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Chapter 188 - Capítulo 1: El Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown (Parte 4)

Como Momon, muchas veces había caminado a través de éste corredor, y cuando pasó por el cuarto del líder del gremio — aunque no entró, más bien fue llevado a la habitación de al lado. Esa habitación era usada para recibir invitados.

Un hombre de contextura poderosa vino a recibirlo — el líder del gremio, Pluton Ainzach.

Ainz ya se había reunido muchas veces antes con él como Momon — en el pasado él había arrastrado a Momon a establecimientos para adultos. Sin embargo, ésta era la primera vez que se reunía con el hombre como el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown, así que tenía que estar profundamente consciente de sus palabras y acciones.

«Oh, es Su Majestad, el Rey Hechicero. Como ciudadano de éste país, nada me complace más que recibirlo dentro de mi humilde morada. Por favor, pase, y aunque éste es un lugar sucio, le pido que tome asiento si le parece.»

Ainz se sentó en el lugar que le indicaba Ainzach.

Fifth estaba detrás de Ainz, mientras que tres de los ángeles lo siguieron al interior. El Resto se quedó fuera de la habitación, en espera de órdenes.

«Por derecho, yo debí de haberlo visitado, pero me siento profundamente agradecido de que viniera hasta aquí a verme.»

Ainzach se arrodilló, y agachó profundamente la cabeza.

Ainz sonrió con amargura cuando vio a Ainzach haciendo esa escena.

Era completamente diferente a como había sido cuando le hablaba a Momon. Su amable voz estaba teñida de respeto, pero eso sólo era una fachada. Ainz no pudo evitar sonreír luego de darse cuenta de que todo esto no era más que técnica profesional. Por supuesto, su propia expresión no cambió.

Ainz volvió la mirada hacia la otra puerta en la habitación, una que no era la entrada.

Esa puerta conducía hacia la habitación del líder del gremio. Si fuera Momon probablemente hubieran hablado allí. El hecho de que el líder del gremio lo había recibido aquí hiso que Ainz fuera consciente de la distancia que los separaba a ambos.

«¿Sucede algo, Su Majestad?»

Ainzach levantó la cabeza para mirar a Ainz, que parecía haberlo ignorado en favor de mirar hacía la habitación de al lado. Ainz no pudo evitar resoplar ante su imprudencia.

La cara de Ainzach se congeló. Tal vez pensó que esa risa estaba dirigida hacia él.

Ainz se sintió disgustado por su propia descortesía, pero el Rey Hechicero no podía disculparse. En lugar de eso, decidió seguir adelante con la conversación en un intento de pasarlo por alto.

Sin embargo, ¿qué tipo de actitud debía asumir con el líder del gremio?

Ainz seguía tanteando cuál era la forma correcta de ser un rey, y no tenía ningún conocimiento en ese campo. Lo único guiándolo era un ligero sentimiento de «esto debería estar bien». Con eso, decidió intentar algo.

«Creo que para este momento ya debería haber oído sobre ello, Ainzach, pero tengo una propuesta para usted.»

«—Perdóneme, Su Majestad, pero no estoy seguro de lo que habla. Si fuera posible, ¿podría comenzar desde el comienzo?»

Por sus antiguas interacciones con el hombre, Ainz sabía que Ainzach era un hombre capaz y que también era capaz de mentir descaradamente. Era muy posible que ya tuviera una fuerte comprensión de la situación. Fue probamente por eso que no se alarmó por los ángeles.

Siendo así, no había necesidad de irse por las ramas. Ainz decidió ir al punto.

«Planeo incorporar este Gremio de Aventureros dentro del Reino Hechicero.»

«…Ya veo. Creo que nadie se opondrá a eso.»

«Oh. He oído que el Gremio de Aventureros siempre se mantuvo neutral. ¿Realmente está de acuerdo con esto?»

«Todo procederá según sus deseos, Su Majestad. Esta nación está gobernada por las leyes que usted ha establecido. Si Su majestad desea subordinar al Gremio de Aventureros bajo su bandera, nadie puede contradecir esa decisión.»

Ainz resopló de nuevo. Esa reacción pareció fastidiar un poco a Ainzach. Por la mirada en lo profundo de sus ojos, Ainz sintió que había molestado al líder del gremio.

«Efectivamente, todo procederá como deseo. Sin embargo, ¿usted realmente tiene intenciones de aceptarlo? ¿O tal vez intentará advertir a los aventureros y mandarlos al Imperio y al Reino antes de entregarme el cascaron vacío de un gremio?»

Ainzach miró intensamente a Ainz, y entonces dejó caer los hombros, como diciendo, «Así que eso es todo lo lejos que pude llegar, eh».

«Era de esperarse de Su Majestad. Y pensar que no sólo reclamaría y obtendría esta ciudad, sino que también sería capaz de ver a través de mis pensamientos más profundos… ¿Leyó mi mente con magia?»

«No, no usé magia. No fue nada más que experiencia.»

«Porque ha vivido mucho tiempo, lo entiendo. Vaya vaya, qué temible señor es usted. Entonces, ¿qué será de mí?»

«Nada le pasará a usted.»

«…No le daré las gracias por eso, ¿sabe?»

