22 de enero.
Eran las 10am y los militares y vecinos aún trabajaban para limpiar el desastre causado en la noche. Los prisioneros de guerra que habían capturado los estaban interrogando; ninguno se atrevía a hablar, así que el General Gunter vendría a Hinan y se encargaría de ellos. Era un hombre alto y fornido, con ojos azules, ligeros rasgos asiáticos y cabello negro.
Hoy Tsuki y su padre irían a la estación de tren para comprar los boletos para la Academia, que son especiales y deben tenerlos con al menos 2 meses de anticipación para ser anotados y tener un lugar reservado, debido a que el mismo tren suele llevar pasajeros que no irán a la academia; Rebecca y Kageshi ya tenían los suyos, Kori y Mira probablemente su padre va a conseguirlos después. La estación de tren no estaba muy lejos de la ciudad, así que fueron caminando.
Hablaron un poco para pasar el rato, no era un camino largo pero al menos no se aburrirían.
—Las bestias no son tan fuertes como los Eoduun, ellos a veces solo hacen las cosas sin pensar.
— ¿Alguna vez viste uno de clase 4? —Pregunta la niña curiosa.
—Por suerte jamás he visto uno —Dijo con una sonrisa—. ¿A ti te gustaría ver uno, por eso quieres ir al ejército? —A pesar de que mantuvo su sonrisa, Tsuki ya sabía a dónde iría la conversación si respondía, así que cambió el tema.
—Nunca me contaste como conociste a Mamá…
—La conocí en la estación de tren —Respondió, una sonrisa y una mirada nostálgica se mostró en su rostro—. Volvía de la guerra, en cuando baje del tren vi a Aiko ayudando a otra mujer con su equipaje, corrí a ayudarlas y juro que nunca había visto a una mujer con una belleza única y un corazón tan puro.
—Pero, Koru es su hermano, ¿Nunca la viste?
—Me había dicho que tenía una hermana, pero nunca la vi y no imaginé que fuese tu madre —observó la estación de tren a lo lejos —llegamos.
—Me gustaría que me apoye... —Murmuró bajo, aunque su padre la escuchó.
— ¿Por qué crees que lo haría? Una madre no cría a sus hijos para llevarlos al matadero —No dijo nada más y subió los pequeños escalones.
No había mucha gente, eran más o menos ocho personas, algunas compraban sus boletos y otras esperaban, Tsuki se sentó en una de las sillas que habían mientras su padre compraba los boletos, se dirigió hacia ella y ya estaban por irse hasta que...
— ¡Shiroi! —Exclamó un hombre que se acercaba a ellos, parecía ser un conocido de su padre.
— ¡Hiroto! —Respondió, ambos iniciaron una conversación.
"Aquí vamos de nuevo..." pensó Tsuki, pues cada vez que su padre se encuentra con un amigo o un conocido hablan por horas.
— ¿Y qué haces por aquí? —Preguntó el albino a su amigo.
—Vine a comprar el boleto para la Academia, además, mi sobrino vendrá hoy a la ciudad.
— ¿Tu sobrino?
—Así es —Miró a Tsuki— ¿Es tu hija?
—Sí, ella es Tsuki —Respondió mirándola con orgullo y ella le sonrió a Hiroto con algo de timidez.
—Así que también irás a la Academia, eres igual de valiente que mi sobrino —Elogió.
Un tren había llegado, Hiroto supo que ese era el tren que abordaba su sobrino; mucha gente bajó y el sólo se quedaba parado en el mismo lugar mirando hacia el 5to vagón, como si supiera que su sobrino vendría de allí.
"¿No buscará a su sobrino?" Se preguntó Tsuki.
Para su sorpresa, Hiroto llamó la atención de un chico que bajo de aquel vagón y él le dirigió la mirada. Tenía ojos verdes profundos, cabello largo hasta los hombros, algo desaliñado pero iba muy bien con su rostro con rasgos orientales y un poco más alto que Tsuki.
En cuánto se acercó, su tío posó su mano en su hombro.
—Él es mi sobrino, Shigo Kemono.
—Un gusto —Dijo amablemente, su mirada se posó en Tsuki.
