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Chapter 123 - Capítulo 11: La Batalla Final del Disturbio (Parte 4)

Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:59

«No me subestimes.»

Los cristales imbuidos de energía negativa salieron disparados hacia la sirvienta que se acercaba corriendo, Alfa. Éste era un ataque físico contundente y penetrante, y la energía negativa absorbería su fuerza vital.

Por lo menos, eso debería haber hecho. Sin embargo, Alfa siguió corriendo, sin dar señales de haber sido golpeada en absoluto.

«¡Kuh!»

Evileye se alejó hacia el cielo. El combate cuerpo a cuerpo era una muy mala idea para un lanzador de magia arcana. Incrementar la distancia entre ellas le daría más oportunidades de obtener la victoria.

Mientras flotaba hacia el cielo, algo rebotó ante sus ojos. Debía haber sido un ataque bloqueado por su Escudo de Cristal, pero al mismo tiempo, la brillante luz que envolvía su cuerpo comenzó a apagarse rápidamente.

Aunque el Escudo de Cristal podía neutralizar ataques bastante poderosos, tendría que tener mucha suerte para que le arrojaran únicamente cosas que su Escudo de Cristal podía negar por sí mismo. El Escudo de Cristal sólo funcionaba contra ataques por debajo de cierto nivel, y era completamente inútil para cualquier otra cosa más.

«¡¿Otra vez?!»

La que usaba armas de larga distancia era la sirvienta en la retaguardia, Delta. Ella le había disparado a Evileye cuando estaba volando hace un momento.

«¡Hah!»

El espíritu de Alfa se encendió mientras se lanzaba hacia ella, haciendo que Evileye chasqueara la lengua.

Normalmente, Evileye no tomaría en serio a nadie que viniera hacia ella con los puños en alto, pero eso era sólo la arrogancia que sentía contra los seres insignificantes que siempre habían estado por debajo de ella. Poco después de luchar contra Alfa, Evileye estaba plenamente consciente de ello; Alfa realmente era una oponente aterradora. Cada vez que Evileye intentaba poner distancia entre ellas, su oponente se acercaba blandiendo los puños, a una velocidad varias veces más rápida que la de ella. Si era golpeada directamente sin la protección de su barrera, sería destruida.

Si aún estuviera con Gagaran y Tia, no habría sido tan descuidada. Ahora, Evileye sentía como si estuviera caminando en una cuerda floja.

Lo que más le molestaba era la coordinación perfecta que tenían. El trabajo en equipo podía incrementar por mucho el poder de batalla de los aventureros. En este momento, sus dos oponentes le estaban dando una lección modelo de cooperación.

«¡Mierda! Cómo es que los demonios puedes trabajar tan bien juntos… ¡qué diablos!»

No tengo derecho de decir eso, pensó Evileye. Las otras en su grupo eran humanas, pero ella era no-muerta.

Con el resonar de un gang, el Escudo de Cristal protector se hizo más delgado. Un golpe más y sería atravesado.

Evileye maldijo tratando de alejarse de Alfa, que tenía la intención de perseguirla y golpearla. Aunque el cuerpo de Evileye era superior al de un humano normal en virtud de ser una vampira, las habilidades físicas de Alfa eran incluso mejores que las de ella. La única razón por la que Alfa no la había atrapado aún se debía por completo a su hechizo de Volar.

Usar magia requería de concentración, durante la cual el cuerpo no podía moverse. Como resultado, era muy difícil tener que retroceder constantemente. El movimiento interrumpía la sensación de equilibrio y hacía que fuera difícil concentrarse. Era por esto que los lanzadores de magia permanecían quietos para lanzar sus hechizos. Debido a esto, Evileye había escogido usar Volar para mantener la distancia sin tener que interrumpir su concentración, y de esa forma luchar una batalla en movimiento. Eso no era nada especial en sí mismo; cualquier lanzador de magia capaz de usar Volar había dominado esa táctica. Qué tan bien lo hacían era una cuestión de talento, pero siendo una vampira, Evileye tenía la habilidad natural de volar y 250 años de experiencia para haberla dominado.

Incluso así, le costaba escapar de Alfa. Y aunque en la gran plaza podía esquivar a un oponente moviéndose en círculos, había dos oponentes.

Se oyó otro gang, y la barrera que la protegía fue destruida por completo.

Era difícil de creer que había algo que podía romper el Escudo de Cristal en tres golpes, pero no había nada que hacer al respecto.

