Meses antes...
18 de enero.
—Mamá ya me iré, ¿papá vendrá para la ceremonia? —Tsuki estaba en la puerta a punto de ir al instituto.
—No, tu papá llegará mañana a Hinan, pero Khan, Mika y yo iremos —comentó con una sonrisa.
—Bien, estaré esperándolos.
— ¡Te veré luego!
Al llegar, fue a reunirse con sus amigos. No eran un grupo muy grande, estaba formado por Rebecca, llamada "Bec" en ocasiones, mejor amiga de Tsuki desde la infancia, perteneciente a la a la tribu Sa'yju del grupo aborigen Tesa Kuarahy'a, como los miembros de la tribu ella tiene la piel oscura, ojos ambarinos, cabello negro y rizado, una personalidad carismática, hiperactiva y siempre sonríe; Kageshi, amigo que conoció en el instituto, perteneciente al Clan Eoduun teniendo ojos verdes brillantes y cabello negro entre rizado y ondulado, alto y ágil, bromista, amable y maduro, es el que más destaca entre ellos; Kori y Miraiki, quienes son primos gemelos de Tsuki y miembros del Clan Kottayama, hijos del Capitán Koru. Miraiki, quien de cariño le dicen Mira, es muy tímida e insegura, igual a su madre pero con cabello negro ondulado y ojos azules como su prima y su hermano, a veces tartamudea debido a unos traumas que tiene, Kori siendo idéntico a su padre, tiene el carácter de su madre, siendo gentil y a la vez temperamental, es muy fuerte y confiado, a veces se vuelve arrogante como el padre.
Tsuki buscaba a sus amigos por todo el lugar, escuchó la voz de Kageshi llamándola y volteó.
—Tsuki, ¿Dónde estabas? El director quiere que vayamos al escenario —mencionó Kageshi.
—Primero que nada buenas tardes —dijo, para luego seguirlos.
—Finalmente, iremos a la Academia Militar —Rebecca estaba emocionada.
—N-no creo que vaya a ser emocionante Bec —murmuró Mira, tartamudea a veces.
— ¿Por qué no? ¡Claro que será!
—Ser militar es muy complicado, necesitas disciplina además de tener los suficiente testículos para soportar al menos un año —espetó Kori.
—Para eso está la mejor academia militar —Sonreía —Yo creo que si podremos aguantar más de un año, no será tan malo.
—Ja, ni siquiera sabemos que nos espera en el campo de batalla —comentó Kageshi.
—Mejor apúrense, o llegaremos tarde —dijo Tsuki sonriendo y apresurándose.
— ¡Hey Espera!
El director dio inicio a la ceremonia, entregando sus certificados a cada uno.
—Hemos terminado, pero ahora es momento de nombrar a los dos mejores del instituto, en primer lugar Kageshi Yoru. —Kageshi subió al escenario y el director le colocó la medalla
—Un líder ejemplar y mejor alumno en todas las materias. En segundo lugar, Tsuki Kottayama —Tsuki subió y se posiciono al lado de Kageshi.
Tsuki vió a su madre y su familia a lo lejos, aplaudiendo felices, estaba tan orgullosa de sí misma, se sintió mal de que su padre no esté ahí pero comprende sus motivos.
— ¿Vendrás a casa? —pregunto su madre después de la ceremonia.
—Iré con Kori y Miraiki a recorrer la ciudad, prometo volver temprano, ¿me das permiso?
—Sí, tienes mi permiso —le dio un beso en la mejilla antes de irse.
No había muchos lugares por ver de Hinan, ya conocían toda la ciudad, tal vez porque de vez en cuando solían recorrer la ciudad después de salir del instituto, cosa que empezaron hace 3 años. Tsuki amaba pasar el rato con sus primos y amigos, siempre trataba de pasar más tiempo con Kori y Miraiki para que se distrajeran de ciertos problemas que tenían.
Se percataron de que algo estaba sucediendo cuando las calles comenzaban a llenarse de militares armados, revisaban todas las casas y callejones de la ciudadela.
— ¿Por qué hay tantos militares? Deberíamos preguntar —sugirió Kori.
—N-no creo que…
—Niños vayan a su casa es peligroso —Ordenó un militar con un traje más llamativo que el de los demás y algunas medallas, rubio y unos ojos que mostraban calidez y bondad, pero bastante intimidante con su aspecto.
