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Chapter 120 - Capítulo 11: La Batalla Final del Disturbio (Parte 1)

Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 02:30

Las llamas ardientes de la barrera no generaban nada de calor, dando la impresión de ser una ilusión. Los aventureros parados al frente intercambiaron miradas con sus equipos, y luego se armaron de valor y saltaron audazmente a través de la pared de fuego.

A pesar de que los sacerdotes de apoyo de los templos ya habían usado hechizos de protección sobre ellos, de todas formas contuvieron el aliento, por temor a que se les quemaran los pulmones.

(… Incluso cuando ya dijeron que las llamas no les causarían daños físicos.)

Ese pensamiento recorrió la cabeza de Lakyus mientras observaba la pared de fuego desde la retaguardia de la formación. Sin embargo, era demasiado pronto para celebrar que las llamas fueran inofensivas. Si no estaban allí para causarles daño, entonces debía haber otra razón por la que Yaldabaoth las había conjurado. Era eso lo que ella tenía que averiguar.

(Si no consigo descifrarlo, no tiene sentido gastar energías en ello. ¿Quién fue el que dijo que debería usar mi cabeza para cosas mejores?… ¿Evileye o mi tío?)

La barrera de llamas mágicas era como una ilusión, al atravesarla no ofrecía ni resistencia ni calor.

Lakyus miró alrededor a los aventureros que caminaban con caras de preocupación.

El plan requería la formación de una línea defensiva, pero formar una línea ordenada de batalla en medio de una ciudad era muy difícil. Por lo tanto, usarían a cuatro grupos de aventureros de rango orichalcum como las piezas clave de la formación, asignando a cada uno de los otros aventureros a uno de esos grupos. Si alguien los estuviera viendo desde arriba, vería algo parecido a una bestia con cuatro patas separadas.

Ya que eran el núcleo de la formación, era natural que los aventureros de rango orichalcum se conviertan en los líderes. Sin embargo, en este momento se encontraban llenos de inquietud y tensión. Lakyus esperaba que pudieran ocultar su temor e inspirar coraje en los otros que los rodeaban.

(¿Debería ponerme al frente después de todo?)

Ciertamente, si una aventurera de rango adamantita como ella estuviera al frente, la moral de seguro aumentaría. Pero este momento, Lakyus no tenía aliados fiables a su lado. Incluso si era una aventurera de rango adamantita, una sola Rosa Azul era menos efectiva que un equipo de aventureros de rango orichalcum. Por consiguiente, les había entregado el mando de la vanguardia a ellos.

(Aun si confían en mí, entrometerme y alborotar las cosas sólo los llenaría de inquietud. Pero… ah, creo que simplemente debería ir y ver qué pasa.)

Con eso, Lakyus atravesó la muralla de fuego.

Un mundo silencioso se extendía frente a ellos. Las calles eran iguales a cualquier otra calle en la capital, si se ignoraba el hecho de que no había presencia humana y de que muchas de las viviendas habían sido destruidas.

«¿Qué le sucedió a los residentes? ¿Se están ocultando? No huele a sangre.»

«Imposible. Mira, las puertas han sido derribadas. Me temo que las personas podrían haber sido llevadas a algún otro lado.»

«Debemos tener cuidado de los demonios acechando al interior de las casas, ¿deberíamos registrarlas una por una? Eso tomará mucho tiempo.»

«Lo más seguro será contactar a Lakyus-san y esperar nuevas órdenes, ¿cierto?»

«Entonces, apresurémonos y-»

«Eso no será necesario.»

Sobresaltándose por reflejo ante el sonido de la voz, los aventureros que estaban hablando se dieron la vuelta para mirar detrás de ellos. Sus ojos sorprendidos observaban a Lakyus, que acababa de llegar.

«Los aventureros de rango hierro y cobre se quedarán atrás para registrar las casas. Un equipo de rango mithril se quedará para supervisarlos. Las personas detrás se unirán a la formación y avanzarán. ¿Alguna objeción?»

Los gestos de sus cabezas le dijeron que no había ninguna.

«Entonces, avancemos.»

Lakyus caminó junto a los aventureros de rango orichalcum. Un silencio incómodo se asentó alrededor de ellos. Era difícil de creer que hasta esta tarde había habido vida en el lugar.

«… Por cierto, Momon-san va estar bien, ¿no?»

Lakyus entendía la inquietud que debían sentir al tener que depositar todas sus esperanzas en Momon.

«Él estará bien. La misma Evileye admitió que es más fuerte que ella. El verdadero problema es la persona que luchó contra él hasta quedar en un punto muerto, el líder enemigo, Yaldabaoth. En cualquier caso, qué tan fuerte será…»

Los aventureros alrededor oyeron esto y sus rostros se cubrieron de desesperación.

«Ah, lo siento, no se preocupen por eso. Lo único que tenemos que hacer es lo que se nos ha asignado, eso es todo.»

«Sí, es cierto. Me llena de envidia tener que admitirlo, pero, supongo que las tareas que nos han asignado son las más adecuadas para cada uno de nosotros. En ese caso, ¡todos, adelante!»

«Es verdad, vamos.»

Lakyus avanzó a la cabeza del grupo, junto a los aventureros de rango orichalcum.

En una mano sostenía la Espada Demoniaca Kilineyram, cuya superficie era como una extensión del cielo nocturno, salpicada de estrellas resplandecientes.

