Chapter 168 - 84.2: La reina

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La final del torneo comenzó con los combates de los segundos mejores, seguramente para generar más expectativas en los espectadores sobre el último combate en el torneo de la reina.

Las batallas de los segundos mejores fueron más llamativas que las de ayer, supongo que es lo menos que puede esperarse siendo la final del torneo... Pero la mayoría del público no parece interesarse lo más mínimo por ellos.

Yo y la reina observamos los combates desde los bordes de la arena en posiciones opuestas, cada tanto echándonos una ojeada de impaciencia el uno al otro.

En las tribunas puedo ver a Deirdre, Azur, Joaquín, y Charity sentados juntos, conversando sin prestar atención a esta etapa del torneo.

...

Cuando el último combate de la fase de segundos mejores ha concluido, finalmente podremos subir la reina y yo a la arena, y el murmullo del público sube rápidamente en intensidad.

"Parece que la gran mayoría estaba tan impaciente como nosotros por este último combate, su excelencia" digo mirando a la reina significativamente.

"No hace falta que uses títulos conmigo, chaval. Dime Hilda. Con eso basta." dice con voz seca y expresión seria. Sin embargo, de repente una sonrisa surge en su rostro y agrega "pero sí, creo que tienes razón"

Ahora que la tengo más cerca, usando mi habilidad de inspección puedo ver que, a diferencia de mi último contrincante que era simplemente un Aventurero, la reina tiene una singularidad como clase.

'Barbara maestra de armas'

No sé qué trucos tendrá bajo la manga, pero será mejor que sea cauteloso... Ya vi que su fuerza y velocidad son algo de temer. Y, aunque no parece que sepa usar magia, no voy a dar nada por hecho.

Cuando nos dan la señal, la reina desenvaina el espadón del talabarte de su espalda. Y yo hago lo mismo con mi espada.

Parece que todavía no usará la lanza...

En su espalda lleva una lanza cruzada de manera opuesta a la posición de su espada, generando una cruz extraña cuando tiene ambas armas en su espalda.

Uno pensaría que es incómodo para combatir el llevar armas tan grandes a cuesta. Pero la he visto combatir brutal y hábilmente tanto con la lanza como con su espadón, sin preocuparse en lo más mínimo por el peso del arma en su espalda.

Este va a ser un combate complicado...

...

"Nada mal, chico. Pero esperaba más del amigo de Lilian. Con todo lo que ella y Sofía hablan de ti, y lo que vi en tus combates previos, esperaba... No sé, un reto" dice mientras no deja de atacar con frenesí sonriendo como una loca, como si su espada pesara lo mismo que una pluma.

Ataques que bloqueo con dificultad, debido a la incompatibilidad de nuestras armas. Lo que me imposibilita concentrarme para poder usar magia.

"Si tan solo pudiera combatir libremente..." me quejo en voz baja, mientras a través del vínculo siento las ganas contenidas de Azur por participar en nuestra lucha.

Aunque parece que nuestras capacidades están relativamente igualadas, su arma le da la ventaja.

La diferencia de alcance de su espadón, en comparación con mi espada, le permite mantenerme alejado. Lo que imposibilita el que yo tome la iniciativa, dejándome simplemente con la opción de defenderme de sus ataques hasta que encuentre una brecha para contraatacar en sus movimientos.

Pero, aunque normalmente mi espada corta es mucho mejor para mí. Ya que mi estilo al luchar es el moverme libremente en los combates, coordinándome con Azur. Ahora es una limitación, ya que no puedo alcanzar a la reina por más que veo las oportunidades...

Lo único bueno que pude aprovechar hasta ahora es que, a diferencia de mi rival anterior, para luchar la reina parece confiar puramente en su velocidad y fuerza.

Por lo que es relativamente sencillo el predecir cómo bloquear o desviar sus ataques.

"¿Y qué te detiene?" pregunta la reina sin dejar de sonreír, ya que parece haberme escuchado mis murmullos a pesar del sonido del choque de nuestras armas. Y de repente parece aumentar incluso más la velocidad de sus ataques, moviendo su espadón a una velocidad cegadora, y forzándome a concentrarme al máximo para bloquear o desviar sus envites.

"Las reglas... Mi-" digo, pero me interrumpe el esfuerzo que tengo que poner para bloquear un golpe "el draco que está ahí, al borde de la arena..." pego un salto hacia atrás para tener un poco de espacio y así poder señalar a Azur, que durante el combate salto de las tribunas y se acercó volando para ver mejor "es una parte de mi fuerza. Si él pudiera participar, tú y yo ya no estaríamos tan empatados" termino de hablar mientras uso mi espada con las dos manos para bloquear con dificultad un tajo descendente del espadón de la reina.

