Naruko había iniciado su labor del caso Menma junto a Gaara y Mitsuki. Mientras ellos se ocupaban de las pruebas para acusar a menuda basura por sus tantos crímenes, ella se estaba ocupando de investigar a Sakura Haruno, para dejarla fuera del juego.
Conocía a su primo Menma lo suficiente, como para saber que nadie estaba a su lado por plata unicamente. Siempre había algo más. O eran forzados por Menma como fue el caso de Gaara o eran cómplices suyos.
Aquella era una ardua labor ya que Sakura, en apariencias, estaba limpia de todo. Era eso precisamente lo que la hacía sosepechar a Naruko. Pero nadie era tan buena como ella a la hora de descubrir secretos ajenos.
Así pudo saber que Sakura tenía un hijo no reconocido de Itachi, debido a que el abogado nunca supo sobre su existencia, ya que ambos habían terminado antes de que ella sepa que estaba embarazada.
Naruko descubrió también que Menma tenía al hijo de Itachi viviendo en su mansión de la otra ciudad. Sakura estaba enferma de odio hacia Itachi, por tal razón ayudaba a alguien como Menma sabiendo todo lo que había echo.
A Naruko no se le escapaba nada de nada, con ésta información fue ante el juez y anuló a Sakura Haruno, quien nada pudo hacer.
Una derrota para Menma, quien furioso deidió vengarse. Nadie, absolutamente nadie salía ileso si le fallaban. Gaara fue la única excepción a la regla.
Sin que nadie sepa ni pueda probarlo, usó su poder de control en Sakura para obligarla matar a Naruko y luego suicidarse. Así quedaría como una venganza personal de la abogada que enloqueció.
Cuando encontraron los cuerpos con un disparo en la cabeza cada uno, no dudaron sobre lo sucedido. Naruto aún no podía creerlo. Sasuke y Gaara mucho menos.
Pero Mitsuki empezaba a sospechar de eso, demasiado conveniente para Menma. Primero Kawaki e Itachi, ahora Sakura y Naruko. Muertes que favorecían a esa basura demasiado.
Mientras se realizaba el velorio y posterior entierro de Naruko, el peliceleste no lograba quitarse aquello de la cabeza. Por supuesto que nada dijo a Gaara ni a Naruto ya que solo eran conjeturas.
Pero él no creía en las coincidencias. Por tal razón optó imvestigar tanto a Kawaki Ootsutsuki como a Sakura Haruno en los últimos tres meaes de vida.
Tenía que encontrar algo que lo lleve a Menma, que lo relacione con esas muertes. Tanto Itachi como Naruko eran una gran molestia para esa basura, sus muettes lo beneficiaban sobremanera.
Ahora, solo en su despacho de la mansión, miraba el fuego de la chimenea mientras meditaba al respecto.
- Demasiado fácil, muy beneficioso para tí....Menma. ¿Así que repentinamente Kawaki y Sakura enloquecieron y mataron a quienes te estorbaban para luego suicidarse? No me lo creo. Ya no.
Gaara entró y lo abrazó por detrás con dulzura, soprendiendo al peliceleste. Quien salió de su encimismamiento para sonreír. Amaba a Gaara a más no poder.
-¿Qué te preocupa Mitsuki?
- Tantas coincidencias mi amor. Sé que Menma eatá detrás de éstas muertes.
- No es posible, hay testigos, además él tiene sólidas cohartadas.
- Eso es exactamente lo que me preocupa y me hace sospechar mi amor. ¿A tí no?
- Yo solo quiero sacarlo de nuestras vidas Mitsuki, me asusta la sola idea de que intente llevarme con él. No soportaría volver a su lado, tener sexo con él...no....
Mitsuki volteó y lo abrazó con fuerza brindandole seguridad. Luego lo besó con pasión intensa.
- Tranquilo mi amor, no dejaré que eso pase. Además tú eres un brillante abogado, juntos lo mandaremos a la cárcel de por vida. Ya lo verás.
Mitsuki llevó a Gaara a la habitación donde se quitaron las ropas y se amaron hasta el amanecer con salvaje pasión, tal como solían hacer noche tras noche.
- Te amo Gaara
- Te amo Mitsuki.
Sin embargo no todo era amor y pasión ya que Naruto sentía la pérdida de su querida prima. No podía creer que haya sido asesinada por la loca ex abogada del maldito de Menma.
Encima estaba aquel distanciamiento de su hijo, distanciamiento que él mismo eligió poner por lo sucedido con Kawaki.
En verdad Naruto no se sentía nada bien. Menma iba despedazando su corazón poco a poco sin que se diese cuenta.
Sin embargo Sasuke no lo dejaría solo, estaba a su lado apoyándolo continuamente haciendole saber cuánto a lo amaba.
- Abrazame Sasuke, abrazame fuerte por favor.
- Tranquilo Naruto, siempre estaremos juntos mi amor.
- Te amo Sasuke.
Naruto lloró amargamente en los brazos de su amado mientras su celular, situado sobre su escritorio, sonaba debido a una llamada entrante.
Era su hijo Boruto que se había enterado de la muerte de su tía Naruko. Si bien no la conocía, sabía que su papá la quería mucho. Pero una vez más Naruto ignoró la llamada de su único hijo.
Al colgar Boruto suspiró profundo y resignado. Shinki lo miraba con detenimiento.
- Debo aceptarlo mi amor - le dijo a Shinki esa noche con profunda tristeza.
- ¿Aceptar qué mi vida?
- Que lo perdí...perdí a mi papá para siempre.
Shinki abrazó a su amado esposo con intenso amor, y Boruto lloró desconsoladamente en sus brazos.
Desde que encontró a su papá, nunca imaginó que él le cerraía las puertas de su vida. Nunca. Aquello en verdad lo destrozaba por dentro.
- No te sientas solo mi vida, aquí estoy y estaré a tu lado siempre.
- Shinki....no me dejes nunca....por favor te lo pido.
- Estaremos jumtos aún en el otro mundo.mi vida.
- Te amo Shinki, te amo tanto mi amor.
Sin embargo Boruto no podía dejar de llorar debido a la gran tristeza que su alma sentía al saber que su padre nunca más aceptaría su presencia.
Esa misma noche Menma Ootsutsuki llegaba a la ciudad donde vivían todos ellos, tras haber aceptado un puesto político.
Había comprado una mansión y ahora llegaba para intalarse sientiéndose triunfante e intocable.
Imaginaba las caras de todos sus enemigos, cuando lo vean allí y descubran que era completamente intocable. Al fin podría vengarse del maldito de su primo y de Sasuke.
Como así también recuperaría a Gaara quien le pertenecía exclusivamente a él. Ardía en deseos por tenerlo en su cama desnudo y a su completa merced.
Como debió ser siempre. En ésta ocasión atacaría a Sbura donde más le dolerá. Su corazón, ya que se enamoró de su hijo Boris. Sonrió malignamente mientras marcaba un número desde su celular.
—Hola ¿quién habla?
— Shikadai Nara ¿verdad?
— Si ¿quién habla?
— Menma, tú y yo tenemos mucho de qué hablar muchacho.
—¿Menma?
— Aún deseas recuperar a mi hijo Boris ¿cierto? — un breve silencio reinó — Tomaré tu silencio como un sí.
—¿Qué quieres?
— Hacer planes contigo. ¿Te interesa? No tienes nada que perder.
— Te escucho entonces.
— Muy bien Shikadai, veo que tú y yo nos llevaremos estupendamente bien.