Narra Mer:
Domingo al mediodía.
Estoy sentada en mi escritorio que está delante de la ventana dándome una hermosa vista a una playa de Australia, Sídney. Bajo la vista a mi agenda dónde tengo anotada la fecha del inicio de los exámenes finales, estoy en mi último año de Psicología y si a mis 25 años me voy a graduar, además ya tengo pensado que quiero hacer con mi vida, sería viajar a Barcelona y trabajar como psicóloga forense.
Escucho unos toques en la puerta, simplemente digo un adelante, veo a mi hermano menor entrar, sentarse en mi cama, siento su mirada sobre mí, me volteo con una cara de pocos amigos ya que estaría interrumpiendo mi estudio para lo que me viene en la Universidad.
- ¿Qué pasó?- le pregunto volviendo la atención a los apuntes en la mesa.
- La comida está lista.- dijo, yo simplemente le digo, ya voy, dejando de lado un poco mis estudios para ir al comedor.
Bajo las escaleras lo más despacio posible, no estoy de esos ánimos para decir estoy bien, todo esto de la Universidad me está colmando la paciencia, energía, todo. Entro a la sala e ir al comedor y sentarme en mi lugar, además de que mi padre nunca estuvo de acuerdo con la decisión de mis estudios, pero con la ayuda de mi madre lo pude lograr, bueno, casi, todavía no me recibí, estos exámenes finales y un año más.
Los quedo mirando a todos, viéndolos sonreír, contando anécdotas de nuestra infancia, y demás. Yo simplemente juego con la comida, la muevo de acá para allá, me siento ida en mis pensamientos hasta que siento un golpe en mi pierna, levanto la mirada y veo a Derek dándome una sonrisa se la devuelvo con una mirada reprochándole por la patada. Somos cinco personas viviendo en una casa, mis padres, hermano de 14 años y nuestra hermana de 17 años. Hoy es Domingo, estamos comiendo pasta, le sale tan bien a mi madre.
- Tengo que contarles algo.- Se escuchó a Anna en un susurro.- Voy a inscribirme en la Universidad de Derecho.- dijo toda emocionada, raro, porque a ella le gusta escribir, pero es su decisión, y yo obvio que la apoyo.
- Bien hermanita, igual con calma si?, todo a su debido tiempo.- digo apoyando mi mano en su hombro demostrándole mi apoyo.
Terminamos de comer levantamos los platos y lavarlos, mis padres fueron a su cuarto para descansar un poco.
Subo en dirección a mi cuarto para nuevamente sumergirme en mis estudios, estoy algo nerviosa debido a que mañana tengo que ir a una cafetería en frente de una editorial, es hermosa, tiene tres pisos, cada uno diferente, en el primero Tenés un par de mesas en el segundo varios estantes con todo género de lectura y en el tercero hay varios sillones donde podes sentarte y leer mientras esperas tu pedido.
Cuando veo la hora me doy cuenta de que estuve estudiando cinco horas, me estiro en la silla intentando sacar el sueño que siento en este momento, pienso en salir un rato a tomar aire fresco y despejar la mente. Salgo en dirección al patio trasero, es un poco grande para mí ya que no lo usamos muy seguido creo que solo para las parrilladas o las festividades. Hay una pileta no es tan grande pero así nos gustó. En el fondo está la hamaca al lado hay un árbol muy hermoso. Me siento en allí para observar el cielo, admirar las nubes que en algunas ocasiones puedo ver alguna figura. Me recuesto del todo para estar un poco más cómoda.
***
Abro los ojos al sentir una ráfaga de viento muy fuerte, pero no de frío, veo que tengo una manta. Estiro mi cuerpo para sacar todo ese sueño que tenía al despertar causando que la manta se cayera al suelo, acomodo mi cuerpo sin colocar los pies en el césped. Me quedo acá por unos minutos antes de caminar en dirección a la casa. Son las tres de la tarde, voy a la cocina por un poco de café y me encuentro a mi madre sentada con una libreta armando la lista de compras.
- Hija, vi que te quedaste dormida y te puse una frazada para que no sintieras frío.- dijo aún viendo la libreta.
- Gracias. Hoy vas a hacer las compras o mañana?- le dije en un tono inocente, se voltea a mirarme con una cara de "tú no me engañas". A veces pienso que tiene un poder o algo relacionado con eso para descubrir en lo que pienso o voy a hacer.- Preguntaba por si querías mi ayuda con las bolsas.- digo lo más rápido posible intentando no trabarme en el intento.
- A qué viene todo esto, tú nunca me has acompañado al súper ni ayudado con las compras, porque ese cambio repentino?- dice en un tono interrogativo.
- Nada, sólo quería ayudar a mi madre.- me sigue insistiendo con duda en la mirada.
Me sigue mirando con duda, pero no rechista ni se niega a mi ayuda simplemente asiente y vuelve su atención en la lista de compras. Yo en cambio voy a la mesada por el café, lo vierto en una taza que al colocar calor se revela lo que pusiste, en mi caso una frase de la serie Teen Wolf.
-"Hay tres cosas que no se pueden ocultar, cuales son, El Sol, La Luna y La Verdad.-"
Que se note mi fanatismo por esta serie, termino de tomarlo rápido para subir a mi cuarto y cambiarme por algo más decente e ir a la cafetería, estoy tan apurada porque en veinte minutos debería de estar allá.
