Intentaba tranquilizar a Jake, habían pasado 20 minutos y ninguno de los dos volvía. Así fue, hasta 30 minutos más. Fred logró que Sieg regresara.
—Está bien, me casaré— Dijo el pelirrojo.
Por lo cual la ceremonia volvió a la normalidad. Jake y Sieg se dieron el beso bajo el arco nupcial y todos aplaudimos, tirando pétalos de flores. Sin embargo, yo no me quedaría satisfecho con esta situación. ¿Iría bien el matrimonio de Sieg y Jake? Tenía que sacarme estos pensamientos pesimistas de la cabeza.
Pronto fuimos a sentarnos en la mesa con los novios. En donde se suponía que estarían únicamente los padres de los novios, pero de la familia de ellos solo estaría la mamá de Jake y Casimiro, así que terminamos en esa mesa también.
—¿Está bien que los acompañemos?—
—Por supuesto, ustedes son una familia para mí— Dijo Sieg.
—Confirmo—
—Se sentiría solitario sin los amigos de mi hijo— Comentó la madre de Jake, era un omega tan galante como su hijo.
Continuó el día, y como siempre las bodas no iban conmigo. Todavía me sentía preocupado por lo que le sucedió a Sieg, así que me dispuse a charlar con Fred. —¿Puedo hablar contigo unos minutos?— Nos alejamos de la fiesta, y empezamos a caminar por el parque. —¿Te dijo algo especial?—
—Mhm... Parece que su boda soñaba, no contenía lo que quería—
—¿Escogimos mal?—
—No, la boda estéticamente fue perfecta, pero parece que Sieg no se casó con Jake porque lo amara, si no por el sentido de seguridad que le dió— Contestó. —¿Tú sabías que Sieg estuvo enamorado de mí?— La brisa nos paró en seco, unas diminutas hojas, chocaron contra el cabello negro de Fred.
—Sí... Fue por eso que empezó a salir con Jake— Fred se tapó la cara por unos segundos, pateó la hierba y se dirigió a mí nuevamente.
—¿Por qué no me lo dijo...?—
—No lo sé, un día solo decidió redirse contigo... Y aunque traté de que lo notaras, no funcionó.—
—¿Fue después del campamento de verano que te lo dijo?— Intenté recordar la fecha.
—Sí, fue la última noche... Aunque, parece que continuó amándote incluso luego de aquello— Fred inhaló, antes de gritar a todo pulmón.
—¡¡MALDICIÓN!!— Se echó sobre el césped. —Me pregunto quién de los dos es más tonto... Soy algo lento percibiendo los sentimientos de las demás personas, pero si uno de los dos hubiera dicho algo— Chilló y se revolcó.
—Vas a ensuciar tu traje— Me reí. —¿Qué vas a hacer...? Aunque te interesara en la secundaria, ahora no tiene caso— Le ayudé a levantarse.
—Acabo de perder a los dos omegas que más amo...— Sollozó.
—A pesar de todo, estás tranquilo.—
—¿Te crees que estaría persiguiendolos para siempre? No soy un cretino— Pellizcó mi mejilla.
—¡Ay, no hagas eso!— Le pegué, sacándole una carcajada.
Kenny aguardaba en la entrada de la sala de la fiesta. —¿Me esperabas?— Lo molesté, yéndome con él adentro.
—Sí, tengo que retomar el tiempo perdido—
—¡Eres tan lindo~!— Me apegué a él. —Pero, si no pretendes divorciarte de mí, entonces tendrás todo lo que resta de tu vida a mi lado—
—La vida es corta, debo aprovechar cada segundo— Sus labios me besaron.
Al final de la boda, ayudé a Sieg a sacarse los adornos que traía encima, porque se veía más decorado que el pastel nupcial. —¿Estarás bien, Sieg?—
—Claro que sí— Dijo. —Y sí no, me iré a refugiar a tu departamento— Rió tristemente. —Jake no me traicionará, él podrá mantenerme y protegerme—
—Sí, pero... ¿Importa cuando no es al que amas? Tú me dijiste que fuera feliz con lo que yo quería. ¿Entonces por qué te encuentras en esta situación?— Él dejó caer unas lágrimas.
