Mi "juicio" fue retrasado más de lo que se esperaba. Si bien no lo tomé mucho en cuenta, el tiempo que pasé con Ana, o mejor dicho siendo totalmente apalizado por ella, fue más o menos de uno o dos días. Entre los periodos inconsciente y los que simplemente me quedaba descansando pero que fue mejor no tener tanto en cuenta, fueron dos días.
Y retomando la actualidad. Estaba frente a una estatua de la diosa del sueño con líquido cayendo por cada una de sus manos, era obvio que sería una prueba de valor o similar. Quisiera haber escuchado pasos, pero fue más el sonido de como se arrastraba la reina de las lamias. La campeona del Dios del sueño y quién anteriormente era mi compañera de clase, aunque fuese por unos meses. No tenía mucho conocimiento de cómo era su compañero, y solo la vi luchar con otros campeones. Eso sí, podía sentir que Viola se quedaba algo atrás. Sorprendente, siendo que la antes mencionada era la encarnación del poder.
N: "Qué bueno verte despierto, más temprano de lo que quisiera. Pero es un gusto."
"Cuáles son mis infracciones a su ley."
N: "¡Directo al punto! Mucho mejor que la mayoría de los desastres de hombres que llegan aquí."
"Si dices eso, me imagino que no hay muchos hombres."
N: "Obviamente, la mayoría de lamias son mujeres, solo podemos tener mujeres y... Ah~ solo dependemos de los machos de otras especies. Por eso nos mantenemos tan bien como sociedad. Además. Los hombres solo están aquí con fines reproductivos."
"Entonces..."
N: "Oh, no, obvio no. No tienes tanta suerte. Tampoco eres... Llamativo, probablemente arruinarias una generación si tuvieran tus genes. PERO."
"Y hay un pero."
N: "Silencio. La reina habla. Pero. Te recuerdo y tú otro yo es un gran guerrero. Así que vas a servir como tal."
"Soy un mago. Me especializo en la magia, no en el combate directo"
N: "Claro... Por eso han habido noticias de que una bestia en el centro del continente humano-elfo ha causado desastres atacando aventureros. La descripción era más que nada tu parecido con Él."
Una imagen del Rey Rojo apareció enfrente de mí. Era... Era yo, igual y como si un espejo fuese colocado, me impresionaba bastante, aunque mirándolo bien, era mayor que yo, su brazo derecho se encontraba cercenado y reemplazado por lo que fácilmente podía notarse era un artefacto mágico, una parte de su rostro estaba marcado en fuego. Bajé mi cabeza un poco con algo de dolor... Esas marcas, esas marcas las ví en mi mismo.
"Y si soy parecido..."
N: "Probablemente tengas una fuerza equivalente o puedas desarrollarla. Estamos en un momento en el que todos se apuntan con armas de destrucción, dónde cada campeón está enfrente de su especie y su país rezando porque no aparezca alguno de los otros, porque en ese momento. Ahí y cuando muera uno. Todo desaparecerá."
"Y por qué les importa este mundo."
N: "Repitelo."
"Y por qué-"
Sentí como si agujas me hubieran atravesado, miles, millones. Una sensación que ya de por sí me causó repulsión y puso todo mi cuerpo alerta. Tenía un miedo enorme desde pequeño a las agujas. Y solo sentirlas me detuvo un poco.
N: "Todos aquí tenemos razones... Ya sea la responsabilidad, o el hecho de que llevamos 30 años. La mayoría lleva 2/3 de su vida aquí, con esta gente, con estos pueblos. Llegaste tarde... Así que no estás nada acostumbrado. Pero sé que alguien debe agradarte... A Él. le agrada alguien."
Alexandra, se mostraba al lado del rey rojo y con un porte impresionante, su cuerpo tenía alguna que otra marca, marca que perfectamente podría haber sido curada pero que se dejou cómo una cicatriz. En instantes pude sentir mi corazón latiendo con más rapidez, hasta mís pupilas volviéndose más grandes.
N: "Exacto, una sensación así tienen todos los campeones. Incluso Charles, quien está perdido se sabe que intenta mantener el estatus quo. No va aterrorizando niños por allí. Aún así, te daré un buen punto."
Mi mirada se fijó en ella. Era elegante, y por sus escamas doradas podía notar a simple vista que era más fuerte que cualquier Lamia que podría encontrarme simplemente por la vida. Era el porte y el poder de una reina. Una que con un cetro levantó mi mirada para que encontremos las mismas. Una suave sonrisa en mis labios fue arreglada con un golpe.
N: "Viola lo dijo. Eres difícil de encontrar. Eso sí, están todos buscándote. Ah~"
Soltó mi rostro y se retiró hacia atrás. Chasqueó sus dedos y de la arena dos cáliz aparecieron. Llenandose con los líquidos de las manos de la diosa.
N: "Las oraculos no pueden ver tu futuro. Ana es de las mejores, y aún así... Nada, el desierto tiene interesantes criaturas. Y aún así, llamaste a la más territorial con solo tu presencia. Si bien no era la más peligrosa, eso sí fue impresionante. Mi hechizo estaba hecho para noquear a un dragón por la eternidad. Y lo resististe."
Las dos copas se colocaron a mis lados.
N: "Una contiene un veneno que te hará caer en un letargo imposible. La otra es su antídoto. Solo puedes tomar una. Elije."
Mirando ambas... Bebí la de la derecha. Sin pensarlo, sin buscar alguna sospecha. No conocía los efectos de ninguna. Y aún así, la sonrisa de Nubia mostró sus colmillos.
N: "El... veneno. Wow. Sin pensarlo... Lo bueno es que ambos eran venenos. Dime... Qué es el vacío. Y por qué estuviste ahí."