En mi mente solamente aparecía algo que me impulsaba. Avanzar y avanzar en solo una dirección. Ser mi propio Rem y consumir todo lo que yo quisiera. Aunque para ello necesitaba también consumir a los campeones.
Algo que no muchos campeones caen en cuenta a la primera es que ellos como tal son total propiedad del estado. Por ello no pueden unirse ni formar parte de ningún gremio de aventureros o algo relacionado, aunque si de empresas o negocios de otro tipo. Eso causó dos efectos. Los campeones tomaron sus hobbies y los hicieron surgir en distintos ámbitos como la panadería de Alexandra o las capacidades para inventar tecnología de algunas y que los gremios quiten la vista en ellos hasta hacerlos casi invisibles a sus necesidades.
Aunque el torneo de campeones normalmente es visto solo por los interesados. Yo serví como una especie de sorpresa inesperada para los gremios de todos los tamaños. Especialmente con mi victoria.
Imagínate poder enfrentar en poder bruto a las autoridades. Con ello uno sería capaz de tomar un país y se rumoreaba que muchas personas me tenían fichado.
Aunque no pensé que sería tan exagerado. Porque recibí varias cartas de gremios de tamaño medio hablando de oportunidades únicas en la vida o ser mi propio jefe.
Aunque eso era secundario. Despertar con pan caliente traído por una enfermera orco bárbaro era el sueño húmedo de muchos pervertidos con una gran afición a los músculos. Yo incluído. Mis mejillas se sonrojaba cuando miraba a Alexandra y ella tenía una amistosa sonrisa hacia mi. Era un momento perfecto
O lo sería, si un cuchillo lanzado desde un borde de la ventana no lo hubiera atravesado y clavado en la pared. Miles de lanzas de relámpago no hubieran atravesado la cama. Una lluvia de flechas con veneno hubieran intentado clavarse en mi pecho y una espada hubiera atravesado el techo.
Fue molesto. Detener el cuchillo con un escudo. Cancelar las lanzas descomponiendo sus círculos mágicos. Atrapar una por una las flechas y bloqueé la espada con la planta de mi pie, moviendo hacia un costado la espada con un golpe fuerte. Después de eso usé la oscuridad. Todo se volvió completa oscuridad y pude ver cuatro individuos. Empecé a estrangular sus cuellos con látigos de sombra. Sacándolos de esa zona y haciendo que se muestren frente a mí. Una caballero, una asesina, una arquera y una maga.
"Puedo saber. ¿Quién demonios es su maestro para querer lastimar a alguien en un hospital?"
El enojo en mi voz y que Alexandra se había retirado me permitió hacer que mi aura los aplaste. Ninguno pudo aguantar más de unos segundos por lo que tuve que quitar el área y reducirla. Todos tenían un rostro de miedo y de estar complacidos. Eso cuando la puerta fue tocada y al instante la directora abrió. Cuatro personas tras de ellas. Alumnos que no dejaban de ver aunque se golpeaban contra algo y yo no usé mi aura solo porque esa mujer estaba allí. La única que tenía más o menos mi respeto porque era amiga de mi madre. De todos modos. La mayoría se largó una risa por ver un chico algo pequeño y poco impresionante con una barba de unos días y en una bata. Muñecas delicadas con brazaletes y sus dedos flacos con anillos.
"Directora. ¿A qué se debe una intromisión a mi lugar de descanso? Oh, perdón, ya me deshago de la basura."
Hechizos de nivel 1 como birotes de fuego pero llevados a un nivel 6 sería suficiente. Aunque estos fueron rápidamente descompuestos por el hechicero de esas mujeres que acompañaban a la directora.
D: "Son los líderes de los cuatro gremios más famosos. Dicen que vienen por el 'Chico divino'. Pero parece que no sabe dar una buena impresión."
"Solo sé que me atacaron mientras quería desayunar. Así que le pido que los deje entrar y cierre la puerta."
Y así fue. Con ellos dentro por fin pude dejar que mi aura los consuma. Aunque se veían todos afectados. No estaban totalmente al borde de la muerte como sus esbirros. Aunque siendo sincero me iba a decepcionar si lo estaban.
"Les dejo una advertencia. No me molesten. No amenacen a mi familia y si ponen UN dedo encima de alguien importante para mí. Prometo que sus nombres serán sinónimos de insultos. Dejen al vencedor del torneo una semana de descanso más. Los atenderé cuando sea tan fuerte para doblegar sus piernas. Ahora. Fuera."
En un principio no se querían ir. Pero mostrar un innumerable conjunto de hechizos de nivel 8 en un espacio cerrado les hizo tomar sus casi cadáveres e irse. Ahora podía descansar.