No habían caminado mucho cuando oyeron el leve sonido de una explosión a la distancia. Los que temblaron fueron los aventureros de rangos inferiores. Los que se prepararon para la batalla fueron los aventureros de rangos intermedios. Los que examinaron los alrededores fueron los aventureros de rangos superiores. Y lo que miraron al frente, fueron los aventureros de los rangos más altos. Entre este mar de reacciones, Lakyus observó a la distancia con una mirada penetrante.

«Al parecer el grupo de ese lado ha entrado en combate.»

Probablemente no era el grupo de Tina.

«Si han estado avanzando al mismo ritmo que el nuestro, deberíamos encontrar resistencia enemiga dentro de poco.»

«… ¿Y si es desde el aire?»

«Hemos desplegado exploradores, y ninguno ha reportado nada hasta ahora.»

«Eso es bueno. Hay muchas criaturas voladoras entre las filas de los demonios. Sería muy malo si llegaran a dispersarse en la capital. Así que debemos atraer su atención al suelo en el que nos encontramos ahora.»

«Lo que significa que el plan, esencialmente, sigue sin cambios.»

«Así es… hm, ¿qué es eso?, ¿oyen algo?»

«Sí, lo oigo. Ladridos de perros. Oigan, ¿qué es eso?»

El lanzador de magia arcana respondió a la pregunta.

«No lo he confirmado aún con los ojos, pero creo que es un Perro Infernal. Su habilidad especial es el aliento de fuego. Creo que su nivel dificultad es de alrededor de quince.»

«La dificultad eh… hablando de eso, ¿en qué nivel se encuentra Yaldabaoth y la sirvienta insecto?»

Lakyus no sabía cómo debía responder. Si era honesta, lo más seguro era que haría pedazos la determinación de los aventureros, pero si debido a su mentira iban a la batalla con una impresión falsa del enemigo, podría ser igual de desastroso. Se angustió por ello por un instante antes de decidir decir la verdad.

«… 150.»

«¿Eh?»

Todos los que la oyeron tuvieron la misma reacción.

«El nivel de dificultad de la sirvienta insecto era de por lo menos 150. Yaldabaoth está estimado en 200 o más.»

«¡¿Qué?!»

Todos aparte de Lakyus se quedaron sin palabras. Era lo que cabía esperar. Incluso los aventureros de orichalcum del rango más alto sólo obtendrían cerca a 80 en los niveles de dificultad. Aunque seguía siendo posible triunfar frente a un enemigo que estuviera aproximadamente 15 puntos por encima de uno, intentar hacer lo mismo contra un enemigo cuyo puntaje era casi el doble que el propio sería simplemente risible. Y entonces…

«¡Espera un minuto! ¿Estás diciendo que Momon-san va a luchar por sí solo contra un monstruo de 200 puntos de dificultad?»

«Exactamente. Fue por eso que dije que sólo le estorbaríamos.»

«Pero eso no es lo mismo… ¿Dijiste 200? ¿Estás bromeando? ¿Todos los aventureros de rango adamantita son así de fuertes?»

«Ojalá fuera así. Incluso nosotras tenemos un puntaje de 90 como máximo.»

«Entonces… ¡¿Cómo diablos se supone que ganaremos?!»

Los aventureros miraron alrededor, conteniendo el aliento.

Lakyus no había mentido, pero tampoco les había dicho toda la verdad. Aunque ella misma obtendría 90, Evileye superaba los 150 puntos, que era la razón por la que habían llegado a aquella conclusión sobre la sirvienta insecto y Yaldabaoth. Y además, era por eso también que Evileye no era parte de esta línea de defensa.

Con el objetivo de recuperar rápidamente su mana perdido, Evileye había escogido meditar y descansar. Después de todo, ella iba a seguir a Momon hacia el lugar en el que se encontraba Yaldabaoth, para proveerle apoyo y permitirle luchar uno a uno contra Yaldabaoth. Lo que temían era encontrar nuevamente a la sirvienta insecto.

Mientras Lakyus se encontraba perdida en sus pensamientos, sintió que el ambiente depresivo alrededor de ella le escocía la piel. La moral de todos se había derrumbado, y se oían murmullos acerca de abandonarlo todo y huir de la capital.

Como ella había predicho, todos se sentían desmoralizados. Lakyus lo sabía porque la primera vez que había oído a Evileye hablar sobre su batalla, se había sentido de la misma manera.

«Ya oyeron a Evileye, ¿cierto? Momon-san el tipo de hombre que puede luchar de igual a igual contra Yaldabaoth. Es por eso que se lo estamos confiando todo, y en su lugar vamos a hacer lo que podamos.»

«P-pero, si Yaldabaoth está luchando contra Momon-san, ¿qué sucederá si la sirvienta insecto aparece aquí?»

«Déjennos eso a nosotras, a Rosa Azul. Evileye tiene un objeto especial que le permite teletransportarse hacia donde estamos. Y tiene una forma de encargarse de la sirviente insecto, así que puede sobreponerse a la brecha de dificultad y derrotarla.»

Eso obtuvo una ola de ovaciones de parte de los aventureros. Parecía que habían recuperado su espíritu de lucha.

Justo a tiempo.

Los rugidos de las bestias llegaron del camino de en frente, junto al sonido de pasos.

«Se están acercando. Construiremos nuestra línea defensiva en este lugar. Las personas en los discos flotantes en el cielo bajarán a las calles laterales. ¡Déjenme esta calle a mí!»

Las bestias corrían por el camino principal. Aunque parecían ser perros grandes, sus ojos estaban llenos de inteligencia infernal, y en lugar de saliva, había fuego escapando de sus bocas.