Me despido de mi madre que salió de la cocina para sentarse en el sofá, salgo de casa y comienzo mi caminata al local.
***
Estoy ahora mismo en frente del lugar, tengo que lograr trabajar acá, la otra opción que tengo es en una librería, pero sería tiempo completo, y yo tengo que ir a la facultad. Entro y lo primero que hago es acercarme al mostrador, donde se encuentra una chica de tez morena, pelo castaño y ojos con tonalidad miel y un toque amarillentos. Me regala una sonrisa de amabilidad antes de decir todo el monólogo típico de bienvenida, no me desagrada, sino que me gustó.
Pasan unos minutos en dónde yo estoy sentada en una de las mesas esperando a la encargada del local y empezar con la "entrevista". Estoy un poco nerviosa cuando la veo llegar junto a mí, y poder hacer las preguntas, etc.
- Hola, bienvenida, bueno, se que viniste por el cartel de "se busca empleada/o". Sólo serán un par de preguntas, y mañana te vienes a las 14hs para organizar algunas cajas o cosas de la bodega. Sé que no suena lindo, pero así hacemos las cosas aquí.- dijo con un toque de seriedad, pero al mismo tiempo amable. Su vestimenta es un jean holgado con abertura en la rodilla derecha, una blusa blanca básica y unas vans.
- Gracias, si lo entiendo perfectamente.- le digo con una sonrisa demostrándole que no me importa si debo cargar cajas o acomodar muchas cosas, por el simple hecho de ya estar acá mismo.
- Bueno, me gusta tu optimismo, ya me estas agradando, pero dejémoslo entre nosotras.- agregó con un tono divertido y guiñándome el ojo.
Yo sólo le dedico una sonrisa tímida.
- Háblame de ti. Aunque por lo que se estás en tu último año de universidad, no es así? - fue lo único que me dijo, muy directa la verdad.
- Si, está en todo lo correcto. Es la primera vez que estaría trabajando en serio, los otros no los tomaría muy serios, pero le aseguro que soy muy buena o eso me dice mi madre. Le dedico una mirada y sonrisa inocente pero tranquila.- Me gusta ser atenta con los demás, ayudarlos, tratar de encontrar o ayudar con lo que necesiten, también porque amo preparar cosas, como el café, batidos, etc.- finalizo sin mucho rodeo.
Me mira fijamente para observar la libreta y anotar un par de cosas.
***
Pasaron los minutos hasta que se hicieron las cuatro de la tarde, ya se terminó la mini entrevista, le deje mi número, allí me tendría que llegar un mensaje de ella, avisándome el horario de mañana. Obvio que siempre a la tarde, por la facultad. Salgo del lugar, pero antes de ir a casa, paso por una panadería y comprar medialunas para la merienda, que sería a las cinco y media. Termino de hacer todo eso y ya me pongo en marcha para ir a casa, dulce hogar.
Tengo que admitir que soy muy observadora, entonces cada vez que salgo a comprar o caminar, aprovecho para observar cada cosa, por más mínimo que sea, suena tonto, pero me gusta, así sabré como tratar o hablar con alguien, por sus gestos, su hablar, las expresiones, etc. Llego a casa, dejo las llaves detrás de la puerta, cuelgo mi abrigo, y aviso con un grito que llegué. Camino en dirección a la cocina para dejar las medialunas en la encimera, para luego colocarlas en una bandeja y el resto las guardo para mañana en el desayuno. Subo en dirección a mi cuarto para ponerme el pijama y estar cómoda, salgo para avisarles a mis padres y hermano que traje facturas. Bajo y voy a preparar la pava para los mates, es más que obvio que a mi padre un té, ya que no le gusta el café y mate.
Escucho a mis hermanos discutir mientras bajan por las escaleras al comedor, siempre por tonterías, en este caso es por quien levanta la mesa y lava los platos a la noche, porque el otro día uno de ellos salió con sus amigos y no lo hizo, si, tenemos un anotador de a quien le toca lavar y levantar, en mi caso, mañana. Llevo todo a la mesa, exceptuando las medialunas, que ya están en la mesa. Me siento en el medio entre, Derek y Anna.
Todo transcurre muy bien, decimos de vez en cuando alguna tontería o chiste, anécdota, etc. Pasan las horas, hasta que el reloj marcan las siete de la tarde, como es de costumbre, cada uno se dirige a su cuarto o deberes.
Preparo las cosas para volver a estudiar, repasar los temas y terminar algunas tareas. Estoy leyendo algunos apuntes de Biología, pero se me está carcomiendo la cabeza de tanto leer, cosas relacionadas a la universidad, fuera de eso, me leo demasiados libros. Agarro el cuadernillo y libreta de cálculo, para distraer mi mente.
***
Me duele mucho la espalda, más que eso, pinchazos en la parte baja. Levanto la cabeza con una hoja de cálculo pegada a la mejilla debido a la baba que solté. Veo la hora y ahí sí que me desperté del todo, marca las 4:45 a.m. acomodo todo rápido para luego ir a la cama, poner el despertador a las 7 a.m. y apago el velador de al lado mío. Sin más rodeos, apoyo mi cabeza en la almohada y seguir durmiendo más cómoda que en la silla y escritorio, pero lo malo es que ese dolor sigue allí, persiste, pero no se hace tan constante. Mis párpados pesan cada vez más, cierro los ojos para porfín quedarme dormida.