, me siento muy halagada, pero creo que aún somos jóvenes para casarnos, apenas tenemos 24 años…— dijo Andrea, a quién no le había gustado la proposición de Nero.
— ¡Yo creo que tenéis la edad perfecta! Es la mejor edad para tener hijos, es cuando las mujeres sois más fértiles. Además yo quiero ser padre pronto…— dijo Noé, el hijo de Nero, a la vez que le guiñaba un ojo a Andrea.
— ¡Vas demasiado rápido! ¿No crees?— se sorprendió Andrea—. No puedes casarte y tener hijos ya, primero hay que conocer a la otra persona, ver si se congenia, si hay algún tipo de sentimientos…
— ¡Tonterias! Yo te haría un hijo aquí y ahora, me pareces una chica preciosa y encantadora…— le susurró Noé a Andrea y ella se ruborizó.
— Esta hecho todo un seductor ¡como su padre!— dijo Nero orgulloso dándole unas palmadas en la espalda a su hijo—. Tenemos un problema de natalidad en la manada, no hay apenas mujeres, así que hay pocos nacimientos, por eso no podemos esperar. Si estáis de acuerdo en formar parte de la manada, se celebrará la ceremonia esta noche…
— ¿Esta noche?— preguntaron Andrea y Sofía muy sorprendidas al unísono, ya que ambas no se esperaban que fuera todo tan rápido.
— Si, esta noche— les confirmó Nero—. Pronto habrá luna llena, así que es mejor hacer la ceremonia hoy mismo para que el próximo día que haya luna llena podáis completar la transformación. Si no queréis formar parte de la manada, siempre podéis volver con esos chupasangres y ser sus esclavas hasta que os maten. Está noche, después de la ceremonia soltaremos a esos dos vampiros que tenemos encerrados, podéis quedaros aquí o iros con ellos…
— Yo no estoy segura de esto, aún no he tenido tiempo para pensármelo…— se lamentó Andrea.
— Yo si que voy a hacerlo, quiero ser parte de la manada— dijo Sofía muy decidida.
— ¡Perfecto! Vamos a prepararlo todo para celebrar la ceremonia hoy a media noche— dijo Nero muy satisfecho—. Andrea, tienes hasta entonces para pensar que es lo que quieres hacer…
Cuando terminaron de comer, volvieron a la cabaña. Andrea tenía mucho en lo que pensar, faltaban unas pocas horas para la ceremonia pero aún no estaba convencida de querer convertirse y formar parte de la manada, aunque tampoco quería volver con los vampiros.
— Sofía, no hace falta que te conviertas, tengo un plan, podemos escaparnos antes de la ceremonia y volver a casa. Jaume y Marcus están encerrados y los hombres lobo estarán muy ocupados preparando todo para la ceremonia, no creo que se den cuenta si nos vamos en cuanto empiece a anochecer…
— ¡Pero yo quiero quedarme!— exclamó Sofía—. Yo no tengo a donde ir, no tengo familia, no tengo a nadie. Aquí tengo la oportunidad de ser una más, de formar mi propia familia.
Andrea no se esperaba que Sofía quisiera quedarse con la manada, aunque entendía sus razones. En ese momento, se dio cuenta de que se había quedado sola, que no podría escapar de allí. Tenia que decidir muy enserio si quería ser la mujer de un licántropo y convertirse o ser la esclava de un vampiro, ambas opciones no se le hacían nada atractivas. Lo meditó durante un buen rato y finalmente, pensó que allí por lo menos sería tratada como a una más, no sería la esclava de nadie. Pensó que lo más inteligente sería quedarse allí y pasar la ceremonia con Sofía; formar parte de la manada, como les había propuesto Nero.
Estaba apunto de anochecer cuando dos mujeres de la manada fueron a la cabaña de Andrea y Sofía. Las ayudaron a lavarse y peinarse y también les ayudaron a ponerse un vestido largo de color negro para la ceremonia. Pronto llegó la media noche y Andrea y Sofía fueron a la plaza del pueblo, que era donde iba a celebrarse la ceremonia. Había una mesa con dos cálices plateados que contenían un líquido de color anaranjado. Todos los miembros de la manada estaban allí para ser testigos de la ceremonia y todos iban vestidos de negro. También estaban Nero y sus dos hijos, estaban junto a la mesa con los cálices y también vestían con pantalón y camiseta negros.
— ¡Hola a todos! Nos hemos reunido hoy aquí para dar la bienvenida a nuestra manada a estas dos mujeres— les dijo Nero a todos los asistentes una vez que las chicas llegaron hasta donde estaba la mesa—. Andrea y Sofía ¿estáis seguras de que queréis formar parte de la manada?
Sofía asintió de inmediato, pero Andrea estaba un poco indecisa todavía, pero al final asintió también a regañadientes. Noé y Darek cogieron los dos cálices y le entregaron uno a cada chica y ambas se bebieron el líquido que contenían. Entonces comenzó a sonar una música con tambores y la manada comenzó a cantar una canción, en un idioma que no lograban entender ni Andrea ni Sofía.
