Seguí hablando con Yua dentro de el elevador, bajé en uno de los pisos para dejar los papeles que me habían pedido en el departamento.
Después volví a subir, por suerte la compañía contaba con su propia cafetería gracias a la sugerencia de mi padre.
-¿Cómo crees que sea el director? Ha estado en el extranjero por bastante tiempo, quizá sea algo exigente - preguntó Yua algo preocupada.
-Sin duda será profesional pero no tienes que angustiarte por él. La mayoría de tiempo estará en la oficina lidiando con los asuntos de los socios junto a mí.
-¿Cuántos años me dijiste que tenía?
-Según internet y la información que logré sacar de los socios más allegados, debe de tener veintiséis años - contesté cruzando ambos brazos.
-Espero que no sea uno de esos hombres narcisistas, parecido a el señor Williams.
-No digas ni siquiera su nombre, cada que tengo que hablar con él me duele la cabeza.
-Bueno, bueno vayamos a comer, prometo regresarte antes de las cinco - sonrió Yua arrastrándome fuera de el elevador.
Mientras tanto el nuevo director había llegado al país hace unas horas, había visitado la casa que recientemente había adquirido para empezar a instalarse.
A pesar de que la junta directiva no solicitó que iniciara su trabajo hasta una semana después, él insistió de asumir el cargo el mismo día.
El hombre nombrado como el soltero más codiciado del país y el señor perfecto por otras revistas, llevaba como nombre Cristopher Ailet.
O al menos este era su nombre americano, pues era el hijo de una madre asiática y un padre proveniente del otro continente.
CRISTOPHER
La casa se veía idéntica a como la mostraban en las fotografías de la oficina inmobiliaria, la había comprado solo hace dos semanas para que estuviera lista para el día en que llegara.
Planeaba quedarme por un buen plazo de tiempo, la mudanza había comenzado desde la mañana.
Vi a mi amigo Carter entrando a la casa, se había ofrecido a ayudarme a organizar todo.
Nos conocíamos desde la universidad, tenía bastante trabajo en el país por lo que el se encargó de hallar una buena zona para vivir.
El reloj marcaban las cuatro de la tarde, tan solo faltaban tres mil seiscientos segundos para saber si había acertado a mi decisión.
-Esta casa es enorme, ¿no crees qué es demasiado para un sola persona? - preguntó mi amigo mirando desde lejos la casa.
-Nada es demasiado para mí, ¿además quién dijo que viviré solo?
-¿De qué estás hablando? - dijo pausado - No puede ser ¿ya encontraste a esa chica?
-Siempre he sabido donde se encontraba, pero no era libre de abandonar los proyectos que tenía - contesté girando el plateado anillo en mi dedo.
-Tienes razón, tuviste que viajar por mucho tiempo para cerrar el trato con los Siena. Me molesta que seas tan considerado con tu esposa que no siquiera conoce tu rostro - exclamó Carter con una sonrisa.
-Hoy podré mostrarle mi rostro, claro si es que no me he equivocado de sucursal.
-¿Ni siquiera verificaste que ella trabajará allí?
-Ví su nombre en la lista de los encargados de el evento de primavera, pero puede que solo sea una empleada temporal.
-Dijiste que era hija de el señor Park, ¿crees que puedas verla sin causar alboroto?
-Los empleados no saben que es su hija, me confesó que prefería no hacerlo público para que no le tratarán diferente.
-Aún no termino de comprender como es que se conocieron, un día solo llegaste con un anillo y diciéndome "me casé con la mujer de mi vida"
-Te lo dije, solo paso, a veces no tienes que tener una explicación para nada y mucho menos cuando sientes amor - contesté sonriendo paseando por la sala.
-De verdad no te entenderé pero esa chica tendrá que tener mucho cuidado con el señor perfecto - mencionó dejando un suspiro.
-¿Me veo tan amenazante?
-No, pero sin duda sé que lo serás con ella.