«No necesito su agradecimiento. Más que eso, deseo sus opiniones. He oído que los aventureros existen para defender a las personas. Por lo tanto, no desean ser usados en las guerras de la humanidad y desean mantener un grado de independencia de cualquier nación. ¿Es verdad esto?»

«Es como dice, Su Majestad. En verdad, cuando Su Majestad tomó posesión de esta ciudad, nosotros no teníamos intenciones de ofrecer resistencia alguna.»

«¿Y sin embargo el hombre llamado Momon me hizo frente…?»

Ainzach gruño, «Oh». Bueno, no tenía sentido hacer las cosas más difíciles para sí mismo. Ainz decidió continuar hablando, y por supuesto, tenía que ayudar a cubrir a Momon.

«Ah, no haré hincapié en ese asunto. Después de todo, estamos trabajando juntos, en cierto sentido. Ciertamente, esa cooperación es uno de los motivos por los que puedo gobernar este país pacíficamente.»

Ainzach parecía estar a punto de decir algo, pero Ainz lo ignoró y continuó.

Éste era el verdadero meollo de la cuestión.

Tenía que poner a Ainzach de su lado, y hacer que quiera ayudar al Reino Hechicero por amabilidad.

Luego de acordarse de las muchas quejas y reclamos que tenía durante sus días como Momon, Ainz dijo:

«…Entonces, tengo una pregunta luego de oír sus palabras. Usted estaba muy seguro sobre que 'los aventureros existe para defender a las personas'. Sin embargo, ¿quiénes exactamente son estas 'personas'?»

«¿Podría saber lo que intenta decir con eso?»

Había una mirada de desconcierto en la cara de Ainzach.

«En otras palabras, la palabra 'personas', ¿incluye a todos los humanoides, o sólo a los seres humanos? ¿Los Elfos, Medio-Elfos y otras especies que viven en armonía con la humanidad, está incluidos en esa palabra?»

«Bueno, sobre eso, sí, está incluidos.»

«Qué extraño, entonces. Creo recordar que los elfos son esclavos en el Imperio, ¿o no lo son? Siendo ése el caso, ¿realmente puede afirmar que los están protegiendo? ¿Es que no son esclavos porque entraron en conflicto con las leyes del Imperio?»

Ainzach agachó la cabeza. Luego, miró nuevamente a Ainz.

«…No soy más que el maestro del Gremio de Aventureros del Reino. Por lo tanto, no sé lo que el Gremio del Imperio tenga en mente.»

«Así que sólo está intentando librarse con palabras engañosas…»

Los ojos de Ainzach se ensancharon, y claramente había rabia en ellos.

«Su Majestad, semejantes burlas—»

«¿Burlas? ¿No es la verdad? …Se lo preguntaré de nuevo. ¿No estaba siendo ambiguo para intentar librarse?»

Ainzach agachó la mirada.

«…Es como dice.»

«Usted dice que defenderán a elfos y medio-elfos, pero no lo han hecho en lo absoluto. ¿A qué se debe eso?»

Ainzach le dio su explicación, comenzando por la posición de que no tenía claras las intenciones del Gremio de Aventureros en el Imperio.

«Aunque somos un Gremio de Aventureros, no podemos escapar por completo de las ataduras de los países. Aunque el Gremio de Aventureros se declara orgulloso de encontrarse por encima de su control, seguimos siendo obedientes a las leyes de las naciones. Somos una organización armada. Sería peligroso si un grupo con nuestra fuerza fuera a apuntar ese poder en contra de la nación. Creo que el Gremio del Imperio piensa en ese mismo sentido.»

«Eso es lo quiero decir. Ya que están sometidos a las leyes de un país, entonces no debería haber problemas en ser incorporados a ese país. Siendo así, ¿por qué les desagrada la idea?»

«Tanto el Imperio como el Reino desean nuestra fuerza. Después de todo, sólo los aventureros como nosotros podemos luchar de igual a igual contra monstruos poderosos. Debido a eso, nadie nos ha hecho ninguna solicitud difícil hasta ahora. Sin embargo, ese punto es irrelevante en lo que concierne a Su Majestad. Si nos hacemos sus subordinados, existe la posibilidad de que nuestra fuerza pueda ser usada en contra de las personas.»

«Y por eso, buscan resistir su asimilación al país porque temen ser obligados a usar la fuerza contra el hombre común, ¿estoy en lo cierto?»

«Es como dice Su Majestad. No deseamos tener que reprimir personas ni luchar guerras. Eso nos haría cómplices de muchas muertes.»

Ainz no pudo evitar reír ante eso. 'Bueno, ya lo sabía desde antes.' Pero por supuesto, no podía decirlo de verdad.

«Entonces siéntese. Ahora le explicaré lo que planeo para ustedes en el futuro.»

Ainz tuvo que decirle de nuevo que se siente antes de que Ainzach finalmente lo hiciera, tomando asiendo por miedo. Luego, Ainz comenzó su explicación.

«Estoy considerando la posibilidad de hacer que los aventureros tomen otros tipos de trabajo más significativos. Quiero que los aventureros descubran lo desconocido y exploren este mundo.»

Ainz sintió que por primera vez, Ainzach lo miraba directamente.

«Por ejemplo, hay un área desértica al sur, entre la Teocracia y el Reino Sagrado. ¿Pero conocen los detalles del terreno y qué clases de monstruos viven allá?»

