Un vuelo de alrededor de veinte horas con destino a corea del sur, estamos viajando ya que al parecer un tío se va a casar y mi padre, como su familiar, tiene que estar presente. Estoy bastante entusiasmado, no solo porque mi tío se vaya a casar, también por el hecho de poder viajar a otro país, conocer más personas y su cultura, es algo maravilloso.
Los aviones son bastantes aterradores, son enormes y llevan mucha gente en un espacio muy reducido, y sin contar que vuelan a casi más de 30 mil pies de altura. Si no fuera por el hecho de que tengo a mis padres y mi hermanita al lado mío, estuviera en el suelo abrazando mis rodillas temblando de miedo.
Atrás de mi se encontraba un señor bastante viejo ya, tenía una barba blanca muy larga, y se veía amigable.
Lo volteo a ver y con una sonrisa en su rostro, dice.
--Buena suerte. –
--¿Eh? – Confundido, exclama.
Le conteste con un gracias, aunque no sé porque me habrá dicho ''buena suerte'', tal vez se refería a que tuviera un buen viaje, no lo sé...
[Despierta]
--¡Despierta, Sam! ¡Sam! –
Mi madre que se encontraba frente a mi me estaba llamando, talvez ya se había acabado este vuelo infernal y podría pisar tierra firme después de muchas horas.
--¿Eh?... ¿Qué, que paso? – Confundido, exclama.
--Ya llegamos, es hora de bajar –
--¡Está bien! – Dije con los ojos entrecerrados.
Por fin este vuelo se había acabado, y por primera vez veré un país asiático, ¡mi cabeza estalla de la emoción!
Mientras bajaba del avión alcance a ver al señor a lo lejos, este ya había bajado. Se encontraba parado viéndome fijamente mientras saludaba.
--¿Me estará saludando a mí? – Pensé
--¿dijiste algo Sam? – pregunto.
Al parecer había pensado en voz alta, ya que mi mama logro escuchar lo que dije.
--No, no era nada – Le conteste.
Vuelvo a voltear con el señor y... Ya-ya no estaba.
El señor que se encontraba parado hace un momento saludándome, ya no estaba, que raro, solo voltee un segundo, pero el ya no se encontraba, talvez tuvo prisa y se fue.
El vuelo fue bastante aburrido, casi veinte horas sentado sin nada que hacer más que ver películas, termine con un terrible dolor de trasero. Pero por fin habíamos llegado.
Mi padre solo tenía intención de quedarse hasta la boda de mi tío, pero, mamá le insistió que nos quedáramos un tiempo más.
Mi padre no tuvo de otra más que aceptar, mi madre que se encontraba al lado mío estaba muy feliz, el verla muy feliz con mi hermana en los brazos festejando, me hizo querer festejar con ellas.
Salimos del aeropuerto de incheon y mi tío nos estaba esperando en la entrada junto con un amigo de él, nos íbamos a quedar en su casa mientras estábamos en corea, su casa era bastante grande y tenía las suficientes habitaciones para que nos pudiéramos quedar con ellos y así no tener que rentar un departamento.
Ni mis padres ni yo sabíamos algo de coreano y aunque mi tío nos ayudaría con la traducción, no estaría mal aprender un poco un idioma extranjero.
Ver la ciudad por la ventana del auto fue grandioso, los edificios eran enormes, los árboles eran hermosos, la gente era diferente, todo era nuevo y realmente asombroso.
Al llegar a su casa mi tío nos dice que tenemos que quitarnos los zapatos al entrar.
¿Por qué teníamos que quitarnos los zapatos? No lo sé, pero a mí me gustaba estar sin zapatos en casa así que me da igual.
Su prometida (mi tía) nos recibe bastante amable juntos a dos personas, eran una señora de la edad de mi tía junto con una niña de talvez mí misma edad ya que estábamos de la misma estatura. Al recibirnos se inclinan mientras dicen algo, pero no les entiendo nada, mi tío que estaba al lado mío nos ayuda a traducir.
--Ellas dicen, mucho gusto y bienvenidos a corea –
Así que eso dicen eh, le pregunte a mi tío por que se inclinaron cuando llegamos, este me dijo ''A eso se le llama reverencia, es comúnmente utilizado para reflejar gratitud o amabilidad hacia otra persona'' eso es lo que dijo.
Pasando adentro, la casa era bastante grande y diferente a las que he visto, era bastante bonita y limpia, el aroma era bastante agradable (talvez sea un aroma a flores). La casa contaba con tres habitaciones, una la ocuparía mis tíos, la segunda mis padres, y la última quedaría para mi hermana y yo.
