Luego de varias horas de caminata nos detuvimos en un pequeño terreno plano. Aprovechamos para tomar un descanso y recuperar fuerzas, ya que el cansancio es notorio en ambos. No estamos acostumbrados a estar a tal altura, nuestros cuerpos no parecen aclimatarse bien a la situación y se agotan con mayor facilidad.
De todas formas ya se está oscureciendo, intentar escalar estas montañas sin luz es lo mismo que suicidarse.
Ya ha pasado mucho tiempo sin que hayamos encontrado a un invasor, supongo que es debido a la falta de gente y lo relativamente inhóspito que es esta zona.
Al lado de donde nos encontramos hay una diminuta vertiente con agua muy fría, aunque sin dudas es fresca y deliciosa.
Sin tomar en cuenta la escasez de comida, este sería un buen sitio para vivir una vida tranquila a la antigua sin depender de la tecnología. Considerando el como está actualmente el mundo repleto de esos agresivos monstruos, no se ve como una tan mala alternativa.
Me cuesta creer que no haya ninguna otra persona que piense igual que yo, el cual viva por este lugar en algún tipo de campamento. ¿Tal vez no habrán alcanzado a llegar?
En fin, pasamos la helada noche como solemos hacerlo, abrazados compartiendo nuestro calor corporal metidos dentro de un saco de dormir y tapados bajo una manta. A la mañana siguiente aun estábamos algo mareados, así que decidimos establecernos en este espacio y que actúe como una base temporal mientras analizamos que ruta vamos a seguir.
Nos concentramos en buscar comida y entrenar, de esta manera deberíamos acelerar el proceso de aclimatación, o al menos eso pienso. Quizás nos tomamos las cosas con calma, sin embargo no tenemos apuro. Ese tal sacerdote lleva bastantes meses perdido en alguna parte por aquí, ni siquiera sabemos con certeza si sigue con vida. De la misma forma, puede que Lavos esté cerca o no.
Si nos apresuramos por intentar encontrarlo y caemos desde un acantilado, será el fin, prefiero evitar ese posible escenario como sea.
Sorprendentemente al salir a contemplar los alrededores había un gran número de aves. Hacía mucho que no veía tantas especies diferentes conviviendo en armonía, ¿se habrán estado escondiendo de los invasores por aquí alejados de todo? Me pregunto si el resto de la fauna como los mamíferos habrá hecho lo mismo.
Después de horas de intentos fallidos finalmente logramos cazar unas cuantas de ellas. Limpiarlos y separar lo que no se puede comer es algo que nunca había experimentado y me sentí mal por los animales, pero el sabor a carne fresca luego de tanto tiempo me hizo sentir que valió la pena.
Una vez nuestros cuerpos se acostumbraron al ambiente procedimos con nuestro viaje.
La ruta montañosa era en efecto peligrosa y empinada, bastante mayor en comparación a donde nos habíamos quedado hace poco. Me cuesta creer que exista una razón suficiente para que una persona venga por aquí, aunque los leves rastros de un sendero, pisadas relativamente frescas y unas ramas quebradas indican que de seguro alguien ha pasado al menos una vez.
Con mucho cuidado continuamos caminando apegados a la pared e incluso hubo momentos donde tuvimos que escalar, siempre con el temor de que cada paso en falso podría ser el último.
Evitaba mirar abajo para no sentir el miedo de lo que nos pueda suceder, en vez de eso observaba al cielo nublado que tapaba considerablemente la luz del sol. María parece que se sentía de igual forma, intentando con todas sus fuerzas el aparentar ser valiente.
De esta manera seguimos el trayecto adentrándonos más aun entre las montañas, hasta que eventualmente llegamos a un camino sin salida, solo un par de gigantes rocas nos esperaban.
[¿En serio? ¿Todo esto para nada?]
[No puede ser...] exclamó María cayendo a sus rodillas.
[Ciertamente el rastro sigue por aquí y se detiene de golpe. Debe haber algo más, tal vez haya un desvío que pasamos por alto]
Comencé a mirar los alrededores y me percaté que en el piso habían unas marcas al lado de la piedra de la derecha, como si esta se hubiera arrastrado. Tal vez...
[¿Qué encontraste Asriel?]
[Quizás podamos moverlo, ayúdame a empujar]
[Oh, ok]
Ella se colocó junto a mi, nos pusimos en posición y comenzamos a hacer fuerza. Cuando ya pensé que no estaba sucediendo nada, la roca comenzó a deslizarse.
[Está funcionando]
[¡Si! Solo un poco más]
Entre los 2 logramos desplazarla unos pocos centímetros hasta que se quedó encajada y no se movió más, revelando un túnel. Este era muy estrecho, apenas cabría un adulto como yo. Está completamente oscuro, no consigo determinar cuan largo será.
Parece una especie de entrada secreta, dudo mucho que pueda ser obra de la naturaleza.
[Tengo un mal presentimiento sobre esto]
[Pero no tenemos otra alternativa, ¿cierto?]
[Lamentablemente. No hemos recorrido tanto para detenernos aquí]
Saqué la linterna que tenía en mi mochila y tras prenderla empezamos a avanzar.
Yo iba adelante mientras María tomada de mi mano me seguía justo atrás. No se veía nada más que lo que era iluminado por la luz en mis manos. Los sonidos de nuestros pasos eran lo único que hacía eco por todo el lugar. El ambiente estaba frío y húmedo, una leve corriente de aire me hacía pensar que tenía que haber algo al final de este trayecto.
Pasaron los minutos y comencé a perder la esperanza. No me puedo creer que exista una persona que fuera capaz de escalar hasta aquí, encontrar el camino sin salida, mover esa roca y caminar perdiéndose en este túnel por pura casualidad. La única forma es que haya sido a propósito, sabiendo lo que le esperaría.
Con eso en mente, ¿qué podría hacer alguien en un sitio tan recóndito?
[¡Mira Asriel! ¡Se ve una luz!] María dijo apuntando adelante sacándome de mis pensamientos.
[Tienes razón. Ya falta poco]
Seguimos de esta manera ahora motivados por descubrir lo que está al otro lado de ese cegador resplandor...