"¡¿Kemono?!" Exclamo en sus adentros.
Él pertenecía al Clan Kemono, el cual es capaz de crear y manifestar todo lo relacionado con la naturaleza, ese era su elemento.
Shigo examinaba cada parte su rostro, seguía serio lo cual causaba que Tsuki creyera que él tal vez estaba analizándola y buscaba algún defecto; aunque él hacía todo lo contrario.
Shiroi y Hiroto continuaron hablando todo el camino de vuelta a la ciudad. Tsuki permaneció callada como siempre, era tímida; en cuanto a Shigo, también estaba callado, aunque respondía algunas preguntas como "¿Quieres ir a la Academia?", "¿Qué edad tienes?". Era un año mayor que Tsuki, de vez en cuando la miraba de reojo.
Tsuki solo ignoraba todo a su alrededor, sin embargo, deseaba haber traído un libro para leerlo en el camino o al menos traer a Rebecca y así tendría con quién hablar, cuando esa idea se le paso por la cabeza recordó a Shigo, pero no quería hablarle porque se sentía intimidada. Tal vez debería haberle hecho caso a Rebecca y debió practicar para dejar su timidez a un lado.
De vuelta en Hinan, Tsuki fue directamente hacia Rebecca cuando la vió cargando una canasta de frutas en la entrada.
— ¡Tsuki! —sonrió alegremente como siempre —. Lastimosamente ahora no puedo abrazarte, pero me alegra verte, ¿Ya compraste el boleto?
—Sí y yo también me alegro de verte, déjame ayudarte con eso —cargó la canasta, Rebecca la abrazó.
—Ahora si —Dijo y levantó otra canasta de frutas que estaba a su lado—, hoy llegaron muchas frutas y verduras de Gake, estamos llevando éstos a TODOS los comercios de la ciudad —Exclamó exhausta.
—Veo que aún hay más —Tsuki dirigió su mirada a las demás canastas con frutas y verduras.
— ¿Puedo ayudarlas? —Tsuki casi se sobresalta al oír la voz de Shigo detrás de ella.
— ¡Claro! Nos vendría bien algo de ayuda —Respondió Rebecca alegremente.
Shigo se llevó otra canasta de frutas y fueron los tres hasta los comercios para dejar las canastas; iban y venían, la mañana se había vuelto tan agotadora.
Finalmente lograron entregar todas las canastas, estaban frente a la casa de Hiroto. Shigo observaba a Tsuki escuchando lo que le decía Rebecca, cuando terminó de contarle, Tsuki miró a Shigo.
Abrió la boca para hablarle pero su Tío lo llamó para que ingresara a la casa, así lo hizo, no sin antes dirigirle una última mirada de despedida a Tsuki.
— ¿Me vas a decir quién es? —Preguntó Rebecca con una sonrisa y mirada pícara.
Tsuki comenzó a avanzar seguida por Rebecca.
—Se llama Shigo, lo conocí en la estación de tren, su Tío es amigo de mi papá.
—Ya veo.
Shiroi tenía asuntos pendientes por atender, entonces Hogomi se encargaría de entrenar a los chicos para la Academia. Empezó con Kageshi, enseñándole algunas de sus técnicas con su poder.
Mientras ellos entrenaban, Tsuki notó que Miraiki estaba callada y con una expresión preocupada, ella ya sabía el por qué Kori no vino al entrenamiento. Se acercó a ella y coloco su mano en su hombro captando su atención.
— ¿Qué sucede? —Preguntó.
—K-Kori llegó a la casa con hematomas en todo su cuerpo y-y tenía algunas heridas —Kageshi escuchó eso y se distrajo desviando su mirada a Mira, lo que causó que no pudiera defenderse del golpe que le dio su hermano.
—Kageshi, no bajes la guardia —dijo mientras veía a su hermano en el suelo, Kageshi se puso de pie y se dirigió a Mira.
— ¿Cómo que Kori está herido? —"¿Qué?" Exclamaron los demás.
—Es por papá, él va a entrenarlo a partir de ahora —sollozó.
Tsuki suspiró y miro a los demás.
