Había pasado un mes... una semana... No. Unas horas, mis ojos cerrados, mi respiración suave y mis movimientos intentando tener una precisión digna de una máquina. Mientras la reina no se encontraba mi entrenamiento era con un par de guardias. No me pondré modesto, eran mucho más fuertes que yo. Hasta podían destrozarme si no fuese porque recuperé mi collar y mis lentes. Aunque decidí solo tener los últimos para el efecto del collar.
Agacharme, hacerme hacia atrás, bloquear patadas, desviar golpes. Todo lo que uno necesita para un combate lo estaba intentando entrenar a base de memoria y sin utilizar mis ojos. También dejaba mi aura lo más pasiva posible, así verme y sentirme abrumado en todo tiempo. Era como tener ansiedad y tomar una bebida energética y un café juntos. Mi corazón no bajaba su ritmo porque no lo quería hacer.
Mis desvíos se volvían un poco mejores, empecé a buscar también formas de encadenar golpes contra ellos. Pero su forma de arte marcial era específica para un dragón, aprovechando sus diferencias y capacidad de transformar sus cuerpos para darles ventajas en distancia y en fuerza, velocidad e incluso en retrasar sus golpes para hacer fintas. La exigencia en mi concentración me hacía utilizar mis dos mentes en cada objetivo. Desde lejos podía verse como una danza sincronizada. Aún así, lo que me enojó fue el bostezo de uno de ellos. Por lo cual detuve su cola la cual estaba por golpear mi hombro.
"Aburrido?"
X1: "Bueno... Estamos utilizando nuestras formas humanas... Y la forma no letal de combate."
X2: "Sabemos que Viola nos dijo que no teníamos que masacrarlo... Pero con el estima que le tenía a usted."
"Okay... Háganse hacia atrás. Dejaré mi venda en los ojos y empezamos un entrenamiento más divertido. Devolveré golpes."
El inicio fue con dos ataques que por poco llegué a esquivar, mi corazón casi fue penetrado por dos garras, sus objetivos ahora eran mis puntos vitales directos, nada de inmovilizar, solo el eliminar. La velocidad de ellos había aumentado un poco, pero se empezó a notar más y más cuando más agarraban el ritmo y confianza. Cortes en mi ropa, huecos, hasta quemaduras y el uso de sus elementos. Agacharse, evitar golpes, retroceder y avanzar al mismo tiempo. Me protegía del aura de ambos, el desvío de los golpes se volvió más y más intenso. Buscaba que no me llegasen ni a rozar. Una sonrisa suave apareció cuando empecé a agarrar inercia. Mi cuerpo no dejó de moverse, la velocidad incrementaba y cuando menos lo esperaban.
Bam. Un golpe seco y directo en su mandíbula, seguido de una patada en el rostro y una voltereta hacia adelante para alejarme. El que quedaba consciente se asustó por la caída de su aliado. Hasta se lanzó para intentar agarrarlo antes de caer. Y aprovechando eso un golpe le fue dado en su boca, usando mi talón para noquearlo y hacerlo caer de boca. Mi respiración se volvió lenta, y me retiré la venda. Ambos guardias noqueados justo cuando llegó Viola. Mi postura era algo extraña. Mi pierna levantada que poco a poco bajó. Me coloque mis lentes y saqué la venda de mis ojos.
Se veía una mezcla entre orgullosa y esperanzada. Lo siguiente fue lanzarse ella, y ahora empezó con rápidos golpes, hacía todo lo posible por no saltar ni separar mis piernas del suelo ya que eso me haría un objetivo mucho más fácil de golpear, esquivar hacia la izquierda, derecha, mover mi cuerpo para recibir golpes pero moverme con ellos. Hasta intentaba tomar energía cinética pero me era imposible el seguir aquel ritmo. Ya que había pasado tiempo luchando con los guardias y también recibí algunos golpes de ellos.
"No hay un tiempo fuera?"
Mi pregunta fue respondida con un golpe aún más fuerte en mi estómago, uno que me permitió golpear a ella con un cabezazo aprovechando el impulso. Su odio era palpable. Cómo había golpeado a una reina y esperaba salir tan libre. Era hasta una ofensa a su poder.
V: "¡Solo para los noqueados! Y aún así después vas a combatir más."
Poco a poco el combate era llevado hacia las afueras, más que nada porque sali corriendo en un momento buscando un lugar para esconderme. Usaba mis manos como patas para dar saltos y saltos entre paredes, el sonido de mis propulsiones era como si vendavales tomasen vida en los pasillos de metal. Rápidos y con bastante furia. Las personas evitaban salir y aquellos que estaban ya por los pasillos se intentaran hacer a un lado. Mi sorpresa fue mayor cuando al atravesar una puerta... Libertad. Las nubes, el cielo encima de ellas y el sol. Su calor fue como ninguna otra vez. Hasta me hizo recuperarme un poco del tiempo que estuve en el limbo... Tuve escalofríos de lo hermoso que era.