—Eli... Yo no tuve el valor de hacer muchas cosas, y cuando me sentí perdido, Jake me tendió una mano, así que seguro me cuidará bien— Sonrió. —Yo también lo quiero mucho—
—Espero tengas una feliz convivencia— Suspiré. —¡Pero, en serio te voy a pegar si no sale bien!—
Cuando la noche llegó, nos despedimos con tranquilidad. Observé las vagas estrellas, y velozmente una atravesó el cielo. —Oh, una estrella fugaz— Pensé pedir un deseo. —Deseo que tanto Fred, Sieg, Jake y Julen logren encontrar la felicidad, al lado de lo que necesiten— Justamente Kenny aparcó el auto.
Mi celular vibró en cuanto me subí, tenía un mensaje de mi papá;
"Mañana realizaremos una fiesta celebrando el nuevo acuerdo financiero con los Zuzunaga. Que bueno que hayas presenciado la boda de su heredero el día de hoy. Antes de la fiesta tengo que discutir algo contigo, ven con Kenny, temprano, cerca de las 9."
—Mi papá quiere vernos mañana a las 9—
—Qué bueno que es domingo...— Me apoyé contra la ventana.
—En serio, estoy harto de esta vida... Entre asistir a bodas y fiestas empresariales— Resoplé.
—¿Cómo te gustaría que fuera tu vida, entonces?—
—No es como si quisiera algo especifico, pero me gustaría tener un lugar al cual ir y encontrar la calidez... Vivir sin trabas, y sin preocupaciones de mi familia— Dije, y Kenny no continuó hablando. No podía saber con precisión lo que pensaba, pero creo que él puede entenderme.
Claramente, a la mañana siguiente fuimos puntuales y a las 8:40 ya habíamos llegado a la mansión Rosset. Los sirvientes nos dirigieron a la sala. —¡Hola, estoy feliz de verlos!— La madre de Kenny se nos tiró encima.
—¿Y bien, necesitas algo?— Pregunté a mi padre.
—¿No puedo llamar a mis hijos?— De la cocina, venía llegando Franchesco, y detrás mío apareció Cyer.
—¿Cómo estás?— Me dió una palmadita Cyer. Se veía muy cansado, con ojeras y piel pálida.
—¿Me lo preguntas a mí?— Cyer se preocupa de lucir bien, ya que maneja la empresa.
—¿Y bien, qué sucede, papá?— Franc se sentó con unas papitas y con los pies sobre la mesa.
—El día de hoy invité a distintas empresas, por lo que quiero que estén preparados. No causes un revuelo Franchesco— Él contestó con un perezoso «sí». —Y baja los pies— Mi hermano obedeció. —En cuanto a tí, Cyer, haz algo con tu horrible cara. ¡Pareces un muerto!— Cyer se disculpó, pude notar su desánimo. —Tú, muéstrate encantador con los invitados— Terminó de dar las órdenes.
—Lo haré...—
—¡Ahora, el otro tema que queríamos hablar es sobre su boda!— Dijo rebosando de energía la señora. —¡Estuve mirando muchos lugares! Sería una buena idea hacerlo fuera de la ciudad— Empezó a llenarnos de ideas. —¡Elián, yo te acompañaré a escoger tu vestido!—
—No es necesario— Traté de evadir.
—¡Pero, sé de muchos trajes que te harán ver lindo! ¿O piensan hacer una boda con cosplays?— Ambos negamos. —¡Entonces, no habrá problema!— En la mesa colocó todo lo que había marcado en las revistas. ¿Puedo salir corriendo ahora mismo? Intenté seguirle la marcha a mi futura suegra, pero ella iba más veloz que yo. Así que mejor, que hiciera lo que quiera. Tuve que soportarla por 5 horas. —¡Entonces será de ese color!— Mi cabeza quería explotar. —¿Qué tal si nos tomamos un descanso?— Kenny se quedó sentado en el sillón, mientras yo me encaminé afuera.