—S-si General Bra-bradley —Respondió Kori.
Siguiendo las órdenes del General volvieron al clan, estaba anocheciendo y más y más militares aparecían en el camino. Ethan líder del clan, Shiroi y Koru los protectores no estaban, tampoco los miembros más fuertes del clan.
Llegaron a la puerta del clan, los guardias no estaban, los vigías del muro tampoco, así que solo empujaron la puerta y al ingresar no había señales de los miembros y sus familias, pensaron que los militares debieron evacuarlos o algo.
Así que decidieron averiguar qué pasaba.
—Mira ve con Tsuki y yo iré a buscar en la Orden —ordenó, Mira asintió y fue con Tsuki no sin antes desearle suerte a su hermano.
Tsuki y Mira fueron a buscar a la Plaza Shinmu y a los campos de cultivo, así que Tsuki pensó que sería mejor separarse.
Mira llegó a los campos de cultivo, había huellas en la tierra, algunos cultivos estaban dañados, avanzó hacia el invernadero que se encontraba a unos metros, se escuchaban unos murmullos.
— ¿Ho-hola? —Se sentía nerviosa, no hay razones para no hacerlo pues el sol ya se estaba ocultando y está sola, de repente todo quedó en silencio, la brisa soplaba entre sus ventanas causando algunos silbidos.
Con las manos temblando abrió la puerta lentamente, dentro del invernadero habían niños, todos los niños del clan estaban allí, algunos a la defensiva.
— ¡Miraiki! —Exclamó un niño albino, corrió a abrazarla.
— ¿Khan, que paso? —Khan era el hermano pequeño de Tsuki.
—Hay un mo-monstruo en la villa —respondió una niña aterrada.
Kori estaba frente al edificio de la Orden, abrió la puerta… solo había oscuridad, todo estaba en silencio, sintió como algo se envolvía alrededor de su cintura y le cubría la boca, quiso luchar pero no pudo. Una silueta frente a él se hizo presente, alta, con ojos rojos brillantes, una sonrisa con aterradores dientes grandes y afilados, femenina y con una mirada sádica, un Eoduun clase 3.
La plaza estaba vacía, Tsuki estaba por retirarse para ir por Mira pero halló una mancha de sangre a un costado de la fuente.
—Tsuki —se sobresalta — ¿Qué haces aquí? Hay un Eoduun de clase 3 en Hinan —Era Hogomi, hermano mayor de Kageshi.
— ¡¿Qué?! Pero Mira y Kori... ¡Hay que ir por ellos!
—Vayan por la otra yo iré a buscar a Kori —dirigiéndose a los otros 2 soldados que estaban con él, asintieron y fueron a buscar a Miraiki.
—Iré contigo, Hogomi —dijo Tsuki con firmeza.
—No, irás detrás de ellos a reunirte con Mira e irán al cuartel por ayuda —ordenó, pero Tsuki lo ignoró fue a buscarlo por donde fue. —Que terca eres —murmuró y fue tras ella.
Ninguno de los dos habló en el camino, Hogomi podía sentir la presencia del Eoduun cerca, permanecía con Tsuki en todo momento.
Todas las casas estaban intactas, el intruso debió llevárselos en silencio y con cautela, sabía lo que hacía, sin embargo, Hogomi tenía la teoría de que el intruso solo tiene unos 16 años o menos, un adulto no causaría problemas en tan poco tiempo.
—Volviste —Susurró Tsuki.
—Volví esta mañana, ¿De verdad quieres ser militar? —dijo expresando su preocupación.
—Si —Respondió cortante, pues no muchos la apoyan con esa idea. Antes, ser militar era un honor, aunque en estos tiempos es considerado un suicidio.
—Tsuki, sé que quieres que te apoyen con eso, pero nadie sería capaz de llevarte directo a un matadero.
—El General Bradley ya tiene más de 50 años, ni que me fuese a morir en menos de un año —por el rabillo del ojo notaba como él fruncía el ceño—. Sé lo que quiero, pero si no me apoyan ¿cómo quieren que regrese con vida? —Hogomi suavizo su expresión, ella continuó—. Tu madre no se opone mucho a que estés en el ejército —Continuó—, ella confía en ti y tus habilidades, quiero servir a Rujarquia y luchar junto con Papá, solo quiero que crean en mí y les demostrare que si puedo —miraba las casas alrededor, sin dudas el edificio de la Orden estaba a la vuelta.