Mientras lo hago, siento que Azur está de acuerdo con mis palabras, y muy irritado por no poder participar.

La diferencia de alcance solo es un problema porque estamos relativamente iguales en capacidades pero, si pudiera usar la fusión espiritual, ese equilibrio se rompería y podríamos capear la diferencia de alcance.

"Ahh... " dice y por un momento para de atacar para sumirse en sus pensamientos. Tras un segundo, vuelve a sonreír y continúa con decisión "soy la reina, chaval, yo hago las reglas. Te ordenó que luches con todo lo que tienes. ¡Olvídate de las reglas del torneo!"

"¡A sus órdenes, majestad!" digo, haciendo una reverencia y sonriendo por primera vez desde que empezó el combate, a la vez que Azur se disuelve en partículas de luz azulada que vienen hacia mí, activando la fusión espiritual.

"si tú te vas a poner serio, entonces yo haré lo mismo. ¡¡¡ESPINACAS!!!" grita la reina.

Y, por alguna extraña razón, cuando grita esa última palabra sus músculos parecen hincharse y ganar consistencia.

Mientras eso sucede, saca con la mano izquierda la lanza que lleva a su espalda, mientras sostiene el espadón con la otra.

Parece que yo no era el único que estaba conteniéndose en esta lucha...

"Veamos quien es el que ataca ahora, y quién el que se ve forzado a defenderse... Reina" digo con la voz rasposa, similar a un rugido, que tengo cuando estamos fusionados.

La última palabra sale con un tono despectivo que a la parte de mí que es Xelean no le parece bien.

Me lanzo hacia la reina corriendo a toda velocidad y ella intenta atacarme con un tajo lateral de su espadón, pero me agacho milímetros antes de que la hoja toque mi cara y, girando sobre mí mismo para evitar la punta de lanza que se aproxima peligrosamente a mi espalda y posicionarme en su costado derecho, desde donde la ataco con una estocada dirigida a su abdomen.

Pero, demostrando una habilidad y técnica que no había revelado hasta ahora, reposiciona su espadón en un movimiento fluido que desvía mi ataque.

Antes de que pueda pensar en cómo seguir, siento una enorme presión debajo de mi mandíbula que me envía volando varios metros hacia atrás. Al mirar a la reina, veo que tiene la rodilla izquierda levantada. Por lo que puedo asumir que lo que sentí hace un momento fue un simple rodillazo....

Un simple rodillazo, que me quitó casi la mitad de mi salud...

Mierda. Hasta ahora ninguno de los dos había conseguido conectar un golpe en el cuerpo del otro, pero ya veo que no puedo dejar que esta situación se repita ni una vez si pretendo ganar este encuentro.

Mi mandíbula esta resentida por el impacto, pero parece que por suerte no se ha roto... Menos mal que estamos fusionados.

Hmm. Teniendo en cuenta como terminó el intercambio de recién, no creo que sea bueno volver a tomar la iniciativa.

Sin embargo, parece que la reina tampoco se va a quedar esperando a que me decida. Ya que, moviendo su brazo izquierdo hacia atrás, se prepare para lanzar su lanza en mi dirección.

Solo tengo unas milésimas de segundo para esquivar hacia la izquierda, mientras veo como la lanza pasa a mi lado y se clava en la arena donde estaba yo hace unos momentos, dejando un cráter en la zona de impacto. ¿Qué tan dura tiene que ser esa lanza para realizar ese cráter sin romperte?

Pero no tengo mucho tiempo para reflexionar sobre esas preguntas triviales. Ya que, mirando hacia dónde estaba mi rival hace un momento, veo que ya no está.

Casi al mismo tiempo, percibo por el rabillo de mi ojo una sombra que se dirige a mi cabeza a toda velocidad desde la izquierda.

Me agachó meramente por instinto y, un instante después, la espada de la reina corta el aire donde segundos antes estaba mi cabeza...

Eso podría haberme matado... ¿No es esto tan solo un torneo? Pero entonces, recuerdo las palabras de la reina que me invitaron a activar la fusión espiritual, y ahora las interpreto con otro significado más siniestro.

Esta realización me lleva a tomarme esta lucha mucho más en serio, y de repente mis sentidos comienzan a agudizarse al saber que mi vida está realmente en peligro.