—Franchesco— Murmuré, estaba entorpeciendo mi paso.
—Aún no lo comprendo, Elián... ¿Por qué escogiste a un alpha ajeno de la familia, antes que tus propios hermanos?—
—¿No te das cuenta que por eso mismo lo hice?—
—¡No tiene sentido!— Criticó.
—¡Ahg, ya para de una vez! Nunca te hubiera elegido en mi vida Franchesco... No tienes idea de todo el resentimiento que te guardo. Así que no me hagas enfadar. Tengo un límite para aguantar tu porquería— Le empujé, para poder salir.
—¿No te das cuenta? ¡Nos están engañando! Esa mujer fue una Sanz, al igual que su hijo... Su línea de restaurantes se fue a quiebra, por unos escándalos— Explicó.
—¿Estás diciendo que van tras mi herencia? ¿En qué te hace diferente, hermano?— Recalqué la forma en que lo llamé. Y me sujetó bruscamente.
—Tú no entiendes nada... Tanto yo como Cyer te amamos... Mucho antes que a todas las personas que conociste y solo tratamos de protegerte...—
—¿Y ese es su método de protección?— Lo miré asqueado. —¿¡Violarme lo fue también!? Después de que hiciste eso...— Le di una patada en su estómago, haciéndolo caer. —Tú eres el que no tiene idea... Y lo peor de todo, es que de los dos, el que se parece más a mí eres tú... No entiendo como pudiste hacerme eso, cuando luzco como tú— Él se miró en la puerta de vidrio.
—Espera... Yo hice todo para que te quedarás conmigo... Me gustas por la forma en que eres, y ya sé que somos parecidos, pero tu belleza sigue siendo superior...— Habló. —Hay algo que necesito decirte. Es sobre los Rous— Le presté atención. —Hay un montón de cosas que esconde papá, y dudo que Cyer quiera decírtelas... ¿Sabes quienes son mis madrinas?— Yo negué. —Bueno, mi nombre se debe al de Franchesca Rous, la mejor amiga de papá— Es lógico que mi padre fuera cercano al padre de Fred, ya que ella patrocinó a mi mamá. Pero, no sabía que su relación fuera tan estrecha. —Estoy seguro que hoy ella vendrá a la fiesta sin invitación, debido a lo que le hicieron a su hijo. Era obvio que se enteraría y que arruinaría la celebración de papá— Puso su dedo sobre sus labios. —Por supuesto, padre no lo sabe—
—¿Por qué me dices todo esto?— Él se precipitó a besarme, antes de que le pegara.
—...Solo me dieron ganas— Sonrió estúpidamente.
—Ojalá cambies esa personalidad horrible tuya... Un día tal vez te metas en verdaderos problemas. Gasta tus energías en encontrar un lindo omega— Caminé por el patio.
Pronto oí los pasos de Kenny detrás de mí. —No te costó encontrarme—. Pasé por los matorrales, hasta ver mi saco de boxeo. Luego bajé por un sendero, llegando a una vieja, pero linda cabaña.
—No tenía idea de que hubiera un lugar así—
—Es la casa de mamá— Enredaderas con flores hacían un arco sobre la entrada. —Papá mandó a construir este lugar, ya sabes, por ciertas medidas especiales. Parece que mi papá tuvo unos problemas al tener una relación con mi mamá. Los Rosset no lo aceptaban— De las llaves que siempre llevaba conmigo, una abrió la puerta. Hizo un rechinido. Por dentro estaba limpia, parece que papá todavía manda a alguien para limpiar este lugar. —No recuerdo mucho de mi infancia, solo que aquí solía vivir con mi mamá. La mayoría de las veces cenaba en la mansión.— Conté.
—Hay muchas fotos— Kenny paró a mirar una de las más antiguas, cuando mi mamá tenía alrededor de mi edad. —¿Aquí aparecen ambos?—
—Oh, esa foto... Recuerdo que mamá decía sobre lo mucho que lo quería. En ese tiempo ellos solo eran amigos, pero mi mamá ya estaba profundamente enamorado de él— Tomé la foto.
