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Chapter 44 - Extra: Exámenes de género

Como todas las mañanas, aquella pareja se encuentra cocinando el desayuno para su pequeña familia. Fred se encarga de servir los platos y Sieg llama a su pequeño hijo a comer.

—¿Te lavaste las manos?—

—¡Sí!— Mostró sus manos limpias.

Los tres comían en una mesa con espacio extra para más personas. —Adrián, tienes que escoger un muñeco para Ellie—

—Sí...— Pateó la silla.

—Y discúlpate con él nuevamente—

Fred revisó su teléfono, pero enseguida vió la fecha y hora, se acordó de un evento. —¡Mierda!— Se paró abruptamente del asiento.

—¡Mieda, mieda!— Repitió Adrián las palabras de su padre.

—Amor, no repitas las groserías de papá— Le limpió la boca Sieg. —¿Qué pasa Fred?—

—¡Olvidé que hoy es el examen de género de mi hermanito!— Se alistó rápidamente. —Tengo que irme, ceresita— Besó los labios de su esposa y la mejilla de su hijo, antes de hacer una carrera hasta su auto.

—Ya se me hizo tarde— Miró la hora. —¡Mierda, olvidé el regalo! Ahg, compraré unas flores de camino al hospital.—

Se detuvo en la floristería. —¿Me podría decir el significado de estas flores? Estoy buscando una para mi hermanito, hoy es su examen de género— Le sonrió a la encargada.

—En ese caso le recomiendo las flores de almendro, significan "Despertar" y las margaritas "La sencillez, optimismo e inocencia de los niños"— Sugirió.

—Prepareme algo con ambos, por favor— Ella amablemente hizo el arreglo floral.

Luego de encaminarse hasta la dirección dada por su madre, esperó en los asientos del hospital.

—¡Loan! ¿cómo te fue...?— Exclamó al ver salir a su familia de la sala. Sin embargo, sus ánimos decayeron al ver la presión en el aire. Las feromonas de sus madres aterraron a Fred. Pero, aún así se dió el valor de avanzar. —¡Loan! Ten, es para tí, tengo otro regalo en casa— Le entregó las flores alegrandolo levemente. —Vengan— Dijo mirándolas. Y le sugerió a Loan quedarse en su auto.

—¿¡Se puede saber qué mierda les pasa!?—

—Es un omega— Suspiró el padre, provocando que Fred se estremeciera.

Para los Rous Loan era la última oportunidad, para que heredara la empresa como un alpha. Sin embargo, salió convirtiéndose en el opuesto de las expectativas.

—¿Y?— Preguntó el pelinegro sin tomarle importancia.

—¿¡Y!? ¡Hijo, un omega es miserable desde el momento en el que nace! Como omega no podrá heredar la empresa familiar, y tendrá que comprometerse con un alpha— Tomó aire con la declaración de su mamá.

—¿Eso es todo? ¿Es el único problema que tienen con Loan? Tomaré su lugar hasta que tenga la edad suficiente para entender su situación— Declaró.

—¿Serás el presidente de la empresa?— Asombró a ambas

—Sí eso hace que dejen a Loan vivir en paz, como un omega, como merece, entonces sí— Dijo. —Miren, Loan es mi hermano, no es mi hijo... Podría llevármelo a casa y criarlo para no verlo sufrir a causa de ustedes. Pero, les daré una oportunidad. Piénsenlo, por hoy me llevaré a Loan a mi casa. Tomaré la empresa, pero a cambio criarán a Loan correctamente con mucho amor. Y recuerden que es solo un niño tratando de cumplir con sus putas expectativas para que sean felices— Se subió al auto. —Adiós— Cerró la puerta. —Loan, ponte el cinturón, te irás conmigo por hoy—

—¡Yei, con Fred!— El mayor acarició el pelo de su hermano, y arrancó el auto hasta llegar a la mansión.

Loan salió corriendo con el ramo por el jardín. Tocó el timbre saltando y el mayordomo abrió la puerta dejando entrar al pequeño.

—Loan, te vas a sacar la mugre— Corrió por el lugar. —¿Dónde está mi esposa?— Le preguntó a la mucama.

—Está en el cuarto de juegos junto a su hijo— Respondió, por lo que el beta agradeció. La mansión tenía unas pocas mucamas y el mayordomo. Fred no se sentía cómodo con tanta gente rondando la casa, por lo que no contrató a más de 6 en su personal, incluyendo al jardinero.