Había quince de esos Perros Infernales. Parados frente a ellos estaba Lakyus, sosteniendo en ambas manos a la Espada Demoniaca Kilineyram.

«Demonios insignificantes, no se atrevan a menospreciarme.»

Con una oración al Dios del Agua en sus labios, Lakyus partió a la mitad de un solo golpe al Perro Infernal que saltó.

Mientras se movía, el grupo de espadas flotando alrededor de ella actuaban como escudos, bloqueando los ataques laterales de los Perros Infernales. Lakyus pateó otro de ellos que se acercaba su tobillo.

Ella se estaba encargando de seis Perros Infernales por sí sola, y el resto fue a atacar a los otros aventureros. Los más débiles se enfrentaban a ellos uno a la vez, mientras que los más fuertes se hacían cargo de múltiples Perros Infernales al mismo tiempo. De esta manera, redujeron los números contra los que se enfrentaban. Para cuando Lakyus había matado a los seis de ella, los otros ya habían terminado también.

«¡Atiendan a los heridos!»

«¡No hay problema, Lakyus-san!»

Por supuesto, no habían salido ilesos, pero sus heridas no eran severas. Considerando que habían tenido que conservar su mana, era un comienzo bastante prometedor.

«¡A las personas a los lados, repitan esta orden! ¡Avancen 50 metros y esperen!»

El grito para avanzar hizo eco a ambos lados. Sosteniendo su espada, Lakyus avanzó también.

♦ ♦ ♦

Mes de Fuego Bajo (Mes 9), Día 5, 02:41

Tres hombres corrían por los callejones estrechos y oscuros. No había nadie más con ellos.

Estos tres hombres eran Climb, Brain, y el antiguo ladrón de rango orichalcum que los había acompañado durante su ataque a la base de Zero.

Los aventureros que trabajaban para Raeven estaban patrullando las calles de la capital con el objetivo de cazar a cualquier demonio que atravesase la línea de contención. La única razón por la que Climb había logrado obtener los servicios del ladrón se debía a que, de acuerdo al Marqués Raeven, era el mismo hombre el que se había ofrecido. Eso para devolverle la amabilidad que Climb le había mostrado al bloquear el ataque de Zero contra él y por curarlo. Además, Raeven quería pagar el favor que le debía a Renner.

Gracias a la elección de rutas del ladrón, hasta ahora no habían encontrado ni un solo enemigo. Sin él probablemente no habrían llegado hasta aquí.

Aunque tenían algo de confianza para enfrentar a demonios que dependieran sólo de su fuerza o velocidad, estarían acabados si aparecía un demonio que pudiera usar habilidades especiales. Dado que éste era un equipo bastante común que vivía y moría por su acero, tendrían muchas dificultades defendiéndose de ataques cuya naturaleza no fuera puramente física.

Sólo se conocían desde hace poco, pero debido a eso, el ladrón probablemente entendía que Climb y Brain no eran muy buenos en esto, y era por eso que se había unido a este par de hombres claramente suicidas.

Brain le agradeció en silencio mientras corría, agachando el cuerpo para reducir su silueta. Eventualmente, el estilo de los edificios comenzó a cambiar; la cantidad de edificios no residenciales comenzó a aumentar. Parecía que estaban cerca a su objetivo.

«Tengo que preguntar, ¿por qué nos dirigimos a los almacenes?»

Climb le respondió al ladrón, que se encontraba inspeccionando los alrededores.

«Renner-sama mencionó que en caso estuvieran reuniendo a la gente y tomándola prisionera, necesitarían un espacio muy grande para controlarlos y apresarlos a todos. Con eso en mente sería más fácil separar a las familias y encerrarlas en varios almacenes grandes en lugar de plazas o lugares similares.»

«Ya veo. Si las familias son divididas, pensarán que los están tomando de rehenes y será menos probable que escapen. Si es así, tenemos que apresurarnos… Bueno, incluso si volviéramos por donde vinimos, de todas maneras tendríamos que buscar una ruta segura.»

«Gracias. Estamos contando contigo.»

Había más cosas que hacer luego del rescate. Cuando pensaban en cómo escaparían de aquí, una de las cosas que destacaba como absolutamente importante era encontrar una ruta segura de retirada. La elección de la ruta era crucial, especialmente ya que escoltarían a un gran número de personas.

(¿Pero cuánto más durará esta racha de buena suerte?) Se preguntó Brain.

Esta misión, esencialmente, era ordenarle la muerte a Climb.

Ya que la otra parte había reunido a los civiles, eso significaba que tenía un plan para ellos. A su vez, eso significaba que estarían vigilándolos de cerca. Y de acuerdo a lo que habían oído, el líder enemigo, Yaldabaoth, era un ser que podía acabar de un solo golpe con aventureros de rango adamantita. Cualquier vigía que él hubiera colocado sería realmente formidable.

La atención de Brain se enfocó en Climb a su lado.

Se había puesto su armadura blanca para que todos supieran que era el caballero de Renner. En este momento se encontraba acariciando su guantelete… o mejor dicho, el anillo que llevaba en el dedo anular debajo del guantelete.

El mismo Gazef le había entregado ese anillo.

Era algo que él había obtenido de una anciana que solía ser miembro de Rosa Azul. De acuerdo a las leyendas, era un objeto extremadamente raro nacido de la magia ancestral, un objeto que podía incrementar los poderes de un guerrero hasta más allá de sus límites.

(Debes regresar con vida.) Brain recordó el rostro de Gazef mientras decía eso.