«No, porque hay muchas poblaciones de semihumanos en el lugar. El Gremio de Aventureros del Reino ha enviado gente allá, pero ninguno ha regresado en una pieza. Por lo tanto, casi no sabemos nada del lugar.»

«Luego, está la cordillera de montañas al suroeste que sirve de barrera natural entre ustedes y la Teocracia. ¿Qué saben de ese lugar?»

«No, no tenemos ninguna información detallada de la región.»

«¿No se avergüenzan de su ignorancia? No, tal vez desde el punto de vista de los aventureros les debe parecer que no hay remedio. Después de todo, son una organización que protege a las personas, así que no hay necesidad de saber sobre lugares que no contengan a ninguna persona. Aunque, es posible que en ése lugar crezcan hiervas que puedan salvar vidas.»

Ainzach apretó los labios en una línea recta ante esa provocación.

«Una vez que tome al Gremio de Aventureros bajo mi estandarte, planeo llenar todos esos espacios en blando del mapa.»

«… ¿No sería mejor dejarle esta tarea a las personas más cercanas a Su Majestad?»

«No sea tonto. He oído que usted era un aventurero, Ainzach, así que déjeme preguntárselo de nuevo: Cuando piensa en la palabra 'aventurero', y realmente la medita, ¿realmente cree que existen sólo para lucha contra monstruos? Antes de investigar a los aventureros, creí que eran seres que convertían los desconocido en conocido.»

Ainzach se mordió el labio, tan fuerte que pareció que intentaba extraer sangre.

«—Debemos proteger a la gente.»

«No hay necesidad de eso. En este Reino Hechicero, yo protegeré a la gente como su gobernante. Dado el pronunciado descenso de solicitudes, usted debería poder entender la verdad de lo que digo, ¿o estoy equivocado?»

Ainzach respondió afirmativamente, con una voz dolorida que sonaba más como un gemido.

«¿Entonces qué será lo siguiente que hará? ¿Se mudará al Reino o al Imperio para proteger a su gente? Eso suena muy similar a lo que haría un cazador de monstruos mercenario.»

Aquí Ainz hizo una pausa. El siguiente paso era la persuasión. Tuvo que dedicar la capacidad total de su mente para lo que dijo a continuación.

«Hace un momento, dijo que 'mis subordinados deberían hacerlo'. Desde cierto punto de vista, esa sería una buena solución. Es verdad que mis subordinados sobresalen en la destrucción del enemigo. Sin embargo, muchos de ellos levantan muchas dudas en mi mente respecto a si pueden o no construir buenas relaciones con los seres que conocerán en este mundo desconocido. Es una gran marca de vergüenza para mí. Es por ello que, quiero encargarle esta tarea a los aventureros.»

Aunque estaba bastante interesado en la reacción del silencioso Ainzach, su representación aún no había acabado.

«Bueno, ya que planeo hacer que realicen un trabajo tan peligroso, naturalmente les brindaré todo mi apoyo. ¿No cree que es necesario que yo asimile al Gremio de Aventureros para eso?»

«…Todo lo que tiene que hacer es contratarnos.»

«Ya veo. Así que confía mucho en su fuerza. No me desagrada ese coraje.»

«¿Qué, qué quiere decir, Su Majestad?»

«Descubrir lo desconocido implica la posibilidad de entablar un contacto desafortunado con otras civilizaciones. Si eso ocurriera, ¿no cree que el Reino Hechicero los desconocería? Adicionalmente, el Gremio de Aventureros sería el único responsable de encargarse de cualquier problema que se presente, ¿estoy equivocado? Ya que declaran ser una organización independiente, ¿no cree que eso sea lo que se podría esperar? Después de todo, cualquier contrato que yo haga con ustedes no incurrirá en ninguna pérdida para el Reino Hechicero.»

Ainzach se quedó callado.

«Eso es lo que significa actuar independientemente, libres del control de cualquier nación, ¿o no es así? Y si la situación se agrava a un plano internacional, ustedes mismos por lo tanto tendrán que lidiar con ella… ¿es tan ridículo lo que estoy diciendo?»

«Por supuesto que no, Su Majestad,» Ainzach asintió profundamente con la cabeza, para mostrar que lo entendía. «Todo lo que ha dicho es correcto.»

«Así es. Pero si eso sucede, los valiosos aventureros —quienes son profesionales poseedores de habilidades especiales— terminarán por agotarse. Ya que a los humanos les toma mucho tiempo madurar, la muerte de muchos individuos talentosos será una gran pérdida. Fue debido a eso, que quise adquirir el Gremio de Aventureros. Y luego, otorgarles mi apoyo total como pago por hacer que lleven a cabo mis órdenes.»

«Esa propuesta es muy atractiva… Sin embargo, tengo una duda que deseo que me aclare. Una vez que hayamos entendido lo desconocido, ¿eso significa que entonces nos convertiremos en fuerzas de invasión del Reino Hechicero?»

«Esa pregunta es muy complicada. No puedo negar completamente esa posibilidad. Después de todo, si nos enteramos que existe un enemigo en tierras desconocidas planeando lanzar una invasión, es bastante razonable que en su lugar, usemos esa información para tomar la iniciativa y lanzar el primer golpe. Dichos enemigos podrían incluir a semihumanos como ogros u orcos que viven en las regiones salvajes. O tal vez, podría ser necesario lanzar una invasión para mostrarles la diferencia entre su fuerza y la nuestra. Si hubiera un monstruo feroz a su lado, afilando sus colmillos, ¿No querría ser usted quien diera el primer golpe en su lugar?»