Fueron rápidamente hacia el lugar sin dirigirse la mirada o decir alguna cosa. La puerta estaba abierta, Hogomi sacó la espada que tenían en su espalda y lentamente se acercó a la puerta, Tsuki simplemente preparo una esfera de nieve que se veía bastante inofensiva.
Se adentraron al edificio hasta llegar a la sala de estar, Tsuki escuchó ruidos que venían de la habitación de al lado, así que Hogomi fue primero. Al abrir la puerta, todos los miembros del clan estaban allí, menos los niños por supuesto, Tsuki sintió un escalofrío en su espalda, como si sintiera que hay algo detrás.
— ¡Tsuki agáchate! —Tan rápido como se agachó Hogomi con un giro cortó a la criatura en su mejilla, ella supo lo que iba a hacer y retrocedió ante su ataque.
Tsuki levantó la miraba y por primera vez en su vida vió a un Eoduun de clase 3, sus tentáculos tenían la forma de una cinta negra y larga proveniente de su espalda, alta y con una boca perturbadora. La Eoduun sabía que debía huir así que regresó a su estado normal, no sin antes aventarles un mueble que se encontraba cerca, Hogomi reaccionando rápidamente defendió a Tsuki haciendo polvo al mueble cuando activó su poder, Hogomi y Kageshi eran Eoduun de clase 2.
Tan rápido como levantaron la mirada, la criatura ya había huido, Hogomi fue tras ella ordenando a Tsuki que libere a los miembros que estaban en la habitación de al lado.
Encontró a Kori con los ojos vendados al igual que los demás con esa cinta negra que salía de la espalda de la Eoduun, los demás miembros ya libres ayudaron a liberar a los otros, en cuando Tsuki encontró a su madre, le dio un fuerte abrazo.
Cuando estaba por preguntar si se encontraba bien, escucharon un rugido que venía de la entrada. Al llegar allí Tsuki vió a Hogomi siendo arrojado por la criatura hacia la ventana.
Volvió a crear otra esfera de nieve y la arrojó hacia la criatura, cayó al suelo pero al hacerlo, espinas de hielo se extendieron hasta la criatura haciéndola retroceder.
Junto a Kori comenzó a animar a los miembros del Clan para pelear contra la criatura, la mujer ya no tenía los tentáculos ni aquella boca con dientes afilados, sino unos labios rosados y ojos rojos, huyó del lugar y habían soldados afuera, sin embargo la chica era muy veloz y astuta.
Esquivaba todos los ataques de los soldados y a la vez volvía a exponer tu forma monstruosa para protegerse con sus tentáculos, era perseguida por militares e integrantes del clan, su objetivo era llegar a la muralla para huir. Dio un gran salto con su forma monstruosa, pero Hogomi la alcanzó y la decapito.
El personal médico militar atendió a los miembros del clan para asegurarse de que ninguno tiene heridas que requieren de atención.
Se llevaron el cuerpo de la intrusa para examinarla, el médico forense determinó que la chica tenía de 15 a 17 años, debido a la forma de sus tentáculos y la manera en la que describieron su actitud los miembros del clan. Hogomi se sintió mal por eso, pero no era la primera vez que pasaba.
Había cosas por hacer y desastres que limpiar, el Clan decidió encargarse de los destrozos de las calles, así los soldados podrían continuar con su labor y vigilar los alrededores. Sin embargo, antes de retirarse Hogomi aún tenía algo que hacer
Tsuki estaba en las escaleras frente a la puerta de su casa sentada, leyendo un libro sobre plantas, mientras la gente pasaba con martillos y clavos; a veces con escobas y bolsas. Dejó de leer y se puso a pensar en lo que le esperaba, desde que tiene memoria ha visto a su padre ir y venir, con su uniforme y a veces despertaba en la mañana y no estaba, pese a eso, tuvo los mejores momentos con su padre y solo anhelaba ser como él, un heroico militar respetado por todos, quién a la vez es un padre comprensivo pero estricto.