«Campo de Arena – Todos»

Las partículas de arena se dispersaron por todos los alrededores. Aunque Delta estaba muy lejos para alcanzarla, Alfa fue atrapada por completo en el área. Ya que podría afectar a sus camaradas, este hechizo era inútil en una batalla en grupo. Cualquier oponente al interior de su área de efecto sería inmovilizado, y también cegado, silenciado y confundido. Además de eso, debido a la carta del triunfo de Evileye, la arena estaba imbuida con energía negativa que absorbería la fuerza vital.

Este hechizo del 5to nivel era de su propia creación. Era una de las cartas del triunfo más fuertes que Evileye tenía bajo la manga.

Sin embargo, no detuvo a Alfa, ni tampoco daba la impresión de que hubiera recibido daño alguno.

«¡¿Pero cómo?!»

¿Es que era inmune a la inmovilización y a la energía negativa?

«¡Mereces ser elogiada por eso! ¡Qué magnífico conjunto de resistencias!»

Alfa respondió desapareciendo. Como si hubiera realizado algún tipo de teletransportación de corta distancia, se materializó frente a Evileye y la pateó en la cara.

Su máscara se quebró con un sonido parecido a un mekii mientras que Evileye era arrojada lejos.

Dang, dang, rebotó contra el suelo antes de lograr recuperarse, sacudiendo la cabeza aturdida.

«¡Muro de Cristal!»

El puño de Alfa chocó contra el Muro de Cristal que acababa de materializarse, produciendo un golpe ensordecedor. Como si hubiera sido golpeado por una bola de demolición, las grietas se esparcieron en el lugar en el que Alfa la había atacado.

«…¡Hmph!»

Resonó otro dang, y cuando el pie de Alfa golpeó el suelo, transmitió su fuerza interior hacia las grietas en el muro de Evileye, y éste se hizo pedazos frente a sus ojos.

«¿Esto es 'fa jin'*?»

(*Es un término usado en artes marciales chinas. Significa una descarga explosiva de poder.Para mas información haz clic aquí)

En ese instante, mientras intentaba alejarse con su hechizo de vuelo, Evileye sintió que un gran temblor recorría el suelo. No sabía de dónde venía, pero sus instintos le decían que eran las secuelas de la batalla de esos dos.

«¿Siguen luchando?… no, lo más seguro es que su batalla ha llegado al punto culminante. Eso significa que… ¡tengo que ganar más tiempo!»

Diciendo eso, Evileye se lanzó hacia Alfa, que estaba atacando.

Sólo necesitaba un poco más de tiempo. Tenía que alargar esta pelea. Con eso en mente, Evileye se preparó por completo para morir, y llevó a cabo su ataque suicida.

Las manos de Alfa estaban moviéndose en círculos, preparándose para recibir el ataque de Evileye. Permanecía firme, como una fortaleza invulnerable, pero a pesar de estar viendo esto, Evileye no se detuvo…

♦ ♦ ♦

Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 03:53

Mientras Ainz y Yaldabaoth luchaban el uno contra el otro, chocaron contra una casa. La puerta se partió mientras Ainz empujaba a Yaldabaoth a través de ella, esparciendo astillas por todas partes. El interior era oscuro y estrecho, inadecuado para que Ainz pudiera blandir su espada.

Ignorando a Yaldabaoth, Ainz se puso de pie y se alejó caminando. Yaldabaoth también se puso de pie, y lo siguió. Ambos ingresaron a otro cuarto, con una mesa pequeña, dos sillas, y Mare.

Mare acercó una silla para que Ainz se sentara. Entonces, con el permiso de Ainz, Yaldabaoth se quitó la máscara, revelando el rostro de Demiurgo.

«En primer lugar, ¿este cuarto es seguro?» preguntó Ainz.

«No hay ningún problema. Lo que hablemos aquí es sólo para nuestros oídos.»

«Ya veo… Bueno, entonces. Para comenzar, tengo un favor que pedirte. No les hagas daño a los guardias que pasé en mi camino hacia aquí. Aunque este lugar está bastante alejado de E-Rantel, es buena publicidad ayudar a la gente en apuros.»

«Entendido. ¿Es aceptable que transmita las órdenes telepáticamente?»

«Adelante. Mientras tanto, cuéntame sobre tu plan.»

Aun cuando Demiurgo ya le había explicado el plan a Narberal por medio de un Mensaje, ella todavía no le había contado nada al respecto. Ainz se vio forzado a permanecer en silencio y a no expresar su descontento para asegurarse de que el plan no se arruinara, pero en su interior estaba preocupado por ello.

