Diría que puedo entender al joven Elián, por su actitud y en el estado que se encuentra se como se siente, su dolor lo oculta en ese coraje que tiene, lo entiendo al igual que mí hermano. Aunque Ray no se expresé así como él, puedo entenderlo ya que todos los días veo en los ojos de mi angelito tristeza, dolor e inquietud, se que sufre y no es feliz, aún haga todo lo posible para que esté bien. Ellos son lo mas importante en mi vida y mi motor a seguir luchando día con día.
Después de estar de pie tanto tiempo por fin Elián acepto levantarse, puso de su parte para que le ayudáramos a sentarse en su cama.
—¿Así que tu eres la niñera que me cuidará?
—No soy tú niñera, soy enfermera, si vengo a cuidarte pero no como tu crees.
Se queda viéndome fijamente, como si me estuviera analizando, es un chico guapo, cabello castaño claro medio ondulado y ojos verdes claros, es algo delgado, es muy joven.
—¿No eres muy joven para ser enfermera? —me pregunta.
—No creo, ya tengo 23 años y hace casi como tres años me gradué de enfermería, bueno fue un curso corto de dos años, ocupaba terminar pronto y también estudie un tiempo de terapeuta. Ese fue un pequeño curso, no alcancé a terminar.
Se queda viéndome asombrado, Olga sigue en la habitación ella voltea a ver me y dice:
—¡Impresionante! eres como un cofre lleno de tesoros —me sonríe —La señora Lindsay también nos contó que estudias en la mejor Universidad de Chicago, y que eres muy buena con los números, también dijo que eres muy competente en tu trabajo todo el tiempo que llevas en el restaurante.
Creo que me ruborice con el comentario que hizo Olga, agachó la cabeza para que no lo noten, ya que siento mis mejillas arder, que vergüenza, el joven no deja de ver me.
—¿Que pasa, te comió la lengua el ratón?, que hasta te sonrojas —comenta Elián.
—No.. no.. Lo que pasa —hago una pausa, ¡Rayos! se dio cuenta —Lo que pasa es que... es que no es para tanto, yo solo hago mi trabajo en el restaurante y no me gusta quedar mal, y sobre los números, si me gustan y gracias al estudiar en una Universidad así he aprendido mucho. Solo es suerte. —aún sigo algo nerviosa pero alcance a responder muy bien.
—No creo que sea suerte, ya que también sabemos que estas en esa Universidad por una beca que te otorgaron ahí mismo, eres una joven brillante —dice Olga.
Mi rubor sigue y el también sigue viéndome y mientras me ve, veo que sonríe un poco, ¿qué le causa risa?
—¡Oh mi niño! sonreíste —le dice Olga, el quita su sonrisa y habla de nuevo.
—Pues me imaginó que así como eres muy buena en otras cosas también lo eres siendo enfermera, ¿no?, si no mí tía no te hubiera recomendado y mi padre no te contrataría.
—No mi niño, aún no está contratada, Luciana estará aprueba durante toda esta semana.
—Bueno... Pues espero sepas hacer bien tú trabajo si quieres quedarte —me ve como retándome, ¿realmente que quiso decir con esa mirada?
—Por supuesto que si, daré todo lo mejor de mí, no tendrán quejas.
—Ya veremos... —me ve sonriendo.
Olga se despide y se va seguir con lo que estaba, yo me quedo con Elián, el me pide que lo ayudé a sentarse en su silla de ruedas, voy a la puerta y llamó al hombre musculoso que esta a fuera junto a la puerta, Héctor creo que era su nombre, le pido que me ayude a sentar al chico en la silla, él acepta de inmediato, le agradezco con una sonrisa y el me la regresa antes de salir de la habitación.
—Cuidado con esa sonrisita, ya que Héctor puede mal interpretarlo y tomarlo de otra forma —comenta Elián mientras se dirige al escritorio que tiene en su habitación. —Héctor es algo así como decirlo mujeriego y cuando ve una chica guapa no duda en atacar a su presa.
¿Qué quiso decir con eso? solo fueron unas simples sonrisas.
—No entiendo —respondo, el solo sonríe, toma su laptop que esta en su escritorio y la enciende.
—Olvídalo, después entenderás —se pone a escribir algo me acerco al escritorio, no tan cercas para no invadir su espacio. —Y dime Luciana a parte de tener 23 años, estudiar en una buena Universidad y trabajar en el restaurante de mis tíos, ¿qué más haces, a caso no sales a divertirte?, aún eres muy joven.
—Yo no tengo tiempo para esas cosas y si las tuviera no perdería mi tiempo en ello, ya que mí tiempo lo disfrutó pasar con mis hermanos —deja lo que estaba haciendo para voltear a verme.
—No sabía que tienes hermanos, Olga no comentó nada de eso, ¿cuántos hermanos tienes?
—Son tres, la mas pequeña es Amy, tiene seis años, después sigue Mateo que tiene nueve años, y por último mi angelito Raymond, catorce años. Pronto cumplirá los quince años. —sonrió al recordar su cumpleaños.
—Son muy pequeños, eres la mayor, creí que tus hermanos eran mayor que tú, ¿entonces viven con sus padres?
—Amm.. si —respondo desvió la vista. No le toma importancia, eso creo. Se voltea y se pone a proseguir en lo que estaba anteriormente.
