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Chapter 3 - QUE EMPIEZE LA ACCIÓN

Kevin no supo cuánto tiempo había pasado. Mientras estaba acostado instintivamente se puso de pie desconcertado, se sentía poderoso, observando los alrededores se dió cuenta de que estaba en un departamento semidestruido, miro apresuradamente por la ventana y su mandíbula se aflojó con incredulidad.

Estaba en una ciudad destruida, pudo ver las calles vacías, el cielo era rojo, grandes nubes de tormentas se formaban, no había sol o luna. Todo parecía extraño, el paisaje que tenía delante era simplemente increíble, no podía ver ni una sola persona, los vehículos no se movían.

El horizonte incluso era de color gris oscuro, era un mundo opaco y sin vida.

—¿Qué demonios?

Al darse cuenta de esto, Kevin fue casi volando hacia la puerta, golpeo con fuerza la manija al ver que no podía abrir la puerta, en un estante vio una carta, el contenido era simple, tenía un mapa con coordenadas.

Logro salir de la habitación después de varios intentos de forcejear con la puerta y bajo un total de diez pisos.

Se había marcado un punto de encuentro a unas cuantas cuadras de su posición actual, dándose unas cuantas bofetadas en las mejillas.

aunque quería llorar de dolor, lo soporto y reafirmó que aún estaba vivo. Se froto sus mejillas y comenzó a caminar hasta el punto acordado.

mientras caminaba, la tensión creció y seguía siendo cada vez más desagradable. Había una pizca de soledad, era como si fuera el último hombre en la tierra o un hombre el cual acababa de entrar en un apocalipsis.

No fue fácil pero tampoco tan difícil encontrar su camino al punto acordado, había un vórtice en forma de remolino plateado.

Entrando sintió como su cuerpo era transportado a otro sitio.

cayó boca abajo en el suelo, sintió dolor en su pecho y mandíbulas.

—Demonios...

—Concuerdo contigo...

Una inesperada voz sorprendió a Kevin, que rápidamente se puso de pie y comenzó a mirar a sus lados. Ni siquiera había pasado un minuto y ya se había metido en problemas.

Había una joven de su misma edad unos trece años como una sudadera con capucha color gris con negro, tenía unos pantalones cortos y tenis blancos. No noto la llegada de esa chica pero cuando sus ojos se encontraron noto su impecable piel blanca, cuando se quitó la capucha de su rostro pudo ver su hermoso rostro, una nariz pequeña, hermosos labios color fresa, cejas arqueadas que delataban su feroz personalidad.

Justo cuando estaba a punto de hablarle, ella paso delante de él sin importarle nada, su expresión feroz se transformo en una completamente desinteresada del mundo.

Ambas manos estaban en los bolsillos de su sudadera, se fue rápidamente a lo que parecía un edificio imponente, la chica parecía tener prisa por alguna razón. Camino hasta llegar a una plaza que tenía una pequeña fuente, al mirar a los lados se dió cuenta de que había una gran puerta abierta en dónde varias personas estaban ingresando.

—Ese debe ser el lugar correcto...

Se acercó rápidamente y pudo escuchar el murmullo de varias personas.

—Fiu... no me perdí...

Con un suspiro intento entrar en el recinto.

Había una figura femenina de pie junto a la entrada, llevaba un traje de sirvienta victoriano.

Estaba haciendo señas a Kevin con su mano, indicándole que se acercara rápidamente, tenía una mirada desinteresada, era como si con su gesto estuviera diciendo que apurará.

—¿Este es el camino correcto, verdad?

La sirvienta simplemente asintió y chasqueo la lengua con disgusto, lo increíble era que su cara estaba sonriente.

Cuando intento atravesar la puerta, la mano de la sirvienta le impidió seguir avanzando.

Ella lo miro en silencio y extendió su puño hacia él.

Se quedó desconcertado por un momento.

—¿?