«Muy bien. Esta operación tiene cuatro objetivos principales…»

«Oh… yo sólo conté tres. ¿Cuatro, dices?»

Demiurgo sonrió. Era una sonrisa de satisfacción presuntuosa.

«Por primera vez siento como si lo hubiera aventajado, Ainz-sama.»

Ainz hizo un gesto magnánimo con la mano. Por supuesto, ni siquiera sabía de qué se trataban esos tres, pero las palabras de Demiurgo hicieron que se sintiera completamente incómodo.

«Siempre has estado a un paso por delante. Tengo un largo camino por recorrer.»

«¿Pero qué dice, mi señor? En verdad, es demasiado modesto.»

«No, en serio… hm, olvídalo. Entonces, háblame de estos objetivos.»

«Ciertamente. Para comenzar, el objetivo de atacar el distrito de almacenes era apoderarnos de las riquezas y los bienes en su interior y transportarlos a Nazarick. Para facilitar esto, hice que Shalltear abra Portales frente a los almacenes, y dejé a Actor de Pandora a cargo del asunto del transporte.»

Este objetivo realmente era muy lucrativo. Ainz elogió en silencio a Demiurgo desde lo profundo de su corazón.

Perder tantas riquezas haría que la vida en la Capital Real sea más difícil en el futuro, pero en este punto en el tiempo, Ainz no tenía ninguna forma de estar seguro de eso. En este instante, todo lo que sentía era alivio de que el problema de la financiación se hubiera resuelto de momento.

«El segundo es encubrir nuestro envolvimiento en los ataques a los escondites de los Ocho Dedos en la zona. Como seguramente ya lo habrá deducido, un ataque directo contra los escondites de los Ocho Dedos despertaría sospechas. Si tenemos mala suerte, incluso podría exponer a Sebas y a sus contactos. En consecuencia, expandimos el área de operaciones con el fin de hacer pensar a los demás que nuestros verdaderos objetivos están en otro lugar.»

En otras palabras, era usar las ramas arrancadas de un árbol para ocultarse al interior de un bosque.

«¿Pero puedes hacer eso? ¿Qué usarás para convencerlos de que tenías otro objetivo?»

«Por favor vea esto, mi señor.»

Demiurgo hizo un gesto, y Mare trajo una bolsa, que abrió. Dentro se encontraba la estatua de un demonio. Cada uno de los seis brazos del demonio sostenía un tipo de gema diferente. Una luz extraña y palpitante irradiaba de su interior.

«Estas gemas están imbuidas con un hechizo conocido Armagedón de Maldad.»

El hechizo de 10mo nivel, Armagedón de Maldad, invocaba a un ejército de demonios. Aunque podía invocar a un número inmenso de tropas, éstas no eran muy poderosas. Y si los ángeles era difíciles de controlar, los demonios eran incluso peores, por su tendencia a descontrolarse en los peores momentos, haciendo que fuese un hechizo muy difícil de usar. Su uso normal aprovechaba el hecho de que los demonios invocados no eran aliados de forma predeterminada, así que podían servir de sacrificios para ciertos rituales u otras habilidades especiales.

Muy similar a la manera en la que Shalltear había usado su Lanza Spuit para matar a sus propios subordinados invocados, este hechizo existía con un propósito similar.

«Aunque este objeto fue creado por Ulbert-sama, siento que la mejor forma de usarlo sería aquí.»

Desde el punto de vista de este mundo, tenía sentido que un objeto así hubiera atraído la atención de Yaldabaoth.

Ainz recordó el pasado.

Era sobre un amigo llamado Ulbert, en aquel entonces cuando el poder del Gremio estaba es su apogeo.

Originalmente, había habido un Objeto de Clase Mundial que podía invocar a un número ilimitado de demonios que eventualmente consumirían el mundo entero. Aunque eso podría provocar un gran disturbio, Ulbert había estado contentísimo al escuchar sobre ello, y se esforzó por crear un objeto para imitarlo. Pero cuando resultó que el objeto no podía lanzar seis hechizos de manera simultánea, perdió el interés y se rindió.

Era fácil de ver que Demiurgo estaba renuente a renunciar a una posesión como ésa. Eso se debía a que era una reliquia de su creador.

Ainz estiró la mano hacia su dimensión de bolsillo, y sacó cierto objeto.

«Demiurgo, no es necesario usar eso. Toma esto como substituto.»