—Bueno ahorita que terminé con esto bajamos a la biblioteca un rato.
Después de pasar una hora termina de hacer lo que hacía en su laptop, bajamos a la planta de abajo para dirigirnos a la biblioteca.
Ahí pasamos gran parte del día, me invita a leer un libro mientras el termina el suyo, después lo llevó al comedor ya que Olga me dijo que a las tres de la tarde es la hora de la comida y como anda de ánimo decide comer ahí, cuando termina me pide que lo lleve ha la sala de entrenamiento, donde dice que es su mejor lugar, a parte de la biblioteca. Es la sala donde se pasa la mayor parte del día jugando. Tiene consolas, mesa de billar, un mini bar, una enorme televisor plasma con un sillón igual de enorme y cómodo.
Todo el tiempo me tengo que quedar con el sin despegarme ni un momento ya sea solo si quiero ir al baño, es el reglamento de cuidarlo, por si algo se le ofrece.
—¿Tienes que estar todo el tiempo ahí? —pregunta mientras esta jugando en su consola.
—Lo siento, pero así es, es la orden que me dieron.
—Y luego dices que no eres mi niñera, hasta pareces mi guardaespaldas, ve un rato a la cocina o al jardín, yo que se, pero ve te un rato y déjame solo, aquí estaré un buen rato, no creo poder escaparme.
Hago un gesto y el hace un ademán con la mano echándome, voy a la cocina y ahí están algunos empleados trabajando, mejor me voy al jardín no quiero estorbar.
Me dirijo al jardín y me siento en una banca que esta cercas a un árbol, me quedó viendo el hermoso paisaje de rosas preciosas de varios colores. Creo que esté será mí lugar favorito de esté lugar.
Vuelvo adentro y me encuentro con la chica mucama que me recibió al llegar, me pasa por un lado después de ver me como bicho raro, ¿qué le sucede?
Llegó con Elián y el sigue en lo mismo, me siento en una silla para esperar, pasa una hora y pide regresar a su habitación, ya estando ahí le ayudó a recostarse en la cama, me dice que después de que le traiga la cena ya me puedo retirar a mi casa, yo le comento que no puedo ya que tengo que seguir el horario que me dijeron, él me dice que yo no le voy ayudar a bañarse, que para eso esta Héctor y Olga, que lo hablara con ellos.
Llegan las 8 de la noche y le entregó su cena a Elián, le doy sus medicamentos, al dirigirme para llevar los platos que ya desocupo, me dice que ya me puedo ir, antes de que salga me pide que le llame a Olga.
Obedezco lo que dice, y voy en busca de ella, le comento lo que Elián me dijo, ella dice que hablara con el del asunto y que por hoy estaba bien que me fuera a mi casa que mañana me espera a la misma hora.
Me despido de ella y de los demás empleados que estaban ahí y me voy.
Llegó a casa pasadas de las 9, voy a ver si mis hermanos siguen despiertos, encuentro a Mateo haciendo tarea, está en el escritorio con la lámpara encendida ya que Ray y Amy están durmiendo.
Me acercó a el y le doy un beso, le preguntó porque sigue despierto, el me comenta que no puede terminar su tarea porque no le entiende que me estaba esperando para ayudarle, aunque el pensaba que yo iba a llegar más tarde.
Me siento a su lado y le ayudó con su tarea, el es muy inteligente siempre ayuda Amy con su tarea y rara vez me pide ayudé, normalmente ellos ya están durmiendo cuando llegó.
*****
Cinco días han pasado desde que estoy cuidando a Elián, esos días han sido como quien dice iguales ya que lo único que hacemos es ir a la biblioteca y dirigirnos a la sala de entretenimiento donde se la pasa la mayor parte de la tarde jugando, hemos hablado un poco solo para decirme que hacer o en que ayudarle, se nota que no habla con nadie.
Estos días estuve saliendo a la hora que el dijo ya que no quiso que me siguiera quedando mas tarde.
Hoy es sábado por la mañana y no me toca ir a cuidarlo, ni mañana, hasta el lunes nuevamente, ese día sabré si me quedaré o no.
Escuchó que tocan la puerta, voy y abro y me encuentro con Rebecca, —¡oh! lo había olvido —hoy es la fiesta de caridad a la que me invito.
La saludo y la invito a pasar.
Ayer en el almuerzo de la cafetería de la Universidad me recordó lo de la fiesta, dejando dicho que vendría hoy temprano a recogernos, para estar listas temprano ya que el evento comienza después de las 5 de la tarde y su mamá le gusta llegar temprano.
—¿¡Están listos!? —pregunta Rebe emocionada.
—Pues la verdad no, aún sigo en fachas y no he alistado nada de mis hermanos.
—Por eso no te preocupes —hace un ademán con la mano despreocupada —Recuerda que en mi casa te vas arreglar y yo te prestare un vestido, por tus hermanitos no te apures en la casa hay de todo para que se entretengan y coman hasta reventar —comienza a reír.
—No, no quiero que revienten de comida.
—¡Ay amiga! es un chiste, no seas tan seria. —sigue riendo.
Tomamos nuestras cosas y salimos de casa Mis mostrillos van muy emocionados, ya Rebe les dijo todo lo que hay para que se distraigan.