Aún notaban el sabor amargo de la bebida cuando ambas empezaron a sentirse algo mareadas. Andrea cada vez se sentía peor, hasta que cayó al suelo de rodillas, no podía continuar de pie. Agachó la cabeza y se frotó durante un rato la cara y los ojos intentado aliviar aquel extraño mareo. Cuando levantó la cabeza lo que vio la dejo sin palabras, no estaba segura de que fuera real.
Sofía estaba besándose con Nero en los labios, era un beso muy ardiente, parecía que ambos querían devorarse mutuamente. Justo detrás de Sofía estaba Darek, el hijo de Nero, quien arrancó la parte de arriba del vestido de Sofía a la vez que le besaba y lamía todo el cuello. Nero le dio la vuelta a Sofía, quedándose él justo detrás de ella y comenzó a besarle el cuello y a tocarle los pechos. Darek estaba en ese momento delante de Sofía y la comenzó a besar en la boca, mientras le quitaba el resto del vestido hasta dejarla completamente desnuda.
Andrea estaba muy confundida contemplando aquella escena, entonces, alguien le ayudo a levantarse. Era Noé, el otro hijo de Nero, que tras ayudarla a levantarse comenzó a besarle en el cuello. Andrea al principio intentó resistirse pero al final, se dejó llevar, comenzó a sentirse muy excitada. Se besaron con muchas ganas durante un rato, Andrea sentía un gran calor que le recorría todo el cuerpo, estaba muy excitada, sólo recordaba haberse sentido así el día que Jaume le mordió. Comenzó a pensar en él y también a imaginar que Noé era Jaume, lo deseaba tanto, los besos se volvieron más violentos, sentía un hambre desesperado que solo podía saciarlo Jaume.
Noé intentó quitarle el vestido a Andrea, pero ella al ver que no era Jaume, que solo había sido su imaginación, no le dejó hacerlo. Intentó apartarse de él, pero Noé no la soltaba, al final le dio un empujón y consiguió separarse de él y salir corriendo. Sus piernas apenas le respondían, le era imposible caminar en línea recta, el líquido que les habían dado contenía algún tipo de droga, por eso se sentía así de mareada y tenía alucinaciones.
Cuando se alejó lo suficiente se giró para ver de lejos lo que estaba ocurriendo, entonces vio a toda la manada manteniendo sexo los unos con otros, era una especie de orgia. Todos estaban desnudos besándose y penetrándose, jamás había visto nada igual. Sofía estaba manteniendo sexo con Darek y Noé a la vez, ambos la besaban y penetraban de una manera muy violenta y a ella parecía darle mucho placer, lo estaba disfrutando de verdad.
Andrea no quería formar parte de eso, no era para ella. Así que corrió hacia la salida, quería escapar de allí sin ser vista para intentar llegar a su casa. Corrió por el pueblo intentando esconderse entre las cabañas, aún estaba un poco aturdida por la droga que le habían dado, así que le costó encontrar la salida. Cuando por fin la localizó, estaba a punto de salir del pueblo cuando oyó una voz de hombre detrás de ella. Se giró y vio a Nero, caminaba también hacía la salida pero no iba solo, iba acompañado de Jaume y Marcus. Ambos estaban atados con unas cuerdas gruesas y Nero los empujaba y les hacía caminar hacia la salida del pueblo.
— Andrea, me has decepcionado— le dijo—. Me gustabas para Noé pero has salido corriendo y has dejado a mi hijo plantado, eso no se hace…
— ¡Yo solo quiero volver a casa!— le gritó asustada—. Por favor no se lo diré a nadie, haré como que no sé nada de esto, lo olvidaré todo, por favor.
— Lo siento pero eso es imposible… Si no quieres pertenecer a la manada, tendrás que volver con los vampiros.
Andrea estaba cansada y asustada, no quería pertenecer a ese mundo, no quería tener nada que ver ni con vampiros ni con hombres lobo, sólo quería volver a su antigua vida. No quería seguir discutiendo, sabía que no iba a lograr nada, así que salió corriendo de allí, salió del pueblo hasta llegar al bosque. Se internó en el bosque y se escondió detrás de un árbol, entonces se asomó para ver la entrada del pueblo; entonces vio a Nero dejando libres a Jaume y Marcus. Andrea se puso muy nerviosa, su ritmo cardíaco comenzó a aumentar considerablemente, estaba aterrada. Comenzó a correr por el bosque, aunque Jaume y Marcus iban atados, seguro conseguirían arrancar esas cuerdas pronto con su fuerza vampírica. Siguió corriendo, era lo único que podía hacer, correr y buscar ayuda en el mundo humano. Aunque dudaba mucho poder llegar tan lejos, probablemente sería antes atrapada por uno de los vampiros, pero la esperanza era lo único que le quedaba.