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Chapter 40 - ¿Quién te crees que eres?

Rebeca pensó que lo había escuchado mal. ¿Cómo podría el teléfono de Álvaro ser contestado por una mujer? Se sabía que Álvaro valoraba mucho su teléfono. Ella ni siquiera podía tocarlo, pero ahora una mujer incluso había recibido la llamada por él. Algo iba mal. Instantáneamente le salió una escena en la cabeza.

De repente levanto la manta, salto de la cama, arranco la intravenosa del dorso de su mano y salió corriendo una vez que se puso los zapatos. Desde fuera los guardaespaldas la detuvieron, mientras que Josué tampoco la dejaba ir.

-Señor Rebeca todavía esta muy débil. Por favor, entre y descanse.

Rebeca se puso ansiosa por su detención.

-Tengo que salir. Josué, Álvaro está en peligro.

- ¿Qué? -Josué estaba un poco sorprendido, pues no había recibido ninguna llamada de Álvaro. -Espere un momento, se lo preguntare. -para ser cauteloso, Josué marco el número de Álvaro frente a Rebeca.

Cuando Samara vio la llamada de Josué, entendió algo. Con una ligera sonrisa, ella tiro el teléfono bajo la manta, dejando que sonara. Álvaro nunca había dejado de contestar el teléfono, por lo que Josué también se puso ansioso después de hacer dos llamadas.

Rebeca estaba aun mas ansiosa. Ella había llevado cinco años esperando y soportando, pero todavía no había conseguido a Álvaro. ¿Cómo podía dejar que otra mujer lo consiguiera? Rebeca empujo a Josué y corrió hacia fuera. En ese momento, Josué tampoco se atrevía a retrasarla y echo a correr tras Rebeca rápidamente.

-Señor Rebeca, yo conduzco. ¿Sabe dónde está el señor Álvaro?

-Debería estar cerca del Hotel Hilton. -A Rebeca no le parecía una buena idea subir al coche con Josué.

Josué siempre servía a Álvaro. Si el se enterara de lo que Álvaro estaba haciendo, lo defendería. Efectivamente, cuando Josué escucho sobre el Hotel Hilton, recordó que Álvaro estaba con Samara. Se quedo suspenso por un momento, pareciendo haber entendido algo.

-Señora Rebeca, debería quedarse en el hospital. Mientras lo del señor Álvaro yo me encargare de eso. No se preocupe. -Josué quería atrapar a Rebeca, pero Rebeca, que se suponía que era débil, empujo a Josué con fuerza y salió corriendo. Una vez llego a la puerta del hospital, detuvo un taxi y se fue hacia el Hotel Hilton.

Por el empujón, Josué perdió el equilibrio y se golpeo en la cintura contra una mesa de la recepción del hospital. Aunque le dolía mucho la cintura, no era momento para lamentarse. Si se perturbaba lo que Álvaro estaba haciendo, Josué definitivamente estaría muerto.

Josué la persiguió rápidamente. Sin embargo, Rebeca corrió demasiado rápido y ya se había ido. Angustiado, solo podía seguirla y orar mentalmente para que no pasara nada. Viendo que el teléfono de Álvaro ya había dejado de sonar, Samara lo saco, echo un vistazo, luego borro el historial de llamadas de Álvaro.

En ese momento, Álvaro salió del baño con una toalla. Con el pelo todavía mojado, sacudió la cabeza casualmente, haciendo que las gotas de agua salpicaran por todas partes mientras que una gota se deslizaba por su hermosa cara a lo largo de la punta de su pelo, por su garganta, a través de la clavícula y directamente sobre su pecho.

Por el ejercicio regular, Álvaro no tenia ni un poco de carne extra en su cuerpo y los músculos desarrollados mostraban la combinación de fuerza y belleza. Samara trago saliva involuntariamente. Incluso después de cinco años, todavía le sorprendía la figura de Álvaro.

Al ver las emociones en los ojos de Samara, Álvaro sonrió ligeramente.

- ¿Está contenta, señorita Samara? -mientras se acercaba a Samara, sus feromonas la empezaron a envolver e incluso estaba haciendo que el aire circundante se volviera más delgado.

Samara respiro pesadamente. Iba a desviar la atención, pero no quería que Álvaro notara sus intenciones. Tenia que calmarse, pero antes de que pudiera hablar, un cuerpo cálido se inclino hacia ella. Inconscientemente se movió un poco hacia el lado.

Teniendo todos los movimientos de Samara en su campo de visión, Álvaro no dijo nada, luego echo un vistazo a la carretilla de comida y pregunto en voz baja:

- ¿Has terminado de comer?

-Si. -Samara asintió. Ahora se sentía como una estudiante de primaria. No sabia que decir y su cerebro parecía haber dejado de funcionar.

- ¿Estas nerviosa? -Álvaro no lo esperaba. Después de todo, los dos durmieron juntos todos los días durante tres años. Realmente no podía imaginar lo nerviosa y tímida que estaba Samara, puesto a que ya era madre.

Samara quería levantar la cabeza y decir que no, pero Álvaro estaba demasiado cerca de ella, por lo que en el momento en el que levanto la cabeza, sus labios rojos chocaron con los delgados de Álvaro. Al instante, la abstinencia que sumergía a Álvaro se disipo instantáneamente.

