Nota del autor:
He creado una página de patr eon. Si quieres apoyar mi trabajo, por favor visítala. Ahí se pueden encontrar 6 capítulos adelantados para los mecenas.
https://www.patr eon.com/finlegost
Pueden encontrar los conceptos artísticos de los personajes:
https://www.insta gram.com/finlergost
Muchas gracias a mis mecenas.
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Al volver pueblo encrucijada, busque una posada para alojarme que no estuviera muy alejada del laberinto.
Entregué los cuerpos de los bandidos que habíamos encontrado en el viaje de ida a la Aldea de las Flores en el gremio, y recibí 130 monedas de oro por su entrega.
Tras unos días de descanso, me dediqué a la exploración del pueblo. En ese tiempo aproveche para reaprovisionarme de algunas cosas, como pociones y algo de comida. Y comprar otras, como un artefacto encantado para afeitarme.
La necesidad de afeitarme es algo de lo que me di cuenta durante mi estadía en la cueva, ya que me ha empezado a crecer algo de bello facial. Y, aunque todavía no se puede llamar barba a lo que tengo, supongo que quedaría bastante ridículo si no me afeitara.
Cuando me aburrí de explorar, decidí intentar ver que tan lejos llegaba en el laberinto.
Pero tuvimos que volver a escalar desde el principio el laberinto, ya que estos no comparten el registro de los pisos escalados entre sí.
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Tardamos menos de una semana en volver a escalar hasta el piso 29, e incluso pudimos llegar al piso 35 para el final de la misma.
La raza de monstruos que aparece desde el piso 31 al 39 son los Trolls.
Son algo más fuertes y grandes que los goblins, pero su verdadera fortaleza parece ser su increíble capacidad de regeneración, que les permite curar la mayoría de las heridas en cuestión de segundos.
Eso los haría oponentes formidables, de no ser porque siempre los elimino de uno o dos tajos con mi espada. Y que Azur se deshace de ellos de unos pocos zarpazos.
Además, la nueva variedad de monstruo que hay en esta cuarta etapa del laberinto nos parecen increíblemente lentos y predecibles. Por lo que realmente no nos representan ningún reto.
Esto se vio reflejado en la cantidad de niveles que pude obtener estos días. O mejor dicho en la ausencia de ellos, ya que no subí ni un nivel a pesar de haber escalado tantos pisos durante esta semana.
Por eso estoy un poco impaciente por subir a pisos superiores. Pero por más facilidad con la que venza a los monstruos, igualmente necesito encontrar la puerta al siguiente piso para avanzar, por lo que mi ascenso en el laberinto no está siendo tan rápido como me gustaría.
Hace unos días, al vender el botín que había cosechado durante ese día, hable sobre esto con la recepcionista del gremio.
Ella me propuso el reunirme con una persona que está buscando gente para explorar los últimos pisos descubiertos del laberinto.
Si esta persona me acepta en su grupo podría saltarme el proceso de escalar piso por piso.
Además, esto servirá para probar si soy digno de una promoción al rango vanguardista.
Ya que, según la recepcionista, podría haber sido promovido hace unos días al haber traído al gremio tantos cadáveres de monstruos.
Podría haberlo sido, de no ser porque necesitan comprobar si mis capacidades son reales, y que no compre los cadáveres a otros aventureros.
Tener un mejor rango en el gremio no me importa demasiado. Pero se traduciría en esperar mucho menos tiempo para que me atiendan, ya que las colas de espera son prácticamente inexistentes para los vanguardistas, y en mejores tratos tanto para comprar o vender objetos.
Por esas dos razones le dije que aceptaba la oferta y, después de que ella hablara con la otra persona, la recepcionista organizo una reunión para que el desconocido y yo nos encontráramos unos días después.
Se supone que hoy voy a reunirme con él y por eso estoy algo nervioso mientras camino hacia el edificio del gremio.
Ayer limpie mi ropa e intente lustrar como pude mi armadura y armas para intentar mostrarle mi mejor imagen al desconocido.
