Chapter 145 - Llegando A Puerto

*Tock*,*Tock*,*Tock*,*Tock* Tocaban la puerta violentamente.

"Pase" dijo el capitán con los pies sobre el escritorio y una pistola en la mano, mirando a la puerta.

Ricardo entró a la habitación del capitán, estaba hecha un desastre, papeles arrugados y tirados en el piso, botellas rotas por todos lados , todos los libros de la estantería estaban en el suelo. Un cuaderno negro estaba sobre el escritorio, lo más llamativo del cuaderno era que tenía un cuchillo oxidado clavado sobre unas de sus tapas y parecía estar atravesando todo el libro.

"Entonces, cuál es la verdad?" Preguntó Ricardo al dar su primer paso.

"¿No estás algo apurado,chico? ... Faltan dos ... Largas ... Semanas ... Más" dijo el capitán tirando la pistola sobre el escritorio y poniendo las manos atrás de su cuello despreocupadamente.

"Me prometiste la verdad y quiero la verdad!" Gritó Ricardo algo enojado, pero sin moverse de su lugar, ya se había cansado de los abusos del capitán hacia la tripulación; alguien tenía que hacer justicia y ese era nuestro joven héroe.

"¿Querrás decir 'mi' verdad?" Corrigió el capitán enfatizando en 'mi', con una sonrisa picará en el rostro.

"La que me sea útil ..." Contestó Ricardo, buscando que el capitán dejará de alargar la charla; ya había esperado demasiado y ahora sentía que tenía el valor como para enfrentarse al villano.

"La 'verdad' es que no hay una 'verdad' ,muchacho, solo quería que vinieras para darte las últimas palabras de Dima..." Dijo el capitán sacando un sobre de abajo de la mesa y tirándolo a los pies del grumete.

Al escuchar eso, Ricardo se agachó y tomó el sobre, el sobre tenía las iniciales de Dima grabadas en la parte frontal y escrita la frase 'Para Ricardo'. Ricardo abrió el sobre con cuidado, pero se sorprendió con lo que vio, en su interior solo había un papelito muy chico enrollado.

Ricardo abrió el papelito enrollado con sus manos, era tan chico que solo cabía un párrafo en su interior, el cual decía:

'Luego de que escapara, malgaste muchos años de mi vida arrepintiéndome por la decisión que tome, el tiempo me enseño que no tenía nada de lo que arrepentirme, ahora al final de mi vida me doy cuenta de que viví bien... Suerte Ricardo, no lo pienses tanto y vive tu vida como quieras'

"Un hombre de pocas palabras, Eh? Ja, ja, ja, el resto de mensajes lo tengo yo, chico" rió el capitán como un desgraciado.

"¿Y me lo vas a dar?" Preguntó Ricardo al ver que Wiliam se quedó mirándolo como si fuera un ratón con el cual experimentar.

"Si claro ... Pero esta es la parte complicada ... Cuando sepas el mensaje, te arrepentirás de saberlo ... Estás seguro de que no quieres vivir feliz en la ignorancia ,chico?" Pregunto Wiliam con una sonrisa de oreja a oreja, como si hubiera atrapado un pescado en su red.

"Si, por supuesto! , son las últimas palabras del hombre que me salvó la vida, a diferencia de vos, todavía tengo un corazón latiendo en el pecho..." Maldijo Ricardo con valentía, sin temerle a las consecuencias, como todo héroe.

"Impaciente, imprudente, joven e inexperto ... Como todo buen grumete, ven toma el mensaje..." Dijo Wiliam con una sonrisa en su rostro de abuelo confiable, mientras sacaba una caja del escritorio.

Ricardo se acercó a la caja y con mucho cuidado la abrió , pero cuando la abrió sus manos temblaron, lágrimas empezaron a caer sobre sus ojos, trato de secarlas con sus manos vendadas, pero más seguían apareciendo, impidiendo que confirmara si lo que tenía delante de él era verdad o no.

"Vamos chico, hay otro papel chiquito... no eras impaciente, ábrelo y ve que hay dentro!" Grito Wiliam apurando al grumete; como todo un malvado villano haría contra su héroe.

Ricardo metió su mano dentro de la caja, varias cosas podían hallarse, una de ellas era un papel chico como el anterior, dentro estaba la frase repetida: "Suerte Ricardo, no lo pienses tanto y vive tu vida"

Al leer el mensaje, Ricardo cayó de rodillas al suelo y empezó a llorar desconsoladamente.

"Muy imprudente de tu parte, Ricardo, deberías haberte preparado mejor antes de abrir el mensaje, ahora estás arrodillado, manchando el suelo con tus lágrimas ..." Decía Wiliam con una mirada de desaprobación, moviendo su cabeza exageradamente como pensando 'no,no,no,no y no'.

"Qué pasa, chico no vas a tomar el contenido de la caja?" Dijo Wiliam con una sonrisa bastante estúpida, demasiado estúpida para mi gusto; digo el gusto de un marinero común.

Luego de forma muy correcta puso las manos sobre la caja y empezó a retirar lentamente, demasiado lento… ; ¡Retiradla, idiota! Debió haber gritado un marinero aleatorio de la cubierta.

Porque Ricardo se levantó de forma abrupta y tomó la caja de las manos del capitán con violencia, luego la abrió, como comprobando que no faltara nada.

Dentro de la caja había: un frasco muy finamente decorado con líquido azulado, la bitácora que el capitán le había regalado, un cuchillo oxidado y una bolsa llena de chapas, por la cantidad parecería ser el salario acordado más varias bonificaciones por fallecidos.