—Hubo una reunión en la madrugada con Ethan, solo faltan 5 años para que deje su puesto; Kori y yo somos candidatos, mi Tío obviamente está en mi contra —se volvió hacia Miraiki y la abrazó.
Los demás estaban callados, no sabían que decir, Kageshi simplemente se acercó a ambas para consolar a Miraiki.
17:00pm.
Todos fueron a casa de Tsuki a cenar, de esa forma Miraiki podría hablar con su tía a solas sobre lo que sucedía, los demás se sentaron en la mesa a esperar que terminaran de hablar.
—Y… Tsuki —Rebecca rompió el silencio, Tsuki la miró—, ¿de dónde viene Shigo?
— ¿Quién es Shigo? —Preguntó Kageshi.
—Es alguien que conocí en la estación de tren en la mañana, creo que viene de la ciudad Zìrán —respondió.
—Entonces, él debió haber visto a alguien del Clan Kemono —dijo Rebecca sonriendo aún más—, siempre quise saber cómo manifiestan sus poderes.
—Shigo puede enseñarte —Rebecca levanto una ceja confundida—, él pertenece al Clan Kemono.
Rebecca se sorprendió bastante, no se había dado cuenta, parecía un chico normal.
— ¿Hablaste con él? —Preguntó Hogomi enderezándose.
Tsuki negó con la cabeza y cuando iba a hablar, Mira fue a sentarse al lado de Kageshi, Aiko comenzó a servirles la comida. Alguien llamó a la puerta, era Mika, la hermana mayor de Tsuki, era doctora y pasaba mucho tiempo en el hospital con sus pacientes.
—Ya llegué —ingresó al comedor — ¿Cómo están? Ha pasado tiempo desde que ya no los veía —se dirigió a Kageshi, Rebecca y Hogomi. Su madre se acercó a abrazarla.
—Siéntate —Le señaló su asiento junto a Tsuki—, ¡Khan ven a cenar! —llamó a su otro hijo.
Hablaban sobre la información que ha estado difundiéndose en muchas ciudades, el Rey Einar II iba a tener una reunión en secreto con el enemigo, pero tal parece que el Rey faltó a la reunión y ahora los Norcranianos están más enojados que antes; hubo un descontento social en Gake, la ciudad más cercana al Castillo de Furui.
—El líder del Clan Kemono y la líder del clan Ziamli están patrullando las zonas más vulnerables con sus mejores guerreros, el líder del Clan Kottayama también está involucrado en la vigilancia y según me informaron Shiroi y Koru también están allí —Mencionó Hogomi—. La élite del ejército fue con ellos —Aiko suspiro de alivio al oírlo.
—Así que por eso él faltó al entrenamiento —murmuró Tsuki.
— ¿Cuándo terminará esta guerra? —Rebecca se recostó en su silla algo desanimada—, me gustaría encontrar la forma de que esto acabe.
—Yo también —dijo Tsuki—me gustaría ver un amanecer distinto, uno que simbolice el fin de la guerra.
—La guerra habrá acabado cuando Rujarquia vuelva a izar la bandera —Dijo Hogomi con una mirada seria sobre su plato.
Aiko recogió los platos y Kageshi se ofreció a ayudarle, se escuchó un golpe en la puerta. Cuando Tsuki abrió, Hogomi salió rápidamente pues era su compañero, diciendo que Gunter necesitaba hablar con él sobre un tema importante.
—El General Gunter está en Hinan —dijo Tsuki después de cerrar la puerta.
— ¿¡En serio?! —Cuestionó Rebecca mientras recogía los platos — ¡Siempre quise conocerlo! Debe ser tan guapo, fuerte y rudo como lo describen.
—Hogomi trabaja con él desde hace 3 años más o menos —mencionó Kageshi.
—Hogomi cambió mucho desde que entró al ejército —dijo Aiko.
—Bueno… no es el mismo desde lo de Aidan y Nolan —bajo la mirada.
— ¿Que pasó ese día? —Rebecca volvió a sentarse en su mismo lugar.