—¿Qué le vió a mi papá? Bueno, antes no era un mal tipo... Aún así, aislarnos...— Suspiré.
—Literalmente, eres una mezcla de ambos— Rió. —Tienes una cara igual a la de tu mamá, pero en cuanto a cabello y ojos eres igual a tu papá—
—Me lo dicen a menudo— Comenté.
La fiesta iba a comenzar, todos nos arreglamos para la celebración. Las ojeras de Cyer habían desaparecido, probablemente durmió un rato y utilizó maquillaje. Franchesco se veía reluciente y tonto como siempre. En cuanto Kenny, él siempre se ve ardiente.
La sala en una hora ya estaba llena de ricachones. No podía creer el montón de gente sin vida que acude a esta clase de eventos. Aunque como patrocinador de los Rosset, debería ir a saludar. Sin embargo, era mucho más cómodo quedarme junto a los aperitivos con Kenny. -Deberías comer más despacio- Estaba tragando lo que veía sobre la mesa. Las fiestas me ponen intranquilo.
—No puedo evitarlo...— Solo me acerqué a Jake y Sieg cuando llegaron. —¡Sieg!— Nos abrazamos, saludé un poco más formal al alpha. -¿Cómo han estado?-
—Bien, pero Jake pasa trabajando— Se quejó.
—¡Si es el heredero Zuzunaga!— Le tendió la mano mi papá.
—Hace tiempo que no lo veía— Cyer también lo saludó.
—Veo que te casaste con una verdadera preciosura. ¡Es tan genial ser joven!— Divagó.
—Es un gusto, Señor Rosset—
—¡Oh, por favor, llámame Brayan!— Insistió, en realidad parecía estar conqueteandole a Sieg.
—¿No teníamos asuntos importantes?— Interrumpí.
—Hijo, estamos saludando— Me llamó la atención. ¡Ahg, maldito viejo!
Un murmullo nos distrajo. Y la causa de tales cuchicheos era por una mujer que venía entrando a la sala. Cyer dió un brinco hacia atrás. Y mi padre parecía congelarse. ¿Esa mujer era el papá de Fred? Mirándola bien, era hermosa, como la versión femenina de mi amigo.
—¡Papá, espera!— Fred entró raudamente, tratando de detenerla.
—¡Brayan!— Gritó. Mi padre dejó la copa de vino, sobre una bandeja y se adelantó a hablarle.
—Franchesca...—
—¿¡En serio creíste que pudiste irte con las manos limpias luego de amenazar a mi hijo!?—
—¡No es para tanto! ¿Sabias que tu querido hijo tenía una relación con el mío?— Ella se dió la vuelta, mirando a Fred. —¡Oh, parece que tendrás que vigilarlo mejor!—
—¡Tu arrogancia sigue siendo igual de repugnante!— Parecía desear golpear a mi papá.
—¡Tus escándalos infantiles nunca cambian!—
—¿¡Con quién te crees que hablas!?—
—¡Con la estúpida Fran...!— Ella le dió un guantazo.
—¡Querido...!— Se alarmó su esposa.
—¡Y tú Anna!— La apuntó. —Con que aquí estabas... ¡Continuas siendo la misma zorra!— No tenía idea que se conocían. Observandoles, me doy cuenta que son parecidas. ¿Son familiares?
—Siempre recurres a la violencia...— Replicó mi papá. —No tienes una chispa de control... ¿¡Cómo te atreves a aparecerte en mi casa después de todo lo que hiciste!?—
—¿¡Lo que yo hice!? ¿¡Sigues creyendo que la muerte de Elliot es mi culpa!?— Gritó.
Su mirada se dirigió a mí. —... Oh, en realidad te ves como él— Su expresión, me hizo creer que le recordé algo doloroso.