—Loan, Sieg está arriba. ¿Quieres jugar con Adrián?—

—¡Sí~!— Fue rápidamente por las escaleras.

—No corras por las escaleras— Subieron a la misma velocidad, pero en seguida el pequeño vió al pelirrojo se lanzó sobre él.

—¡Sieg!—

—¿Cómo te fue, Loan?—

—¡El doctor dijo que era un omega!— Sieg se sorprendió notablemente, pero luego le sonrió al pequeño.

—¿Un omega?— Preguntó Adrián.

—Loan es un omega como tu mamá— Mencionó Fred.

—¡Ya veo! Yo todavía no sé— Contestó el menor.

—Lo sabrás cuando cumplas 6—

—Faltan...— Contó con sus dedos. —¡3 años!—

—Eso es correcto— Aplaudió su mamá. —Adrián, juega con tu tío, papá y yo vamos a hablar— Adrián sacó todos sus juguetes para mostrarle.

Mientras que el matrimonio entró al dormitorio. —¿Qué sucedió, Fred?—

—Ahg... Cariño, mis madres no están aceptando que mi hermano sea un omega. Tuve que decirles que tomaría la presidencia en la compañía y que pensaran bien qué van a hacer. Sieg, soy su hermano, yo con gusto lo criaría, pero...— El pelirrojo puso sus manos en el rostro de su marido.

—Uno más, uno menos, no hará mucha diferencia— Tranquilizó. —Si crees que debemos cuidar de Loan, lo aceptaré en esta casa. Tú eres el que decide—

—Tengo miedo, que termine peor que mi hermana por estar en esa fría mansión. Le diré mañana a mi papá— Fred se vió más tranquilo tomando aquella decisión. —Solo pasará su tiempo lo justo y necesario con sus madres, iré a hacer un trato con ellas—

—Bien— Caminó Sieg con pasos suaves, hasta ver a su hijo jugar con su cuñado felizmente. —Cuidaremos bien de ambos—

—Sí— Fred besó a su pareja con dulzura.

Al amanecer, Fred obligó a su hijo a levantarse temprano. —Le comprarás un nuevo peluche a Ellie— Lo llevaba de la mano por las tiendas, mientras el pequeño se frotaba su ojito.

—Tengo sueño, papá—

—Lo sé, podrás dormir después de que me vaya al trabajo— Entraron a la tienda de juguetes. —Bien, elige un regalo para Ellie—

—¿Me das uno también?—

—No, ya gasté suficiente dinero gastando en tus chucherías— Le dijo al niño.

—¿Debo elegir un conejo toto?—

—Sí, algo que le guste a Ellie— El pequeño miró los diversos conejitos.

—Papá... Ellie no me va a pedona— Lloriqueó.

—¿Por qué crees eso?— Se agachó a consolar a su pequeño.

—Poque.... A Ellie le gustaba ese conejo feo... uh...— Lloró.

—Tal vez un peluche no sea suficiente ¿Eso crees?— El niño asintió. —Entonces, hay que darle algo mejor que un peluche.— Sonrió el adulto.

—¿Mejor...?—

—Sí, sé de qué modo Ellie te perdonará—

Al final aparecieron en la casa de la familia Sanz con un conejo en mano. —¡Ta-da!— Dijo Fred.

—Ellie, lo shento— Le ofreció la pequeña criatura.

—¡Oww!— Se sorprendió Ellie tomando al conejito y dándole un abrazo a Adrián.

—Darle un conejo real fue muy tierno y todo... ¿Pero, cómo se supone que cuidaremos de ese conejo, Fred?— Observó amenazante al mayor el rubio.

—Relájate, Eli— Lo tomó por los hombros. —Que sea su primera responsabilidad— Le guiñó un ojo.

—Bueno... Estoy de buen humor, así que no me enojaré—

—Elegiste bien, Eli—

—¿Qué están haciendo?— Kenny asustó al beta.

—¡Kenny...! ¿Desde cuándo estás aquí?—

—Acabo de llegar— Alejó a Elián de Fred y le gruñó.

—Ahaja, perdónalo, Fred. Los alphas se vuelven más sobre protectores cuando su omega está embarazado—

—¿¡De nuevo!? Tú no pierdes el tiempo, Kenny— Exclamó.

—Claro que no— Le dió besos al cuello de Elián.

—¡Ahaja, Kenny, me haces cosquillas!— Fred se sintió como el mal tercio en ese instante.

—Bueno, Adrián, ya nos vamos, tengo que irme a trabajar—

—¡Ah, no quiero!— Exhaló rebelde.