«Ya veo, es como dice, pero—»

«…Hm.»

«¿Sucede algo, Su Majestad?»

«No es nada, perdón por interrumpirlo. ¿Qué iba a decir justo ahora?»

«…Entendido. Sin embargo, lo que me inquieta es si es correcto o no dominar por la fuerza a aquellas razas que viven en paz.»

«¿En qué razas está pensando? Elfos, ¿tal vez?»

«Bueno, posiblemente.»

«…Los detalles de este tipo de cosas son de absoluto secreto ya que están relacionados con la política nacional, así que no los puedo discutir abiertamente. Si una invasión y conquista le son ventajosas para el Reino Hechicero, podríamos terminar llevándolas a cabo. Si sólo traen desventajas, no lo haremos. Esto es bastante común entre los países, ¿estoy en lo correcto? Sin embargo, si se trata de una simple cuestión de invasiones, puedo decir claramente que tengo fuerzas militares suficientes a mi disposición. No espero que los aventureros recolecten información en naciones enemigas, ni tampoco necesito que busquen rutas para mí. Como dije antes, simplemente deseo que exploren lo desconocido y que descubran todo tipo de cosas. Le doy mi palabra en esto.»

Sin embargo, luego de decir eso, Ainz le preguntó a Ainzach:

«Sin embargo, en verdad parece que ustedes tratan diferente a otras razas dependiendo de su nivel de atractivo. ¿Por qué no dijo esa línea sobre 'si es correcto o no dominar a la fuerza a aquellas razas que viven en paz' cuando mencioné el tema de invadir a orcos y ogros?»

«¡Eso, eso fue porque son semihumanos—!»

«Jajajaja. Ya veo, ya veo. Así que eso es lo que piensa. Lo entiendo, lo entiendo. Entonces, ¿cuál es su respuesta?»

Ainzach parecía querer decir algo, pero inmediatamente agitó la cabeza. Eso lo hizo probablemente para cambiar de parecer.

«¿Debo responder esa pregunta inmediatamente, Su Majestad?»

«Ciertamente, me gustaría su respuesta de inmediato. Sin embargo, este asunto tiene una importancia de peso, y usted debe prepararse para ello discutiéndolo con otros. El hecho que tome tiempo es inevitable. Sin embargo, me gustaría saber lo que piensa usted, Ainzach.»

Ainz se inclinó hacia adelante, para poder ver directamente de cerca los ojos de Ainzach.

«Estoy muy enojado. Pero más que eso, estoy triste por el hecho de que no sean más que simples exterminadores de monstruos. ¿Cómo se atreven las personas como ustedes a llamarse aventureros? ¿Ainzach, qué piensa? ¿Estás dispuesto a ir de aventuras bajo mi gobierno? Tengo la esperanza de que todos ustedes puedan—»

Aquí, Ainz hizo una pequeña pausa. Luego, dejó que toda su fuerza fluyera a través de sus ojos y de su voz.

«—Que todos ustedes puedan ser capaces de convertirse en 'Aventureros'.»

La tensión llenó el cuarto. Como si estuviera observando a un oponente que había perecido por su golpe final, Ainz contuvo el aliento —aunque para comenzar, no podía respirar — y esperó la respuesta de Ainzach.

«…Siento que esta es una propuesta muy atractiva.»

Las luces en las órbitas oculares vacías de Ainz redujeron su intensidad. Parecía que iba a encontrar una razón para negarse.

«—Por lo tanto, pretendo preguntarle a los otros si pueden aceptar la propuesta. Es verdad que usar a aventureros como nosotros para un propósito así es como un sueño hecho realidad. Convertirnos en agentes del Reino Hechicero es algo que podemos llegar a acepar en algún momento. Si se me permitiera hablar como un antiguo aventurero… Estaría feliz de ayudar.»

(—Eh, ¿eso significa que funcionó?)

«Oh, lo dice en serio…»

Ainz se recostó contra el sofá.

La alegría por el éxito de su discurso se esparcía lentamente a través de él. Era como lo que se sentía luego de dejar a un cliente después de cerrar un trato, luego apresurarse hacia una cafetería para llamar a la compañía de uno y gritar «¡Lo hice!» por el teléfono.

No había esperado terminar usando su experiencia como aventurero en este lugar. No, era debido a esa experiencia que a Ainz se le ocurrió esa propuesta.

Y justo entonces, Ainz pensó en algo que era tan importante que tenía que hacerlo de inmediato. Tenía que ver con el futuro del Reino Hechicero que imaginaba.

«Ah, es verdad. Una cosa más.»

Ainz levantó un dedo huesudo.

«Cuando dijo que quería proteger a las personas, definió esto como que abarcaba a todos humanoides. Por lo tanto, el propósito de los aventureros es proteger a todas las personas que entren en esa definición.»

«Sí. Eso es verdad, Su Majestad.»

«Y entonces, cuando tocamos el tema de la invasión, usted señaló que estaría bien siempre y cuando se tratara de semihumanos. ¿Es correcto?»

Ainzach asintió, y su expresión decía, «¿y qué?».

