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Chapter 49 - El Fin de la Confrontación (IV)

Frío.

Mucho frío.

Todo a mi alrededor es oscuro y frío.

¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Cómo es que llegué aquí?

Lo último que recuerdo fue...

Cierto.

Hice mucho más de lo que era capaz y terminé... ¿muriendo? ¿Eso es lo que pasó?

Supongo que ya nada importa. Intenté hacer lo mejor posible pero no fue suficiente.

Al fin no conseguí obtener las respuestas que tanto tiempo estuve buscando. Me pregunto si mi esfuerzo habrá servido de alguna manera.

No, si mi vida pudo ser de utilidad para alguien entonces si puedo decir que valió la pena.

Si mi ciudad pudo recuperar la paz aunque sea por un momento.

Si mi batalla final sirvió para eliminar la distinción entre las personas normales y los Spiritist.

Si pude evitar que más niños inocentes sufran el mismo destino. Eso me recuerda...

María, espero puedas tener una vida feliz. Lamento romper nuestra promesa, hubiera querido ver tu sonrisa una vez más. Siento no haber conseguido nada para compensar tu amabilidad por salvarme.

Está bien, si mi sacrificio cumplió con mejorar el mundo en el que vivirás, en ese caso todo valió la pena.

Ya en calma conmigo y resignado a lo inevitable, hubo un cambio.

De repente empecé a sentir un pequeño calor en mi corazón. Un resplandor cubrió levemente la profunda oscuridad en la que me encontraba sumergido. Poco a poco me dejé llevar por la luz.

Abrí los ojos y miré a mi alrededor.

[¿Estoy vivo...?] dije al darme cuenta que me encontraba acostado en una cama dentro de una habitación que no conocía.

Mi cuerpo estaba cubierto de vendajes por todas partes.

A mi lado una cara similar empezó a desbordar de lágrimas al cruzar las miradas.

[Asriel... ¡por fin despertaste!] gritó en medio de sollozos abrazándome.

[¿María? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos?] preguntaba desconcertado mientras ella sólo lloraba en mi pecho sujetándome fuertemente sin soltar, como para no dejarme ir jamás.

[Eso te lo puedo responder yo] dijo una persona acercándose desde una esquina de la habitación.

[¿John? ¿Fuiste tú quien la trajo contigo?]

[Exacto. Debes tener muchas preguntas, déjame ponerte al día]

Escuché tranquilamente su explicación.

Luego de nuestra batalla las fuerzas de Victor fueron a confirmar el resultado y al contemplar que él había muerto decidieron finalizar las agresiones contra los rebeldes. Como él me confesó antes, usando su habilidad lograba ejercer un cierto control mental sobre todos los miembros de la secta. Solo los 3 de las mantas blancas tenían un grado elevado de resistencia a este efecto, aun así no se querían arriesgar a rebelarse por miedo al poder de anular la manifestación de sus armas. Al final, ya sea por conveniencia u otro motivo nadie de la organización hizo nada para oponerse a su tiranía.

Se habrán dado cuenta de lo absurdo que era hacer una distinción entre Spiritist y la gente normal, ambos somos humanos. Hermanos, hijos, padres, igualmente tenemos nuestras familias y compartimos los mismos sentimientos.

Al notar que yo me encontraba moribundo uno de sus ex guardaespaldas, uno de los 3 de blanco me mantuvo en una especie de campo de estasis, el cual evitó que mi estado empeorara, aunque de la misma manera tampoco tenía forma de curarme.

Era imposible que simples tratamientos convencionales lograran curar mis heridas, en el instante que él cancelara su habilidad yo hubiera fallecido a los pocos segundos después.

Mientras tanto la situación en la ciudad se normalizaba, los rebeldes lograron un acuerdo con los demás Spiritist y el resto de personas que estaban exiliadas consiguieron reingresar a sus hogares.

Al tercer día y como si fuera un milagro llegaron María y John, quienes preocupados por lo que me pudiera haber sucedido decidieron seguirme a la capital. Al arribar ya estaba todo mejor y no hubo inconvenientes en su entrada, al preguntar por mi no tardaron en contarles mis hazañas y traerlos conmigo.

María estuvo curándome durante días sin descanso, mis heridas eran demasiado graves pasado el punto de no retorno. De no ser por su ayuda no estaría con vida, me ha vuelto a salvar una vez más. Luego de salir del estado de peligro María se desmayó del cansancio.

Entre tanto John consultaba con el resto de ex miembros de la secta en busca de información, aclarando ciertas dudas que él tenía con respecto a ella.

Al final sólo pudo llegar a una conclusión de tantas preguntas sin responder, ella posee un don excepcional. Aun en la gran cantidad de Spiritist que hay en la capital y los que murieron rebelándose contra el régimen totalitario, ninguno poseía ningún tipo de curación como el que ella posee. Victor estuvo muy atento de revisar todas las habilidades de cada nuevo Spiritist que se presentaba dentro de la ciudad. Probablemente tomó en cuenta el enorme potencial que le hubiera otorgado una habilidad como esa.