—¿Y ahora resulta que estás muy feliz con los gemelos?—

—Fred, deja que se quede, después Kenny lo irá a dejar— Propuso Elián.

—¿En serio? Me salvas, entonces ya me voy— Le dió un beso en la mejilla a los niños y a Elián antes de irse, luego esquivó a Kenny, que quería matarlo por besar a su pareja.

—Ahaja, salió corriendo— Kenny tomó un toallita húmeda limpiando la mejilla de Elián. —Eres tan celoso— Se reía del moreno.

—Solo yo puedo tocarte— Lo llenó de besos.

Habían pasado 3 años, por lo que los niños ya podían chequear cuál era su sexo principal. Los primeros en ir, fueron naturalmente los gemelos.

El par iba siempre de la mano y ese día no era la excepción. —¿No están felices, niños? ¡Podrán saber si son alphas u omegas!— Les decía su madre.

—Les llevaré a comer y les daré muchos regalos— Habló Kenny.

—¡Sí!— Se agitó Ellie, moviendo la mano de su hermano, quien no había hablado en todo el camino.

—¿Por qué es importante esto, mamá?— Preguntó Julián.

—Cuando sepan su género su vida cambiará, como verán yo soy un omega y su padre un alpha. Ambos tenemos diferencias biológicas, los omegas podemos dar a luz. Traer a este mundo a hermosos niños como ustedes, pero esa no es una tarea que se pueda tener solo, se necesita del amor de dos personas para tener bebés— Explicaba Elián.

—Mientras vayan creciendo, verán los cambios en su cuerpo— Dijo el moreno. —Los alphas tenemos conductas diferentes de los omegas, en general los omegas tienen una personalidad más suave, los alphas somos más agresivos, ya que por instinto marcamos territorio—

—¡Ah, no lo entiendo bien!— Dijo Ellie.

—Ahaja, de todos modos... Alphas, omegas o betas, todos son personas sin importar su género—

Al llegar al hospital, Mikaela los atendió. —¡Ha pasado mucho tiempo, primo!— Le saludó la alpha.

—¡Wha, es usted tan bonita como mi mamá!— Se encandiló Ellie.

—Es porque Eli es mi primo, vengan por aquí, necesito medirles.— Los niños fueron analizados de pies a cabeza. —Todo en orden, las medidas normales de niños de 6 años. ¿Podrían responder estas preguntas los padres?— Les dió un cuestionario. —Necesito sus muestran de su sangre—

—¡Ah, no...!— Se asustó Ellie.

—Está bien, Ellie, esa es una mariposa ¿Ves?— Tranquilizó su papá. —No mires ¿Vale?— El pequeño asintió.

Una vez recogidas las muestras, la doctora le dijo que ya podía abrir los ojos al menor.

—¡No era una mariposa! ¡Era un mosquito feo!— Lloró y su hermano le abrazó.

—Lo siento, Mika, Ellie es bastante desordenado—

—Está bien, otros niños corren o te golpean.— Se levantó de su asiento. —Mandaré las muestras, estarán listos en unos minutos, mientras tanto esperen. ¿Terminaron el cuestionario?— Los adultos le entregaron las hojas respondidas. —Los revisaré, mientras tanto, me gustaría ver los dibujos de los niños. Por medio de ellos podremos acertar también. Me gustaría que dibujaran sobre cómo se relacionan con otros, además de qué piensan ser en el futuro.— Los niños rayaron hojas blancas con crayones. Julián se dibujó junto a su hermano, y después se dibujo como policía encerrando a alguien en la cárcel.

—¿Quieres ser policía cuando grande?— Julián asintió. —¿Y quién está encerrado ahí?—

—Adrián— Ambos padres se alteraron mínimamente.

—¿Y por qué Adrián?—

—Porque es un bravucón que molesta a Ellie en la escuela—

—¿Tú que dibujas, Ellie?— El niño dibujó a su familia primero y luego a su conejito, mientras tomaba de la mano a Adrián y a su hermano. —Interesante— Sonrió Elián. —¿Qué es lo que quieres ser de grande?—

—¡Yo cuando sea mayor viviré con Julián y Adrián!—

—No— Respondió su hermano. —Él es malo, yo no dejaré que se acerque a tí—

—Adrián, no es malo, él me regaló a Bola de Nieve.— Se defendió.

—Es malo, en la escuela te tira del pelo y se burla—

—Pero, mamá dice que él hace lo contrario a lo que quiere hacer— Respondió.