Signos de interrogación flotaron en su cabeza sin saber que decir o que hacer.

la sirvienta seguía sin emitir algún sonido, Kevin se quedó parado por unos minutos tratando de descifrar que quería esta mujer.

Los ojos de ambos parpadearon en confusión Kevin inclino su cara hacia la izquierda y la sirvienta hacia la derecha indicándole que se apurará.

—¿Que pasa? No tengo dinero sabes...

—...

La sirvienta lo vio como si estuviera observando a un idiota, entonces él lo entendió, estaba muerto y en otro mundo al parecer ¿por qué la sirvienta le pediría dinero? la sirvienta se frustró adorablemente e hincho sus mejillas elegantemente, su labio inferior sobresalió como si estuviera haciendo un puchero. Esto solo lo dejo aún más confundido.

Entonces el también extendió su puño y con una *Dap* ambos puños chocaron.

—Espero que te vaya bien... no mueras, ten una vida plena descendiente de la estrella de la mañana...

—Gracias supongo...

—Hmm...

La sirvienta se hizo a un lado mientras tenía una expresión exagerada, Kevin se pregunto si ese suspiro era un intento de decirle algo más o un simple resoplido indicándole que se vaya rápidamente. No sabía cuál era pero algo era seguro, esa sirvienta era adorable.

Ella se inclino en una profunda reverencia, fue rápido, elegante y digno.

Entrando en un enorme salon, inmediatamente se sintió vigilado, como si miles de ojos lo observarán. Normalmente los que habían llegado antes se fijarían en los recién llegados evaluandolos intentando ver si escondían algo.

Sin molestarse en esas miradas la sirvienta apareció a su lado izquierdo y lo tomo de la mano guiándolo a un lado de la sala.

Llegaron hasta un asiento vacío, cuando el se sentó, ella se inclino elegantemente y se retiró como suaves pasos, en ese momento sudo profundamente, si antes de sentía vigilado ahora sentía que todas esas miradas quisieran matarlo.

Aunque no habían intercambiado palabras el sabía que el trato que recibió fue mejor que el de la mayoría.

—¿Qué pasa con eso?

—Esa sirvienta, no hizo eso cuando yo llegué

Los ojos de muchos hombres lo veían con intensión asesina, pero Kevin en realidad estaba confundido.

—Se que soy guapo pero eso es exagerar...

—Tsk...

La mayoría chasqueo la lengua enojados.

Aunque sabía que agitar las aguas no era lo más recomendable, sin embargo ciertamente era algo divertido de ver esas expresiones envidiosas en los rostros de esos hombres.

El número de personas reunidas en el salón eran más de doscientos.

Pero lo que noto especialmente era que la mayoría estaba dividido en dos lados, el izquierdo y derecho, como si deliberadamente quisieran separarnos.

En el lado derecho donde estaba Kevin se veía más relajado y tranquilo, habían muchas mujeres y hombres de varias edades. Mientras del lado contrario la mayoría de personas estaban sentados en el suelo, parados en algún pilar o pared y se notaba que el aura era extrañamente sombría.

—Este debe ser obra de los cielo. El poder encontrarnos en este lugar tan remoto...

Un hombre que medía unos dos metros y estaba en la mitad de sus treinta se levantó, lo más sobresaliente sobre ese hombre es que estaba calvo, habló de repente y de manera ruidosa, no podía culparlo al igual que la mayoría era cierto que era aburrido estar esperando hasta que algo interesante sucediera y ahora que Kevin fue visto interactuando con esa hermosa sirvienta una pequeña envidia brillo en sus ojos y se propuso molestar a Kevin, es por eso que mientras hablaba al mismo tiempo se reía fuertemente.

Logro atraer la atención de la mayoría. Se arregló la corbata y una ligera sonrisa se formó en su rostro disfrutando ser el centro de atención.