El artefacto que Ainz había retirado era parecido a la estatua de demonio que Demiurgo había preparado. Sin embargo, sus manos sólo sostenían tres gemas, y en general parecía más tosco.

«Este artefacto también fue creado por Ulbert-san. Ya que es un prototipo, él quería deshacerse de él, pero pensé que sería un desperdicio y lo guardé. ¿Qué te parece usar esto en su lugar?»

«¿Cómo- cómo podría utilizar sus tesoros para mis propios planes, Ainz-sama?»

«¿Es así como lo ves? Muy bien, entonces. Demiurgo, esto es tuyo. Úsalo como creas conveniente. Sin embargo, ¿no crees que Ulbert-san estaría avergonzado de que su experimento fallido siguiera estando por aquí?»

«Esto es… ¿cómo podría expresar mi gratitud hacia usted por obsequiarme un objeto mágico tan maravilloso?»

Demiurgo se levantó de su silla y se arrodilló en el suelo. Al verlo, Mare se arrodilló frenéticamente a su lado.

«Suficiente, Demiurgo. ¿No tienes algo más que hacer? Considera esto como una muestra de mi aprecio por tu lealtad.»

«¡Nosotros los Guardianes fuimos creados por los Seres Supremos. Es por eso que, hasta el momento mismo de nuestra extinción, les seremos completamente leales. Aun así, usted no sólo nos ha otorgado su misericordia y su preocupación en abundancia, sino que incluso ha dejado a mi cuidado un objeto así de valioso… aunque yo, Demiurgo, ya le he jurado mi lealtad completa y eterna, permítame ofrecerle mis leales servicios una vez más, Ainz-sama!»

«Ah… eh, bueno, entonces, espero tu leal servicio. Ahora, ahora, ponte de pie, Demiurgo. Tenías algo más que decir, ¿no?»

«¡Ah, en efecto! ¡Mis disculpas más sinceras!»

Demiurgo se sentó de nuevo, y Mare regresó a su posición de espera.

«Entonces, como dije antes, Yaldabaoth atacó los escondites de los Ocho Dedos, y luego procedió a tomar control del distrito de almacenes del Reino. Apoderarse de los recursos de los almacenes también fue uno de los objetivos. Naturalmente, este artefacto credo por Ulbert-sama será encontrado en uno de los cofres de los escondites.»

«Eso está claro ahora. ¿Y qué hay del tercer objetivo?»

«Sí. Ya he transportado a casi la mitad de los humanos que se encuentran al interior de la muralla de fuego hacia Nazarick. Hay muchos usos que se les puede dar, y la culpa de esto recaerá por completo en el demonio Yaldabaoth.»

Así que eso era lo que planeaba, pensó Ainz, pero todavía tenía algunas preguntas. ¿Había algún benéfico en dejar crecer la infamia de Yaldabaoth? Mejor dicho, en lugar de inventar al personaje de Yaldabaoth, ¿no habría sido mejor dejar que otro demonio lo hiciera?

«… Así que, ¿planeas incrementar tu infamia?»

«Es correcto. La intención es colocar a Yaldabaoth en el trono del Rey Demonio.»

«Ahora lo entiendo. Así que, ¿cumplir mi orden fue parte de tu plan?»

Ainz miró a Demiurgo, que hacía una reverencia para reconocer que ése era el caso. Ainz recordó la orden que le había dado. Había dado muchas órdenes, y una de ellas era dar lugar al nacimiento de un Rey Demonio.

«Esto se relaciona al cuarto objetivo, que es usar este incidente como campo de pruebas para nuestras acciones en el Reino Sagrado.»

En ese momento, Ainz lo entendió e hizo una pregunta que le había estado dando vueltas en la cabeza.

«Ahora que lo pienso, ¿estos demonios fueron invocados de Nazarick?»

«¿Cómo podría? ¡No me atrevería a hacer eso sin su permiso, Ainz-sama!»

«¿Hm? Ya que te encargue la tarea a ti y a que recibiste el permiso de Albedo, pensé que habrías usado las fuerzas de Nazarick…»

«No, mi señor. Esos sólo son las invocaciones de mis Señores de la Oscuridad. Luego de un día, podrán ser invocados de nuevo. Las fuerzas de Nazarick permanecen intactas.»

«Ya veo… ahora entiendo por qué hay tantos demonios sin recuerdos de Nazarick. No importa, lo entiendo. Entonces, otra asunto, dijiste que enviaste a los humanos de aquí a Nazarick. Eso fue sin tener en cuenta si eran hombres, mujeres, jóvenes o niños, ¿correcto?»