En aquel momento Gazef no había mostrado ninguna emoción en particular. Ya fuera rabia, tristeza o desesperación. Él entendía que para un guerrero al servicio de su señor, eventualmente llegaría el momento en el que recibiría la orden de participar en una batalla que resultaría en su muerte. Sin embargo, ayudar a Climb sin estar físicamente presente, le había prestado el anillo.

Brain había estado siguiendo las señales de mano del ladrón cuando de pronto sintió una presencia. Mirando hacia arriba, su mirada subió por un edificio… y en ése instante, sintió un impacto que pareció detenerle el corazón.

Al borde del techo de un almacén cercano, se encontraba, a juzgar por su estatura y físico, una joven de pelo largo y rubio. Llevaba un vestido confeccionado de tela blanca que parecía haber sido minuciosamente bordado, y bajo el dobladillo se podía ver que usaba un par de tacones altos que le recordaban a cristales. Combinado con su collar, anillos y otros accesorios, hacía pensar que se trataba de la hija de algún noble, o algún tipo de acaudalada heredera.

La luz de la cortina de fuego detrás de ella iluminaba su cuerpo de manera fascinante y seductora, contrastando fuertemente con la máscara de color blanco hueso que llevaba, y envolviéndola en un aura de misterio. Al contrario de su llamativa apariencia, su presencia era demasiado tenue, como si hubiera venido de un plano de existencia espectral.

Sus ropas y el color de su cabello eran completamente diferentes a comparación de aquella vez. En ese entonces, se podría haber dicho que ella había nacido de la noche, pero en esta ocasión, parecía haber descendido de la luna. Pero incluso así, no cabía ninguna duda de que era la misma persona. La imagen de antes que Brain había grabado a fuego en su alma, se sobrepuso sobre la persona a la que miraba ahora.

Él estaba seguro de eso. Bajo la máscara de la jovencita sobre él se encontraba la cara de aquel monstruo, Shalltear Bloodfallen.

Parecía que no se había percatado aún, pero si realmente se trataba del mismo monstruo frente a él, entonces sin importa cuán lejos de ella se encontraran, serían asesinados en un instante si eran descubiertos. ¿Había alguna forma en la pudieran huir sin ser detectados?

No había ninguna.

Cuando Brain se dio cuenta de esto, sintió como si estuviera pisando sobre una capa de hielo resquebrajado. De pronto era muy consciente del sudor desagradable y aceitoso que exudaban sus poros.

Brain le hizo una señal a Climb y al ladrón, indicándoles que tenía algo que decir. Sintiendo que Brain había avistado algo, los otros dos se detuvieron y contuvieron el aliento.

(¿Y qué hago ahora? ¿Qué puedo hacer para salir de esto? Si luchamos contra ella, es seguro que moriremos. Incluso si intentáramos huir, nos perseguiría y nos mataría de todas maneras. Aquella vez usé un túnel de escape, pero no hay ninguno aquí. ¿Pero por qué está aquí? ¿Acaso me está buscando?)

Brain sonrió con amargura ante ese último pensamiento.

Si ése era el caso, entonces sólo había una solución a este problema.

«Climb-kun, ganaré algo de tiempo. Úsalo para escapar.» Después de eso, Brain miró al ladrón, y agachó la cabeza. «Dejo a Climb en tus manos.»

Sin esperar respuesta, Brain saltó hacia el edificio en el que se encontraba Shalltear, izándose en un solo movimiento. Aunque no tenía las habilidades de un ladrón, el edificio era sólo de dos pisos de altura, y la fuerza de los brazos de un guerrero era suficiente para escalarlo. En el techo, Shalltear permaneció en el lugar en el que la había visto inicialmente.

El corazón de Brain latía poderosamente. Estaba asustado, aterrado más allá de la capacidad para el pensamiento racional. Los recuerdos de la manera desesperada en la que había huido de ella reaparecieron en su mente. A pesar de eso, seguía siendo capaz de reunir el coraje para enfrentarla de frente.

«… ¿Sucede algo?»

La fría voz de la mujer se dirigió a él, ligeramente ahogada por la máscara que usaba.

(¿Es que no me reconoce? ¿Qué es esto? ¿Algún tipo de juego?)

La mejor decisión en este momento debería ser pretender que no la conocía y observar sus respuestas. Con eso en mente, Brain levantó la voz y respondió.

«Estoy aquí porque vi a una mujer extraña en el techo. ¿Qué estás haciendo en la capital?»

«¿Y por qué, si se puede saber, debería responderte? Tal vez tú podrías decirme qué es lo que un humano está haciendo en este lugar. ¿Eres el único que se ha infiltrado tan lejos?»

El latir de su corazón se aceleró e incrementó su intensidad. Aunque él no sabía en dónde estaba Climb, sabía que no podía dejar que sus ojos se apartaran de los de ella. Para confundirla, levantó la voz y continuó hablando.

«¿Estás buscando a alguien más? ¿No a mí?»

«¿Y por qué debería buscarte a ti particularmente?»

«Ésta es la segunda vez que nuestros caminos se cruzan. Desde esa vez he sido incapaz de olvidar tu hermoso rostro.»

Shalltear extendió una mano, y acarició suavemente su máscara.

«… ¿Tal vez te estás confundiendo de persona?»

Brain no sabía que decir. Por un momento se preguntó si era la misma persona, pero de inmediato abandonó esa idea. Era ella. No podía ser otra.

A pesar de la máscara, estaba absolutamente seguro de su identidad. Sólo una persona en el mundo sonaba así, y para Brain, esa persona era Shalltear.

