Habían pasado tres años desde que Nico la había dejado por la aldea y el puesto de Ministro. No volvió a hablarle desde entonces y no pensaba hacerlo, se limitaba a dirigirle la palabra lo justo y lo necesario.
Sin embargo su deseo fue concedido. Un pequeño de dos años de dorada cabellera y ojos color del cielo corría por la plaza aquella tarde. El mini Nico era un niño muy felíz al igual que su madre al verlo.
Maxi, un amigo de la infancia de Sara y Briam, se le acercó a Sara mirando al pequeño que la saludaba con su pequeña manito mientras reía.
– Hola Sara ¿es tu hijo?
– Hola Maxi, sí. Se llama Nathan.
– Vaya, me ausenté unos cuántos años y al volver me encuentro con grandes novedades.
– ¡Mami! – decía Nathan corriendo a ella, quien lo levantó en brazos sonriendo feliz.
– Se parece al Ministro - dijo repentinamente Maxil – De echo es igualito a él, un mini Nico. ¿acaso es su hijo?
– No – respondió Briam llegando en esos momentos – Es mío – el pequeño se lanzó a sus brazos alegremente – Hola Nathan.
– ¿Entonces ustedes dos...?
– No – lo interrumpió Sara – Ya no.
– ¿Ya no?
– No funcionó – prosiguió Briam sujetando a su hermano – Sin embargo seguimos siendo amigos.
– Estupendo, bueno los dejo chicos. Estoy algo apurado. Nos vemos luego.
Maxi siguió su camino. Al quedar solos Sara volvió a agradecerle a su amigo Briam aquello, ya que habían quedado que él se haría pasar por el padre de Nathan para no traerle porblemas a Nico. Solo ellos dos, Nico y Sasuke sabrían la verdad sobre la identidad real del padre del pequeño. Nathan lo sabría cuando tenga edad para entenderlo.
– Mañana lo llevaré a tu casa Sara.
– Pueden tenerlo cinco días Briam, no hay problemas.
– Gracias amiga, en verdad significa mucho para él. Lo adora.
- Lo sé. Debo irme o llegaré tarde.
Ella se alejó y Briam llevó al niño a casa donde su padre esperaba ansioso. No bien llegaron, el pequeño corrió a él riendo a carcajadas. Nico lo sujetó en brazos abrazándolo mientras lo colmaba a besos.
– Papá, ella nos permitirá tenerlo por cinco días – le comentó Briam.
– ¡Excelente! ¿Oíste eso Nathan? Pasaremos cinco maravillosos días juntos ¿Qué te parece?
– ¡Si! – respondió Nathan sintiéndose tan felíz como su padre.
Briam reía mientras preparaba la cena mirándolos a ambos jugar y divertirse juntos. Su padre seguía padeciendo por la separación de su amada, sin embargo nunca se retractaría. Su decisión era inamovible.
Aquello desperataba una gran admiración en Briam por su padre, por eso había decidido ayudarlo. No le importaba hacerse pasar por el padre de su propio hermano si con ello lograba brindarle un poco de felicidad a la vida de su papá.
Desde su decisión nadie lo hubo molestado, podía ocupar su cargo como Ministro muy bien dando lo mejor de si mismo. Mantenía la fachada perfecta, aunque por dentro moría cada día y nada podía hacer para evitarlo. Solo sus dos hijos y su amistad con Sasuke lo mantenían vivo.
El timbre sonó, Nico fue a atender junto con su hijito. Era Sasuke quien llegaba para pasar la tarde junto a su amigo y su nieto.
– Pasa Sasuke – dijo Nico.
Fueron al living y mientras tomaban limonada empezaron un juego de mesa los tres mientras Briam finalizaba los detalles de la cena. Eran una verdadera familia.
– ¿Cómo está ella? – preguntó Nico.
– Bien, se la vé felíz junto a Mitsuki.
– Me alegro por ellos. Él es un buen muchacho – expresó Nico aunque sentía un intenso dolor en su alma que ya se había acostumbrado a llevarlo.
– Si, lo es y tú amigo mío sabes que hiciste lo correcto.
– Por supuesto – contestó abrazando a su pequeño hijito quien lo devolvía a la vida.