«El Reino Hechicero aceptará a todas las razas como sus súbditos. Eso quiere decir, no sólo a humanoides, sino a semihumanos y heteromorfos. Por lo tanto, si la filosofía de los aventureros es proteger a las personas, entonces deberán también defender a semihumanos y heteromorfos.»

Los ojos de Ainzach se abrieron por la sorpresa.

«¡¿Qué está diciendo?!»

«… ¿Qué sucede? No entiendo por qué se sorprende. En mi país, no hay diferencia entre humanos, semihumanos o seres heteromórficos. Si me reconocen como su rey, entonces todos serán mis súbditos.»

«Esto, esto es demasiado ridículo. ¡Es imposible, Su Majestad!»

«¿Eso cree? He oído de un país al norte del Reino llamado la República. ¿No hay muchas razas coexistiendo allí?»

«En efecto, he oído de tal país… ¡no! ¿Pretende que coexistamos con aquellas razas que ven a los humanos como poco más que comida?»

«Ya veo, es como dice. El Reino Hechicero no permitirá que sus súbditos se coman a otros súbditos. Haré de eso un asunto concerniente a la ley. Eso debería ser suficiente, ¿cierto? Sin embargo, no los detendré si buscan alimentarse de aquellos que no sean mis súbditos. Después de todo, no soy el tipo de hombre que interferiría con los hábitos alimenticios de mi gente… no, ver a los miembros de la raza de uno ser destazados y vendidos como carne es dañino para la mente… tal vez ese asunto requerirá de un mayor debate.»

De acuerdo a Lupusregina, los pobladores del pueblo de Carne vivían en armonía con goblins y ogros. Por lo tanto, no había ningún motivo para que lo mismo no fuese posible en esta ciudad. Dicho esto, el gran número de personas involucradas complicaría el asunto.

«¿Qué, qué es exactamente lo que, lo que planea hacer?»

«Ciertamente está haciendo muchas preguntas extrañas. ¿Por qué no preguntar por qué es que ustedes, como criaturas vivas que son, no pueden estar unidos? Como no-muerto, encuentro eso difícil de entender. Para mí, no hay diferencia entre humanos y goblins. Todas las razas serán iguales bajo mi gobierno. Por supuesto, yo estaré por sobre ustedes como su gobernante absoluto, así como lo estarán los subordinados bajo mi mando.»

La respiración de Ainzach pareció atravesar una variedad de velocidades, antes de calmarse al final.

«Así que tomará a goblins bajo su bandera — ¿y los hará sus ciudadanos?»

«¿No oyó lo que acabo de decir antes? Dije que también tomaría a orcos y ogros como mis súbditos, ¿no?»

«Perdóneme, perdóneme. Si lo oí, pero creí que serían sus esclavos.»

«Esa respuesta ciertamente es digna de una raza que tomaría a elfos como esclavos. Déjeme repetirlo — todos los ciudadanos bajo mi gobierno serán iguales.»

Mientras miraba la forma en la que Ainzach jadeaba, Ainz reflexionó sobre si el hombre había captado sus intenciones.

Una interpretación extrema de aquellas palabras sería que todos los súbditos del Reino Hechicero serían esclavos de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick y de sus miembros. Por supuesto, él no diría eso. Ni había por qué decirlo. Sería lo mejor si Ainzach no pensaba en eso en absoluto.

«Actualmente hay muchos goblins bajo mi protección. En unos días, un grupo de ellos vendrá a visitar E-Rantel. Traten de mezclarse con ellos. Las ideas preconcebidas que tienen sobre los goblins seguramente se harán añicos. Adicionalmente, los hombres-lagarto no comen mucha carne, su dieta principal consiste en pescado. Las dríades y antárboles aman el agua limpia y la luz del sol, y únicamente atacan humanos en defensa propia.»

«¿Ya ha subordinado a tantos vasallos?»

«De eso no hay duda. Hay un gran número de semihumanos y heteromorfos que se han convertido en mis súbditos. Oh, parece que nos hemos alejado demasiado del tema. Entonces, Ainzach, ¿debo entender que personalmente aprueba que el Gremio de Aventureros se convierta en parte del Reino Hechicero?»

«—Siempre y cuando Su Majestad mantenga su palabra.»

«Usted se preocupa mucho, ¿no es cierto? No estoy mintiendo. Los aventureros deberían procurar explorar lo desconocido.»

Si fuera posible, esperaba poder juntar a todo tipo de razas en equipos y enviarlos.

«Entonces, le dejo la tarea de explicarle el asunto a los otros aventureros. Si alguno de ellos no está de acuerdo en convertirse en un servidor público, entonces no tendré reparo en dejar que se marchen.»

«¿Eso realmente estará bien?»

«Una cooperación forzada no será efectiva. Sin embargo, es posible imaginar que grandes cambios a la estructura de la organización y súbitas desviaciones de las prácticas actuales provocarán muchos problemas. Por lo tanto, el status quo se mantendrá, hasta cierto punto. El cambio más evidente será únicamente el establecimiento de una oficina de investigación para el gremio y el líder del gremio.»

Todo lo que quedaba era la parte más importante; los beneficios que harían que más aventureros quieran unirse al Gremio de Aventureros del Reino Hechicero.