Necesito generar una buena impresión en el para que me acepte en su grupo. Puede que el rango en el gremio no me importe mucho, pero sí que me interesa tener acceso rápido a los pisos superiores del laberinto, y así evitar perder tiempo en explorar los pisos inferiores.
Al entrar al gremio, le hago una seña a la recepcionista que me señala una puerta a mi derecha. Detrás de la puerta escucho a dos personas conversando, pero la conversación se detiene al escuchar el sonido de la puerta cuando la abro.
Al pasar por el umbral de la puerta, entro a una sala pequeña con dos sofás, una pequeña mesa, y una ventana.
En la sala veo que hay cinco hombres esperándome dentro.
Tres de ellos están sentados en los sofás, mientras que el cuarto está en una esquina afilando una gran espada. El quinto, un usuario de arco, está mirando por la ventana, ignorando mí entrada a la sala.
Veo que el más joven de los cinco se levanta del sofá, y se acerca a recibirme. Se presenta con el nombre de Octavo y parece que es el quien está buscando gente para explorar los últimos pisos.
Debe tener unos 20 años de edad. Su complexión delgada y su cara está enmarcada por dos cortinas de pelo rubio que caen a los costados de su cabeza. Sus ojos son de color castaño y se ven un poco distorsionados por los grandes lentes circulares que lleva. No veo que llevé ningún arma a la vista, pero en su hombro lleva un búho que parece estar echo de brazas encendidas.
Curioso, utilizo mi habilidad para obtener información de la criatura, pero solo veo el nombre de esta 'Quinto', por lo que no averiguo mucho sobre la raza del búho.
Sin embargo, observo que en el lugar donde debería aparecer la clase de Octavo aparecen las palabras 'Alma dual', por lo que asumo que el pequeño búho debe estar relacionado de alguna manera con la singularidad de, si tengo suerte, mi futuro compañero de exploración.
Los otros cuatro ocupantes de la sala son presentados por Octavo mientras los va señalando. Todos parecen tener entre 30 y 40 años de edad, a excepción de Octavo que, aunque es el más joven parece ser el líder de la compañía.
Rufus, un hombre alto, con una melena de pelo blanco que le da el aspecto de un león anciano, una complexión delgada, y un arco a su espalda.
Dedan, un hombretón de pelo oscuro, complexión musculosa y un gran mandoble que parece llevar cruzado a su espalda cuando no lo está afilando.
Radovid, un hombre de baja estatura con pelo negro entrecano y complexión delgada que lleva una ballesta.
Y Roran, un hombre de pelo y ojos castaños, delgado y de mí misma altura que lleva un martillo como arma al cinto.
Todos tienen armaduras de cuero, similares a la que llevo yo. A excepción de Octavo, que no lleva ninguna protección visible.
"Y este es Xelean, el último integrante de nuestra compañía" dice Octavo, presentándome al grupo.
Cuando ellos escuchan esto, aparecen diversas expresiones de disgusto en sus rostros. Pero sólo uno decide poner en palabras lo que claramente están pensando los cuatro.
"¿de verdad tendremos que ir con un niño al laberinto? Si quieres saber mi opinión, Octavo, creo que no deberíamos tener que hacer de niñeros mientras estamos combatiendo" dice Dedan, mirándome con desdén.
"¿Quieres ponerme a prueba grandulón?" digo mirando desafiante al hombre y acercándome con una sonrisa siniestra.
Estoy harto de que haya gente que sigue juzgándome por mi edad aun cuando ya tengo 15 años. Parece que va a ser imposible el dar una buena impresión...
Además, con mi cambio de apariencia por el aumento de estadísticas debería parecer un par de años mayor ¿Qué es esta mierda de llamarme niño?
No sé qué tan fuertes serán estos tipos, pero estuve casi un año entrenando con Gideon. Supongo que eso tendrá que servir de algo.
Imagino que, si dejo medio muerto a alguno de estos imbéciles creídos, no les quedará otra opción al resto más que reconocer mis capacidades.
"Me encantaría, niñato. Pero aquí no podemos luchar, vamos afuera a buscar un buen lugar para que te dé un correctivo, mocoso...