—¡Por supuesto!— Refunfuñó mi papá. —No digas tonterías, Fran—
—¡Bueno, bueno~! Hace tiempo que no veo a mi padrina... ¿Por qué no dejas que se una a la fiesta, papá?— Propuso Franchesco. —Además, Cyer parece apunto de desmoronarse con la situación— Efectivamente, mi hermano cayó desmayado. La mayoría se horrorizó.
—¡Oh, por Dios!— El padre de Fred no dudó en atenderlo. —¡Está ardiendo! ¿Es así como cuidas a tus hijos? ¡Estoy muy decepcionado de tí, Brayan!— Mi papá chasqueó la lengua.
—Mira quién lo dice...—
—Permítame— Kenny no dudó en levantar a Cyer del piso. —¿Elián, dónde está su habitación?— Lo dirigí al lugar.
—Yo me ocuparé de él desde ahora— Mi tía entró a la pieza.
—¿Cuándo llego, tía?—
—Justo hace un momento, fue una buena entrada la de esa mujer— Rió fuertemente.
—¡Cyer!— Corrió hacia mi hermano Jack.
—Estará bien una vez que descanse, no te alteres, hijo— Bajamos las escaleras y nos topamos con Jake, Sieg y Fred.
—Parece que tenemos mucho de que hablar— Dije. —Podemos quedarnos en la cocina, nadie irá ahí— Kenny nos preparó un café a todos.
—Nunca pensé que mi papá me arrastraría a esto... Dijo que ibamos a una fiesta corporativa. ¡Fui completamente engañado!— Dijo Fred.
—¡Ahaja, realmente sus padres son todo un show!— Comentó el pelirrojo.
—Según deduje, antes solían ser como nosotros... Me pregunto cómo llegaron a la mala relación de ahora— Decía Jake.
—¡No quiero que nos suceda eso!— Lloriqueó Sieg.
—Tal vez... ¿Mal de amores?— Bebió de su café Fred.
—¡No quiero separarme de ustedes! Ya nos distanciamos de mi hermano— Empezó a llorar. Jake le dió su pañuelo.
—A pesar de todo, Fred y yo seguimos siendo amigos...— Sonreí levemente.
—Es cierto, Sieg, aunque te divorcies, seguiremos todos siendo amigos— Le dijo Fred y Sieg se le puso a llorar encima.
—¡Ahaja, esto me recordó cuando eramos niños! Sieg lloraba por cualquier cosa y tenía que ser consolado a cada segundo—
—¡No te rías, Eli!— Se avergonzó.
Hicimos un montón de tonterías en el pasado. Recuerdo la vez en que nuestro campeonato era justamente un día de exámen. Por suerte era en la mañana, así que Sieg y yo lo dimos rápido, para irnos. El mayor problema era como escaparse de la escuela, por suerte, Fred nos ayudó.
—Van a tener que traspasar el muro— El pelinegro subió hasta arriba. Parándose a nuestro lado. —Zanahoria, adelante—
—¡N-no me llames así!—
—Bien, cabeza de cereza, tan solo tienes que traspasar el muro y saltar— Sieg lentamente subió la valla. Fred lo alentó con unas palmaditas, empujandole el trasero. —Vamos, es fácil—
—¡Te aprovechas de la situación, Fred!—
—Tú calla— Me ignoró.
—¡No puedo!— Se sujetó con temor. Fred saltó la valla sin problemas. —¡Están locos!—
—¡Hacer esto es suicidio! ¡Es muy alto!— Se estaba tambaleándo, por lo que lo sujeté.
—¡No seas miedoso! ¡Ven, salta! ¡Yo te atraparé!— Él ofreció sus brazos para que cayera.
—¡Noo~!— Lloraba.
—¡SOLO HAZLO DE UNA MALDITA VEZ!— Agotó la nula paciencia del pelinegro.
Sieg terminó soltándose accidentalmente, cayendo en los brazos de Fred, él lo atrapó exitosamente. —¿Ves? ¡No es nada alto, torpe cabeza de cereza!—
Yo bajé sin problemas. —¿Estás bien, Sieg?— Él asintió.
