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Chapter 39 - Tal vez me este muriendo

Álvaro de repente recordó su timidez de antes. El la miro inconscientemente y noto que su cara estaba sonrojada. Toda la depresión y la infelicidad desaparecieron al instante. Era como si el hubiera regresado a hace cinco años, donde Samara todavía le amaba y se preocupaba por él.

Álvaro tenia la mirada suave e incluso las comisuras de sus labios estaban suavemente levantadas. Al ver el cambio sutil de Álvaro, el gerente del vestíbulo lo entiendo y dijo:

-Todavía tenemos una suite presidencial vacía. Indicare a alguien para llevarle allí.

-Y también quiero algo para comer que sea fácil de digerir y de buen sabor. -Álvaro recordó que Samara y Víctor salieron para comer. Parecía que no comían mucho.

Sin mencionar que el gerente nunca había visto a Álvaro llevar a una mujer al hotel antes, solo por la actitud y la mirada amable de Álvaro sabia que esta mujer era muy importante para él. Aunque no vio claramente la cara de Samara, el gerente no hizo nada, pero pidió que alguien llevara a Álvaro al ascensor.

Solo después de entrar en el ascensor Samara dejo escapar un leve suspiro de alivio. Sin embargo, la mano que estaba tirando de la ropa de Álvaro estaba un poco mojada. Al ver su nerviosismo, Álvaro de repente se sintió feliz. Parecía que era la primera vez que ella venia a un hotel a hacer algo así.

Esta idea lo hizo sentir alegre. Ninguno de los dos hablo en el camino. Samara solo sintió que la temperatura corporal de Álvaro era muy alta. quería tirar su mano hacia atrás, pero tenia miedo de caerse, así que solo podía apoyarse contra su pecho. Al oír su fuerte latido del corazón, se puso nerviosa inconscientemente.

Después de entrar en la habitación, Álvaro la coloco en la cama y desato el cuello de su camisa casualmente, revelando su clavícula fuerte. Samara sintió que el aire en la habitación estaba caliente. Intento buscar el mando del aire acondicionado, pero Álvaro lo encontró primero y bajo la temperatura.

- ¿Quieres ducharte primero? La comida llegara pronto. Come algo para que tengas mas fuerza. -Álvaro hablaba con un tono muy normal, pero Samara estaba muy nerviosa.

Ahora, ni hablaba de comer, se sintió extraña por todas las cosas. Estaba tan nerviosa, que sentía que su corazón iba a saltar de su boca. Samara no se atrevió a mirarle a los ojos, ni sabia que hacer con sus manos y pies.

Ella se dijo a sí misma que debería relajarse. Ya había hecho el amor con el antes, solo que había cambiado de lugar y no lo había hecho durante cinco años. Sin embargo, de repente recordó las escenas de cuando había estado con Álvaro. Estos recuerdos eran claros y reales tanto que casi no podía soportar recordarlos.

-Sera mejor que me tome una ducha primero. -Samara se puso de pie y quiso caminar por si misma, pero fue levantada por Álvaro en el momento siguiente.

-Tienes herida la pierna, te llevo adentro. Además, tu pierna no se puede mojar. ¿Estas segura de que no necesitas mi ayuda? -pregunto Álvaro.

- ¡No es necesario! -Samara se negó rápidamente y se puso aún más nerviosa.

A Álvaro le encantaba la expresión actual de Samara, por lo que no la obligo. La puso en el retrete y lleno la bañera. Después de comprobar la temperatura de agua, le sonrió ligeramente y dijo:

-No puedes bañarte sin mojar la herida, así que solo puedes lavarte así. Llámame cuando estes lista, entrare y te llevare fuera. El suelo es muy resbaladizo, ten cuidado.

-Ya lo se. Puedes salir ahora. -Samara no sabía que Álvaro pudiera ser tan considerado y gentil. En el pasado, siempre era ella la persona que preparaba el agua del baño. Pero ahora de repente se volvió tan considerado, ella se sintió molesta y desacostumbrada, deseando que el pudiera desaparecer inmediatamente.

Mirando la cara roja de Samara, Álvaro salió del baño con una sonrisa y cerro la puerta. Alguien llamo a la puerta, un camarero vino a entregar la comida. Álvaro le indico donde dejarla y luego el camarero se fue. Estaba un poco tranquilo fuera.

Samara escucho por un rato. Quería cerrar la puerta del baño. Pero se dio cuenta de que todavía tenía que abrirla después. Además, Álvaro era una persona que hacia lo que decía. Tal vez ella no podría evitarlo hoy, ya que no podía esconderse en el baño de por vida.

Con ese pensamiento, Samara respiro hondo con esfuerzo, pero no pudo calmar sus nervios. Su cabeza estaba llena del cuerpo perfecto de Álvaro, su acción fuerte y la cara salvaje que el tenia cuando estaba empapado de sudor. Pensando en esto, Samara tenia el cuerpo un poco caliente y su cara estaba roja.

De repente, se inclino y se lavo la cara con agua fría. Aunque no había hecho el amor con nadie durante los cinco años que habían pasado, ¿Por qué lo recordaba tan claramente? Además, ¿Por qué estaba pensando en eso todavía? Ella siguió intentando calmarse, pero aún no podía lograrlo.

