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Chapter 30 - CAPITULO 29: GALIUS EL TIERNO OSO DE HIERRO

Se encontraba a oscuras detrás de la reja, mirándolos con cariño, aquel Oso volvió a hablar:

- Comandante, me es un gusto verte otra vez, aunque sea bajo estas condiciones

- ¿Cómo llegaste a esta jaula?- preguntó Zyorg tomando con sus dos manos los barrotes, abriéndolos con poco esfuerzo logrando de esa forma que Galius saliese de su encierro- no me molesta que nos veamos tras una jaula amigo, siempre que nos veamos yo no tengo ninguna queja

- No me refería a la jaula Comandante- le respondió Galius saliendo de su encierro- sino a que te viese llorando al lado de esta agradable humana

- Oh… si… claro, lo siento, no sé donde están mis programaciones de etiqueta- se disculpó Zyorg rascándose la cabeza- Elizabeth, él es Galius, nuestro medico de guerra y también gran amigo, Galius ella es Elizabeth, es mi…

- Prometida- le dijo Elizabeth dándole la mano sorprendiendo a Zyorg

- ¡Pues en mi mas hora buena, Zyorg!- rió Galius con un tono tierno- no sabía que te estabas por casar

- Si… yo tampoco- susurró Zyorg sorprendido

- Solo digo lo que siento James- le respondió Elizabeth sonriendo- no deseo que te sientas solo en esta travesía

- Pues no sé qué decir Elizabeth- meneando su cabeza de forma rápida Zyorg exclamó- ¡olvidemos eso ahora! Galius ¿Cómo llegaste a esta jaula?

- Me capturaron amigo- le respondió Galius bajando la cabeza en señal de vergüenza- en realidad me deje capturar por los sujetos del circo. Ellos… ¡son monstruos! Me quieren exponer como un fenómeno de su propio circo. El oso parlante, así me llaman ellos

- ¿Y porque te dejaste capturar?- preguntó Zyorg sorprendido ante tal revelación

- Para poder dar contigo- le contestó Galius con pesar dando vuelta su cabeza para no ver a su amigo a los ojos- al ver que nos habíamos separado decidí adoptar una forma que provocara temor en los humanos, para que de esa manera los mantuviera alejados de nosotros y pudiésemos cumplir nuestra misión. Oí la transmisión de Lition con Ultrior por lo que supuse que te encontrarías en las cercanías. Durante mi búsqueda me topé con estos sujetos que en lugar de asustarse, tomaron una red y la lanzaron a donde yo estaba

- Sabes que pudiste escapar de dicha red ¿verdad Galius?- le dijo Zyorg con una voz suave; pero la mirada de Galius se volvió aun mas vidriosa

- Quise ser capturado para poder ir a la ciudad más cercana esperando verte; pero Zyorg yo… ¡Ni bien descubrieron que podía hablar me han torturado para que sea su espectáculo! No solo a mi sino a todos los animales que hay aquí, incluso esas pobres personas que llaman fenómenos los tratan como si fuesen poca cosa o mierda

- Galius- murmuró Zyorg furioso

- Por favor Galius, no te angusties mas- le pidió Elizabeth con un tono agradable

- Me golpeaban con bastones para que hiciera algunos malabares en un monociclo, al no poder resistir el dolor fue que hablé, por accidente, les dije "esperen" y ellos se quedaron quietos en silencio durante unos minutos después me obligaron a hablar a base de golpes… no me defendí esperando que ellos pudiesen ayudarme a encontrarte, creo que lo logré ¿verdad Zyorg?

- Si, lo lograste amigo- le respondió Zyorg molesto- ¿quiénes fueron?

- Solo el gordo presentador y dos sujetos musculosos que están a su lado todo el tiempo- le dijo Galius con pesar

- ¿Qué piensas hacer Zyorg?- le preguntó Elizabeth frunciendo su entrecejo en señal de enojo ante lo que ocurría

- Aguarles la fiesta- respondió Zyorg transformándose en robot y emitiendo un ultrasónico para alterar a sus animales, en especial los elefantes

El payaso estaba nuevamente en el suelo con la botella sujeta con todas sus fuerzas por su mano derecha. Debía presentarse a la función dentro de poco sin embargo aquel vino era importado y no pudo resistirse. Se encontraba tan ebrio que le parecía que el piso temblaba, al levantarse notó que el piso seguía temblando y varias personas estaban corriendo mientras dos elefantes salían de la nada rompiendo la carpa roja, a su lado estaban la foca, los leones y tigres quienes causaban estragos en dicho circo. Aterrado, aquel payaso, emprendió la huida cuanto antes.

El presentador, junto a sus hombres de confianza, se resguardó en una carpa pequeña reservada para los artistas del circo, los cuales estaban huyendo despavoridos por lo que ocurría. Durante unos minutos escucharon como los animales corrían por todos lados y sus fenómenos también emprendían la huida con ellos.

- ¡¿Que carajos fue lo que paso?!- preguntó el dueño, asustado, a sus dos hombres, los cuales eran unos matones a sueldo que servían como seguridad del Circo Tierra Roja. Llevando un buzo gris junto a una gorra roja y pantalones negros, los dos hombres musculosos, negaron con su cabeza indicando que no lo sabían

Entrando por la abertura de la carpa, Galius siendo acompañado de Zyorg y Elizabeth quien ya no tenía su sombrero de paja teniendo su cabello suelto e incluso despeinado, se presentaron ante ellos dispuestos a darle batalla.