"Eres muy joven ,grumete, el resto de la tripulación ya tiene una vida en el mar, pero Dima te dio otro camino puedes tomarlo o no, es tu decisión ... Pero mi consejo es que no lo pienses tanto y elijas vivir... pero por cómo tomaste la caja, me parece que ya tomaste tu decisión ¿o me equivocó?". Dijo Wiliam sacando las piernas de arriba de la mesa e inclinando su cuerpo como si esta fuera la respuesta más interesante que iba a escuchar en mucho tiempo.

Ricardo no contestó, abrió el frasco azulado y se lo tomó de un trago. Él sabía que esto era la famosa 'pitufina', si la tomaba podía llegar a puerto con vida en unas horas y su cuerpo sanaría todas sus heridas, por eso este frasco era tan caro, era 1001 veces mejor que cualquier bote salvavidas.

Ricardo hizo caso al consejo de Dima y no lo reflexionó, 2 semanas más con 5 tripulantes era imposible. Ahora lo que importaba era salvar su vida, para colmo el capitán le pagaba una cantidad de chapas suficiente para comprar un barco y contratar su primera tripulación, sus días de grumete se habían acabado.

El otro camino, era seguir sufriendo como un esclavo para morir con el resto de la tripulación. Era fácil para los héroes tomar una decisión, pero para las personas normales como Ricardo era complicado marchar hacia la muerte sin dudar; sin embargo, estar tantos días con la muerte tocando tu puerta, termina destruyendo el heroísmo de cualquier persona y sus dudas.

Al ver la cara decidida del grumete, Wiliam se cayó de su silla de la risa y se quedó a riendo como un maníaco en el suelo: " Y yo era el que no tenía corazón ... ja, ja, ja ... Muchacho, solo 4 hombres no lo lograrían nunca, nos estás condenando a todos ja, ja, ja"

Ricardo ignoró al capitán, cuanto antes terminará esto, mejor para él, pero no sentía nada , no estaba ocurriendo absolutamente nada… ¡La droga no servía!

"Que idiota inexperto ja, ja, ja" Río el capitán como un condenado.

Los ojos de Ricardo se pusieron rojos de la bronca...

"Ja, ja, ja, desgraciado, condenaste a todos sin dudar siquiera" Seguía riendo Wiliam cada vez más fuerte

Ricardo con los ojos rojos por su orgullo dañado se acercó lentamente a la pistola arriba de la mesa del capitán; parecía haber tomado una decisión que cambiaría el rumbo de este viaje.

"El bendito del gran hermano!! ,aquel que nos iba a llevar al puerto ... Y ahora mírenlo!! Traicionando a todos para salvar su propio culo... ja, ja, ja... y todo gracias a que Dima se sacrificó por vos Ja, ja, ja ... 'La humanidad no fue derrotada, se derrotó a sí misma'" Reía el capitán con los ojos cerrados de la risa revolcándose con el suelo.

Ricardo con los ojos rojos, los dientes rechinando del odio tomó la pistola, apuntó al capitán riendo en el suelo y jalo el gatillo para matar a este bastardo.

*Click*

*...* La pistola no estaba cargada

"ja, ja, ja!!" Río como un desgraciado Wiliam, apuntándole con el dedo en el suelo como tratando de decirle algo, pero la risa lo impedía.

"Como todo buen grumete, completamente inútil, ni siquiera sabías que no estaba cargada!" Finalmente pudo decir Wiliam entre risas.

Ricardo con todo el odio del mundo corrió hacia el cuchillo clavado en la bitácora del capitán, lo tomó y miró al capitán como un lunático, pero antes de que pudiera mover un músculo, sintió que su cuerpo empezaba a transformarse.

El capitán dejó de reír y lo miró con curiosidad desde el suelo, poco a poco el cuerpo del chico se iba encogiendo e iba tomando el color azulado del océano.

Pero antes de que pudiera terminar de transformarse, el capitán sin sonreír como si nunca le hubiera parecido gracioso de verdad lo que estaba ocurriendo, dijo con seriedad: "Deberías ver el mensaje de Dima y el que yo escribí, era más que evidente que no los escribió la misma persona la próxima aventura ,chico, trata de no ser tan impaciente, imprudente e inexperto ..."

Al escuchar esas palabras, lágrimas empezaron a salir de los ojos de Ricardo, lo último que quería es haber bailado al compás de este idiota y encima haber traicionado a todos. Pero su cuerpo no respondía, solo seguía transformándose, por lo que no pudo verificar si lo que dijo el capitán era cierto.

El capitán tomó su bitácora y las últimas palabras de Dima y se fue de los camarotes, ya no tenía mucho que hacer ahí.

Al final, Ricardo terminó su transformación , ahora era una especie de criatura azulada muy chica del tamaño de zapato, no tenía pies sino dos tentáculos en su lugar y su mano también eran dos tentáculos largos , su cuerpo era redondo como una pelota de pimpón.

Ricardo, siguiendo su instinto, tomó la caja que le había dado el capitán, la misma se achicó hasta parecer un botón. El cuerpo de Ricardo se partió por la mitad , trago la caja y volvió a unir sus dos mitades.

Acto seguido,Ricardo salió corriendo del camarote, su velocidad era impresionante, al punto que únicamente parecía una pelota de luz a la vista de los ojos humanos. Con estrepitosos estruendos provocados por su velocidad, se disparó por encima del agua hacia el horizonte siguiendo sus insisto supo que hallaría tierra y luego regresaría a ser humano, cuando tocara la arena…

Sin despedidas, sin saludos dolorosos, sin miradas con lágrimas, Ricardo olvidó su pasado como tripulante de La Vieja Ana y se dirigió al horizonte; Dejando atrás a 4 pobres almas olvidadas.