Nota del autor:
He creado una página de patr eon. Si quieres apoyar mi trabajo, por favor visítala. Ahí se pueden encontrar 6 capítulos adelantados para los mecenas.
https://www.patr eon.com/finlegost
Pueden encontrar los conceptos artísticos de los personajes:
https://www.insta gram.com/finlergost
Muchas gracias a mis mecenas.
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"Y... ¿Alguna vez encontraron alguna habilidad que afecte a los seres queridos del portador?" pregunto con voz tensa. Regis y su familia parecen haber observado a muchas personas con habilidades. Supongo que sí quiero averiguar sobre mi posible maldición no hay nadie mejor que ellos.
"No, no por lo menos a causa de la habilidad ¿porque lo preguntas?" dice Regis mirándome con intensidad, inquisitivamente.
No sé si debería confiar tanto en alguien que acabo de conocer, y que aparentemente tendrá que decidir sobre si vivo o muero. Pero el ansia de información me puede. Pese a todo Azur sigue muy tenso sobre mis hombros.
Le cuento mis sospechas, mientras le explico un poco como funciona mi interfaz. Al finalizar mi explicación, Regis se queda pensativo por un momento.
"No creo que tengas porque temer. En mi opinión, las habilidades son otorgadas para ayudar a las personas a completar el laberinto. Aunque se muy poco sobre la colmena, si de algo estoy seguro es que no tienen malas intenciones. O eso es lo que elijo pensar por dos razones... La primera es que no tendría sentido que nos hubieran dejado un libro con conocimientos de economía, arquitectura, y otras cosas más, si no quisieran ayudarnos. Es más, probablemente no te has puesto a pensar en esto, pero ¿no te parece raro que cuatro razas que se originaron en cuatro puntos distintos del mundo tengan el mismo idioma? No. Si quisieran hacernos daño habría formas mucho menos rebuscadas de hacernos daños que otorgarnos habilidades que nos perjudiquen. Lo que me lleva a la segunda razón, la más simple" dice estremeciéndose "y es que no me gusta la idea de que seres divinos, de los que no sabemos prácticamente nada, hagan cosas con fines malignos. Como que es mucho más fácil vivir si no se piensa de esa manera. A fin de cuentas ¿que podríamos hacer contra entidades con la capacidad de crear mundos?"
"Si, supongo que tienes razón..." digo con poca convicción, aunque me parece bastante lógico la mayoría de lo que dice.
Supongo que no tiene sentido el maldecir a la gente cuando directamente pueden lanzar un laberinto para que libere monstruos cerca de una zona habitada.
"Además, si se puede hablar de una constante con las singularidades, es que todas son obtenidas por personas en situaciones en las que ayudan a otros" dice Regis, que parece haber notado lo que pensaba "Yo, por ejemplo, conseguí esta habilidad cuando salvé a mi hermano. Las únicas excepciones que conozco son personas como mi hijos, Debi, Gideon y Teresa. O tú que tienes tu habilidad de nacimiento"
"¿Tu hija?" digo sin entender "creía que era hija de Teresa y Gideon"
"Ahh, si" dice con una sonrisa mostrando sus colmillos. Sonrisa ante la que retrocedo un poco, ya que me recuerda con quien estoy hablando "Era mi hija y mi nieta a la vez...a fin de cuentas es mi sangre la que produjo el cambio. Aunque se la hayan administrado Gideon y Teresa. Es lo mismo con Gideon, él fue una decisión de Teresa. La única a la que yo decidí transmitirle mi condición fue a ella, pero al tener mi sangre todos están estrechamente vinculados a mi"
"Pero entonces, si la habilidad se transfiere con la sangre y yo tenía sangre de Debi... ¿no debería haberme vuelto uno de ustedes?" pregunto desconcertado.
"No, no es tan fácil" dice riendo de mi comentario "Hace falta mucha más sangre para que se produzca el cambio. Además, la persona necesita ser drenada de su propia sangre mientras está obteniendo la nuestra"
"Ahh" digo simplemente, un poco aturdido por toda la información que estoy recibiendo "¿y has conocido a muchas personas con singularidades?"