- Tú, maldito cretino ¿acaso eso fue tu culpa?- preguntó el dueño completamente molesto sin embargo Zyorg le respondió

- En realidad fue la mía, sin embargo te vamos a demostrar lo que le ocurre a los que se pasan de graciosos con mis amigos

- ¡Muchachos!- gritó el dueño aterrado- ¡cumplan con su deber!

- No lo sé señor- dudó uno de ellos asustado

- Se ve peligroso- le respondió el otro

- ¡¿Acaso son tontos?! ¡es un solo muchacho al lado de una mujer y una bestia salvaje! no creo que les sea un problema- con temor grito- ¡háganlo!

- ¿Qué dices Elizabeth? ¿uno para cada uno?- preguntó Zyorg sonriente

- Buena idea- sonrió ella preparándose para pelear

- ¡El gordo es mío!- rugió Galius

Los matones sacaron sus bastones dispuestos a pelear. Zyorg se acercó a uno y, sin mediar palabras, lanzó un puñetazo a su estomago a la vez que el matón intentaba noquearlo. El otro rufián se abalanzó sobre Elizabeth quien le sostuvo las manos casi de inmediato, con rapidez, le dio un fuerte rodillazo en el estomago obligándolo a doblarse en dos. Al hacerlo, ella, le dio un codazo en su espalda dejándolo fuera de combate, Zyorg logró tomar el bastón de su adversario y le dio un golpe tan fuerte en su cabeza que termino por reventársela dejándolo en un estado casi vegetativo.

El dueño intentó sacar su látigo; pero, de un solo zarpazo, Galius le dejó inutilizado el brazo a su oponente, rasgando también su ropa y provocando un sangrado extremo. Aquel hombre que lo había azotado, golpeado e injuriado estaba allí, delante suyo, sujetándose el brazo viéndolo con temor. Quitándole de forma rápida el látigo, Galius, le dijo

- Me acusaste a mí de ser una bestia inmunda; pero, desde mi perspectiva, solo veo una bestia en este lugar y no soy yo- rugiendo le dio un fuerte latigazo en su frente cortándosela y haciéndolo sangrar- ¡vamos animal! ¡As tu gracia!

- ¡Espera… por favor!- le rogó el dueño al ser constantemente azotado con fuerza por Galius dejándolo con las vestiduras rotas y varias marcas de latigazos- por favor ¡detente!

Galius paró en ese momento y se vio a sí mismo en el suelo pidiendo piedad. Zyorg se puso a su lado tomando su hombro y Elizabeth acompañó su otro costado haciendo lo mismo, bajando la cabeza con pesar dijo

- No soy como él, no vale la pena- largando un rugido exclamó- ¡fuera de mi vista animal inmundo!

- ¡S… si claro!- gritó el dueño levantándose de su costado para emprender la huida.

Se quedo allí parado en silencio por un minuto. Tirando el látigo al suelo, aquel enorme oso, rompió en profundos sollozos. Zyorg y Elizabeth lo abrazaron de forma cariñosa. Esbozando una sonrisa amistosa, Zyorg, dijo

- Vamos a casa Galius

- Si- susurró entre sollozos aquel enorme oso

Uno de los matones se empezó a levantar sacando de su bolsillo una pistola. Al ver aquello, Galius, apartó a sus amigos y rápidamente sacó de su pecho una ametralladora que disparó antes de que aquel matón jalara el gatillo de su arma fusilándolo sin ningún tipo de piedad.

Aquel hombre gordo corría a pesar del dolor provocado por los azotes. Era tal su miedo que no sabía si sus pantalones estaban llenos de sangre, sudor u orina, quizás eran las tres cosas a la vez. El sendero por el cual corría se veía claro por la luz de la luna, tanto que divisó otro oso tapando su huida. Dando media vuelta aquel hombre gordo intentó tomar otro camino; pero se vio rápidamente rodeado por varios soldados de metal. Aquel oso de piel blanca con una ametralladora en la espalda se acercó a aquel hombre, largando siniestras carcajadas.

- Vaya, miren lo que tenemos aquí, si no es un primate solitario que perdió el rumbo a casa

- ¡Esperen! ¡no me hagan nada, por favor! soy… soy el dueño de un circo… puedo entretenerlos, gratuitamente- gritó aquel hombre

- Bien, eso me gusta- sonrió aquel oso gigantesco llamado Prometio- ¿que sabes hacer?

- ¡Malabares!- exclamó aquel hombre aterrado

- Nada mal- arrancando las ramas de unos árboles, Prometio, se las lanzó a aquel sujeto- demuéstrame de lo que estas hecho primate estúpido

- Pero… pero no puedo ahora, tengo un brazo herido- se quejó aquel hombre

- Qué pena, déjame tocar para ti la canción más triste del planeta Wintago- rió Prometio con un tono de voz sarcástico, adoptando una expresión más severa y amenazadora le exigió- ¡ahora hazlo! Entretennos primate estúpido

Aquel dueño del circo estuvo por varias horas intentando hacer los malabares a pesar del dolor mientras que los Metales de Prometio se divertían con él electrocutándolo de vez en cuando cada vez que fallaba, algo que se dio durante mucho rato.