Samara naturalmente sabía lo que Isaac pensaba de ella, estaba demasiado familiarizada con este tipo de mirada. También sabia que Isaac le contaría a Álvaro todo lo que pasaba allí. Pero a ella no le importaba.
Aunque Álvaro estaba despachando sus problemas ahora, lo que él le debía a ella y a los niños, no se podría contrarrestar por unas cosas. Samara se giró para mirar a Isaac y pregunto con indiferencia:
- ¿Dónde está Eduardo?
Álvaro le había contado a Isaac sobre las circunstancias de Eduardo por adelantado y también le había ordenado específicamente que se centrara en entrenarlo. Así que cuando Samara pregunto por Eduardo, Isaac le dijo inmediatamente:
-En el acampamento, por favor sígame.
Samara siguió a Isaac y se fue.
- ¡Guapa, no me olvides! -Víctor grito con tristeza. Al oírlo, Samara no sabia que decir. El hablo con una expresión llorosa como si ella realmente fuera una persona ingrata e irresponsable.
-Vale, date prisa y vuelve. -Samara agito su mano y se dio la vuelta para irse.
Víctor entrecerró los ojos. Miro las espaldas de Samara y sonrió. Samara le debía un favor, cuanto mas miserable fuera el, más avergonzada estaría ella. Víctor se dio la vuelta y saco el teléfono para llamar a su secretaria.
- ¿Cómo está la situación en Ciudad H? -pregunto casualmente, pero con una expresión muy seria.
Cuando la secretaria escucho la voz de Víctor, susurro:
-Señor, vuelva rápido. Su padre esta muy enfadado ahora. Mucha gente vio la patada que le dio a la Señora Verónica. Ahora que la familia Montenegro ha venido a buscarte, definitivamente harán que lo pagues. Este asunto no es fácil de solucionar. Ya lo sabes, tres generaciones de la familia Montenegro han sido héroes de guerra. La familia Ribeiro no es capaz de ofenderla. ¿Por qué lo hizo?
Aunque la secretaria no dijo nada más, Víctor lo entendió. En aquel entonces cuando le dio la patada, nunca pensó que esa anciana seria en realidad una señora de la familia Montenegro. Ella era una persona muy importante.
Las tres generaciones de la familia Montenegro eran leales. Todos los hombres murieron por la patria, solo quedaba un hijo con discapacidad y la señora Verónica había sido respetuosa durante tres generaciones. ¿Cómo podría ser una estafadora? ¡Además, parecía que su objetivo era Samara!
Víctor frunció el ceño.
- ¿Álvaro no ha dicho nada? -aunque Víctor pensó en este resultado, todavía pregunto de mala gana.
La secretaria se detuvo un momento y dijo:
-La familia Ayala fue personalmente hacia la familia Montenegro para disculparse. Dijeron que la diseñadora Catalina estaba accidentalmente en el local y no tuvo tiempo de salvar a la señora Verónica. Ella observo impotente como le dabas la patada a la señora y te la llevaste. Señor, la situación es muy grave esta vez. -en el pasado, la secretaria nunca se habría atrevido a decir eso, pero ahora la situación era realmente problemática.
Víctor se burló y dijo:
-El movimiento de Álvaro es de verdad una vergüenza. Mientras la señora Verónica no este despierta, tendré que asumir la responsabilidad.
- ¿Así que no fue usted quien le dio la patada a la señora? -la secretaria dijo alegremente.
Víctor sonrió y dijo:
-Lo hice, todo el mundo lo ha visto.
-Señor.
-Dile al publico que Catalina es mi novia. La señora Verónica quiere hacerle daño a mi novia. Como su novio, tengo que proteger a mi mujer. Ya que Álvaro quiere echarme la culpa por esto, debe darme algunos beneficios, ¿verdad? -Víctor sonrió como un zorro.
La secretaria estaba aturdida.
- ¿Novia? Señor, ¿Por qué esta?
-Haz lo que te digo y no te preocupes por nada más. Dile a mi padre que volveré mañana. Vine a la base de Álvaro hoy. No importa que, tengo que dejar algo para él, para que no me tienda una trampa por sentado. -luego Víctor colgó el teléfono y miro dentro de la base.
Los soldados de los alrededores estaban todos en guardia. Al ver a Víctor así, todos lo miraban atentamente. No había nada que pudieran hacer. Víctor y Álvaro habían luchado desde la infancia. Todos estaban asustados. Víctor silbo y se fue.
Isaac respiro hondo después de enterarse de que Víctor se había ido. Samara no pudo evitar levantar ligeramente las comisuras de su boca cuando lo vio así.
-Es solo un ocioso. ¿Vale la pena tu preocupación?
Cuando Isaac escucho las palabras de Samara, sacudió la cabeza y dijo:
-Señorita, no lo sabe. Víctor no es solo un ocioso. En aquel entonces, estaba solo en el área militar y salvo a mas de diez compañeros. No sé por qué no podía llevarse bien con el señor Álvaro. Siempre lo hizo. Después de retirarse del ejército, nos trajo muchos problemas.
Al escuchar las palabras de Isaac, Samara se sorprendió mucho. No pudo pensar que Víctor tuviera esta habilidad.
-Entonces, ¿Álvaro también ha sido soldado? -Samara había oído este asunto antes, pero nunca lo había preguntado. Después de todo, Álvaro nunca se lo había mencionado en aquel tiempo.
