Es… De noche… El musgo brillante de siempre empezó a iluminar el pasillo, dejándome ver en la oscuridad con esa innatural luz verde… Este color me recuerda a… Me recuerda aquellos ojos suyos…
—𝘔𝘢… ¿𝘗𝘰𝘥𝘳𝘪́𝘢𝘴 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘭𝘢…?—
Recuerdo mi habitación… Arropado en mi cama con mis cobijas hasta la altura de mi rostro mientras una mujer de pelo negro y ojos verdes que brillaban por la luz tenue de una vela que sostenía en sus manos, ella soltó un pequeño suspiro antes de sentarse en una silla que había al lado de la cama, dejando aquel trozo de cera con flamas encima del tocador
—𝘍𝘶𝘧𝘶, 𝘺 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘢𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘢 𝘫𝘪𝘯𝘦𝘵𝘦 𝘭𝘦 𝘵𝘦𝘮𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥—
—¡𝘠-𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰! ¡𝘌𝘴 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘴 𝘮𝘰𝘭𝘦𝘴𝘵𝘢! 𝘌-𝘌𝘴𝘰 𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰…—
—𝘏𝘮𝘮… 𝘚𝘦𝘳𝘢 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰…—
Después de aquellas palabras, ella apagó la vela soplándola levemente, al instante solté un grito
—¡𝘕𝘰𝘰𝘰𝘰…! ¡𝘗𝘳𝘦́𝘯𝘥𝘦𝘭𝘢…!—
—𝘍𝘶𝘧𝘶𝘧𝘶, 𝘴𝘶𝘱𝘰𝘯𝘨𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰—
Ella recito un hechizo de fuego con un dulce canto, volviendo a encender la vela e iluminando la oscura habitación, dejando verme al descubierto, con pequeñas lagrimas brotando de mis ojos y un rostro con el color de un tomate
—𝘠𝘢 𝘺𝘢… 𝘔𝘪𝘳𝘢 𝘈𝘳𝘤𝘩𝘦𝘳… 𝘓𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘢 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰—
Ella me secaba las lágrimas con sus suaves y delicados dedos, acariciando entre ratos mis mejillas
—𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘶 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘪𝘯̃𝘰… 𝘌́𝘭 𝘭𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘪́𝘢 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 ¿𝘴𝘢𝘣𝘪́𝘢𝘴?—
—𝘌𝘴 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢…—
—¿𝘏𝘮𝘮? ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘢 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢 "𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘯𝘦𝘸𝘵"?—
—𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘱𝘢𝘱𝘢 𝘯𝘰 𝘭𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘢…—
Al son de que esas palabras salieron de mi boca, mi madre se rio, yo la miré ladeando mi cabeza y no obtuve respuesta hasta que ella se secaba las lágrimas por el chascarrillo
—𝘖𝘩 𝘈𝘳𝘤𝘩𝘦𝘳… 𝘚𝘪 𝘵𝘢𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘴𝘶𝘱𝘪𝘦𝘳𝘢𝘴…—
Su mano me desacomodo el cabello, me pregunto qué manía tenían ellos de hacerlo…
—𝘈 𝘵𝘶 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘭𝘦 𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘣𝘪𝘤𝘩𝘰𝘴, 𝘧𝘶𝘧𝘶𝘧𝘶—
—¿𝘓𝘰𝘴 𝘣𝘪𝘤𝘩𝘰𝘴?—
—¡𝘚𝘪! 𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘷𝘦 𝘶𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘢, 𝘦́𝘭 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘦𝘷𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘥𝘢𝘳 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘺 𝘴𝘢𝘭𝘪𝘳 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘥𝘰, 𝘫𝘦𝘫𝘦—
—𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘭𝘦 𝘵𝘦𝘮𝘦 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘴𝘤𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘳… 𝘈𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯…—
Ok… Ya recuerdo por que no comíamos mucho pescado en la casa… El olor de los salmones de Drakensheil era demasiado nocivo para él y Jusean, no los culpo…
—𝘌𝘭 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯… 𝘌𝘭 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘵𝘦𝘮𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘯𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘴𝘦 𝘢 𝘵𝘪 𝘺 𝘢 𝘮𝘪́…—
—¿𝘈 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴…?—
—¿𝘊𝘭𝘢𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪́! 𝘠𝘰 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳𝘪́𝘢 𝘢𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘪 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘵𝘦 𝘴𝘶𝘤𝘦𝘥𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘢 𝘵𝘪 𝘰 𝘢 𝘵𝘶 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦… ¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́ 𝘤𝘳𝘦𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘵𝘦 𝘳𝘦𝘷𝘪𝘴𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦́𝘴 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘦𝘴, 𝘤𝘢𝘳𝘪𝘯̃𝘰?—
…
Ojala fuera siempre así…
—𝘉𝘶𝘦𝘯𝘰… 𝘓𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳 𝘦𝘴… 𝘛𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘦 𝘵𝘦𝘮𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢 𝘢𝘭𝘨𝘰, 𝘈𝘳𝘤𝘩𝘦𝘳… 𝘚𝘪𝘯 𝘦𝘮𝘣𝘢𝘳𝘨𝘰, 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘮𝘢𝘭𝘰—
—¿𝘕𝘰 𝘭𝘰 𝘦𝘴…?—
—¡𝘕𝘰𝘱𝘪¡ 𝘌𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘴… 𝘌𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘮𝘰𝘯𝘵𝘢𝘯̃𝘢—
Al escuchar esas palabras ladee mi cabeza a un lado, mi madre enredaba su cabello con su dedo índice derecho, siempre hacia eso para pensar… Dejando un rizo peculiar que contrastaba con su pelo lacio.
—𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘵𝘦… 𝘌𝘹𝘱𝘭𝘪𝘤𝘰… 𝘏𝘮𝘮… 𝘌𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘳𝘦𝘵𝘰, ¡𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘵𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢́𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘵𝘶́ 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥! 𝘛𝘢𝘭 𝘷𝘦𝘻 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘱𝘢́𝘯𝘪𝘤𝘰, 𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘱𝘪𝘦𝘳𝘯𝘢𝘴 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘮𝘶𝘦𝘷𝘦𝘯 𝘱𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘣𝘭𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘢𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘙𝘢𝘤𝘪𝘦𝘭 𝘦𝘯 𝘥𝘪́𝘢 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘻𝘰́𝘯 𝘫𝘦𝘫𝘦—
Solté una risilla ante ese comentario, en esos días no había rincón en el que en la casa no hubiera una escama tirada por ahí…
—𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘵𝘶 𝘴𝘰𝘭𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰… 𝘙𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘢, 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘢 𝘷𝘦𝘭𝘢… ¡𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘢𝘣𝘳𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘢 𝘭𝘶𝘻 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘭𝘮𝘦 𝘢𝘭 𝘢𝘣𝘰𝘮𝘪𝘯𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘴𝘦𝘯̃𝘰𝘳 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰...!—
—¿𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘵𝘶́, 𝘮𝘢𝘮𝘪?—
—𝘖𝘩 𝘴𝘪 𝘮𝘪 "𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘯𝘦𝘸𝘵"… 𝘔𝘢𝘮𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳𝘢́ 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘪𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢𝘴—
Ella me envolvió en sus brazos y se recostó al lado mío en aquella cama, acariciando mi cabello suavemente, haciendo que mis ojos se empezaran a cerrar, como si un hechizo de somnolencia hubiera sido puesto en mí
—𝘗𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰 𝘈𝘳𝘤𝘩𝘦𝘳… 𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰… 𝘙𝘦𝘱𝘪𝘵𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻…—
—𝘚𝘦𝘯̃𝘰𝘳 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰…—
—𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐧𝐠𝐚𝐬 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚—
Un sonido metálico resonaba por el lugar, el choque de proyectiles afilados incrustándose en el suelo y las paredes, una serie de alaridos de aves junto con el sonido del revoloteo de sus alas inundaba la sala
—¡No me atacaron en Kalisios pero ahora me los topo aquí adentro, quien los entiende!—
Me encontraba peleando contra cuervos de ceniza, miden al menos tres "newts" de altura, su distintivo plumaje de color negro con patrones grises por todo su cuerpo los distingue de otras especies, y la característica estrella de estos es…
El mana se congregaba en su plumaje, haciendo que yo soltase un gruñido, acelerando mi paso alrededor de la sala. Aquel par de monstruos después de cargar toda esa energía, su plumaje fue expulsado como decenas y decenas de cuchillas acercándose a una velocidad estrepitosa hacia mi dirección.
Con tajos bien puestos, logre desviar las que se dirigían a mis puntos vitales, sin embargo algunas de ellas se clavaron en mis brazos y mis piernas, haciendo que soltase un pequeño quejido.