—Tendré que hablar de nuevo con Fred y Sieg sobre el comportamiento de su hijo... Ya pronto empezarán el colegio y empezaran a separarlos por género— Dijo Elián.

—Sí, además Adrián está muy mal criado, solía golpear a nuestro hijo— Decía Kenny seriamente.

—Por suerte ya no lo hace...—

—Aún le tira el pelo—

—Sí, tenemos que parar eso— Suspiró el rubio.

—Los resultados ya están aquí, y por lo que vi por sus respuestas al test psicológico, está todo correcto. Felicidades, Julián es un alpha y Ellie un omega. Es muy probable que ambos sean dominantes, ya muestran signos de feromonas más altas que lo normal.— Les indicó en la pantalla.

—¡Oh, wow!— Se asombró Elián. —¡Hijos, deben estar contentos, sentirse orgullosos por lo que son!— Abrazó a los niños, aunque ambos padres estaban algo preocupados por Ellie.

—Regresen cuando cumplan los 12 años, si ven algún desorden hormonal no duden en traerlos— Les entregó una carpeta con los resultados y se fueron a regalarles un rato agradable a sus hijos.

En cambio, a Adrián le dieron resultados diferentes y ambos padres estaban muy nerviosos cuando se dirigieron a verificar su género.

Les dió las mismas preguntas, además de hacer dibujar al niño. —¿Qué dibujas?— Se asomó Fred, mientras el pelirrojo aún respondía el cuestionario.

—Estos son ustedes— Le mostró.

—¡Qué lindo!— Sonrió el padre. —¿Y qué harás cuándo seas adulto?—

—Cuando sea adulto seré tan rico como tú, papá. Tendré un auto muy largo donde pueda entrar un montón de gente— Abrió los brazos.

—¿Y quién está a tu lado?— Apuntó el dibujo.

—¡Es Ellie, yo me casaré con Ellie cuando sea mayor!— Dijo impactando al beta. —Él me amará porque seré muy guapo y rico—

—Adrián... Dejarás de ver esas telenovelas con tu mamá—

—¡Ahhh! ¿Por qué?— Reclamó.

—¡Aww!— El pelirrojo vió el dibujo con ternura. —¿Quieres casarte con Ellie cuando seas grande?—

—¡Sí!—

—Entonces, tendrás que dejarle de tirarle el pelo y ser amistoso con él o lo alejarás— El pequeño empezó a llorar.

—Hijo, escúchame— Paró su llanto Fred. —Tienes que ser amable con Ellie, él es una delicada flor que no debes pisar. Tienes que cuidarlo, protegerlo del daño, por lo tanto tú no puedes pegarle, el amor no se forma con los puños—

—¡Yo lo protegeré desde ahora!—

—Bien, estoy orgulloso de escuchar eso— Le revolvió el pelo.

—Ya llegaron los resultados— Dijo la doctora. Ambos adultos colocaron toda su atención. —Es un caso raro, a pesar de ser muy poco probable, todo indica que su hijo es un alpha— Vió dudosa el panorama e incluso nerviosa.

—¿En serio?— Sieg abrazó a su hijo con cariño. —¡Hijo, eres un alpha! ¡Es una cosa maravillosa!—

—¿Qué carajo...?— Fred se había congelado.

—Sin embargo, las feromonas de su hijo están en el límite. Si continúa así es posible que solo se vuelva un sub alpha, es decir un beta. Adrián es un alpha recesivo—

—¿Qué podemos hacer, doctora?— Se afligió el omega, que era él que más quería el mejor futuro para su hijo, y ese era el que fuera un alpha, los de la cúspide en la pirámide de la sociedad.

—Le sugiero esto— Sacó de su cajón una muestra de algún medicamento en polvo, pero en realidad eran hormonas. —Que consuma una baja dosis de hormonas en su comida— Escribió en un papel la receta. —Veremos su mejora de aquí a finales de años, solo una cuchara de esto en su leche y él se mantendrá como un alpha—

—Gracias, doctora— Se despidieron.

—¿Fred, no estás de acuerdo con los resultados?—

—No es eso, estoy impactado... Pero, al mismo tiempo una parte de mí le encuentra todo el sentido. Estoy seguro que Adrián se convertirá en un mejor hombre que yo— Le sonrió a su hijo. —Bien, te daré lo que quieras para celebrar— Le dijo.

—¡Yei! ¿Podemos ir a la cafetería de mis padrinos?—

—Bien...— Llevaron al niño.