«El apoyo que ofrecerá el Reino Hechicero incluirá principalmente el establecimiento de una instalación de entrenamiento. Sería una pérdida terrible abrirse paso hasta tierras lejanas, sólo para morir a manos de monstruos desconocidos. Por lo tanto, un método de entrenamiento más práctico que el modelo actual —el del combate real contra monstruos— será requerido. Considerando que los aventureros necesitan acostumbrarse al combate en equipo, podría ser buena idea construir un laberinto para que se adentren en él.»

Y el papel de los monstruos sería interpretado por los no-muertos autogenerados de Nazarick.

«Siento que esa es una idea muy buena. Sólo que, seguramente requerirá de un esfuerzo considerable. »

Ya que el personal se compondría de no-muertos, que no requerían salarios, los costos de operación no deberían ser muy altos. Sin embargo, no había necesidad de ser completamente abiertos con la información. Uno no debería dudar de vender favores cuando surgía la necesidad.

«En efecto, esto requerirá una inversión considerable. Sin embargo, eso está dentro de los límites permisibles para los gastos necesarios. Después de todo, los aventureros son un recurso humano valioso para el Reino Hechicero.»

«Estoy profundamente agradecido, Su Majestad.»

«No es necesario andarse con ceremonias. Entonces, ¿qué cree ahora? ¿No piensa que los aventureros se sentirían atraídos con esto?»

«Ciertamente, el laberinto sería un gran atractivo para aventureros de bajo rango… pero, ¿qué sucede si los aventureros deciden trasladarse al Reino o al Imperio luego de completar su entrenamiento?»

«Por supuesto que eso no será permitido. Éste será un órgano del estado; su mal uso muy bien podría ser considerado traición.»

«Ya veo… parece que tendré que tener cuidado al explicar esa parte.»

«Entonces, ¿cómo atraeremos a aventureros de mayor rango?»

«Parecería que la mejor respuesta sería una remuneración.»

«Bueno, no es como si uno pudiera alimentarse de sueños.»

«Es como dice. Además, sin mejores armas, armaduras y otros ítems mágicos, será imposible derrotar a monstruos poderosos. Estos ítems son típicamente costosos.»

«…Hm. También está eso.»

La producción en masa podía reducir sus costos. Sin embargo, eran muy pocos lo aventureros poderosos. Por lo que sus equipos eran hechos a medida, algo que naturalmente elevaba su precio. Adicionalmente, las personas que podían crear estos ítems eran muy escazas, lo que sólo contribuía al incremento de precios. También tenía que pensar en una forma de encargarse de los problemas que surgieran de esto.

«Adicionalmente, me gustaría hacer que más aventureros —aquellos en el Reino y el Imperio— sepan de este lugar. ¿Tiene algunas ideas?»

«El Gremio de Aventureros que Su Majestad planea establecer es algo inimaginablemente deseable, a comparación del Gremio de Aventureros del Reino y del Imperio. Una vez que las noticias se difundan, los Gremios de varias de las naciones podrían intentar alguna forma de interferir para evitar perder a sus aventureros. Después de todo, cada país cuenta a los aventureros como sus cartas del triunfo, y no estarán complacidos de verlos partir a otro país.»

«Ciertamente, es correcto. ¿Cuál piensa que podría ser una buena solución a esto?»

«Me es difícil responder de inmediato. ¿Podría permitirme algo de tiempo?»

«Ahora que lo pienso, es verdad. Yo también debo trazar un rumbo para el futuro…»

El hecho era, que este noble objetivo era un poco demasiado grande para que Ainz se encargara de él por sí mismo. Tenía que calmarse, pensar bien las cosas, y discutirlo con alguien más.

Ainz se puso de pie.

«Entonces, nos va— » Ainz cerró rápidamente la boca antes de que pudiera decir algo descortés. Un rey no debería hablar así. «Hoy dejaremos el asunto aquí. Nos volveremos a ver.»

Ainzach se puso de pie apresuradamente y agachó la cabeza.

«Entendido, Su Majestad.»

Sin mirar atrás, Ainz dejó el cuarto atravesando la puerta que Fifth había abierto.

Aunque quería suspirar, seguía estando en el gremio. Hacerlo en este momento sería prematuro.

Ainz guió a los Querubines fuera del Gremio de Aventureros. Luego de caminar un poco más, se permitió suspirar en silencio.

(Ahhhh~ Estoy agotado…)

Aunque era imposible que Ainz Ooal Gown dijera que estaba cansado, Satoru Suzuki prácticamente lloraba por un descanso para su cerebro sobrecalentado.

(Antes de hablar con Albedo sobre la absorción del Gremio de Aventureros, debería tomar un breve descanso. También necesito pensar en alguna forma de convencer a Albedo de los méritos de este plan… Hay tantas cosas que hacer…)

Ainz se puso en marcha en silencio. No usó magia de teletransportación, y en su lugar rogó por que se le ocurriera una buena idea antes de regresar a casa.

La puerta de la habitación de al lado —la oficina de Ainzach— se abrió, y un nuevo invitado ingresó.

El hombre de cuerpo excesivamente delgado —casi al punto en el que algunos lo considerarían anoréxico— era el antiguo amigo de Ainzach, el líder del Gremio de Magos de E-Rantel, Theo Rakesheer.