Ahora que sabía por Víctor que Álvaro todavía era un sargento en reserva después de retirarse, no pudo evitar querer saber más. Isaac no le oculto nada.
-El señor Álvaro es muy conocido entre nosotros. Estaba en el mismo rango que Víctor en la región militar. Sin embargo, el señor Álvaro siempre hacia misiones peligrosas. Si no hubiera vuelto para heredar el negocio familiar, ya sería mayor coronel.
Al ver la orgullosa apariencia de Isaac, Samara entendió que Víctor no era una persona normal. Nadie había pensado que un donjuán seria en realidad un héroe del país. Pero esto no anulaba lo que les hacía a las mujeres.
Samara suprimió la admiración que acababa de surgir en su corazón. Después de que los dos llegaron al acampamento, la organización era más estricta y cautelosa que fuera, con guardias cada vez mas estrechas. Viendo así, Samara sintió que estuviera en una película estadounidense.
- ¡Mama! ¿Por qué estás aquí?
Justo cuando Samara estaba sorprendida, la voz familiar de un niño llego corriendo y luego una pequeña figura se precipito hacia ella.
- ¡Mama, te he echado mucho de menos! -Eduardo abrazo con fuerza el muslo de Samara.
El aliento cálido y el tono familiar hicieron que los ojos de Samara se llenaran de lágrimas. Ella no había visto a su hijo en diez días, sin embargo, en realidad lo echaba mucho de menos.
-Rápido, déjame verte. ¿Has adelgazado? -Samara rápidamente se puso en cuclillas y miro a Eduardo.
Eduardo estaba vestido con un uniforme militar de camuflaje y parecía especialmente enérgico. El sol lo había tostado y había adelgazado, pero parecía mas saludable. Las lágrimas de Samara fluían involuntariamente. Eduardo entro en pánico.
-Mama, ¿Qué pasa? ¡no llores! -Eduardo le limpio las lágrimas con una expresión un poco impotente.
La pequeña mano limpio la esquina de los ojos de Samara, lo que finalmente le dio una sensación de realidad. Ella tiro de Eduardo y lo abrazo con fuerza.
-Hijo mío, te he echado mucho de menos. -Samara nunca era tacaña con su amor por los niños.
Cuando Eduardo escucho lo que dijo Samara sonrió inmediatamente. Se puso de puntillas y la abrazo con fuerza, después dijo coquetamente:
-Mama, yo también te echaba de menos. Hueles bien.
- ¡Que galán! -Samara instantáneamente estallo en lágrimas mientras sonreía.
Ella soltó a Eduardo y lo examino cuidadosamente de nuevo. No estaba herido, así que pregunto:
- ¿Cómo estás? ¿estas cansado de estar aquí? ¿comes bien? ¿estas acostumbrado a dormir aquí?
Eduardo nunca se había separado de Samara desde que era bebe. Todo el tiempo, debido a la enfermedad de Laura, Samara había puesto mucha energía en ella. Rara vez había prestado tanta atención en Eduardo.
Viendo que Samara estaba tan nerviosa y preocupada por él, el corazón de Eduardo se calentó un poco y sus ojos se humedecieron.
-Mama, estoy bien. Además, Mayra esta aquí. No te preocupes. Mayra dijo que vamos a volver en veinte días. ¿Pero, porque vienes de repente? ¿es porque me echabas mucho de menos? Además, ¿esta recuperada tu pierna? ¿fuiste al hospital a hacerte la prueba? -Eduardo era como un pequeño inquisidor y Samara se sintió emocional por su estado de ánimo nervioso.
-Estoy bien, mucho mejor ahora, asi que no podía esperar para verte. -Samara lo miró fijamente.
Desde que Eduardo nació, no habían pasado tanto tiempo separados. En ese momento una voz sonó desde un lado.
-Eduardo, ¿esta es tu madre? ¡Es tan guapa!
Samara estaba aturdida. Siguiendo el sonido, vio una pequeña figura. Tenia aproximadamente la misma altura que Eduardo y su apariencia era similar. Samara ya conocía la identidad de este niño. Pero pregunto inconscientemente:
- ¿Eres el amigo de Eduardo?
-Si, mama, este es mi mejor amigo, Adriano. Es bueno, pero es un poco estúpido. -Eduardo cogió a Adriano por los hombros y lo empujo delante de Samara.
Así que ese era el hijo de Rebeca y Álvaro. Samara no sabia decir que tipo de sentimiento estaba en su corazón y era extremadamente complicado. En realidad, ella debería odiar a este niño, en especial porque realmente se parecía a Álvaro en vez de a Rebeca. Además, también fue por el que los niños y ella sufrieron todo esto, pero Samara no podía odiarlo.
Era solo porque sus ojos eran tan claros y puros, como el diamante más brillante del mundo.
-Hola, mi nombre es Adriano. Soy el mejor amigo de Eduardo. Eduardo tiene muy buena relación contigo, mi mama nunca me ha abrazado así. -dijo Adriano con cierta envidia, deprimidamente.
Sintió que no solo la madre de Eduardo era bonita, sino que también era gentil. Ella simplemente era mejor que su madre. Cuando Samara escucho las palabras de Adriano, se quedó atónita.
- ¿Tu madre no es buena contigo?