—Encantado de conocerlos, me llamo Roman Brooks y ellos son mis amigos, vamos chicos tienen que presentarse

—Soy Philip Heinz

—Vince London

No sabía si ya eran amigos cuando murieron o se hicieron amigos al llegar a este lugar. Siendo honestos a nadie le importó demasiado su ruidosa presentación.

De hecho Kevin en secreto se estaba riendo, esos hombres ciertamente son graciosos, un jefe calvo, un cara de mono y un gordo bajito

—¿Niña como te llamas?

El siguiente objetivo de ese calvo fue la chica que llevaba sudadera con capucha que se había topado con Kevin en la entrada del edificio. Ella parecía completamente desinteresada, era como si no estuviera escuchando al calvo, estaba completamente enfocada en su pequeño libro de bolsillo, el calvo se seco el sudor de la frente con un trapo mientras hacia muecas agraviado. Sonrió torpemente y dijo mientras agregaba con un claro deseó de ganarse a esa joven chica.

—Debes ser una chica inteligente, es raro ver a alguien tan elegante como tú en estos días...

—Vamos contesta... Ah... bueno, está bien. no hay alguien dispuesto a hablar, esto se está poniendo aburrido

El que tenía cara de mono dijo desesperadamente intentando ayudar al calvo.

La mirada de la mayoría de los hombres se dirigieron hacia las mujeres, sin embargo nadie le prestó demasiada atención.

—Oh... mi nombre es Mia Green

—¿Eh? Es un buen nombre. ¿Y la pequeña que está a tu lado?

—Es mi hermana pequeña. Zoé Green

Idiota, no le digas tu nombre a un desconocido, mucho menos el de tu hermanita.

Al escuchar a su hermana mayor ella asintió. Que par de idiotas... Los tres idiotas estaban aún más interesados. Puede que esas mocosas no lo hayan notado pero había un brillo aterrador en los ojos de esos hombres.

—Pareces mayor...

—Tengo dieciocho años y ella es cuatro años menor que yo.

¿Eres estúpida? No digas nada más.

—Wow

Los tres chiflados emitieron un suspiro de sorpresa como si encontrarán este hecho fascinante.

El gordo se acomodo el cabello de forma exagerada y extendió su grasosa mano intentando estrecharla con esa chica..

Ambas chicas miraron la mano del tipo, ambas se veian elegantes y tímidas pero al ver ese tipo de apariencia las dos no pudieron evitar fruncir el seño sin saber cómo responder a esta situación.

Mientras esas idiotas estaban atoradas con el trío peligro, los ojos de Kevin vagaron por toda la habitación y habían personas que llamaron su atención. Había un hombre que llevaba lentes oscuros, una chaqueta de cuero. Había otro que parecía un oficinista. Había una hermosa mujer que estaba escuchando música a través de sus auriculares. Y habían otros más, pero lo cierto era que a ninguno le interesaba intercambiar palabras.

Mientras observaba a estás personas la puerta principal por dónde habían entrado la mayoría se cerró con un ruido sordo.

*Bam*

Todos voltearon la cabeza nerviosamente, el suelo brillo fuertemente, múltiples relámpagos y esferas de múltiples colores aparecieron.

—¡Es la hora!

De repente se escuchó una voz masculina que irradiaba poder. Era un hombre vestido de un traje de combate blanco tenía una gran capa y en esta había una cruz roja en ella, parecía un caballero templario. Su rostro era andrógino, cabello rubio hasta los hombros, una gran espada estaba en su cintura, lo más sobresaliente es que llevaba una cadena y una cruz de plata en su cuello.

Kevin y los demás se sorprendieron mucho, hace un momento todo estaba tranquilo y no había nadie más que las sirvientas en los alrededores, levantó una mano hacia una sirvienta rubia que estaba cerca de un gran pilar.

—¿Son todos verdad, señor Metatrón?