"Si, creo que puede decirse que sí. Conocí a muchas personas a lo largo de los años. Antes casi no había personas con singularidades, pero desde hace unos 600 años más o menos que cada vez son más frecuentes" Dice con voz calma y, mientras una sonrisa aparece en su rostro, continua "una vez conocí a una persona que podía...
***
Un día después de la charla con Regis, me estoy preparando para partir.
Parece que tengo la aprobación de Regis. Aunque en mi opinión solo conversamos un poco, parece que fue más que suficiente para el anciano vampiro, que me dio 9 monedas de platino como compensación por haber hablado con él y por haber tenido que esperar tanto en la cueva.
Cada moneda de platino equivale a 100 monedas de oro, por lo que 9 monedas de platino me parecen una suma de dinero desorbitante por una conversación.
Mas, teniendo en cuenta que el tiempo que pase en la cueva me sirvió de mucho. Ya que pude aprovechar la oportunidad de entrenar con Gideon y Teresa, con lo que subí muchos niveles. Y que tenía alojamiento y comida gratis.
Además de que la conversación con Regis me ayudó a quitarme de la cabeza la idea de que estoy maldito. Por lo que, en mi opinión, la charla me beneficio mucho más a mí que a él. En fin, es su dinero y puede gastarlo como quiera...
Teresa y Gideon me han seguido para despedirme a la entrada de la cueva y me están observando mientras le acomodo la silla de montar a Azur que está en su forma de dragón.
Tengo los ojos húmedos mientras pienso en que no los veré más, pero esta no tiene por qué ser una despedida definitiva. Siempre puedo volver a visitarlos.
Al principio decidí quedarme con ellos porque no me importaba lo que les pudiera pasar si era cierto que estaba maldito, pero después de tanto tiempo he llegado a quererlos por lo que son... Unas personas increíblemente amables y bondadosas.
"Supongo que estarás ansioso por dejarnos ya que finalmente eres libre de irte…he escuchado de Regis lo que creías de ti mismo. Creo que no tengo que decir que me parece una tontería" dice mirándome con cara preocupada "Pero si ves que las cosas no te funcionan afuera, recuerda que aquí siempre tendrás un lugar para quedarte. Nosotros te queremos y somos lo suficientemente duros para que no tengas que preocuparte por ninguna maldición" agrega con dulzura y dándome un abrazo.
Con el abrazo de Teresa la ola de las lágrimas desborda el dique de la vergüenza, y lentas gotas comienzan a surcar mis mejillas.
"Gracias... Por todo" digo en voz baja, pensando en cómo me han ayudado a fortalecerme, y a soportar mis pensamientos depresivos durante estos 8 meses en los que pensaba que podía haber causado la muerte de mis padres.
Me separo de Teresa y, después de limpiarme la cara, le hago un gesto de despedida a Gideon. El cual está un poco apartado con su típica expresión neutra en el rostro "no descuides la práctica de la espada y ya verás como cada vez le encontraras más sentido a mis consejos" dice sin cambiar la expresión.
Pero tras tanto tiempo viviendo con ellos puedo ver detrás de la máscara inexpresiva que normalmente usa cuando quiere ocultar sus emociones, y acepto el gesto de despedida que me devuelve con una sonrisa.
Triste, pero con expectación por volver a ver a Julia y Mia, me monto en Azur y salimos volando de la cueva. Mientras escucho el grito de Teresa que dice "¡más te vale visitarnos de vez en cuando! ¡Sino iremos nosotros a buscarte!"
Al salir veo como la entrada de la cueva desaparece ante mis ojos y no puedo evitar volver a sorprenderme por la absurda cantidad de mana que debe de poseer Regis para mantener esta ilusión de forma continua.
Nos dirigimos hacia la capital animados y sabiendo de que mi suposición sobre que en el final del laberinto hay respuestas es correcta.