Tenía curiosidad por ver toda la casa así que le pido permiso a mi tío para inspeccionarla, me dice que si pero que tenga cuidado ya que la casa se encontraba embrujada. Al momento de escuchar eso todo mi cuerpo se pone tenso y frio, y lo único que veo es la malvada sonrisa de esta persona que se hace llamar mi familiar, decido no darle más vueltas al asunto.
Mientras revisaba la casa noto que la niña coreana me estaba viendo fijamente, era incomodo y lo único que salió de mi boca en ese momento fue '' ¿Qué? '' talvez no fue una buena manera de reaccionar, intento preguntarle su nombre.
--¿Cómo te llamas? –
Pero como era de esperarse, no me entendía, solo veo como voltea la cabeza confundida mientras se aleja lentamente. ¿La habré asustado?
Mi tío se acerco lentamente al lado de la niña y le dice algo al oído, solo veo como ella hace una reacción de asombrada. después de eso se empezó a acercar a mi y con la cabeza agachada dice.
--Cheong Sun hee –
--¿Qué? – Exclame confundido.
--Su nombre es Sun Hee, Sam – contesto mi tío.
-- ¿Sun hee? Que nombre tan raro y difícil de pronunciar –
-- Jajajaja, tienes razón Sam, son muy diferentes a los que estas acostumbrado, creo que Sun Hee significaba bondad y felicidad –
-- ¡woow!, ¿enserio? Que ¡genial! –
Ahora su nombre sonaba fantástico, aunque seguía siendo difícil, pero me esforzare para pronunciarlo bien.
Ya se había hecho completamente de noche y era la hora de cenar, mis tíos nos llevaron a un restaurante de la zona, la comida era bastante diferente a lo que habitualmente comía, los asiáticos usaban el arroz como acompañante para todo, pero era bastante delicioso.
Tal vez me pueda acostumbre a esto...
Mi tío se casa en 4 días, están bastantes entusiasmados de que se vayan a casar, ya que por asuntos de trabajos y cosas de adultos no podían hacerlo antes. Ya tienen todo preparado, solo era esperar y que todo salga como lo planearon.
Casualmente mi cumpleaños es mañana, fue una coincidencia que estuviera cerca de la boda de mi tío. Mis padres han estado planeando una pequeña fiesta a escondidas junto con mis tíos, creen que no me he dado cuenta, así que me hare el tonto hasta mañana así no se arruinara la sorpresa.
Estoy bastante emocionado, poder pasar mi decimo cumpleaños en otro país y visitar lugares extraños, aquí venden todo tipo de juguetes geniales que cualquier niño soñaría con tener.
Seguro será el mejor cumpleaños de todos.
[Buena suerte]
Hoy es 14 de noviembre, el día de mi cumpleaños.
--Al parecer ya despertaron mis padres --
Baje de la habitación. Mis padres se encontraban en la sala de estar y los saludo.
--Buenos días --
--Buenos días Sam --
Se acercan a mí con una sonrisa en el rostro mientras se volteaban a ver en repetidas ocasiones y me dicen.
--¿Sabes qué día es hoy, Sam? --
Claro que lo sé, como podría olvidar mi propio cumpleaños. Emocionado, les contesto que sí.
--¡Hoy es mi cumpleaños! --
--Correcto. --
Contesta mi madre. Solo me felicitan, pero no mencionan nada sobre una fiesta así que sigo fingiendo que no lo se.
Decido dar un paseo por el vecindario. Mi tío tiene una bicicleta que no usa, me había comentado que podía usarla para dar un paseo y conocer el lugar. Claro que primero le pedí permiso a mi mamá.
Mientras doy un paseo observó las casas y las personas que pasaban.
--Todos los coreanos se parecen --
Mientras paseo, algunos ancianos me saludan así que les regreso el saludo con una sonrisa amable.
Decido pasar por un parque que se encontraba cercas.
Los árboles eran hermosos, la brisa agradable de la mañana, las hojas cayendo, el canto de los pájaros.
Era un hermoso día.
De pronto mi cabeza empezaba a dar vueltas, todo se estaba moviendo muy rápido, asustado me baje rápidamente de la bici, un gran viento soplo, un viento tan fuerte como para poder llevarse la bicicleta, los árboles empezaron a desaparecer al ras del viento, no podía hacer nada, me había quedado inmóvil. Tenía miedo, cerré los ojos tirándome al suelo, pensando que todo se iba a calamar en unos segundos.
Ya no se escuchaba nada, todo estaba en silencio. Cuando decido abrir los ojos, ya no me encontraba en el parque rodeado de árboles, en cambio, ahora me encontraba en la orilla del mar junto con el sol abrazador del verano y la brisa tranquila de la playa llego a mi rostro. Mi cabeza daba vueltas, estaba completamente confundido por lo que acaba de suceder, el único pensamiento que pudo llegar a mi cabeza en ese momento fue…
--Estoy en la playa... --