(… ¿Así que está diciendo que es una molestia recordar a una insignificante hormiga?)

Si no lo estaba provocando, si Shalltear realmente no lo recordaba, entonces eso debía significar que ella no tenía el más mínimo interés en él. Para un ser sobrecogedoramente poderoso como Shalltear, no se trataba de arrogancia o de sobreestimar sus propias habilidades.

«No… Me disculpo. Tal vez… es posible. Sí, ésta es la primera vez que nos conocemos.»

«¿Entonces, es así realmente? Bueno, incluso si ahora entiendes eso, no hace ninguna diferencia. Tal vez lo más seguro sería simplemente matarte. ¿Deseas vivir? ¿O morir? Si te arrodillas ante mí y lames mis zapatos, podría satisfacerme lo suficiente como para cambiar de parecer.»

«Perdona, pero creo que paso de eso.»

Brain asumió un postura de desenvainado de espada al mismo tiempo que ralentizaba su respiración. La técnica que estaba usando era, por supuesto, Campo. Sin embargo sobra decir que, Brain sabía que era inútil contra Shalltear.

«Ahh…»

La estupefacta Shalltear agitó suavemente la cabeza.

«No entiendes la diferencia de fuerza entre nosotros, ¿no? Qué molesto…»

(En realidad, sí lo entiendo,) pensó Brain mientras la miraba.

Shalltear lo asustaba tanto que quería vomitar. Por lo menos eso sí lo entendía. Pero sabiendo esto, ¿por qué no huía?

Las comisuras de sus labios se movieron hacia arriba mientras reflexionaba sobre esa pregunta.

Si su corazón fuese un lago, entonces estaría perfectamente detenido y en calma. Incluso ante un ser que le hacía querer escapar a toda costa, él seguía logrando mantener su compostura. Esta calma era bastante desconcertante.

Shalltear avanzó despreocupadamente hacia adelante. Era como una repetición de la última vez, y seguramente el resultado sería la completa derrota de Brain. La suma total del trabajo de su vida, de su esfuerzo, dedicación y sueños, serían hechos pedazos con la despectiva facilidad con la que un niño rompe un juguete.

(Es verdad. Así es como será.)

Brain estaba aterrado.

Hasta ahora había experimentado incontables batallas, apostando su vida al filo de su espada. Sería muy vergonzoso admitir de pronto que tenía miedo a la muerte. Esta batalla se sentía como si se estuviera arrojando de un precipicio. Aun cuando podía reunía el coraje y la determinación para morir en batalla, no podía prepararse a sí mismo para cometer suicidio.

Sin embargo, lo extraño era que, el miedo humillante que había llevado consigo, desde el escondite de los bandidos, todo el camino hasta llegar a la Capital Real, estaba misteriosamente ausente.

De pronto, la espalda de cierto joven apareció en su mente.

Un joven mucho, mucho más débil que él, luchando desesperadamente por mantenerse firme mientras temblaba en medio de un torrente rugiente de sed de sangre

Y entonces, Brain rió.

El viejo había dicho que algunas veces los humanos podían demostrar un poder inesperado, pero Brain sabía que era imposible para él.

Él no era como ese joven, que daría todo lo que tuviera por la princesa a la que servía, y tampoco era como Gazef, que podía ofrecer su cuerpo y su vida por su rey y su país. Esos dos podían lograrlo, pero no él. Brain era un hombre egoísta que en lo único en lo que podía pensar era en cumplir sus propios deseos.

(Incluso si es así… ¿eh?, tal vez es de esta forma en la que saldo mis deudas con él, ganando tiempo para que pueda escapar.)

Dando un paso a la vez, Shalltear levantó su dedo meñique, acercándose a un ritmo anormalmente lento.

¿Se debía a que su percepción agudizada del tiempo hacía que pareciera como si éste se hubiera ralentizado para todos excepto para él? ¿O era simplemente que Shalltear se estaba moviendo así de lento para prolongar su miedo? Se sentía como si tratara de ambas cosas, y Brain sonrió con pesar.

(Sí, así es como es ella.)

A pesar de que sólo se habían conocido por unos cuantos minutos, Brain sentía que la comprendía mejor que a cualquier otra mujer a la que hubiera conocido jamás.

(Dos pasos más, eh… dos pasos antes de que entre en el rango de mi espada…)

Quería escapar, pero más que eso, no quería soltar el arma en sus manos. Había vivido toda su vida sosteniendo una espada. Tal vez era apropiado que terminara de la misma manera.

Brain encontró su respuesta. Con eso en mente, siguió la silueta de Shalltear con los ojos.

«He vivido toda mi vida… ¿para blandir esta espada?»

En ese momento, Brain despejó su mente. El enemigo era una existencia distante. No tenía energías para desperdiciarlas en pensamientos inútiles.

Brain usó Destello Divino. Era un arte marcial que ningún oponente humano podía detectar, ni qué decir defenderse de él.

Aun así, no podía tocar al monstruo ante él, ni siquiera combinando su Campo y Destello Divino.

A ese nivel, su oponente seguía siendo capaz de detener su ataque entre los dedos. Por lo tanto, Brain añadió una técnica más a la mezcla.

El rostro de Gazef Stronoff le vino a la mente.

Él había pensado que la próxima vez que se toparan, tendrían un duelo de una vez por todas. Sin embargo, luego de encontrarlo en la capital, había cambiado su manera de pensar.

Ahora, lo único que Brain sentía por su más grande enemigo no era más que camaradería; alguna vez un obstáculo que tenía que sobrepasar, ahora su mejor rival.