Abruptamente empujo a Samara y la beso ansiosamente en los labios. Ella se quedo pasmada, empujo a Álvaro, pero el la presiono y su cuerpo estaba caliente. Samara estaba confundida. Álvaro aprovecho la oportunidad para tomar toda la dulzura que le pertenecía.

Había soñado con la vuelta de Samara todas las noches, ahora que finalmente la había agarrado, ¿Cómo podría dejarla ir? Besos dominantes y calientes envolvieron completamente a Samara. En ese momento, se olvido de luchar y se olvido de la venganza. El calor que no había sentido durante tanto tiempo despertó instantáneamente su deseo oculto y todo su cuerpo estaba tan caliente que casi desprendía fuego.

Ella involuntariamente abrazo a Álvaro por el cuello y le mordió el hombro. Sin embargo, los músculos de este hombre eran demasiado duros, así que se enfadó y empezó a dar puñetazos y patadas como un tigre enfadado.

Álvaro se rio entre dientes y el abrazo aún más fuerte, seduciéndola a experimentar la más maravillosa comunicación emocional entre marido y mujer. La temperatura del aire se volvía

cada vez mas caliente y sus respiraciones cada vez mas rápidas. Justo cuando Samara estaba a punto de perderse, vinieron sonidos de golpes desde el otro lado de la puerta.

- ¡Álvaro! ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta!

Como si acabara de despertarse de un sueño, Samara tembló y subconscientemente empujo a Álvaro.

- ¡Samara! -su voz estaba llena de tentación y el sudor frio goteaba por su frente.

A Samara le temblaba todo el cuerpo y aun no se había recuperado de la pasión anterior, pero su mente ya estaba clara. Sabia quien estaba fuera.

-Alguien te esta buscando fuera. -Samara rápidamente tiro de la colcha y se cubrió. Sin embargo, debido a que lo hacia con ansiedad, dejo su hermoso tatuaje expuesto. Era como un hada que lo seducía y Álvaro no podía soportar más.

-Déjala. -Álvaro se levantó queriendo continuar con lo que estaba haciendo, pero Samara lo esquivo.

-Hay ruido fuera y puede atraer a la gente. Ve a echar un vistazo. No quiero que nos molesten cuando estemos haciendo esto.

Eso era cierto. Álvaro casi podía incendiar árboles con su cuerpo. Mostro toda su ira en su cara, deseando poder desmembrar a la persona fuera de la habitación. Seria mejor que fuera algo urgente, de lo contrario… Con una mirada sombría, Álvaro agarro la toalla, se envolvió, luego rápidamente se levanto de la cama y camino hacia la puerta.

Samara no pudo evitar suspirar de alivio y se quedo paralizada en la cama. Mientras Samara estaba ajustando secretamente su mentalidad, Álvaro ya había llegado a la puerta. De repente abrió la puerta y una mujer se precipito al instante.

-Álvaro, ¿estas bien? -esta era la primera vez que Rebeca tenía contacto físico con Álvaro. Ella se quedó atónita por un momento.

Álvaro se sintió disgustado e incómodo cuando la vio con una expresión regia. Le dio un empujón, frunció el ceño y pregunto en tono severo:

- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te ha traído?

Rebeca había estado inmersa en su imaginación, pero ahora, la mirada fría que Álvaro la fulminaba, reacciono rápidamente.

-Estoy aquí para ver si estas bien. Álvaro, ¿Quién es la mujer que esta dentro? ¿Quién esta dentro? -mientras hablaba, quería lanzarse hacia dentro.

Álvaro nunca la había odiado tanto. Mirando la cara sonrojada de la mujer y su expresión ansiosa, ¿Cómo podría ser una persona que estaba sufriendo una intoxicación alimentaria? Parecía que la mujer lo había engañado otra vez. El dolor insoportable de abajo hizo que Álvaro se enfadara más.

- ¡Vete! -su voz era como el granizo, con una ira incontenible, pareciendo que ya no podía contenerse más.

Normalmente, Rebeca se habría ido obedientemente por no poder soportar la ira de Álvaro, pero ahora que estaba llena de celos no quería resignarse al hecho de que el hombre que se había esforzado por conseguir, se lo había quitado otra mujer. El miedo de perder a Álvaro la hizo olvidar completamente como debería comportarse.

-¡No me iré! Álvaro, he estado contigo durante cinco años. ¿Cómo puedes salir con otras mujeres ahora? ¿has pensado en mí? ¿has pensado en Adriano? Si Adriano supiera que su padre tiene sexo con otra mujer, ¿Qué crees que pensara? -Rebeca siempre usaba a Adriano como su arma.

En el pasado, Álvaro la trataba bien por el bien de Adriano, pero ahora la expresión de Álvaro se volvió aun mas sombría.

Al escuchar esta maravillosa escena desde el interior, Samara sonrió ligeramente. Desafortunadamente, con la pierna herida, no pudo gravar esta escena emocionante.

Mirando a Rebeca, que se consideraba la dueña de la familia Ayala, de repente Álvaro se dio cuenta de que efectivamente le había dado a esta mujer demasiada autoridad durante los años, tanto que olvido de quien era ella y por que tuvo la suerte de poder vivir en la familia Ayala y quedarse al lado de Adriano.

Con una mirada terriblemente fría, Álvaro dijo lentamente:

- ¿Quién te crees que eres? ¡No te metas en mis asuntos!