Chereads / JANETTE LA MOSQUETERA DETECTIVE / Chapter 23 - CAPITULO 22: UNA NOCHE EN EL LOUVRE

Chapter 23 - CAPITULO 22: UNA NOCHE EN EL LOUVRE

Cuando nos adentramos al museo, pude observar maravillado las exquisitas obras de arte que se encontraban allí. Pinturas de siglos pasados que rememoraban eventos antiguos importantes, fuesen de la religión cristiana o de la mitología Griega. Los encerados pasillos de aquel hermoso museo, que se reservaba para las familias más ricas de toda Francia, brillaban delante de nosotros, al punto de que podía ver mi reflejo en el mismo suelo. También vi el reflejo de Sabresse, quien caminaba demasiado apresurado sin siquiera percatarse de aquello, quise ver el reflejo de Janette solo para encontrarme con una imagen que me impactó, debió durar unos segundos; pero esos segundos se hicieron eternos para mí al ver, en el brillante suelo, el reflejo de una enorme criatura de escamas blancas. Mi cerebro me dijo casi de inmediato que era un Dragón; pero mis ojos se negaban a creer lo que veía.

Poder describir su aspecto físico no me es un problema, sin embargo poder entender como era que esa criatura estaba a mi lado y no me había percatado de ello, si lo es: su cuerpo era enorme, posiblemente de unos dos o tres metros, de piernas largas y robustas. Escamas blancas y plateadas, al punto de brillar más con la luz del sol que el mismo suelo donde se encontraba parado, brazos largos y musculosos con garras demasiado filosas. Sus alas estaban extendidas a los costados siendo enormes, al punto de cubrir cinco pasos de la misma habitación, dichas alas tenían una membrana oscura qué, lejos de hacerlo ver amenazador o aterrador, lo hacía ver elegante, como si tuviese un vestido de gala con mangas transparentes. Su cabeza era ancha y de un cuello muy largo; pero no como una jirafa sino como si fuese el grueso cuello de un humano musculoso. El rostro, por otro lado, era de una belleza que contrastaba con la idea generalizada de fealdad o ferocidad de los Dragones. Su hocico estaba alargado de forma elegante, unos dos cuernos salían de su cabeza dándole un aspecto real y los ojos azules de aquella criatura mostraban una mirada muy profunda. Sorprendido, di vuelta la cabeza para ver a dicho ser mitológico a mi lado; pero no se encontraba allí, Janette se acercó a mí preguntándome

- ¿Sucede algo?

- Yo… yo…- intenté decirle lo que había visto, señalando el suelo solo exclamé- ¡mira!

- Vaya, vaya, quien lo hubiese dicho- sonrió ella mirando abajo

Bajé mi cabeza para volver a ver la criatura; pero esta no estaba allí, en su lugar se encontraba Janette quien había estado detrás de mí durante todo ese rato ¿o no?

- Un suelo muy brillante sin lugar a dudas, debería de felicitar al conserje- rió ella continuando camino

- Pe… pero… hace un minuto atrás- quise decirle sorprendido de que no pudiese percibir lo que había visto

- ¡Oh, mira! la imagen de San Jorge matando al Dragón, que elegante pintura- afirmó Janette señalando dicha pintura que se encontraba cerca de donde había visto tal imagen, con una sonrisa elegante y traviesa Janette me preguntó- ¿vienes o deseas mirar el resto de las pinturas por medio de este brillante suelo?

Sin saber que decir, solo me limite a asentir con la cabeza diciendo "Si" y continúe camino acompañándola quedando todavía sorprendido de lo que había visto. Aun a día de hoy dudo si lo que vi fue producto de mi imaginación, el reflejo de la pintura o si de verdad hubo un enorme Dragón Plateado a mi lado. El mismo Dragón que se reflejaba en el vitral de la catedral de Janette.

. . .

Subimos por las elegantes escaleras al piso superior donde tenían a la Gioconda resguardada por dos oficiales de policía armados con fusiles de un solo tiro. Ambos hombres, al ver a Janette entrar en escena, sonrieron de forma burlona y casi libidinosa. Me era claro que la mayoría de los ciudadanos de París aun no tomaban en serio a Janette por su feminidad, no los culpo debido a que yo tampoco lo hacía en un principio; pero el tiempo a su lado me demostró su excepcional valía, Janette ignoró tales risas burlescas y se concentró en la mismísima Gioconda. Tocando las paredes con su mano enguantada, su ceño se fruncía, sus ojos se mantenían cerrados; pero se abrieron casi de inmediato al tocar el lugar donde se encontraba la marca del sable que tenia la nota amenazadora del Tigre. Su expresión paso de sorpresa a alegría y de alegría volvió a la seriedad.