Ya había aceptado que moriría aquí y ahora.

(Tal vez sea demasiado tarde… pero gracias, mi más grande enemigo (querido amigo)…)

Con eso, su corazón se aligeró. Sin confusión, se permitió a sí mismo dejarse llevar. Incluso la vergüenza del pasado se había desvanecido.

«¡Aaaaaaaaaaa!»

Brain gritó como si fuese algún tipo de ave extraña. Le vino de lo profundo de su alma, llevando todo el poder de su ser.

Ejecutó un Destello Divino a una velocidad increíblemente rápida, apuntándolo en base a la información recibida del uso de su Campo. Pero no se terminó allí… luego del Destello Divino, continuó con otro movimiento.

Ese movimiento fue…

Cuatro ataques simultáneos con la espada.

Era la técnica de Gazef Stronoff, la misma con la que había derrotado a Brain Unglaus en el torneo de artes marciales en el que habían luchado por primera vez. Era un movimiento que Brain había admirado, incluso mientras se decía a sí mismo que sólo lo estaba aprendiendo e imitando para poder entender por completo a su oponente. Era una técnica que él había sellado con su odio y resentimiento.

Pero ahora, en este momento, liberado de toda limitación y dudas sobre sí mismo, Brain la usó sin vacilaciones.

«¡Corte Cuádruple de Luz!»

En realidad, el Corte Cuádruple de Luz tenía una debilidad enorme.

Ejecutar cuatro ataques simultáneos suponía una carga enorme para el cuerpo, y eso provocaría que el ataque se dispersara en diferentes direcciones. Ya que la precisión de esta técnica era baja, incluso su creador, Gazef, sólo la utilizaba cuando estaba rodeado de múltiples oponentes.

Aunque el Corte Cuádruple de Luz no generaba tantos ataques como el Corte Séxtuple de Luz, facilitaba la redirección de los ataques hacia el mismo oponente. Aun así, lograr que todos conectaran seguía siendo muy poco probable.

Este ataque desenfrenado no debería ser capaz de golpear a Shalltear Bloodfallen. Brain estaba muy seguro de eso.

Pero Brain poseía un arte marcial que Gazef no tenía. Era una técnica de apoyo que proveía un aumento de precisión dentro de su radio de acción: «Campo».

Los cuatro golpes descontrolados fueron corregidos a medio camino por la precisión sobrehumana del «Campo», siguiendo el camino que Brain había visualizado para ellos.

Los cuatro golpes superveloces acertaron con total precisión.

♦ ♦ ♦

Incluso un héroe, alguien que había sobrepasado a todos los otros humanos, habría tenido problemas al bloquear ese ataque. Los mortales, constituidos de carne y hueso débiles, ni siquiera serían capaces de reunir la energía suficiente para defenderse en su contra. Era un ataque inhumano.

Pero Shalltear Bloodfallen se encontraba por encima de la humanidad, de pie en una liga propia que nadie jamás podría aspirar a superar. Para alguien como ella, esos cuatro ataques simultáneos eran poco más que un caracol dando una caminata bajo el sol.

«Hmph.»

Shalltear resopló ante él y su mano izquierda se movió más rápido de lo que el ojo podía ver. El sonido del chocar del metal resonó a través del aire nocturno. Lo que había sucedido era que el bloqueo simultáneo de los cuatro ataques los había combinado en un solo sonido.

Todos los cuatro golpes fueron repelidos, dejándola ilesa.

Shalltear encogió los hombros, riendo bajo su máscara. Su risa no estaba dirigida hacia el insensato guerrero ante sus ojos, sino hacia ella misma por haberle seguido el juego hasta ahora.

Pero entonces, en el instante siguiente, los ojos de Shalltear se abrieron como platos.

♦ ♦ ♦

En este momento, si alguien hubiera convertido la habilidad de ambos en datos y los hubiera comparado, indudablemente esa persona estaría aplaudiendo a Brain. En efecto, era un milagro, como el sol saliendo desde el oeste, una escena que inspiraría admiración y respeto en las personas.

♦ ♦ ♦

«… ¿Eh?»

Ante sus ojos, la uña de su dedo meñique había sido ligeramente acortada. Era una imperfección minúscula de menos de un centímetro.

Shalltear examinó la situación actual. El lugar en el que había sido cortada era el mismo que había usado para repeler todos los ataques.

Ahora que lo pensaba, esos cuatro ataques habían sido realizados en pares de dos, uno por encima y otro por debajo. Se habían cruzado en el lugar en el que Shalltear los había interceptado.

«… ¿Era esto lo que querías conseguir?»

«Kuh- ¡Ajajajaja!»

De pronto, el hombre frente a ella comenzó a reír. ¿Estaba loco? se preguntó Shalltear. Pero no se sentía que fuese así. Lo más probable era que, reía de todo corazón porque había logrado cortar la punta de su uña, pero ella no lo entendía. ¿Y qué si había logrado hacerlo?

Las uñas y dientes de Shalltear eran armas naturales, así que usar habilidades especializadas en destrucción de armas para romperlas era técnicamente posible. Sin embargo, simplemente crecerían de nuevo con la aplicación de magia curativa, y eran más fáciles de destruir que armas de un nivel similar. Eso era todo lo que eran. Eran inferiores a objetos mágicos de clase Divina como la Lanza Spuit.

Por lo tanto, Shalltear no podía entender el porqué de la risa de este hombre.

