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Chapter 3 - . . .

El Ferrari era de un rojo muy brillante, saliendo del coche con una supermodelo de piel oscura y cabello negro ondulado que llevaba un vestido rojo demasiado lujoso. Miguel se adentro a la casa mientras le decía a su compañera.

- Ve a tomar algo linda, papi tiene que hacer negocios esta noche

- Si claro, bebé- le respondió aquella belleza que se adentraba a la casa en dirección a donde estaba la nevera

Herrera se dirigió a donde estaban sus hombres y les preguntó:

- ¿Este es el hombre?

- Así es señor Herrera- le respondió el de la derecha- dice que tiene una gran suma de dinero que ofrecerle por nuestra mas reciente mercancía

- Interesante- murmuró Herrera sobándose el mentón- muy interesante en realidad… bien, veamos lo que el señor Strike tiene para ofrecernos

Lucius se acercó a Herrera ofreciéndole la mano en señal de saludo.

- Señor Herrera, es un gusto conocerlo finalmente

- Imagino que en la maleta se encuentra el dinero- le respondió Herrera sin devolverle el saludo

- En efecto, así es- le respondió Lucius sin dejar de esbozar su sonrisa, tomó la maleta y la abrió mostrando los billetes, eran como mil en cada atado- ahora ¿Usted tiene lo que busco?

- Por supuesto señor Strike, por favor, sígame afuera- le respondió Herrera sonriente invitándolo a donde estaba el jardín de su mansión

Ambos hombres salieron a un lugar amplio, con una pequeña muralla que evitaba a los transeúntes ver lo que había adentro y un pasto muy verde en todas partes. Había dos sillas playeras cerca de donde se encontraba una mesita de cristal con patas blancas que sostenía un florero cuyas flores eran artificiales, la piscina estaba cerca y esta se encontraba iluminada por unas luces especiales. Herrera le pidió a uno de sus hombres que trajese su maleta mientras Lucius colocaba el dinero en la mesa de cristal.

No paso mucho tiempo antes de que el hombre de Herrera trajese consigo la mercancía.

- ¡Cien por ciento pura amigo mío!- le respondió Herrera riendo- directa de Colombia

- Me gusta ese país- rió Lucius abriendo la maleta dispuesto a ver las bolsas blancas que tenían una especie de cinta marrón en el medio- bueno señor Herrera, parece que tenemos un trat…

No alcanzó a terminar la frase cuando una luz los iluminó desde el cielo y una persona en un altavoz les dijo:

- ¡F.B.I. SUELTEN SUS ARMAS!, ¡ESTAN BAJO ARRESTO!

- ¡Hijo de puta! ¡me tendieron una redada!- rugió Herrera, sacando su pistola Colt con balas Magnum nueve milímetros, apuntando a la luz que los iluminaba

Se trataba de un helicóptero de la policía que se había acercado lo mas sigilosamente que pudo al hogar de Herrera para poder tenderles la redada. Los gritos de la supermodelo no se hicieron esperar cuando se escucharon a las ventanas ser rotas por los miembros del equipo S.W.A.T.

Los hombres de Herrera intentaron defender a su jefe; pero estos murieron inmediatamente por los disparos de las fuerzas especiales. Los dos guarda espaldas de Herrera intentaron dispararle al helicóptero cuando este le respondió con una ráfaga de balas proveniente de su ametralladora que hirió a uno de los hombres de Herrera, este soltó su rifle a la vez que caminaba para atrás y rompía la puerta, sus gritos de dolor acompañaron todo ese espectáculo.

Otro de los hombres de Herrera tenía una escopeta; pero Lucius sacó su arma de la funda y le disparó en la cabeza matándolo en el acto. Miguel Herrera lo vio sorprendido y Lucius sonriente le dijo:

- Sip, se me olvido decírtelo, soy policía- sin perder tiempo le disparó al hombro de Herrera quien erro su tiro al helicóptero a la vez que daba violentos pasos al costado dirigiéndose a la piscina.

Después de un minuto de confusión, Miguel, apuntó nuevamente, con su brazo sano, a donde estaba Lucius, quien saltó a tiempo mientras que el tiro lo recibía uno de los secuaces del traficante quien se sujetó la garganta mientras su cuerpo caía a donde estaba la mesa de cristal rompiéndola por completo. Herrera continuaba disparando y gritando insultos en español, Lucius tomó la escopeta y le disparó en el pecho.

Herrera gritó de dolor alzando los brazos, como si fuese a abrazar a algún viejo amigo de la infancia, y cayó de espaldas al agua de la piscina con la boca abierta por el dolor. Su cuerpo comenzó a flotar de manera inerte por toda su lujosa piscina. Todo había terminado.