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Chapter 55 - Regreso a Casa (II)

Retomando el viaje pasamos al lado de un letrero que decía que a unos kilómetros se encontraba un pueblo. No había visto esto antes, ya que tomé una ruta alternativa siguiendo el norte intentando evitar la carretera principal.

[¿Qué pasa María?] le pregunté cuando vi que ella se quedó quieta mirando al oeste.

[¿Crees que los habitantes de ese lugar se encuentren bien?]

[No lo se. El camino no está tan dañado, quizás aun viva gente en su interior]

[¿Podemos ir a revisar?]

[Creo que si. Aunque perderemos algo de tiempo, ¿estás segura?]

[No hay ningún apuro en volver, ¿no? Tal vez hasta haya alguien que necesite de nuestra ayuda]

[María, se que lo dices con buenas intenciones. Sin embargo no olvides lo que conversamos]

[Lo se, no debo usar mis poderes frente a nadie. Pero Asriel, ¿que pasa si hay un herido de gravedad? Puede que consiga salvarle la vida]

¿Cómo puedo decirle que no a una cara tan linda como esa? ¿Es así como se siente un padre al mimar a su hija?

[Realmente eres una buena chica. Vale, vamos a revisar]

[¿En serio? ¡Yujuu!]

[Con una condición, solo usarás tus habilidades si de verdad es necesario. Nada de curar rasguños o cosas menores, además te quiero siempre a mi lado, ¿de acuerdo?]

[Ok~]

Así ella se me acercó y tomándome de la mano ambos avanzamos.

La frontera del pueblo estaba destrozada como era de esperar, para mi sorpresa si había gente viviendo adentro. Los habitantes paseaban por las calles pareciendo intentar llevar una vida de la forma más normal posible considerando la situación actual.

Inevitablemente nos llevamos varias miradas sospechosas cuando pasamos a su lado, quizás no están acostumbrados a tratar con extraños.

[No se ven muy amigables que digamos]

[... eso parece]

María estaba escondida detrás de mi soportando el trato. Me sorprende como a pesar de su carácter frágil y tímido aun así posee un corazón de oro, incluso intentando superarlo con tal de poder ayudar a un desconocido. Es gracias a esa amabilidad que sigo en este mundo.

De repente un ruido fuerte sonó a lo lejos, es similar al de varias cacerolas golpeándose constantemente. Al escucharlo las personas comenzaron a correr despavoridas.

[¿Qué es eso? ¿Será un tipo de alerta?]

[Asriel, ¡por ahí!]

Ella apuntó hacia un lado de la calle, en donde habían varias hombres y mujeres huyendo.

[No hay dudas, es una de ellas. Vamos]

[¡Ok!]

Ambos nos dirigimos hasta el final del camino y un par de bestias aparecieron sembrando el caos entre los ciudadanos. Los 2 eran reminiscentes a toros, con exagerados cuernos y voluptuosos cuerpos.

[¿Son 2? Esto es malo. María, ve a buscar refugio]

[¿Qué hay de ti?]

[Es peligroso, solo haz lo que te digo]

Ignorando sus siguientes palabras fui a llamar su atención. Tengo que distraerlos y que se concentren en mi para evitar que ella sea un potencial objetivo. Al estar a unos 15 metros se quedaron quietos y me miraron.

Supongo que deben ser veloces, por lo que sería bueno tener mi agilidad para esquivarlos con facilidad, estoy en desventaja después de todo. Materialicé mi guante y me puse en posición. Ahora con mi mano derecha en mi pecho procedo a llamar a mi katana.

Pero para mi sorpresa una fuerza como un golpe de aire me lo impidió.

¿Qué demonios? Revisé esa sensación en mi mano y me di cuenta que mi arma aun estaba ahí. ¿Por qué no viene?

[¡Asriel cuidado!]

Al escuchar su voz levanté la cabeza y me percaté que ambas criaturas venían hacia mi. ¡Maldición, me distraje!

Activé raudamente el poder de mi dedo pulgar y salté sobre uno de ellos, con mi pierna logré impulsarme para pisar su cabeza y pasar sobre él, cayendo detrás sin problemas, aunque no pude esquivar por completo el ataque del otro que venía luego. A pesar de que me hice a un lado este alcanzó a enterrar su cuerno en mi brazo derecho.

[¡Ahhhh!]

Este levantó su cabeza conmigo ensartado en el, yo lo golpee con mi guante y gracias al rechazo este se sacudió y quedé libre. Caí a un lado y me puse rápido de pie. Ambos se dieron vuelta nuevamente corriendo en mi dirección.

[¡Asriel! ¿¡Estás bien!?]

[¿¡María, qué haces todavía aquí!? ¡Te dije que te escondas!]

[¡Pero estás herido!]

[¡Nada de peros y vete! ¡Aun puedo acabar con estas bestias!]

Consigo mover el brazo lastimado con dolor y otra vez intento llamar a mi katana, esa misma sensación de antes me lo impidió. ¿¡Por qué esta sucediendo esto ahora!?

No te distraigas, ahí vienen los toros. Si es inevitable tendré que matarlos uno por uno con lo que tengo a mano, aunque si comienzo a cargar mi haz de luz perderé mi habilidad de destreza. En ese caso...

[Oye tú, ¡retrocede!]

En ese momento un golpe impactó en el piso esparciendo polvo sin darme tiempo para reaccionar. Mis enemigos se detuvieron en el acto por tal acontecimiento. Detrás de mi apareció un hombre.

[¿Quién eres?] le pregunté.

[Ya nos presentaremos, ayúdame a deshacerme de estos]

Vi que en sus manos tenía lo que parecía una maza con una cadena, al final de esta una bola con pinchos. Toda su arma era de color celeste. ¿Será el Spiritist de este pueblo? Ya después podré confirmarlo.

[Vale, entonces déjame el izquierdo]

[Entendido, ¡voy por el derecho!]

Ambas bestias estaban desconcertadas por el ataque de antes, aprovechando la ocasión había comenzado a cargar mi dedo índice. Corrí acortando distancia con mi objetivo y a unos 5 metros el disparo salió cargado atravesando su cabeza. A mi lado vi como la bola con pinchos se elevó en el aire aumentando varias veces su tamaño y aplastando al otro.

Sus cadáveres quedaron en el suelo y lentamente comenzaron a desaparecer.