Cortar un fragmento de su uña no cambiaría nada. Shalltear miró los otros cuatro dedos de su mano izquierda. Aun si la uña de su dedo meñique había sido cortada ligeramente, seguía siendo suficiente para hacer pedazos el cuerpo de un humano.

«… Así que, haber podido cortarla significa que aprobaste, ¿eh?»

Los ojos del hombre se abrieron, y su alegría se hizo más intensa.

«Estoy muy agradecido contigo por ese elogio. Mi espada… mi vida, no ha sido un desperdicio, después de todo. ¡Al final, pude lograr progresar un poco hacia la cima!»

Sin embargo, no se había tratado de un elogio. Shalltear simplemente se estaba burlando de él.

Aun así, ella podía sentir que los sentimientos del hombre eran sinceros. En otras palabras, realmente se regocijaba de haber sido capaz de cortarle una uña.

¿Es que se le habían aflojado los tornillos? Ahora que lo pensaba, él había balbuceado muchas bobadas cuando se habían conocido al principio. Con todo, hacía que se sintiera incómoda, así que lo mejor sería matarlo rápido.

Con eso en mente, Shalltear dio un paso al frente y…

…Y sintió el llamamiento de batalla de Demiurgo.

Shalltear sabía lo que significaba. Sin querer, miró a la distancia, pero no pudo sentir cierta presencia.

«¿Se debe al efecto del anillo del Amo?»

Uno de los anillos que Ainz usaba podía ocultarlo por completo de todo tipo de magia de tipo adivinación. Normalmente era distribuido a todos los Guardianes, pero también podía borrar la presencia del gobernante de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.

Con una sensación de pesar por no haber podido sentir a su amo, Shalltear volvió la cabeza, y descubrió que el humano con un tornillo suelto se había esfumado.

(¡Ah! ¡Me olvidé por completo de ese tipo extraño!)

Luego de una rápida inspección alrededor, Shalltear descubrió que el hombre le había dado la espalda y estaba ocupado saltando hacia un callejón. Debía de haber hecho su jugada mientras ella estaba distraída.

(No hay forma de que un simple mortal pueda escapar ileso de mí.)

Si ella usaba magia para ralentizar el flujo del tiempo, podría darle alcance antes de que tocara el suelo siquiera. Sin vacilaciones, Shalltear usó su hechizo.

«¡Acelerador de Tiempo!»

El aire se sentía espeso y viscoso al mismo tiempo que Shalltear lo atravesaba a velocidades increíbles, dirigiéndose al lugar en el que el hombre aterrizaría. Mientras bajaba, observó la postura del hombre mientras descendía con lentitud glacial. Aunque no podía dañarlo directamente mientras el hechizo estuviera en efecto, seguía siendo capaz de tenderle una emboscada y hacer otros preparativos.

(Da lo mismo, abriré los brazos y lo recibiré mientras cae. Seguramente un hombre como él se regocijará de recibir el abrazo de una belleza curvilínea como yo.)

Las comisuras de la boca de Shalltear se levantaron mientras pensaba en la expresión que podría ver en el rostro del hombre. Mientras aterrizaba en el suelo, justo antes de que terminara el hechizo, sintió otra presencia en las cercanías.

(… ¿Qué es esto?)

Era un joven en una armadura blanca de cuerpo entero junto a un hombre que daba la impresión de ser un ladrón.

♦ ♦ ♦

Brain aterrizó en el callejón y miró hacia arriba, pero Shalltear ya no estaba allí.

(¿No me persiguió? No, eso no puede ser, ¿qué tal si quiere que la guíe hacia los otros, como la última vez?)

Al principio no había planeado huir. Había pensado que sería más fácil ganar tiempo para Climb y el resto si escapaba a tierras más bajas.

Todas las acciones de Brain habían sido para permitirle escapar a Climb. A eso se debía que hubiera montado toda esta farsa de escapar.

Pero mientras corría, descubrió algo que no debería haber estado allí. Ese algo era Climb y el ladrón, haciéndole gestos con la mano.

(Cómo puede ser que-)

La mente de Brain se llenó de emociones: ira intensa y frustración.

Con el rostro distorsionado por la rabia, corrió hacia ambos, los tomó del cuello y siguió corriendo. Esto era obviamente más lento que si corría él solo, pero Brain no estaba lo suficientemente calmado como para tener eso en cuenta.

Después de haber corrido una cierta distancia, y luego de revisar repetidamente detrás de él para asegurarse de que Shalltear no los hubiera alcanzado, estrelló a Climb contra una pared cercana. Ya que Brain no había pensado en controlar su fuerza, Climb prácticamente rebotó contra la pared.

«¡¿Por qué? ¿Por qué no escaparon?!»

Aunque sus emociones estaban a punto de estallar, Brain seguía teniendo la suficiente claridad mental para no gritar en alto.

«Eso… eso fue porque…»

Brain tomó nuevamente a Climb.

«¡¿Qué es lo que dices?! ¡¿Estabas preocupado por mí?! ¡Claramente les dije a los dos que escaparan! »

«Espera, espera, espera, no sé qué sucedió, pero en aquel momento, lo único que dijiste fueron unas pocas palabras antes de salir corriendo. ¡La culpa no es sólo de Climb!»

Luego de oír al ladrón, Brain comenzó a calmarse. Era verdad que no les había dado ninguna explicación. Se obligó a respirar hondo.

«…Perdóname, Climb-kun. Parece que he enloquecido un poco.»

«Ah, no tú también debes perdonarme, por no hacer caso a tus palabras.»