Después de aquel ataque, ellos tuvieron que bajar al suelo debido a la ausencia de sus plumas que empezaban a regenerarse
—¡¡𝐆𝐆𝐫𝐫𝐫𝐚𝐚𝐚𝐚!!—
Solté un gran rugido, tratando de sacar la fuerza para ignorar el dolor que entorpecía mis movimientos con determinación pura, permitiéndome acelerar una vez más en dirección de aquellas aves reposando en el suelo, ambas trataron de elevarse, sin embargo no les dio tiempo para que pudieran alzarse fuera de mi alcance, tomando a una de aquellos monstruos por la unión de sus garras, usando mi peso como mi fuerza para estrellarlo contra el suelo, el intentó zafarse pero sus alas sin plumas se lo impidieron, permitiéndome calvar mi espada en su pecho, usando todas mis fuerzas para perforar su piel dura con mi arma sin filo.
Aquel cuervo soltó un último graznido antes de parar de retorcerse, las heridas de mis brazos se hacían más graves debido a la fuerza que estaba usando, llegando a cubrir las mangas de mis brazos que antes eran de un color gris a un color rojo carmesí, la otra ave ya había recuperado parcialmente su plumaje, pero no podía elevarse demasiado.
Desclavé la espada del cadáver de aquel monstruo, mi respiración a pesar de su frenético exhalar, un cierto ritmo se podía apreciar, usando cada onza de fuerza en mi ser, me abalancé hacia el cuervo, pasándolo de largo por debajo, el trataba de seguirme con la mirada debido a su falta de maniobrabilidad mientras sus plumas volvían a crecer.
En mi camino me encontré con la pared y salté hacia ella, para después usarla como apoyo, y después de otro impulso, logré aferrarme a la espalda de aquel monstruo, el seguía aleteando, empezando a tratar de forzarme a caer al dar varias maniobras hacia los lados, trate de mantener mi agarre firme mientras intentaba alzar mi espada lo suficiente como para enterrarla en su cuerpo, sin embargo en una de sus maniobras, él se impulsó a sí mismo para chocarse de espaldas con la pared, estrellándome a mí en el proceso, el aire se salió por mi boca en forma de un grito ahogado.
El agarre de mi mano se desmoronaba, pero al último instante logré aferrarme, aunque en el proceso enterré mi mano en las afiladas plumas de aquel monstruo, sentía como pequeñas lágrimas se empezaban a generar en mis ojos por el dolor constante de esta nueva herida y todas las demás que se acumularon de antes
—¡Ya tuve… Suficiente…!—
Usando ese mismo agarre, empuje con todas mis fuerzas para cambiar mi posición, logrando hacer que el ave dejara de aletear empezara a caer de espalda al suelo conmigo encima de su estómago, logrando alzar mi espada, y cuando golpeamos el suelo, el impulso generado por el impacto hizo que mi espada perforara su cuerpo, clavándolo en medio de su ser.
Mis dos manos yacían una encima de la otra en la punta del mango de la espada mientras me encontraba encima del cuerpo de aquella bestia inmóvil, la sangre y los cuerpos que se esparcían por la sala desaparecieron, junto con las plumas que se encontraban incrustadas en mi cuerpo y las heridas en forma de motas de luz blanca, a pesar de que mis heridas sanaban por la magia en luz de la habitación ahora que está libre de monstruos, la fatiga en mi ser era inmensa, el filo de mi arma estaba incrustado en medio de la unión de los tabiques del suelo, mi respiración pesada era tan caliente que pareciera que vapor salía por mi boca.
Después de recomponerme, desclave mi espada del piso, y me levante, tambaleándome ligeramente, pareciera que mi corazón iba a salirse por mis oídos por sus fieros latidos
—Bueno… Al menos eso ya se acabó…—
Después de aquellas palabras, un círculo mágico apareció en la pared al norte de la habitación, la tierra tembló fuertemente, obligándome a agarrarme de la pared…
Cuando la tierra cesó de moverse, un nuevo camino se abrió en donde el círculo mágico se encontraba, sin embargo, el pasillo estaba iluminado por antorchas que generaban una luz negra, con un ominoso brillo purpura
Sentí como de mi bolso algo empezaba a moverse, al ver adentro, la llave ornamentada de antes estaba queriendo moverse hacia aquel sitio
—¿Ok...? Sera mejor que no vaya por ahí ahora mismo…—
Quiero saber que hay más allá… Sin embargo en el estado en el que estoy… No me favorece…
Teniendo en cuenta eso, me devolví a la sala de descanso, el día siguiente será la hora de verdad…