La sirvienta hablo de manera educada pero en sus ojos había un gran toque de desdén, asintiendo la cabeza ese ser desplegó un par de alas blancas que desprendían moléculas de luz.

La sirvienta parecía indiferente, el Ángel llamado Metatrón entrecerró los ojos y hablo de manera imponente.

—Mi nombre es Metatrón. No es fácil llegar hasta aqui. Ninguno a tenido una vida fácil... Pero den lo mejor de si ahora que tienen otra oportunidad...

Las sirvientas en todo el recinto observaron a todos las personas dejándolos desconcertados. Kevin sobretodo se sintió extremadamente vigilado.

Ese tipo llamado Metatrón aplaudió dos veces para llamar la atención de todos.

—Por favor, acerquensé...

Todos nos acercamos, estábamos a unos cinco metros de distancia de ese tipo, él nos observó fijamente, Kevin no sabía si solamente era él o todos los presentes pero se sintió desnudo frente ese tipo. Sintió que con una sola mirada fue leído completamente.

—¿Q-qué demonios?

Todos jadearón ruidosamente y la sorpresa en todos era alta. Kevin no fue la excepción. Era la primera vez que tenía este sentimiento y un torrente de información viajo a su mente.

—¿Habilidad innata...?

Kevin estaba desconcertado, su vista ardía, no podía ver bien, su vista estaba nublada.

Se sintió un poco mareado pero logro mantenerse de pie.

Un hombre noto la anormalidad de Kevin y lo observó con avaricia, como si fuera un depredador viendo a una presa. Se acercó rápidamente a Kevin pero antes de poner sus manos sobre él e intentar robarle algo, una poderosa voz sonó.

—Vuelve a donde estabas

La sirvienta que hace unos momentos parecía indiferente ahora estaba poniendo una fría hoja metálica en la garganta de ese hombre, una ligera línea de sangre se formó y comenzó a gotear.

—¡Y-yo... solo estaba...!

—Te dije que vuelvas a dónde estabas

La voz de la sirvienta era extremadamente fría, el hombre trago nerviosamente saliva y se retiró rápidamente, él depredador se volvió un conejito y se fue.

Las sirvientas y Metatrón resoplaron.

Algunas de las sirvientas se acercaron a los presentes y comenzaron a intercambiar información.

La adorable sirvienta que estaba en la puerta cuando Kevin entro habló con toque educado.

—¿Estas bien?

Parecía legítimamente preocupada, Kevin se conmovió un poco y dijo.

—Hermana cuando la mirada de ese tipo y la mía se encontraron me sentí débil. Mi visión está nublada...

—Ya veo. No deberías preocuparte por eso, velo como ayuda de parte de todos nosotros para ti.

—¿Ayuda?

—El amo Lucifer dejó instrucciones al señor Metatrón...

Ambos se observaron por un momento.

El salón se volvió ruidoso mientras la mayoría intercambiaban información.

Se llevó su mano derecha a su ojo.

—Tranquiliza tu mente y enfócate en un objetivo, cálmate...

Cuando hizo lo que le dijeron, su iris parpadeó entre su color gris natural y el dorado. Toda la habitación cambiaba de color, a los ojos de Metatrón irradiaba un color azúl claro, las sirvientas un color verde, viendo a los hombres y mujeres de la sala habían algunos que estaban en un color neutro, habían otros con color oscuro y dorado.

Se fijó en esa chica Mía Green y vio información detallada en su cabeza y el color que ella irradia a era neutral.

Mía Green

Dieciocho años

Ciento setenta y cinco centímetros

Cincuenta y dos kilos de peso

Causa de muerte: Choque automovilístico

Kevin se sorprendió por la información que llegaba a su cabeza, Mía debía haber sentido su mirada ya que levantó su cabeza en ese momento observando los alrededores. Se sintió avergonzado y apartó rápidamente mirada, estaba desconcertado, no sólo su información básica quedó al descubierto sino también incluso su causa de muerte.