—Murieron en la batalla de Tsukappu, Aidan quedó inconsciente por la sangre que había perdido y su hizo una pausa—, su pierna estaba atrapada, Nolan intentaba sacarlo; estaban evacuando a las personas y cuando Hogomi corrió a ayudarlos el edificio se derrumbó —Kageshi recordó cómo se veía su hermano aquel día, sus ojos verdes apagados de tanta tristeza—. Quiso sacarlos usando el Dai hendo, pero un misil que venía del enemigo fue arrojado y Gunter lo detuvo, lo protegió de la explosión.
—Es muy triste —dijo Khan, quién prestó atención a la historia en todo momento.
—Hogomi quedó devastado, se sintió miserable e inútil por no salvarles la vida, eran sus mejores amigos fueron los primeros en aceptar a Hogomi en la sociedad —Kageshi levantó la vista y observo a sus amigas—. Siendo honesto, no quiero que ninguna de ustedes ni siquiera Kori sean militares, no me gustaría perderlos —Tsuki tragó saliva, Rebecca casi se le escapa la lagrima y Miraiki se sonrojo tiernamente.
—Hey, no digas eso —Rebecca se acercó a abrazarlo.
Aiko miró de reojo a Tsuki, tenía la esperanza de que tal vez ella cambiara de parecer acerca de ser militar.
—Yo no tengo opción —Murmuró Miraiki para sí misma, bajando
—Kageshi, confía en nosotras, podemos defendernos —espeto Tsuki.
—No sabemos lo que nos espera pero yo haré lo posible para mantenerlas a salvo.
—Oye tampoco exageres, no seremos damas en peligro —Rebecca se separó de él y puso su codo en el hombro de Tsuki—; seremos EL peligro —Tsuki sonrió al igual que Mira.
—Iré afuera un rato —Aiko salió del comedor y fue afuera, quería llorar desconsoladamente pero la oirán.
En el pasado estuvo intentando convencer a Tsuki de que cambie de opinión, pero ya no podía obligarla a no ir cuando se alisto este mismo año para la Academia, solo quedaba convencerla para que borre su nombre de la lista, por eso se lo pedía a Shiroi, ya que Tsuki lo escucha más a él.
Simplemente se sentó en las escaleras y se recostó en el pilar, se abrazó a sí misma, contemplando la gran Luna llena.
Luego de limpiar la mesa, Kageshi se marchó a su casa no sin antes acompañar a Miraiki a la suya, Rebecca se quedaría a dormir en casa de Tsuki, ya había pedido permiso así que nada le impedía tener una pijamada.
— ¿Vas a ducharte? Así preparo tu ropa.
—Sí y por cierto, yo aún tengo tu ropa en casa por si quieres ir algún día —sugirió sonriendo ampliamente y Tsuki soltó una risa.
Hogomi ingresó a la sala de reuniones en el cuartel general de Hinan, Gunter estaba de espaldas viendo uno de los mapas en su escritorio.
—General —El otro se dio la vuelta—, tiempo sin verlo.
—Hogomi, quería darte un aviso importante —mencionó.
— ¿De qué se trata, Señor?
—Tú y tu escuadrón, serán ascendidos a la elite —Hogomi trato de no demostrar su sorpresa, pero por sus ojos era evidente—, Serás el nuevo capitán de la elite del Ejército Rujarco, han estado a prueba todos estos meses por ser muy jóvenes.
—N-no sé qué decir.
—Te entiendo, la próxima semana partirás —volvió a concentrarse en su mapa.
—No lo defraudare, Señor —Dijo con orgullo.
—Lo sé —Sonrió de lado.
La estación del tren estaba vacía, las luces iluminaban los pasillos, la noche era fría y silenciosa. Un hombre uniformado caminaba por los pasillos, seguía las vías del tren, a medida que avanzaba el camino se obscurecía más y más.
Después de caminar un buen rato se adentró en el bosque, caminó hasta toparse con un hombre con una altura de más o menos dos metros y medio, traje militar Norcraniano; había una bestia con aspecto demacrado y siniestro, ojos brillantes y rabiosos, una boca con dientes afilados y alrededor del cuello una cadena que era sujetada por aquel hombre alto.
— ¿Y bien, Genkaku? ¿Cuándo empezamos?
—Ahora es el momento, todo marchará de acuerdo al plan.