«No, fue mi culpa, y lo siento de veras. Las cosas simplemente… ocurrieron.»

«Oye, Unglaus-san, ¿qué fue lo que sucedió? Puede que no nos conozcamos de hace mucho, pero justo ahora, parecías una persona completamente diferente, como un novato que acaba de tomar la espada.»

«Es muy peligroso que nos detengamos aquí. Se los diré una vez que nos movamos. Sólo digamos que encontré a un monstruo capaz de hacerle frente a Sebas-san.»

Los tres avanzaron con cautela. Podría haber sido pura casualidad que no hubieran encontrado a los subordinados de Yaldabaoth mientras intentaban huir, pero las cosas sólo podrían terminar mal si continuaban contando con que esa suerte continuaría.

«Entonces… estás ileso, así que debe haber sido una victoria aplastante, ¿cierto? O… no, ¿lo solucionaste hablando?»

«No. Fue con la espada… le corté una uña.»

Brain se llenó de alegría mientras lo decía. No había ninguna duda, él, Brain Unglaus, había cortado la uña del monstruo Shalltear Bloodfallen.

«Le corté la uña,» repitió Brain. Estaba haciendo lo mejor que podía por controlar la desbordante alegría que manaba desde lo profundo de su corazón, pero aun así, prácticamente estaba temblando de la emoción.

«Ya… Ya veo. Cortarle la uña… supongo que hacerlo con una espada es bastante impresionante…»

El ladrón agitó la cabeza y tembló ligeramente.

«… Esa uña le pertenecía a alguien capaz enfrentar a Sebas-sama. ¿No crees que ella debía haber sido muy fuerte?»

«¿Es así? E, era de esperar de Brain Unglaus… »

Brain se esforzó por contener las emociones juveniles que sentía al ser bañado en elogios y agitó la cabeza para apartar de ella estas tontas ideas.

«Climb-ku-, no, Climb. Después de ver a Sebas-sama tú deberías saberlo, ¿cierto? Hay gente más fuerte que yo en todas partes. Incluso alguien como el Guerrero Oscuro Momon probablemente ya haya alcanzado el nivel de Sebas-sama también. Así que ten esto en mente, cuando te diga que corras, corre. Incluso si tratas de ayudar, sólo terminarás interponiéndote en el camino. Por favor prométemelo, la próxima vez, no cuestiones lo que digo y sólo hazlo.»

«Lo… lo entiendo.»

«Entonces está bien. Sirves a la Princesa, ¿correcto? Fue debido a eso que pudiste soportar la sed de sangre de Sebas-sama, ¿no? Entonces asegúrate de mantener en orden tus prioridades.»

Brain le dio una palmadita en el hombro a Climb, y miró de vuelta en la dirección por la que habían huido.

(¿Por qué? ¿Por qué no me persiguió? ¿Hay alguna razón? Jamás imaginé encontrármela aquí. Podría ser que, ¿tiene relación con el distrito de almacenes?)

Brain recordó las palabras de Renner.

(¿Es posible que esté buscando el mismo objeto que él? Si es así, ¿eso no la convertiría en uno de los agentes de Yaldabaoth?)

Ya que un monstruo como Shalltear había aparecido, lo único razonable a hacer sería abandonar la misión y escapar de inmediato, pero, ¿Climb podría hacer eso? Ya que había oído el sermón de Brain, probablemente le haría caso y escaparía.

¿Y eso sería realmente algo bueno?

Obviamente estaba bien que estuviera preocupado por la seguridad de Climb, pero algunas veces las personas escogían arriesgar la vida en nombre de algo más, y haber recibido las órdenes de Renner en esta misión suicida era una de esas ocasiones.

Brain no sabía qué tipo de vida era la que Climb había vivido antes de ganarse su nombre, o cómo era que había servido a la Princesa Dorada después de eso. Aun así, Brain creía que no sería prudente interferir innecesariamente con la determinación de Climb de llevar a cabo las órdenes de Renner.

Brain llevó a un lado al ladrón, y le habló luego de asegurarse de que Climb no podía oírlos.

«Dime, ¿crees que fue una buena idea haber traído aquí a Climb? ¿No sería mejor asegurarnos de que regrese a salvo en lugar de completar la misión?»

«… Eres un viejo sentimental, ¿no?»

«Déjate de tonterías. Además, teniendo en cuenta que eres tú quien se ofreció de voluntario para esta misión suicida, creo que el viejo sentimental eres tú.»

El ladrón se rió nerviosamente, y luego miró al joven confundido que los observaba a ambos.

«Cómo decir esto… Ver luchar tan arduamente a un chico como él me hizo recordar los días de mi juventud, aun si sólo fue por un momento. Creo que también entiendo qué es lo que sientes sobre esto. Incluso así…» Los ojos del ladrón se iluminaron con una convicción penetrante y brillante. «… Es el camino que él escogió. No tenemos derecho de apartarlo a la fuerza.»

Brain suspiró.

«También me agrada el chico. Estoy bastante seguro de qué es lo que siente por la princesa, a juzgar por la mirada en sus ojos y por la forma en la que reacciona cuando está en peligro. Es un gran chico, ¿no? Tiene un deseo insensato y absurdo en el corazón. Debido a eso… es como un ladrón que ha puesto los ojos sobre el tesoro más valioso del Reino. »

«Es verdad. Podría morir de todas maneras, pero al menos será su elección.»

Con eso, Brain tomó una decisión.

«Entonces, lo mejor será darnos prisa. No sabemos cuándo podría alcanzarnos Shalltear.»