Estaba con más dudas que respuestas, después de todo si él y ella estaban muertos ¿Que era este lugar? ¿Que hacían aquí? ¿Todos los demás también estaban muertos?

Entonces recordó vagamente lo que le dijo Lucifer.

—Pelear para reencarnarse... ¿Entonces todas estás personas son enemigos...?

—Efectivamente, es por eso que debe tener especial cuidado amo Kevin

La primera mitad de la oración de la sirvienta lo hizo reflexionar mientras la otra hizo cosquillas en su corazón. Era la primera vez que se referian a él como "Amo".

—Esta bien, cálmate un poco, puede que estes abrumando pero debes mantener la compostura. Ten bebe un poco de agua

—Ah, si. Gracias...

Una brillante sonrisa floreció en el hermoso rostro de la sirvienta. Kevin se llevó un vaso de agua a la boca y trago.

Un sabor raro pero exquisito invadió su paladar.

—Eres realmente digno de admirar. ¿Valiente o estúpido? tomar algo que una succubus te ha ofrecido como si nada

—En primer lugar ¿Porqué estaría asustado? estoy muerto y en segundo lugar ¿realmente eres una succubus?

Una sonrisa pícara apareció en su hermoso rostro negándose a contestar la pregunta de Kevin.

—Es la primera vez que siento este tipo de agua, es fresca y se adapta al paladar ¿De dónde lo sacaste?

—Fue elaborado cuidadosamente cerca de aquí. Es mi fluido corporal, por así decirlo

—¿Qué estoy bebiendo qué? Maldita loca...

Sus ojos se abrieron en shock, su cuerpo temblaba, si bien no le desagrado la idea de probar el sudor de una mujer o en su caso ese fluido de amor, esto era diferente. No sabía si esto estaba fresco o almacenado desde hace mucho tiempo y sobretodo en qué momento se lo saco del cuerpo.

Se hizo a un lado mientras luchaba entre escupir y tragar todo el líquido, sin embargo la sirvienta se rió viendo la exagerada reacción.

—Que grosero querido pero si, estoy loca. Ah... Que desperdició, no creo que sea tan malo. ¿Era delicioso verdad?

—¡No importa que sea el fluido de una hermosa mujer, no quiero beberlo! ¡No soy tan lujurioso como para beber el de cualquiera! ¡Si quiero sentir o saborear el sudor de alguien en definitiva debe ser el de mi esposa!

Si bien no se exitaba con secreciones como saliva, sudor y fluidos de amor, está era su primera vez probandolo.

La sirvienta puso una sonrisa burlona y comenzó a burlarse de Kevin.

—Disculpe...

Mientras los dos continuaban peleando entre sí, alguien habló con una pequeña voz, la sirvienta se reía exageradamente, sus pechos subían y bajaban mientras palmeaba el hombro de Kevin.

—Querido, creo que es hora de empezar. Cuídate... Espero que algún día nos volvamos a ver

Su actitud juguetona cambió en ciento ochenta grados, su voz estaba llena de melancolía y sus ojos eran tristes, parecidos a los de una madre cuando deja ir a un hijo.

Algunas sirvientas desaparecieron en el aire, la mayoría se quedó aturdido por el cambio de eventos. Se podía ver qué todos estaban vacilantes, el suelo comenzó a temblar como si un fuerte terremoto estubiera sacudiendo al mundo.

—¿Qué diablos?

Kevin no sabía quién había dicho eso, todos buscaron refugio escondiéndose en algún pilar o alejándose de las ventanas.

El ambiente era incómodo, habían personas que estaban murmurando algunas cosas, una mujer cerca de los sesenta años incluso estaba rezando.

Un hombre musculoso que estaba en la parte trasera de todo, se enfado y comenzó a correr a la puerta de entrada, ninguna de las sirvientas que quedaban se interpuso en el camino de ese hombre.

