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The Eallem Valeleh

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Synopsis

Chapter 1 - The Eallem Valeleh Prólogo (1)

La Tercera Guerra Mundial seguía en su máximo apogeo, cada día cientos morían producto de la guerra sin fronteras.

El escenario no era la Tierra, sino una realidad alterna donde cada país tenía sus territorios, algo parecido a un juego de mesa.

Pero, ningún especialista acertó en la catástrofe que se estaba ocasionando en la realidad.

Varios portales aparecieron simultáneamente en los países donde se concentraban grandes cantidades de maná puro. Los gremios de todo el mundo unieron sus fuerzas, dejando de lado sus diferencias y se enfrentaron para preservar la supervivencia de la humanidad.

Los monstruos que salieron de los portales, tenían formas humanoides que son difíciles de explicar, tenían los cuerpos de las pesadillas más profundas de la psique humana.

Países como China, salvaguardaron la capital, pero el resto de ciudades de sus territorios fueron borrados del mapa.

Aunque pudieron contrarrestarlo, hubo un país en específico que se llevó la peor parte.

Los dragones aparecieron de un portal rojo grana. Miles de ciudadanos de Buenos Aires, Argentina murieron incinerados por el intenso fuego que expulsaban aquellos monstruos.

La capital estaba hecho un desastre, miles de casas, parques, rascacielos desaparecieron en el primer asalto. Sin embargo, gracias a personas que se quedaron, lograron evacuar a cientos de personas.

****

Los dos contrincantes siguieron luchando en el medio de la capital argentina, ella sola se enfrentó a los dragones que se transformaron en elfos sanguinarios.

Se notó el cansancio de Emily, tener una pelea contra tres a la vez no era tarea fácil para ella. Entrecerró sus ojos y sus extremidades temblaron.

—¿Qué pasa, dragona? —sonrió el elfo—. ¿Eso es todo lo que tienes?

—¿¡Qué?! —gritó ella.

Se impulsó y voló en dirección a él, trató de darle un puñete en su estómago, pero él lo esquivó con normalidad, para después responderle con un puñetazo impregnado con maná en su rostro.

Ella cayó y se levantó enseguida, él sonrió y retrocedió unos centímetros. Ella apareció otra vez en el aire cerca de él con la intención de asestarle otro golpe.

Lo que recibió fue un rodillazo en su estómago que la hizo elevarse.

El elfo levantó la mirada y desapareció, ella no pudo sentir su presencia y al voltear por instinto, vio de cerca cómo dos manos juntas en forma de puño impactaron con su rostro.

Ella cayó y destruyó una camioneta que estuvo en su dirección.

Los otros dos dragones aparecieron en escena y agarraron su pierna derecha.

—Esto es divertido.

—Hay que violarla.

Los dos se rieron de la escena y miraron con ojos lascivos a Emily, ella aprovechó el descuido de ambos y sacó su espada [Tolkios].

Insertó el metal mágico de su arma en el estómago de uno y después con una ráfaga de luz, lanzó lejos al otro.

Su contrincante bajó con elegancia y corrió a su dirección, Emily guardó su espada e hizo el mismo movimiento.

****

En el campo de batalla, los centenares de cuerpos mutilados dejan un mal olor en los sobrevivientes, cada uno peleaba para defender el honor de su patria.

Los países lideres conformados por Estados Unidos, Alemania, Argentina y China querían un cese al fuego, pero las otras naciones ignoraban todas las reuniones, la política fue descartado.

En medio de la guerra, el Slayer definitivo entró en escena y asesinó a la mayoría de sus contrincantes.

Sin embargo, algo inexplicable pasó. Aparecieron muchos portales donde centenares de monstruos arribaron.

Todos hicieron un alto al fuego y acabaron con todos los monstruos, pero el último que quedó con vida explotó y el cielo empezó a transmitir todo lo que pasaba en su mundo.

Todos gritaron al ver el escenario en Buenos Aires, la capital más fortificada de Sudamérica cayó en picada, la reina Marybel I cayó de su asiento con solo presenciar el escenario de su bella urbe.

—No… ¡No! —gritó Alexändros.

Presenció cómo su amada recibía golpe tras golpe, no podía defenderse de su rival.

—¡Abre el maldito portal! —siguió gritando—. ¡Maldita sea! ¡Vengan todos los magos, inmediatamente!

Tanto él como la reina Marybel desplegaron sus fuerzas y en conjunto con los demás, trataron de abrir un portal lo más rápido posible donde Emily.

