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Chapter 103 - 103: Muchos son idiotas.

Me ví obligado a quedarme con el grupo. Los miraba desde un poco la distancia mientras que incluso algunas aventureros que venían a la fila se colocaban a buscar autógrafos del líder. Por su insignia parecía estar unos cuantos rangos más bajos que Leandra. Gracioso, pero no lo suficiente como para hacerme reír. Recibía curiosas miradas de la maga y buscaba estar en el estado más pasivo y tranquilo posible. Si me exaltaba un poco podría llegar a volar toda mi tapada de ser alguien que solo quiere ir de paso y que fue un poco obligado a ir con un grupo.

Acariciaba suavemente al fénix hecho polluelo. Su piel era suave como la ceniza, lo más suave posible. Hasta daban ganas de abrazarlo mucho, pero tenía ese pequeño miedo de deformarlo o causarle algo por ser un fénix literalmente reformandose en mis manos. La que más me miraba además de la maga era la druida, quien estaba muy curiosa sobre cosas de druidas. La especie de mi ave. Cosas así. Era más alta que yo, podía ver qué le gustaba el mostrarse bastante y que incluso sus piernas parecían las de un animal. Aunque por lo que imaginaba no era de una especie que tuviera esos rasgos.

D: "¡Ah, ah! Cru Cru."

Al acercarse poco a poco llegó a ver a mi pequeño pichón, soltó un pequeño par de sonidos que tanto yo cómo el ave no entendimos, nos miramos el uno al otro y ahí soltamos una suave risa. Ninguno de nosotros entendió lo que quería decir y mucho menos lo que intentaba hacer. seguramente comunicarse con el fénix, aunque el mismo no se comunicaba cómo normalmente lo hacen otras aves, los fénix al poseer grandes habilidades con la magia de fuego utilizaban la misma y el flujo de la energía para dar a entender sus intenciones. Más que nada con el grupo sus intenciones eran y cito 'prender fuego a estos idiotas de mierda.' La ternura me invadió cuando me dí cuenta de lo enojón que era mi compañero, hasta me recordó a mí.

"¿Necesitas algo?"

D: "N-no, solamente... Es extraño. No es de una especie que me parezca parecida... Es demasiado pequeño para ser un Águila gigante, pero tiene sus colores"

"Oh, si, tampoco sé qué es. Por eso lo rescaté."

La druida podía ver un poco entre mis mentiras, pero que un ave se resista a sus encantos y además siquiera hable con ella le molestaba, cómo si fuese algo personal y demasiado malo que se llevara mejor con otra persona que no fuese ella. Algo que puede considerarse normal, siendo que un druida es siempre la persona más amada por los animales, que uno no le quiera puede sentirse como si estuviera perdiendo sus habilidades y su "toque". De todos modos, no era mi preocupación, avanzabamos poco a poco, mi cuerpo se relajaba y con ello mi aura también, dejaba de estar tan atento a mi ambiente, la fila avanzaba poco a poco, y pude notar que los ojos del guardia que cuidaba la entrada de los aventureros eran unos ojos de color morado.

Cuando un aventurero entraba les daba un pequeño toque en la frente, y estos después de entrar se veían un poco mareados hasta componerse.

La fila avanzaba y avanzaba, cuando llegó nuestro turno. Coloqué una pequeña barrera en cada uno de nosotros. Todos empezaron a presentar documentación y demás. Yo únicamente intercambié lugar con uno de los mareados para entrar tranquilamente.

C: "Muy bien mi compañía, hemos aquí nuestro lugar de descanso. La ciudad más grande del imperio de la alianza."

D: "Lo mejor sería buscar ya la taberna dónde dormir. Mañana podremos salir a primera hora para buscar la bestia."

"Claro, eso. Los veo desp..."

C: "Oh, no no, nada de eso. Has de venir con nosotros para que cobres tu 'parte'. Grrr~"

Mi odio y asco crecía mientras que avanzabamos en grupo. Chad me tenía abrazado y el grupo hablaba de cómo había conquistado dungeons, resuelto problemas e incluso combatieron un dragón y salieron vivos. Hablaban de uno color cobre el cual no dejó su forma humana pero se mantuvo cómo un buen rival. Hasta me causaban un poco de emoción al escucharlos, cómo si fuese un grupo de D&D contando su última sesión.

Quizá eran menos desagradables de lo que pensaba.

La taberna era la viva imagen de un lugar de aventureros, se escuchaban algunos conflictos en su interior, canciones cantadas por un bardo afortunado que había logrado conseguir un trabajo de una noche. El ambiente era más alegre de lo que uno pensaría en una ciudad gobernada por zombies.

Buscamos habitaciones, para un grupo de 8, 4 estaban bien. Claro que por "problemas de espacio" debería dormir con la druida. Tampoco tenía dinero cómo para negarme. Y mientras daba pasos por la zona de las habitaciones...

"¿mamá?"