La mayoría estaba al borde de su ingenio sobre que hacer a continuación,

En el momento en el que tocó la puerta fue mandado a volar de regreso, viajo en línea recta mientras dejaba una marca de sangre por el suelo.

Todos tragarón saliva ruidosamente, todos miraron a la puerta sorprendidos.

La sirvienta enfrente de Kevin lo tomo por el brazo y con su palma le hundió el pecho en un golpe, voló furtivamente hasta que un pilar amortiguo su trayectoria, no pudo evitar toser sangre.

Hubo un extraño silencio cuando el temblor se detuvo, la multitud se alarmó después de todo había visto a Kevin y a la sirvienta interactuar entre ellos. Sus miradas alternaban entre la multitud a su alrededor y la salida.

Un minuto. Dos minutos y rápidamente todos se dispersaron por el lugar con el único objetivo de llegar a la puerta y huir del lugar.

Los pasos de la mayoría eran rápidos, llenos de temor. Alguien de la multitud llegó a la puerta e intentó abrirla sin mucho éxito, mientras eso pasaba hubo una ligera sensación asesina que hizo que tuvieran piel de gallina.

—¡¡¡Abre la puerta!!!

posteriormente más gente llegó a la puerta y comenzaron a golpearla mientras gritaban frenéticamente.

—¡Hijos de puta! ¡Abran la maldita puerta!

—¡Porfavor!

—¡Aaaaaaahhhhhh!

Repentinamente fueron empujados hacia atrás ferozmente por una ráfaga de poder mágico.

—Algunas veces pasa eso. Los seres humanos tiemblan a lo desconocido...

El ser llamado Metatrón habló mientras una mirada triste apareció en su rostro.

—Le rezo a dios para que cada uno pueda llegar a tener una agradable vida

Puso su mano en su pecho, cerrando sus ojos se inclino educadamente y entonces desaparecio en partículas de luz color dorado.

Poco a poco todos las sirvientas desaparecieron son dejar rastro. Mientras Kevin luchaba para reincorporarse alguien lo tomo por su ropa y lo llevo a atrás de un pilar. La mayoría de las personas no prestaron atención a la acción de la sirvienta después de todo ella mucho más rápida que cualquiera en la sala.

Mientras estaba en el suelo nuevamente, sintió un par de manos delgadas y cálidas sujetaron su rostro, su cabeza la cuál estaba en el suelo ahora estaba en algo blando, una fragancia familiar llamo su atención, su corazón latió con fuerza mientras se sentía tranquilo.

—Kevin. Mi querido hijo, no le tengas miedo a nada... Tienes que ser valiente. Desde lo más profundo de mi corazón deseó que alcances la felicidad. Vive bien, come mucho, juega mucho pero sobretodo cuidate...

Kevin sintió como algunas lágrimas caían en sus mejillas, no pudo escuchar todo lo que le decían pero se sintió amado, sintió que ese par de dedos peinaban delicadamente su cabello, la sensación poco a poco se desvaneció dejándolo solo en el sucio suelo.

Mientras se levantaba nerviosamente, sus piernas temblaban, sus ojos se estremecieron al sentir un dolor parecido a una perdida.

—Rooooooooooooooaaaaaaaaaaar

Un fuerte rugido lo regreso a la realidad.

*Baaaam*

Algo impacto de lleno la puerta principal silenciando completamente a la multitud.

*Baaaam*

La puerta fue impactada nuevamente. La cerradura de la puerta comenzó a desprenderse, sin soportar más los continuos impactos la puerta se desprendió y golpeo el suelo con un potente ruido metalico.

*Domm*

Ninguno de ellos sabía que hacer a continuación. Solo la reacción instintiva de abrir y cerrar la boca continuo.

Kevin quedó desconcertado, pensó por un momento mientras estaba envuelto en confusión. Sus ojos se dirigieron a la puerta y sintió una extrema sensación de peligro.