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Chapter 2 - Capitulo III

Las puertas que me mantenían encerrada en ese cuarto empezaron a ser golpeadas con desesperación ya que no podía ser abierta por mi cuidador, el hombre que estaba adentro conmigo había cerrado las puertas desde dentro para que nadie pudiese entrar.

El hombre que estaba adentro conmigo empezó a maldecir y de un momento a otro hablo con amabilidad.

-Señorita debemos irnos perdóneme por favor, pero debo de llevarte conmigo-

Sin más por agregar el hombre me tomo en sus brazos buscando una forma en que no me lastimara con todo lo que movió para bloquear la puerta en caso de se abriera pero, ya era demaciado tarde para eso.

Las puertas se abrieron y las personas estaban tratando de quitar todo lo que bloqueada su paso.

El hombre que me sujetaba en sus brazos poco a poco empezó a dirigirse a la ventana por la que había entrado; yo aún intentaba mover mi cuerpo y como si se tratase de un milagro empeze a mover mis dedos.

Ahora que ya podía moverme me safe del agarre de aquel hombre que estaba listo para llevarme lejos de donde me encontraba.

Él quedo paralizado e instantes después volví a escuchar a la multitud en movimiento pero ellos se quedaron inmoviles, yo gire mi cabeza para poder ver qué había pasado con ellos y me lleve un grata sorpresa al ver que las personas me miraban como si se hubieran topado con un fantasma.

Sin saber que decir o como actualizar entre en pánico ya que no conocía a esas personas pero un alivio llegó en mi corazón al escuchar aquella voz que me era tan familiar.

-¡¿Qué es lo que a pasado?, han podido atraparlo?, se ha llevado a Amelia?!- Ese hombre que me visitaba a menudo entro al cuarto y yo me dirigí a él con toda prisa para poder estar a salvó.

Él me miró como las demás personas y en ese momento detuve mi andar para poder ver qué pasaba pero la gente tan solo susurraban entre sí.

-Persona a: Estoy soñando?

-Persona b: Estoy tan triste con la partida de la princesa que estoy alucinando con ella?

-Persona c: Es esto alguna especie de espejismo?

-Persona d:La princesa está viva? o solo yo la estoy viendo viva?

La multitud empezaba a hacer preguntas de este tipo lo cual me erizo la piel, entonces empeze a retomar mi camino hacia ese hombre tan familiar, al llegar tome sus manos y le dije con voz suave.

-Dime tu nombre por favor-

Las personas reaccionaron de aquel trance y me rodearon, ellos tocaban mis manos, mi cabello y mi rostro con delicadeza y alegría Pero cuando menos ví todos ellos empezaron a llorar, a pedir perdón y darme las gracias por despertar.

Aquél que me cuidaba me abrazo y con una sonrisa encantadora dijo:

- Mi nombre es Ares de Blackrose, me da mucho gusto poder verte de nuevo mi dulce señora-

Este hombre que tanto había llorado cada vez que me visitaba lo hacía nuevamente pero, está vez era de felicidad. Sin dudarlo y sin ningún límite empeze a pasar mi mano sobre su hermoso cabello rojizo que llegaba hasta sus hombros y cuando Ares alzo su mirada pude ver en el unos hermosos ojos tan azules como el cielo.

Limpiando sus lágrimas me aleje de él un poco dándole una sonrisa como parte de mi consuelo; me di cuenta de que era un hombre alto como de 1.80 y aparte de su cabello y ojos, la tez de Ares era tan blanca como la leche y además el era muy atractivo.

Decidí apartar mi mirada de Ares solo para poder ver a aquel que quería llevarme consigo a otro lugar.

Como si fuera una especie de déjà vu, el hombre se encontraba de rodillas murmurando palabras que no lograba comprender en su totalidad, la multitud lo veía con odio y repugnancia al mismo tiempo que murmuraban cosas ofensivas hacía el pobre chico de cabello lila, creo que este le llegaba por media espalda y su tez era muy similar a la de Ares también tenía una apariencia muy hermosa y era de la misma estatura de Ares.

Al parecer solo yo me di cuenta de que él se encontraba llorando y por alguna extraña razón me acerque a ese pobre hombre para poder consolarlo.

La multitud al ver esto empezó a correr hacia mí, rogándome para que no fuera a consolarlo;

estando a punto de tocarme un señor de aspecto mayor que me suplicaba. Una barrera se desplegó impidiendo que el señor me tomaste de la mano, todos intentaban entrar a la barrera para poder detenerme pero era inútil ya que la barrera no mostraba ningún daño ante los ataques de la multitud.

Al llegar a ese hombre que trato de llévame lejos de este lugar, en el que él era maldecido y abucheado. Me arrodillé frente a él para tomar sus manos y retirarlas de su rostro el cual rebelo a un hombre destrozado y sumido en el arrepentimiento, sus ojos lilas se encontraban rojos por llorar demasiado y

sin pensarlo dos veces lo abraze y le dije en voz baja-¿Por qué lloras?¿Te encuentras bien? ¿Cómo te llamas?- al escuchar mi última pregunta a este extraño muchacho se le iluminó la mirada y devolviendome el abrazo dijo con una sonrisa leve.

- Mi nombre es Orus -

Pero de la nada la barrera desaparecio y la gente intentando alejandome de Orus me decía que si había olvidado su pecado, que él había causado tanto dolor en el mundo y debía ser castigado.

Orus era sujetado por varios hombres los cuales no paraban de golpearlo e insultarlo.