«Pluton, esa fue toda una sorpresa. No esperaba que el Rey Hechicero llegara en medio de nuestra discusión. ¿Se percató de algo?»

«No estoy seguro de eso.»

Esta mañana, Ainzach había repetido su rutina diaria de reunirse temprano con Rakesheer para compartir información.

Desde que la ciudad había caído bajo el dominio del Rey Hechicero, ellos únicamente se reunían en la mañana. La razón se debía a que creían que a la mayoría de no-muertos les desagradaba el sol. Sin embargo, luego de ver a los no-muertos patrullando las calles, supieron que no era más que una forma de tranquilizar sus mentes.

Sus reuniones esencialmente servían al propósito de intercambiar noticias, sin ninguna consideración sobre los futuros movimientos del Gremio de Aventureros ni del Gremio de Magos. O más bien, desde que el Reino Hechicero había sido fundado, todos los que podían huir ya lo habían hecho hacia el Imperio o al Reino. El Gremio de Magos también había trasferido todos sus ítems mágicos fuera de la ciudad, y sólo unos cuantos miembros se habían quedado atrás. En otras palabras, el Gremio de Magos de esta ciudad estaba efectivamente disuelto.

Sin embargo, seguía habiendo mucho que debía ser discutido en el campo del análisis de información.

Aunque los aventureros no estaban particularmente atados a las naciones, ¿podían seguir como habían hecho antes, desde dentro del Reino Hechicero? ¿Enviaría el Reino Hechicero a sus aves de presa tras los antiguos ciudadanos de esta tierra que estaban ocupados huyendo de ella? Si lograban cruzar exitosamente las fronteras, ¿demandaría el Reino Hechicero la extradición de los refugiados a un plano nacional? ¿Y qué pasaba con los lanzadores de magia?

¿Cómo podían lidiar con esta situación sin sacrificar a Momon, que ahora residía aquí? Adicionalmente, ¿cómo debería el Gremio de Aventureros tratar a Momon?

Los templos permanecían en silencio, sintiendo que el Rey Hechicero también mantenía su distancia de ellos. Sin embargo, ¿esto seguiría siendo así en el futuro? ¿Encabezarían ellos un movimiento en contra de él?

Cada una de estas preguntas era un desafío, que agotaba los cerebros de ambos hasta el límite sin nada que mostrar por sus esfuerzos. Sin embargo, podría haber problemas si no hacían nada y simplemente dejaban que se desarrollen las cosas. Los templos eran particularmente preocupantes en ese aspecto.

¿Podían los templos realmente aceptar a su enemigo mortal, un no-muerto, como su rey? Por ahora habían estado en paz, pero eso a su vez asustaba a la gente incluso más.

Adicionalmente, estaban los grupos de facciones religiosas de los países vecinos. Si las cosas terminaban mal, ellos podrían decidir independientemente declarar una yihad, con los templos dentro del Reino Hechicero sirviéndoles de quinta columna. Era posible que esa situación ocurriera.

La razón por la que no había nadie aquí que representara a los templos se debía a que su posición en el asunto no estaba clara. Aunque sería muy fácil convocarlos, habría problemas si en lugar de eso terminaban viéndose envueltos en algo más.

Dicho esto, ninguno de ellos pensaba que los templos podrían derrotar en verdad al Rey Hechicero. Lo que los inquietaba era la masacre que seguramente se desencadenaría luego de que lo intentaran. Peor aún, temían que todos terminarían masacrados por Momon, la espada del Rey Hechicero. Adicionalmente, ¿cómo curarían las heridas en los corazones de la gente del país luego de que vieran ocurrir algo así?

Justo cuando les dolía la cabeza por este desorden caótico de eventos, el Rey Hechicero llegó.

«Sin embargo, Su Majestad parece haber sentido tu presencia aquí.»

La mejor prueba de ello era el resoplido de risa del Rey Hechicero mientras miraba hacia el cuarto contiguo.

«Si las cosas no van bien, todo lo que estuvimos hablando también pudo haber sido filtrado.»

«¿Qué? ¿Eso significa…?»

«Exactamente lo que piensas. Él también tenía la intención de que oyeras sus palabras.»

La acústica de esta habitación estaba calibrada para que cualquier cosa que se dijera pudiera ser oída del otro lado. Debido a eso, Rakesheer —que se encontraba en la habitación de al lado— debería de haber oído todo lo que ambos dijeron.

«¿Crees que podría haberse equivocado?»

«No, eso es imposible. Hasta cierto punto, debió haberse dado cuenta de que había alguien allí. Sin embargo, Su Majestad pudo haber pensado que se trataba de alguna persona de los templos.»

En ese momento, él había estado más confundido que sorprendido por lo repentina de la situación. Cuando se acordaba de ello, todo lo que sentía era remordimiento por sus acciones. Ahora quería reírse de sí mismo por haber apartado a su amigo del camino.

Él debió de haber invitado a salir a Rakesheer, para que los tres pudieran tener una conversación cara a cara.

Por supuesto, el Rey Hechicero probablemente no había puesto aún todas sus cartas sobre la mesa. Sin embargo, le había expresados sus opiniones a un simple ciudadano, con el verdadero porte de un gobernante. Por el contrario, ¿cómo se había desenvuelto él?