Cada día deseaba que su padre volviera a su hogar sano y a salvo. Estos últimos días su hermana y su madre trataban de convencerla que abandonara esa idea de ser militar, aun así ella nunca abandono ese deseo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Hogomi llamó su atención.
— ¡Tsuki! —acercándose hacia ella, con una pequeña sonrisa en su rostro que reflejaba su calidez.
—Pensé que tenías cosas que hacer —lo miró confundida.
—Solo quería decirte que, pensé en lo que dijiste y quiero decirte que te ayudaré para que puedas estar lista para la Academia —los ojos de Tsuki se agrandaron y quedó con la boca abierta.
— ¿D-De verdad? —lo miró incrédula.
Él asintió, por primera vez alguien creía en ella, sonrió de la emoción y saltó a abrazar a Hogomi. Él era como un hermano mayor para ella y se preocupa por él así como con su padre, era el único junto a su padre que siempre se atrevía le contaba historias sobre la guerra. Obviamente, Hogomi se opuso a la idea de que ella, su hermano y sus amigos fueran militares y sufrieran todo lo que el sufrió, pero Tsuki tenía razón, debían confiar en ellos y apoyarlos para que regresen vivos.
Se alejó un poco y se sentó en las escaleras junto con Tsuki.
—Sabes, Kageshi es igual de terco que tú.
—En realidad, él quiere ser cómo tú —Le dijo ella.
—Siendo honesto, yo espero que sea mejor —Expresó, frunció el ceño un poco confundida, pero debe tener motivos para decir y prefirió ahorrarle la pregunta. Escuchó que alguien gritaba el nombre de Hogomi y dirigió su atención de dónde venía esa voz, un militar venía corriendo hacia ambos, Hogomi rápidamente se levantó.
—Capitán, lograron ingresar a Hinan...
Al decir eso se escucharon disparos y gritos que venían de afuera del clan. Hinan estaba bajo ataque.
Estando allí Hogomi comenzó a pelear contra el enemigo. Tsuki lanzó una de sus esferas de nieve en dirección a un hombre que estaba atacando a una mujer, detrás de ella se acercaba un encapuchado pero este fue golpeado por un muro de hielo, al ver de dónde provenía, Tsuki se alegró bastante, su padre había regresado a casa, Shiroi y su tío Koru.
— ¡Papá! —Exclamó sonriendo, sin embargo a él no le gustó para nada ver a su hija en medio de la pelea.
Koru estaba peleando no solo con uno sino con tres, Shiroi también aunque no parecía tener problemas, Tsuki creó una lanza de hielo y la arrojo hacia uno de los hombres que rodeaban a su padre, acertando en la rodilla, alentó a los vecinos para que la ayuden, crearon grandes carámbanos de hielo en el suelo, Koru arrojo a uno hacia esos carámbanos y luego fue por los demás.
Tsuki comenzó a alentar a todos los Kottayama para que protejan la ciudad, Kori llegó al lugar junto a sus hermanos mayores, Liam y Zephy, el primero cargaba un rifle y el otro solo usaba el poder que tenía, ya que Liam no era hijo de Koru, Zephy tampoco, pero sí tenía poderes.
Habían muchos, por suerte habían bastantes militares en la ciudad, poco a poco el número de enemigos fue reduciéndose.
Fue una noche bastante larga, eran las 3 am cuando acabaron, había muchos cuerpos y heridos, incluyendo a dos prisioneros de guerra.
Ethan, líder del Clan Kottayama también había participado de la pelea, se encargó de todos los desastres ocasionados en la ciudad. Shiroi, en cambio, se llevó a su hija junto con Koru llevándose a Kori.
— ¡Me alegra que hayas vuelto! —iba de la mano con su padre, quién se veía igual de feliz por estar en casa.
— ¿Qué tal la graduación?
—Quedé en segundo puesto, Kageshi en primero y Kori en tercero... —al mencionar lo de Kori, Koru carraspeo su garganta mirando a su hijo, tratando de simular su disgusto.
— ¿Tu madre cómo está? —preguntó Shiroi cambiando el tema.
—Está bien, pero te extraña mucho y está preocupada como siempre.
Kori se metió a su casa apenas llegaron seguidos de su padre, Tsuki y Shiroi hablaron todo el camino de regreso a casa. Al llegar, Aiko, madre de Tsuki, estaba sentada en las escaleras y se puso de pie rápidamente al ver a Tsuki y su esposo, fue corriendo hacia ellos y abrazó fuertemente a Shiroi quién correspondió el abrazo, luego se soltó para cruzarse de brazos mirando a Tsuki.