Ya había pasado mucho tiempo, pero todavía no había ningún sonido en el baño. Álvaro estaba un poco preocupado. La pierna de Samara estaba herida, ¿acaso le había pasado algo? Se levanto y fue a la puerta del baño, llamo a la puerta y pregunto:

-Samara, ¿estas bien?

Samara de repente se estremeció y respondió inconscientemente.

-Estoy bien. -sabia que ya no podía esconderse más, así que se quitó la ropa, se lavó y se envolvió en una toalla de baño. Luego dijo en voz baja: -Estoy lista, puedes llevarme fuera.

En ese momento todavía estaba nerviosa. Álvaro abrió la puerta del baño y vio los ojos brillantes de Samara. Cinco años no dejaron ningún rastro en su cuerpo, sino que le agregaron el encanto de la mujer madura. Su garganta se apretó y una parte de su cuerpo empezó a doler.

Álvaro dio un paso adelante, su aliento denso masculino lleno la nariz de Samara directamente, haciendo que cada parte de su cuerpo temblara. La sensación familiar surgió inconscientemente después de cinco años.

Samara cerro los ojos, sus pestañas temblorosas eran aun mas atractivas. Álvaro realmente quería hacer el amor con ella sin considerar nada más, pero se aguantó.

-Come algo primero. Voy a darme un baño. -la voz ronca de Álvaro escondía que el suprimía su deseo.

Samara ló entendió. Por primera vez ella no discutió con el. Ella asintió y permitió que Álvaro la llevara fuera. El aire exterior era mucho mas fresco que el del baño. Álvaro la puso en la cama, trajo el carrito de comida y le dijo en voz baja:

-La comida todavía esta caliente. Come tu primero, no bebas vino, no es bueno para tu salud. Si te gusta, cuando tu pierna se recupere, te acompañare.

-Vale. -en ese momento, Samara no estaba tan agria y se volvió más silenciosa y dócil, al igual que hace cinco años.

Álvaro toco su cabeza inconscientemente. Esta acción habitual hizo que los dos se quedaran atónitos por un momento. Samara recupero su consciencia primero, se sorprendió mucho, pero todavía sonrió y dijo:

-Señor Álvaro, ¿cree que soy una niña? No olvide que ya soy madre. No tiene que preocuparse más por mí. Puedo cuidarme, vaya a ducharse. -su tono parecía tranquilo, pero su voz temblaba.

Álvaro no dijo nada. Sonrió y se volvió para quitarse el abrigo y el reloj y los coloco sobre la mesa. Luego se dirigió al baño. Cuando se fue, Samara sintió que por fin podía respirar normalmente. Samara respiro hondo con mucho esfuerzo, ahora se sentía viva de nuevo.

Miro la comida en el carrito. Parecía bastante apetitosa. Esta mañana, Anabel y Víctor la hicieron perder el abre, por eso ella no había comido nada. Ahora ya tenia mucha hambre. Samara cogió los palillos y empezó a comer. El sonido del agua corriendo vino desde el baño. Samara intento ignorarlo con esfuerzo, pero aun miraba de vez en cuando.

Pero al mirar allí, se quedo pasmada. El cristal era transparente, no era de extrañar que la cara de Álvaro estuviera rara en aquel momento. Se puso roja de repente. Mirando la figura fuerte de Álvaro en el cristal, ella sintió que su cuerpo ardía. No hablaba del sabor de la comida, ella solo deseaba ser ciega ahora. Samara bajo la cabeza rápidamente. Seria mejor que no lo viera, pero la escena que acababa de ver seguía en su mente.

Samara agarro el vino tinto a su lado y bebió media botella, por fin se sintió mejor. En ese momento, el teléfono de Álvaro empezó a sonar. Samara grito sin pensar:

-Álvaro, ¡alguien te llama!

-Contéstalo tu. Si es de la empresa, diles que no tengo tiempo para ir hoy. -la voz de Álvaro vino del baño.

Samara lo miro otra vez y de hecho era agradable para la vista. Parecía que el hombre no dejaba de hacer ejercicio. Ella miro el numero en la pantalla inconscientemente y vio el nombre de Rebeca.

Samara de repente tuvo una idea. Rebeca siempre temió que ella y Álvaro tuvieran una relación, ¿no? Si Rebeca supiera que ella y Álvaro estaban en el hotel ahora, ¿se levantaría enfadada de la camilla del hospital y se daría prisa en defender esto? Cuando pensó en esto, Samara de repente se sintió feliz.

Samara cogió el teléfono rápidamente y rasco la pantalla de acuerdo con sus hábitos anteriores inconscientemente, pero no esperaba que el teléfono de Álvaro se desbloqueara. Ella se quedo un poco aturdida por un momento. Ya habían pasado cinco años, pero el todavía no había cambiado la contraseña de su teléfono.

Antes ella había establecido este gesto de desbloqueo para Álvaro. No pudo evitar sentirse un poco triste, pero lo aguanto rápidamente y atendió la llamada.

-Álvaro, ¿Dónde estás? ¡Me siento muy incómoda! ¿puedes venir a verme? ¡Tal vez me este muriendo! -la voz débil de Rebeca vino del otro lado.

Samara sonrió maliciosamente y respondió en voz baja:

-Lo siento mucho. Álvaro se esta duchando. Estamos en una habitación Enel Hotel Hilton. Puedes llamarle mas tarde si tienes algo que decirle. Estamos ocupados. -después de decir eso, Samara colgó el teléfono directamente, pero en realidad se sentía muy contenta.