Ainz estaba ligeramente perturbado por la facilidad y tranquilidad con la que Demiurgo podía responder afirmativamente.

Los humanos eran irrelevantes. Quizá Ainz había sido humano alguna vez, pero el cuerpo que ahora tenía no sentía ni simpatía ni cercanía hacia ellos. Era como si fueran una especie completamente diferente que él tranquilamente podía hacer a un lado de una patada. Si era en beneficio de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, él masacraría a los humanos que fuera. Incluso así, matar niños seguía perturbándolo. Éste era un vestigio del hombre que alguna vez había sido Satoru Suzuki.

Ainz respiró hondo (a pesar de no tener pulmones) y exhaló pesadamente.

«Demiurgo, si una persona no me ha ofendido a mí o a la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, debe recibir una muerte rápida y sin sufrimiento.»

Demiurgo hizo una profunda reverencia sin decir ni una palabra.

La prioridad de Ainz Ooal Gown era asegurar la estabilidad y lealtad de sus subordinados.

Ya que habían llevado a niños, liberarlos a salvo significaría que los detalles sobre Nazarick escaparían con ellos. Aunque sería posible convertirlos en fanáticos que fueran servilmente leales a Nazarick, por el momento había muy pocos beneficios para un plan así. Como tal, ésta era la mayor misericordia que podía ofrecerles.

«Entonces, ¿hemos terminamos aquí?»

«Hay dos asuntos más para su consideración. En primer lugar, Mare nos ha dado una oportunidad excelente.»

Ainz volvió la mirada hacia Mare, el niño nervioso e inquieto.

«¿Y de qué se trata?»

«Por el momento, estamos en la fase de entrenamiento, así que el nivel de éxito es debatible. Se lo explicaré con mayor detalle cuando regresemos a Nazarick. Lo segundo, de mis observaciones sobre la situación hasta ahora, puedo concluir con seguridad que los que le lavaron el cerebro a Shalltear no tienen ninguna conexión con el Reino. »

«Entiendo. Entonces, esperaré con interés recibir tu ayuda dentro de poco.»

«Se la daré encantado. Durante nuestra batalla más adelante, por favor siéntase libre de derrotarme. Haría cualquier cosa por usted, Ainz-sama.»

«Ya veo. Entonces, antes de expulsarte, ¿podrías dañar mi armadura? Será más convincente si muestro los signos de una batalla difícil.»

«¿Eso quiere decir, que se la quitará, y entonces la dañaré? Para alguien como yo es impensable atreverme a levantar la mano contra usted, Ainz-sama…»

«¿Y qué sucede si se daña tanto que ya no me la puedo volver a poner? Durante el incidente con Shalltear, hice que un herrero creara imperfecciones en la armadura antes de ponérmela. Si me la quito aquí y tú la deformas al golpearla, probablemente no podré ponérmela de nuevo.»

Ainz rió suavemente. Los Guardianes frente a él, no entendiendo por qué, asumieron expresiones de desconcierto.

«A-ah, Ainz-sama, ¿e-esa armadura no fue creada c-con magia?»

«Así es. Esta armadura no fue creada con magia. Puedo entender por qué podrías pensar eso ya que yo, como lanzador de magia, la estoy usando tan naturalmente. Pero la verdad es que, usé un hechizo de transformación en guerrero al ponérmela. Durante el descanso, antes de viajar a la capital, le envié un Mensaje a Albedo para que comience con las preparaciones futuras. Parece que fue la decisión correcta.»

Sustentar el hechizo de transformación y otra magia reduciría tanto su mana como su tasa de regeneración de mana a cero. A pesar de que podía disipar la transformación si había una emergencia y así usar magia, su mana comenzaría agotado. Sin embargo, en este caso había sido la decisión correcta. Sin no lo hacía, la primera batalla contra Demiurgo habría sido mucho más problemática.

Los ojos de por sí ya entrecerrados de Demiurgo se estrecharon todavía más cuando oyó la respuesta de Ainz.

«Como era de esperar de Ainz-sama, todo baila en la palma de su mano. Y pensar que me atrevería a medir ingenios con una persona así de grande… no debería haber esperado nada menos de usted.»

Mientras Demiurgo reía para sí mismo, la espalda de Ainz estaba empapada de sudor inexistente.

«Entonces, ¿comenzamos? Demiurgo, te encargo el daño de batalla.»

«Téngalo por seguro. Mare, envía la señal. Será un terremoto, como la última vez.»