— ¿Dónde estabas Tsuki? La ciudad estaba bajo ataque y yo no te encontraba por ningún lado —la regaño.
—Perdón Mamá —hizo una mueca disculpándose.
—Ve adentro —le señalo la puerta abierta.
Tsuki subió a su habitación mientras sus padres aún estaban afuera conversando, se lanzó a la cama y su gata negra subió junto a ella, la acarició y antes de dormir se dio un buen baño, se acostó en la cama con su gata a su lado.
—Shiroi, por favor habla con ella, haz que cambie —dijo Aiko, estaba discutiendo con Shiroi en la sala.
Tsuki escuchaba su conversación desde la cama, casi siempre era lo mismo, pero al menos Hogomi la apoyaba.
Escuchó la puerta de su habitación abrirse, era su hermanito.
—Dijiste que me ibas a contar —Murmuro.
—Khan, no es buen momento —Respondió, se dio la vuelta para ignorarlo.
Khan se subió a la cama.
—Vamos, por favor, Tsuki, dijiste que me enseñarías sobre esas cosas —Volvió a insistir.
—Agh, bien —Se rindió—. Pero si tienes pesadillas no será mi culpa.
—No las tendré.
—Si claro. Bien Eoduun es el término que se utiliza para nombrar a las personas portadoras del elemento de la obscuridad, existen 4 clases: E. Clase 1: Son capaces de crear tinieblas para cegar a sus víctimas, tienen un aspecto amigable y gentil, aunque suelen ser manipuladores.
— ¿Cómo los que hay en Jiyū? —Pregunto.
—Sí, pero ellos sí son amigables —Respondió y continúo—. E. Clase 2: al activar su poder emanar una especie de energía oscura en sus manos con la capacidad de desintegrar todo lo que tocan, la mayoría tiene los ojos verdes y el cabello obscuro, son los más sobresalientes en cuánto a técnicas de combate cuerpo a cuerpo.
—Kageshi y su familia —murmuro el pequeño, ella asintió—. Por eso Hogomi es el mejor.
—Jaja, si... Ahora, E. Clase 3: estos son bastante peligrosos en su etapa infantil, pues sin un adulto que los oriente a controlar su poder y transformación pueden acabar con todo a su paso, en su aspecto normal son bastante bellos, con un rostro angelical y ojos rojos, altos y colmillos un poco largos, en su aspecto monstruoso tienen una gran boca con dientes afilados, su esclerótica se torna negra, salen tentáculos de sus espaldas que evolucionan conforme van madurando. Algunos son caníbales.
E. Clase 4: iguales a los de clase 3, con la diferencia de que tienen garras largas, el iris amarillo y la pupila felina, en su aspecto normal tienen ojeras, son bastante delgados y tienden a ser arrogantes. Pueden Teletrasportarse y dependiendo de la capacidad también atraviesan cosas, pero son inofensivos en su forma humana. Además, cualquier Eoduun puede sentir la presencia de otro Eoduun a un radio de 5 km sin importar su clase.
—Entonces, ¿Por qué Hogomi y Kageshi no se dieron cuenta de que había uno aquí, y la tía Mei, ella no lo sintió?
—Khan, ellos fueron los que avisaron a los militares.
—Khan, a dormir —Dijo la voz detrás de él, era su madre.
—Mamá...
—Anda, tienes escuela mañana.
—Está bien...
Decepcionado el pequeño se retiró a su habitación.
—Tsuki, no le cuentes esas cosas, ahora tendrá pesadillas —se cruzó de brazos.
—Él quería saber —Levantó ambos brazos como si la estuvieran apuntando con un arma.
—Igual, no debiste hablarle sobre eso —Khan volvió a aparecer en la habitación.
— ¿Puedo dormir con Tsuki? —sonrió, sus cachetes casi cubrían sus ojos al sonreír.
—Ahora ya tienes miedo.
—Mamá no tengo miedo —su hermana suspiro y le señaló que se acostara a su lado.
—Wiiii —Se lanzó, rebotando un poco.
—Buenas noches —Se despidió su madre.