Bueno… Que hay, soy Archer… Y si… Sigo vivo… Desde que logré escapar de esas cosas negras que me seguían antes de llegar a esta hoguera, me aventuré un poco por el lugar y he aprendido algunas cosas.
En primer lugar, hay como una especie de ciclo de día y noche en este sitio, las antorchas se apagan y prenden, a la par de que ese musgo verde de antes iluminaba cuando el fuego estaba en ausencia… Ya he pasado el primer ciclo desde que estoy aquí así que he estado durante un día entero encerrado…
En segundo lugar, al parecer este lugar provee muchas cosas… No solamente objetos como los que me encontré antes, sino que también da agua y comida en forma de un riachuelo que atraviesa toda esta zona segura y frutos que tienen un sabor… Extraño… Sin embargo no son venenosos así que es mejor que nada
En tercer lugar, este mapa que se graba cuando entro a una habitación nueva no me da indicios, pero según veo, este cuadrante es el centro de todo este lugar, ahora solo falta encontrar una salida… hay cuatro caminos, uno es de donde vine, el sur, pero hay otros tres que quien sabe a dónde me lleven… No sé siquiera si los premios valdrán la pena o no… Tengo que elegir con cuidado mis pasos…
Me encontraba enfrente del camino que se dirigía al este, el corredor era oscuro, pero podía ver la luz al final que pertenecía a la sala siguiente, mi espada se encontraba en su vaina, sin embargo me aferraba a su mango con todas mis fuerzas mientras avanzaba hacia la oscuridad…
—Okey, ¿que hay aquí esta vez?—
Llegué a la siguiente sala, plana y vacía como las demás, no había ningún indicio de algún mecanismo o similar, aunque dudo que esta sea una cámara vacía como en la primera sala
Desenfundé mi espada y apunté su punta al suelo, empezando a tocar lentamente el piso mientras avanzaba poco a poco, y gracias a esto mismo, un círculo mágico cubrió el lugar
—Que será esta vez…—
Las moléculas de mana se juntaban en varios cuerpos redondos, su altura era algo menor que la de los goblins de antes, acompañado de un sonido elástico y viscoso…
—¿Slimes…?—
Seres de forma circular, con un color verde profundo que los representaba, sin embargo estos tenían algo diferente, se comportaban muy salvajemente a comparación de los que conocí en Kalisios, de repente, uno de ellos soltó un proyectil hecho de su viscosidad y lo lanzó hacia mí, solté un pequeño grito antes de esquivarlo, y al voltear al muro de donde impactó, un humo bastante inquietante empezó a mostrarse, mis ojos se abrieron como platos y mi boca se quedó boquiabierta al ver esto
—Bueno… Mierda…—
Hay cinco de ellos, matar a un slime es simplemente desparramarlo, si tratas de cortarlo, se dividirá, haciendo que el problema sea más grande
Hagamos esto.
Me acerqué a toda velocidad al slime mas a la izquierda de los demás, tengo que tumbarlos y desparramarlos por separado, ya que si están juntos ellos simplemente me acribillaran con esos escupitajos.
Hablando de escupir, el limo no se quedó con los brazos cruzados que lo asesinara, una ráfaga de esos mismos proyectiles hacia mí, obligándome a retroceder inmediatamente
—Nope… No puedo acercarme…—
𝘚𝘰𝘯 𝘭𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘪 𝘷𝘰𝘺 𝘥𝘦 𝘱𝘭𝘢𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘦𝘭𝘭𝘰𝘴, 𝘯𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘳𝘦… 𝘏𝘮𝘮… 𝘔𝘶𝘺 𝘣𝘪𝘦𝘯, 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘵𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘰…
Con movimientos suaves de muñeca di un par de vueltas a mi espada antes de posar su filo en mi hombro, el mana se acumulaba en el arma, dándole un brillo rojizo y un calor abrazante que se convertían en llamas en instantes, los limos seguían escupiendo aquellos proyectiles, pero debido a su lentitud, me permitieron esquivar mientras me balanceaba de lado a lado manteniendo el flujo de mana
—¡𝐂𝐚𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧: 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨!—
Las llamas inundaron la espada, y su filo se alargó significativamente, además de deshacer toda la herrumbre que la cubría, dejando un filo impecable
Blandí mi espada con todas mis fuerzas, lanzando un tajo amplio que esparció por todo el lugar llamas tan calientes como el sol mismo, los slimes no supieron que hacer, trataron de esquivarlas sin embargo al impactar con el calor, se empezaron a evaporar como agua en un desierto, con esto, no debería tardar demasiado…
…
Después de cinco segundos aproximadamente, los slimes fueron limpiados, y solamente quedaron restos que se evaporaban por el calor
—Ok… No puedo seguir desperdiciando tiempo…—
Saque de mi bolsa la cantimplora que traía conmigo, para despues vaciar su contenido completamente en la espada, una humareda me cubrió el rostro, sin embargo cuando volví a observar mi arma, esta volvió a ser como la vieja y herrumbrosa que es siempre.
Desde que caí en ese rio antes, me dí cuenta que el agua apaga las llamas de la espada… No me gusta mucho el desperdiciar un recurso tan preciado de esta forma… Pero ya que la sala de descanso tiene una fuente, entonces no creo que haya mucho problema…
Un círculo mágico de un tamaño mediano apareció en medio de la sala, y de él, un cofre diferente a los demás apareció, adornado con oro y hecho de metal de color negro, mi ceño se frunció tenuemente, pero mi curiosidad me decía que lo abriera, abrí el cofre con mis manos para posteriormente alcanzar lo que había en su interior
—Una… ¿Llave…?—
Al sacar lo que había en su interior, me topé con un artículo peculiar, una llave, con un adorno en forma de una salamandra en su agarradera, no había nada en especial, solo era esto, y aparte de eso, no había ningún camino aparte de donde vine
—Hmm… ¿Esto debe usarse en otro lado supongo?—
Después de verificar cada rincón de la nada en esta sala, me devolví hacia la sala de descanso
Una vez de vuelta, hice una parada rápida y recargue la cantimplora, llenándola hasta el tope de agua en el pequeño arroyo que pasaba a través del lugar, ya pasé por el este… Así que lo tachare del mapa esa zona, me falta el oeste y el norte…
Viendo aquellos dos pasadizos restantes, un escalofrió recorrió mi cuerpo… Un aire más denso venia de ambos lados… Di un gran respiro antes de suspirar, aventurándome hacia el pasadizo oeste…