Analizando las distintas situaciones, hay muchos instantes curiosos. Momentos que me hacían vacilar sobre quién estaba interesado en quién...
—¡Hey, Jake!— Casimiro fue corriendo a tirarse sobre el castaño. En verdad, ellos solían ser inseparables, eran pareja en las competencias la mayoría de las veces. Aunque también, solían luchar a ver quién era el mejor. Me hizo entender que las relaciones entre alphas eran así.
—¡Qué calor!— Se quejó Sieg. Por lo que Fred le colocó una lata fría en el cuello. —¡WHAA! ¡Frío!— El beta se partió de la risa.
—En serio, que idiota eres, Fred— Dije.
—No tienes derecho a decir nada, desquiciado. Eres el más extremista de todos aquí—
—¡Ahaja! ¿Acaso te preocupo?— Le hice una mueca.
—¿Quién se preocuparía por tí?— Traté de palmear su hombro, pero él inmediatamente se alejó. —¡Hee, no me toques!— Tanto Sieg como yo nos reímos.
—¡Definitivamente es Fred el intocable!—
—¿Cómo pudiste atrapar a Sieg la otra vez?—
—Me preparé psicológicamente—. Eran días geniales, donde todos sonreímos, e incluso fue una buena época para el amor. Un amor lejano, torpe, como el de cualquier adolescente. Sin saber como confesarse los sentimientos.
—Sieg, te compré una bebida— Le entregó Jake.
—¿Le das a mi hermano, pero a mí no?— Sintió Casim.
—Puedes comprarla por ti mismo—
—¡Qué injusto, quieres a mi hermano más que yo!—
—¿Podría ser que Casim esté celoso?— Molestó Fred. Y todos emitimos un desagradable «¡Uh!».
—Solo me siento discriminado— Se excusó.
—¡Ahaja, ya!— Dije.
—¡Es verdad, además solo me gustas tú, Eli!— Me reí más fuerte.
—Bien, digamos que te creo— Nos burlamos del pelirrojo.
—¡Chicos, son unos idiotas!—
—Lo dice el que tuvo el puntaje más bajo de nosotros tres— Inquirió el pelinegro.
—¡Ustedes son unos raritos! Además, no son la perfección, tú tuviste un 6,6 Jake—
—No es como si la prueba escrita del club fuera tan importante— Dije.
—¡Cállate!— Me dijeron. —¡El del 7 no opina!—
—¡Ahora soy yo el discriminado!— Cuestioné.
—¡Oh, vamos!— Agitó sus brazos Sieg. —¡Yo tuve apenas un azul!— Sollozó.
—No quisimos presumir— Intentó calmarlo Fred.
—Elián tiene razón, las pruebas escritas no importan, hay otras que puedes pasar—
—¡Me fue mal en el exámen físico!— Decía Sieg.
—Pff... Si no te hubieses distraido, eso no hubiera pasado— Sacó una risita Fred.
—Ahaja, cualquiera se distrae con un chico sin camisa— Dije.
—¡Es cierto! ¿¡Tenían que cambiarse justo al frente de las pruebas de entrenamiento!?—
—Aún así, Elián las pasó con éxito—
—En serio, que envidia... Y pensar que un omega me ganó— Pisé a Casim. —¡Ay!—
—Te lo mereces— Chisteó Jake.
—De todos modos, hasta yo te gané, Casim, eres bastante flojo— Decía Fred.
—Sin embargo, Elián sobrepasó a todos los alphas del curso— Todo el grupo pareció deprimido por mi culpa.
—¡Pero, miren!— Mostré mis manos llenas de parches curitas. —¡Reprobé mi clase de cocina!— Volvieron a alegrarse, en carcajadas.
—¡Por favor, hasta yo hubiera pasado una clase así!—
Debería ser así ahora también, pero a pesar de estar sentados en la misma mesa, todos pareciamos distantes, sin tener idea de los pensamientos del otro. Como si no hubieramos avanzado nada. Además, una de las sillas está vacía.