- Al parecer sus sospechas son correctas Inspector Sabresse- dijo Janette con una sonrisa casi triunfal- alguien piensa robar la Mona Lisa, dígale a sus hombres que desalojen esta habitación, pienso quedarme con mi aprendiz haciendo guardia toda la noche

- ¿Acaso piensa que usted madame, junto a su enclenque amigo, podrán detener al ladrón mas escurridizo de toda París?- preguntó el oficial con un tono malintencionado

- Si, a menos que usted, oficial, sepa pelear contra un espadachín entrenado que podría dejarlo eunuco de un solo movimiento, lo mejor es que yo intervenga en solitario con mi aprendiz- le respondió Janette demasiado molesta

- Madame, esa ofensa me es…- quiso protestar el oficial cuando Janette le dio un puñetazo tan sorpresivo que lo tiró al suelo

- En cinco minutos el Tigre te habría dejado fuera de combate sin que tuvieras oportunidad de defenderte- le indicó Janette con severidad- ¿o piensas que se quedara quieto si se lo pides de forma amable?

- ¡¿Acaso desea pro…?!- exclamó el oficial levantándose del suelo solo para ser tumbado de un fuerte revés por parte de Janette

- No lo deseo, lo estoy haciendo y puedo ver su ineficiencia para poder defender la Mona Lisa- con severidad añadió- ¿desea ayudarnos? intente atacarme como si fuese el Tigre, ¡muéstreme su valía!

Al ver que aquel hombre estaba asustado, Janette sonrió preguntando:

- ¿O acaso le da miedo que una damisela en apuros, que finge ser lo que no es, le gane?

- Si madame insiste- gruñó aquel oficial levantándose del suelo sacando el arma para apuntar a Janette quien desenvaino su espada y lanzándose al suelo corto con el filo de su sable la punta del fusil del oficial, incorporándose de un salto le proporciono un codazo en la mandíbula dejándolo tambaleante, sujetando a aquel oficial con su mano sobre la cintura, Janette preguntó

- ¿Bailamos? – dando un solo movimiento de su brazo, Janette movió al oficial de un lado a otro como si fuese un baile, fuese lo que fuese que ella vio, la tenía demasiado eufórica. Tomando su brazo derecho y sosteniendo su cadera, en contra de su voluntad, Janette literalmente hizo un vals con él diciendo- literalmente el Tigre ya estaría jugando contigo sin que pudieses defenderte

- Pero- balbuceó aquel oficial cuando Janette dando un solo movimiento de su mano, le hizo dar unas vueltas en círculos cayendo sobre su compañero

- Nada mal, deberías considerar la profesión de bailarín antes que de oficial- le explicó Janette apoyándose sobre la pared con los brazos cruzados colocando su pierna sobre la pared- creo que esta demostración me es suficiente para probar mi postura, Inspector Sabresse, esta noche me quedaré a hacer guardia con mi aprendiz, por cierto oficial Hulong, nunca cometa el error de subestimar a nadie solo por su género, postura o aspecto físico, podría llevarse una desagradable sorpresa

Sabresse hizo un ademan con su mano y los dos oficiales se retiraron de allí mirando con recelo a Janette, por fortuna solo eran perros que ladraban más de lo que mordían. Janette sonrió y me dijo:

- Ahora debemos esperar a la noche Jean, algo me dice que será un caso muy interesante

La noche había caído sobre el museo. Me encontraba sentado en el suelo oculto en las sombras haciendo guardia, Janette estaba a mi lado viéndose de forma eufórica. Parecía una enamorada que iba a conocer a su prometido soñado. A diferencia del día, el museo en plena noche se veía casi aterrador. Sin muchas pistas que indicaran el momento en que el Tigre atacaría y con todas esas pinturas viéndose de forma amenazante a la luz de las velas que iluminaban los pasillos, con excepción de donde nos encontrábamos, los nervios no tardaban en tomarme por completo. Revisando mi reloj de bolsillo verifiqué la hora, debía ser casi media noche en ese momento.

- ¿Crees que aparezca esta noche?- le pregunté preocupado a lo que ella sonriendo me respondió

- Eso espero, si desea limpiar su nombre le conviene aparecer cuanto antes

- ¿Limpiar su nombre?- pregunté sorprendido y ella, manteniendo su sonrisa, me respondió

- Si todo sale como lo estoy planeando, esta noche será demasiado interesante para todos nosotros

- ¿Janette de que estas…?- preguntaba cuando ella me hizo una seña de que me callara

- Shhh- susurró alzando su brazo derecho en dirección a donde me encontraba- creo que esta aquí

- ¡Eh!- exclamé sorprendido

Antes de poder añadir algo mas, la ventana del museo se abrió y apareció delante de nosotros aquel ladrón benefactor del pueblo, aquel misterioso enmascarado cuyas acciones eran demasiado cuestionables a pesar de ser nobles. Entrando al Louvre por la ventana, El Tigre hacia por fin su aparición y el suspiro enamorado de Janette solo sirvió como prologo para la noche más interesante que los tres podríamos vivir aquella ocasión.