Al ver a Ainzach fruncir el ceño, Rakesheer preguntó con frialdad:

«Entonces, ¿qué es lo siguiente que harás? No, ya lo sé. Después de todo, usualmente lo llamabas Rey Hechicero, pero ahora te refieres a él con respeto.»

«¿No crees que alguien podría estar escuchando nuestra conversación?»

«¿Y no crees que ésa es la razón por la que te digo esto?»

«¿Podría ser que fui seducido por medios mágicos?»

«No tengo la confianza para negar eso por completo, pero no lo creo. La magia de seducción tiene un límite de tiempo, e incluso si el Rey Hechicero quisiera mantenerla, probablemente no podría hacerlo.»

«No obstante, podría ser posible para Su Majestad.»

«Vamos, dame un respiro. Si eso fuera verdad, realmente sería un dolor de cabeza. Después de todo, esa es magia de nivel 8 y más arriba, del reino de lo divino.»

Ambos hombres rieron por un momento, y entonces Ainzach recobró su expresión seria.

«Creo que es una buena idea ayudar a Su Majestad en este asunto.»

«¿Incluso si eso les hace ser cómplices de las invasiones a otros países?»

«… ¿Pero no es natural que las naciones fuertes sometan a las débiles?»

«¿Así que sabes que terminará en tragedia y has decidido permitirlo?»

«Las cosas no necesariamente se desarrollarán de esa forma. Después de todo, desde que Su Majestad tomó el control de este país, ¿quién entre nosotros está peor?»

Rakesheer quedó en silencio.

Lo sorprendente era que, nadie en este país podía decir que estaba en una situación peor que la anterior.

«¿No lo están los aventureros que perdieron sus trabajos debido a esto?»

«Bueno, tienes razón, pero eso no es un poco… vamos, ya déjame en paz.»

«Es cierto. Lo dije sin pensar. Sin embargo, ya que ésta fue una oportunidad única, ¿por qué no le preguntaste al Rey Hechicero lo que pensaba sobre los templos?»

«Dame un respiro. Si Su Majestad decidía que eran una molestia y hubiera decidido destruirlos debido a algo que dije, tendría que vivir el resto de mi vida sabiendo que provoqué una gran masacre. ¿Cómo crees que podría vivir conmigo mismo si eso sucedía?»

«¿Crees que el Rey Hechicero haría algo como eso?»

«No, en realidad, diría que es todo lo contrario. Su Majestad es muy racional, a tal punto, que es bastante desconcertante. A tal punto que algunas veces, me pregunto si ese rostro de no-muerto suyo fue algo creado con magia. Sí — se siente justo como cuando hablo con Momon-dono.»

«Bueno, eso sería una ofensa a Momon-dono.»

Ainzach sonrió débilmente cuando vio la expresión de molestia en el rostro de su antiguo amigo.

«Bueno, es verdad. Es irrespetuoso comparar al héroe de la humanidad con el Rey Hechicero no-muerto. Sin embargo, cuando tomas en cuenta que ambos son seres de fuerza sobrehumana, en realidad se ven bastante similares. Si tuviera que describirlo… sí, puedo sentir la misma presencia alrededor de ellos, una que sólo aquellas entidades extraordinarias podrían irradiar.»

«Ya veo. Tiene sentido de la forma en que lo dijiste.»

Los dos recordaron la figura del gran héroe (Momon).

Entonces, luego de esa breve pausa, Ainzach miró directamente a Rakesheer.

«—Rakesheer. Si no deseas ayudar a Su Majestad, ¿podría pedirte que no sigas viniendo aquí?»

Casi no necesitaba decirse la razón para ello. Después de todo, el cuarto de Ainzach bien podría ser usado para almacenar información pertinente a la administración nacional del Reino Hechicero. Permitir que alguien del exterior entrara y saliera de un lugar así definitivamente no sería apropiado.

Además, las palabras del Rey Hechicero — que habían tenido un gran impacto en el corazón de Ainzach— también habían sido dichas para su amigo.

La nueva visión de los aventureros de los que había hablado era brillante y gloriosa. En el pasado, había habido aventureros que pusieron pie en tierras desconocidas. Sin embargo, la mayoría de ellos morían lejos de sus hogares, o se habían hecho pedazos de cara a la realidad. Sólo unas cuantas personas podían realmente hacer algo así de peligroso. Pero ahora, el Rey Hechicero —un lanzador de magia portador de un poder absoluto— les ofrecía su completo apoyo. Eso les abría todo un nuevo panorama de posibilidades.

Contenida en su interior se encontraba la posibilidad de convertirse en verdaderos aventureros.

Luego de una breve pausa, Rakesheer finalmente habló.

«Yo digo, Ainzach, que ya deberías saber que el Gremio de Magos de esta ciudad está prácticamente disuelto, ¿cierto?»

«Ahh, así es.»

«Entonces, por favor permíteme apoyarte con todas mis fuerzas, como tu antiguo camarada. Después de que todo esto termine, ¿por qué no vamos a explorar lo desconocido también?»

«—Jaja,» Ainzach rió. «Pero, piensa en nuestra edad. Juju — ¿realmente lo haremos?»

«¿Por qué no? Aunque, entonces tendrás que hablar con Su Majestad, y convencerlo de que no coloque una restricción de edad para el Gremio de Aventureros.»

Y así, ambos llenaron la habitación con su alegre risa.