****

Los choques de ambos causaron grandes grietas en el suelo, aunque Emily esté con su maná ya agotándose, siguió enfrentando al elfo.

La velocidad de ambos se evidenciaba con los golpes sucesivos que se lanzaban, Emily no podía retroceder, pero recibió golpes mortales por todo su cuerpo.

Ella retrocedió y aumentó su poder de golpe.

Gritó con todas sus fuerzas y su maná se volvió visible, tanta fuerza que ella liberó, hizo que el aire se volviera inestable.

El elfo, viendo lo que se avecinaba, se puso en posición defensiva, moviendo sus brazos cerca de la cara.

Emily liberó toda su furia y poder. Causó un gran terremoto en el continente y voló hacia él.

Su velocidad hizo que todo alrededor suyo se desintegrara que, en pleno vuelo, en sus costados, todo objeto desapareciera.

El golpe que lanzó ella le impactó de lleno en su rostro, el sonido dejó sorda a todos los ciudadanos que se encontraban afuera de la ciudad.

Esto hizo que las construcciones se destrozaran, todo delante del puño desapareció, la ciudad ya era irreconocible.

Pero…

Él no se movió ni por un milímetro, sólo estaba ahí sonriendo maliciosamente, se quitó el polvo que estaba en su hombro y volvió a ver a Emily.

—Imposible…. —ella retrocedió instintivamente—. Si te di con toda mi fuerza…debiste haber muerto…

—Finalmente, entiendes mi poder, pequeña dragona —habló suavemente.

Emily por primera vez en su vida, tembló, por primera vez en toda su existencia, tuvo miedo, no podía siquiera pensar en cómo derrotarlo, su mirada furiosa cambió a una sin expresiones.

Ve su brazo derecho y se percató de su perdición, aquel brazo que dio el golpe, fue destrozado por dentro y por fuera, sus huesos quedaron hechos polvo.

—¿Qué pasa, Emi? —rio el elfo—. ¿Parece que un ratón te quitó la lengua?

—¿Que…?

Antes que terminara de formular su pregunta, el elfo voló directo a ella y pateó a su estómago.

El impacto fue tan severo, que ella voló varias cuadras, destrozó los rascacielos que se encontraba aún en pie, la sangre de ella salió de su boca en grandes cantidades.

Ella cayó en el obelisco, destrozándolo al instante, su cuerpo ya no podía responderle como ella quisiera.

****

Alexändros se quedó boquiabierto, sus ojos lagrimearon y su furia aumentó por el daño que su prometida obtuvo.

—¿¡Ya?! —gritó con todas sus fuerzas, el maná liberado dejaba sin sonido el propio aire.

El portal se iba a abrir en un minuto, él ya no podía esperar más, quería destrozar al elfo con todas sus fuerzas.

—¡Oh dios mío!

—¡Qué está pasan…

No pudo terminar la oración, se quedó petrificado por lo que vio.

****

Emily se levantó, pero había perdido la visibilidad en un ojo, pasó su mano izquierda sobre su estómago y se percató que sus costillas se resquebrajaron.

El elfo apareció detrás y la empujó con un poco de maná, después apareció delante de ella, con un movimiento rápido, la pateó en dirección al cielo.

En el cielo, él aparece detrás de ella y le lanza un severo golpe en su espalda. Finalmente, Emily va hacia la pista, su contrincante sólo esperó que se acercara y con una patada, la manda a su izquierda.

Su impacto destruyó toda la pista.

—Espera, todavía no hemos terminado.

Caminó donde estaba su rival y la levantó agarrándola por el cuello.

—Ahora eres de mi propiedad —sonrió.

—Nun…ca.

Expulsó el poco maná que le quedaba y le lanzó una potente ráfaga de luz en su rostro, hizo una pequeña cortada saliera de su mejilla, donde salió un líquido rojizo acompañado de humo.

—Has escogido… el camino de la muerte.

****

El portal ya era visible, podía ver a través de él como el elfo sostenía el cuello de su futura esposa, pero su vista se nublo al presenciar el acto final de ella.

****

—Adiós, dragona.

—Alexän…dros —lo último que ella vio fue a su prometido salir del portal.

El elfo impactó su mano en el cuerpo de ella y extirpó su corazón, prosiguió con lanzar el cuerpo delante del chico que había aparecido.

El corazón de ella, dejó de latir, el fuego calcinó el órgano sin propietario.

—¡No! —gritó Alexändros con la poca cordura que le quedaba.